Descargar PDF - agustinos de la provincia del santisimo nombre de ...

Mensaje del Prior Provincial
ABRIL
JUNIO
3
A todos los religiosos de la Provincia
QUERIDOS HERMANOS:
Recibid mi saludo y agradecimiento por vuestra
fidelidad y dedicación a la misión que tenéis
encomendada o a la jubilación merecida, iniciando una
vez más en algunos lugares el tiempo de vacaciones,
que nos debe servir para recuperar fuerzas y ánimos
con el fin de llevar a feliz éxito con la ayuda de Dios
nuestra labor misionera.
Es tiempo propicio también para recordar la razón que
motiva nuestro quehacer diario, a través de momentos
dedicados a la formación permanente en retiros y
cursos especiales, centrados en la misión
evangelizadora que venimos realizando. Esa misión se
concreta en trabajos de frontera, bien sea en la labor
de testimonio y anuncio evangélico en línea de
solidaridad, desde la selva hasta el centro de la ciudad;
en la escuela dedicada a evangelizar educando, tanto
en barrios marginales como en el núcleo de las grandes
ciudades cosmopolitas; en los lugares de investigación
científica y teológica; en el diálogo de la fe con la
cultura; en la formación de nuestros seminaristas,
adiestrándoles desde la experiencia vivida de la fe en la
oración, en la vida comunitaria y en la técnica
propiamente pastoral desde una base teológica sólida;
en el trabajo parroquial abarcando todas las
dimensiones de la persona, etc etc.
Este trabajo misionero se realiza desde la conciencia de
ser mensajeros del Evangelio de Jesús, siguiendo lo que
San Pedro aconseja: “Estad siempre dispuestos para dar
razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere;
pero con mansedumbre y respeto y en buena
conciencia” (I Pe 3, 15-16). Precisamente este texto ha
sido el santo y seña que está motivando toda labor en
el proceso de nueva evangelización en la actualidad, al
mismo tiempo que presenta el por qué de la reflexión
teológica sobre la fe, ofreciendo caminos y respuestas
que respondan a los interrogantes más profundos de la
existencia humana.
La Iglesia lleva en su realidad más profunda el ser
misionera: Misterio de comunión del Padre, del Hijo y
del Espíritu. Desde su misma raíz trinitaria, quienes
vivimos en la comunión eclesial, participamos de la
misión que el Padre otorga al Hijo en el Espíritu, en
vista a hacer presente el Reino de Dios en los contextos
más variados de la existencia humana, teniendo como
referente la persona y el mensaje de Cristo Jesús,
misionero del Padre, siendo Él mismo el único Salvador.
El Magisterio de la Iglesia ha presentado este
fundamento teológico de la misión, tanto en el Decreto
Ad Gentes del Vaticano II, como en la exhortación
apostólica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI y la encíclica
de Juan Pablo II Redemptoris Missio.
Fundamentados en estos principios cristianos, los
seguidores de Jesús, de forma especial los religiosos y
los sacerdotes, seguiremos dando razón de nuestra fe y
nuestra esperanza a través del testimonio y del anuncio
cristiano, de la liturgia y de la oración, del trabajo en
favor de la justicia, de la paz y de la integridad de la
creación, del diálogo interreligioso, del diálogo
intercultural, del proceso de reconciliación con Dios y
con la creación entera. Todo ello realizado dentro de
una actitud de diálogo, que siempre debe llevar el signo
de lo profético, como mensaje salvador que ofrece el
cristianismo a toda persona de buena voluntad.
Esta labor misionera irrenunciable es el patrimonio que
nos han dejado y transmitido nuestros mayores,
patrimonio que lleva las huellas de la acción del
Espíritu y que, como organismo vivo, debemos
conservar y seguir potenciando en la actualidad en
contextos distintos, según las épocas y circunstancias
locales y culturales.
La venimos realizando también desde el ámbito de la
reflexión teológica en nuestro Centro Teológico de
Valladolid. Iniciamos en el próximo curso una nueva
etapa como Centro Agregado dentro de la Orden de
San Agustín con la especialidad de Teología
Fundamental, ámbito de la teología preocupado
precisamente de las cuestiones fronterizas presentes en
la obra misionera de cada día, abriendo sendas al
misionero para realizar su labor con mayor lucidez
desde la fe y desde la razón, siguiendo las pautas de
una reflexión crítica, que lleve a presentar el mensaje
evangélico en esta época de globalización intercultural,
preparándolo para dar razón de la esperanza que habita
en el cristiano. Como toda obra misionera hay que
realizarla en un diálogo profético enriquecedor, en
actitud humilde y respetuosa con el posible
interlocutor.
Que el Señor nos ayude a seguir siendo auténticos
misioneros de la obra salvífica de Dios en Cristo Jesús.
Fraternalmente
Madrid, 30 de junio de 2013