liahona-agosto-2014
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perseverar fielmente— la vida de cada<br />
uno es única.<br />
El élder Richard G. Scott, del Quórum<br />
de los Doce Apóstoles, dijo: “El<br />
Señor ha puesto en tu vida corrientes<br />
de influencia divina que te conducirán<br />
de acuerdo con el plan particular que<br />
Él quiere que cumplas en la tierra. Por<br />
medio del Espíritu, trata de reconocer<br />
y seguir cuidadosamente esa dirección;<br />
encamínate por ella; decídete,<br />
voluntariamente, a ejercer tu albedrío<br />
para seguirla” 1 .<br />
Consideren qué sería más difícil<br />
de soportar para el pueblo de Israel:<br />
¿acampar durante un año en un lugar<br />
desagradable o abandonar un lugar<br />
hermoso después de dos días? Creo<br />
que ambas situaciones pusieron a<br />
prueba su fe.<br />
Lo mismo se aplica a nosotros.<br />
Quizás no estemos satisfechos con<br />
nuestras circunstancias, y por esa<br />
razón pasemos el tiempo pensando<br />
en cuándo cambiarán; o es posible<br />
que suceda un cambio inesperado<br />
en nuestra placentera rutina diaria. La<br />
forma en que decidamos responder<br />
a esas experiencias determinará, en<br />
gran parte, nuestra felicidad. Si pasamos<br />
la vida haciéndonos esas preguntas<br />
mientras andamos errantes, tal vez<br />
perdamos oportunidades maravillosas<br />
de progresar espiritualmente.<br />
Hagamos algo hoy mismo<br />
En la primavera de 1831, los santos<br />
empezaron a congregarse en<br />
Kirtland, Ohio. Uno de los miembros,<br />
Leman Copley, consintió en que un<br />
grupo de Colesville, Nueva York, se<br />
quedara en su granja de Thompson,<br />
a corta distancia de Kirtland. En<br />
mayo de 1831, el Señor reveló lo<br />
siguiente al profeta José Smith:<br />
“Y les consagro esta tierra por<br />
una corta temporada, hasta que yo,<br />
el Señor, disponga para ellos de otra<br />
manera, y les mande salir de aquí;<br />
“y no les es señalada la hora ni el<br />
día; por tanto, establézcanse en esta<br />
tierra como si fueran a vivir en ella<br />
muchos años, y redundará en provecho<br />
de ellos” (D. y C. 51:16–17; cursiva<br />
agregada).<br />
Al igual que los hijos de Israel,<br />
que seguían la nube en el desierto,<br />
Quizás no estemos<br />
satisfechos con nuestras<br />
circunstancias, y por esa<br />
razón pasemos el tiempo<br />
pensando en cuándo<br />
cambiarán. Si lo hacemos,<br />
perdemos oportunidades<br />
maravillosas de progresar<br />
espiritualmente.<br />
aquellos santos sabían que no eran<br />
residentes permanentes de la granja<br />
de Copley y que, en algún momento,<br />
se irían a otro lado; sin embargo, fuera<br />
cual fuera el tiempo que se quedarían,<br />
debían establecerse y actuar como si<br />
fueran a quedarse años allí.<br />
Entonces, ¿por qué les habrá dado<br />
el Señor ese consejo? Tal vez algunas<br />
personas se desanimaran al tener que<br />
vivir en una carreta o en una tienda,<br />
en medio de un terreno fangoso,<br />
mientras veían a otros que vivían<br />
en mejores condiciones. El consejo<br />
del Señor probablemente les haya<br />
cambiado la perspectiva del desaliento<br />
a la esperanza.<br />
Del mismo modo, es posible que<br />
nosotros nos desalentemos al ver a<br />
otras personas que tienen aquello con<br />
lo que soñamos: una hermosa familia,<br />
un hogar, trabajo y un camino claro en<br />
la vida. Por ejemplo, si sabemos que no<br />
permaneceremos mucho tiempo en un<br />
barrio o una rama, tal vez pensemos:<br />
“¿Para qué aceptar un llamamiento? ¿De<br />
qué vale llegar a conocer a los demás?”.<br />
Si bien asistimos a la Iglesia, no nos<br />
beneficiamos todo lo que podríamos<br />
de la experiencia. Si nos pasamos la<br />
vida concentrándonos en lo que no<br />
tenemos, no estaremos verdaderamente<br />
agradecidos por lo que sí tenemos.<br />
Como cantamos en uno de nuestros<br />
himnos, hay “por doquier oportunidad<br />
de servir y amor brindar. No la<br />
dejes pasar; ya debes actuar. Haz algo<br />
sin demorar” 2 .<br />
Cuando nos establecemos “en esta<br />
tierra como si [fuéramos] a vivir en<br />
ella muchos años”, empezamos a reconocer<br />
oportunidades que tal vez no<br />
hayamos visto antes; quizás también<br />
nos demos cuenta de que algunas de<br />
ellas jamás volverán a presentarse. Entonces<br />
pensamos: “Mientras tenga que<br />
estar acá, participaré, haré todo lo que<br />
pueda y optaré por ser feliz. Seguiré<br />
teniendo esperanza en el futuro pero,<br />
mientras tanto, haré algún bien aquí”.<br />
Ésa es la diferencia entre mantenerse<br />
a flote y ponerse a nadar.<br />
Resultó que los santos de<br />
Thompson no se quedaron mucho<br />
tiempo porque Leman Copley rompió<br />
su promesa de permitirles quedarse<br />
en su propiedad. Al final, el Señor los<br />
envió a Misuri, pero ellos vivieron<br />
44 Liahona