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liahona-agosto-2014

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LAS VERDADES<br />

QUE MÁS VALE<br />

LA PENA<br />

CONOCER<br />

Si han tropezado o se han extraviado por algún tiempo, pueden<br />

avanzar con fe y dejar de ir de aquí para allá en el mundo.<br />

Por el presidente<br />

Boyd K. Packer<br />

Presidente del<br />

Quórum de los<br />

Doce Apóstoles<br />

Algunos jóvenes tienen dudas y están<br />

buscando guía; otros se preguntan<br />

cómo se alejaron del sendero del<br />

Evangelio y cómo pueden regresar. Aunque<br />

hablo a todos, me dirijo más intensamente<br />

a quienes están en la búsqueda.<br />

Su cuenta espiritual<br />

Todos tenemos una deuda espiritual que se<br />

sigue incrementando de una u otra forma. Si<br />

la saldan sobre la marcha, tienen poco de qué<br />

preocuparse; pronto comienzan a adquirir<br />

disciplina y saben que vendrá el día del ajuste<br />

de cuentas. Aprendan a pagar su cuenta espiritual<br />

a intervalos regulares, en vez de dejar<br />

que crezcan los intereses y las multas.<br />

Debido a que esta vida es una prueba, se<br />

supone que cometerán errores. Imagino que<br />

habrán hecho cosas en la vida de las que se<br />

lamentan, de las que no pueden excusarse y<br />

menos aún, enmendar; por tanto, llevan una<br />

carga. Quizás se sientan inferiores en cuerpo<br />

y mente, y estén turbados o apesadumbrados<br />

por el peso de una cuenta espiritual que está<br />

“vencida”. Cuando se enfrentan a ustedes<br />

mismos en los momentos de tranquila meditación<br />

(que muchos de nosotros tratamos<br />

de evitar), ¿hay cuentas sin saldar que les<br />

preocupan?, ¿tienen algún remordimiento?,<br />

¿continúan, de una forma u otra, siendo culpables<br />

de algo pequeño o grande?<br />

Con demasiada frecuencia, recibimos<br />

cartas de personas que han cometido errores<br />

trágicos o llevan sobre sí cargas. Ellas se preguntan:<br />

“¿Podré ser perdonado? ¿Podré cambiar<br />

alguna vez?”. La respuesta es: ¡Sí! (véase<br />

1 Corintios 10:13).<br />

El arrepentimiento trae alivio<br />

El Evangelio nos enseña que por medio<br />

del arrepentimiento nos podemos librar del<br />

tormento y del sentimiento de culpa. Salvo<br />

aquellos pocos —muy pocos— que después<br />

de haber conocido la plenitud optan por la<br />

perdición, no existe hábito ni adicción, no<br />

hay rebelión, transgresión ni ofensa, grande<br />

o pequeña, que esté excluida de la promesa<br />

del perdón total. Sea lo que sea que haya<br />

pasado en su vida, el Señor ha preparado<br />

una forma para que regresen, si escuchan<br />

las impresiones del Santo Espíritu.<br />

Algunos sienten un apremio incontenible,<br />

una tentación recurrente, que quizás<br />

se convierta en hábito y luego en adicción.<br />

Tenemos la tendencia a cometer ciertas transgresiones<br />

y pecados, y también a justificarnos<br />

ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR PETESHERRARD/ISTOCK/THINKSTOCK Y BRENDA A. CARSON/ISTOCK/THINKSTOCK.<br />

48 Liahona

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