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Aun cuando los niños lean por sí mismos y disfruten
hacerlo, la lectura en voz alta, compartida, es una
forma de mantenerse cerca de ellos y de favorecer
el diálogo respetuoso, pues ya son capaces de tomar
en cuenta diferentes aspectos de una cuestión, y de
aceptar y valorar las ideas de otros.
También es una oportunidad de exponerlos a la
realidad del mundo y colocar sobre la mesa temas
leen bien
conflictivos que, de otra manera, sería difícil abordar.
Los niños son capaces de comprender experiencias
difíciles y es posible platicar con ellos sobre cualquier
problema. Es notable el desarrollo de sus conceptos
éticos, la claridad en sus valores, la comprensión de
las reglas; su rechazo a la mentira y la injusticia, su pasión
por el compañerismo y la solidaridad.
Expandir el panorama de la inteligencia y sensibilidad
de los niños es el reto en esta etapa.
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