liahona-agosto-2014
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Mi esposo aún se somete a exámenes<br />
para buscar células cancerosas<br />
o para encontrar posibles tumores.<br />
Todavía tenemos cuentas médicas que<br />
pagar y los efectos secundarios que<br />
resultan de los tratamientos; y aún<br />
oro a diario para que mi esposo ya<br />
no tenga cáncer. Ruego que ambos<br />
vivamos hasta la vejez, pero también<br />
le digo al Padre Celestial: “Hágase<br />
Tu voluntad”.<br />
No sé cuándo llegará la “edad<br />
avanzada” de la que se habla en mi<br />
bendición. Espero que esas palabras<br />
signifiquen que mi esposo y yo podremos<br />
servir en una misión cuando<br />
nuestros hijos sean mayores; espero<br />
que signifiquen que mi esposo tomará<br />
las riendas de nuestro caballo cuando<br />
lleve a los nietos de paseo y que mecerá<br />
a nuestros nietos en sus rodillas.<br />
No obstante, sé que sea cuando sea<br />
que Dios se lo lleve de esta tierra, será<br />
según Su tiempo.<br />
Ya no me preocupo por cuándo<br />
será esa “edad avanzada”; no importa.<br />
Confío en que el Señor honrará esa<br />
promesa que se me hizo en mi bendición<br />
patriarcal. Él nos ha cuidado a<br />
lo largo de estos años y Él nos cuidará<br />
en el futuro. ◼<br />
La autora vive en Utah, EE. UU.<br />
Si todavía no ha recibido su bendición<br />
patriarcal, piense en la posibilidad de<br />
hablar con su obispo o presidente de<br />
rama a ese respecto. Si ya tiene su<br />
bendición patriarcal, ¿la lee y medita<br />
en ella con frecuencia? ¿Tiene fe en<br />
las promesas del Señor?<br />
Agosto de <strong>2014</strong> 13