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Reutilizar
el Centro Histórico
LAF Ignacio Ramírez Sánchez
nacho.ramirez@012.mx
nachormez
@nachormez
Los leoneses nos dimos el lujo de
abandonar el Centro hace ya algunas
generaciones y dejarlo solamente
para una actividad: la comercial.
Las zonas comerciales suelen ser rentables
por la conectividad que las arropa y es lo que ocurre con el primer
cuadro. Es que “casi todos los caminos llevan al centro”, lo cual es casi
una metáfora, pues en transporte público y automóvil es una realidad:
rutas –urbanas y suburbanas- así como bulevares tienen alguna
intersección con el corazón de nuestra ciudad.
Para los comerciantes es vital que se mantenga esta conectividad
y se garantice el flujo de personas –potenciales clientes- hacia sus
negocios, pero en poco o tal vez nada les beneficia la belleza urbana
de la zona: sobran ejemplos de tan espantosas y a la vez muy exitosas
zonas comerciales donde usted quiera en todo el mundo.
Dejar de vivir en el núcleo de León fue una decisión de generaciones
atrás motivadas por diversas razones, y las consecuencias del
abandono hoy se palpan: ante el desinterés social los gobiernos dejaron
de invertir en regenerar la infraestructura pública en dicho territorio
para orientarse en el crecimiento en otras partes de la ciudad.
Y hay más consecuencias desagradables del casi nulo uso habitacional
en la zona: en la noche, al cerrar los establecimientos comerciales,
se vuelve tierra de nadie convirtiéndose en un lugar perfecto
para la delincuencia y los giros rojos. No vive ahí nadie que al menos
inhiba al delincuente, mucho menos que lo reporte y denuncie.
Sin embargo en los últimos años han iniciado algunos ejercicios
para revertir el abandono del Centro, al menos desde la perspectiva
de la autoridad municipal y algunos ciudadanos. Se quiere regenerar
el Centro Histórico y no por el interés meramente de un bonito paisaje
urbanístico o las ganas de fastidiar al comercio ahí establecido.
Se quiere conservar nuestro patrimonio histórico y así no desconectar
nuestra propia historia, algo a veces poco palpable pero evidentemente
valioso.
También se le quiere dar un atractivo turístico para que nuestros
visitantes se motiven a una estadía más prolongada.
Pero el más ambicioso de los planes será lograr que los leoneses
regresen a vivir al primer cuadro de la ciudad. Las motivaciones son
diversas ya que no existe otra zona de la ciudad con tanta conectividad,
comercio y servicios a la mano. Aun hoy cualquiera puede
desplazarse a pie (literalmente) para encontrar una escuela, una biblioteca,
un parque, un café y hasta atención médica sin la necesidad
de usar algún tipo de transporte motorizado. Si hay que recorrer una
mayor distancia puede ir al norte, oriente y poniente de la ciudad por
el SIT o en automóvil en un corto tiempo.
Sin embargo, como suele ocurrir en los países del tercer mundo, el
desarrollo del plan ha sido lento y por etapas muy pausadas entre sí:
son millonarios los recursos que se requieren para regenerar el sector
y cada administración municipal avanza tan sólo un poco, con todo y
las inconveniencias que causan los cambios.
LAF Ignacio Ramírez Sánchez, Director 012
Apuestan al olvido
Andrés Amieva
andres@012.mx
@andresamievaF
En el 2006, el futbol italiano se
vio inmerso en un gran escándalo
que lo sacudió gravemente.
Se descubrió una red de corrupción
en la que equipos como
Juventus, Milán, Fiorentina, Lazio
y Reggina recibieron arbitrajes
favorables en sus partidos de
la Serie A.
Todo esto se hacía a través del programador de los árbitros,
quien a su vez pagaba a los silbantes y les daba instrucciones.
Luciano Moggi, director general y Antonio Giraudo, administrador,
ambos de la Juventus fueron señalados como los principales
responsables de los sobornos.
La Juventus había logrado el título de Italia poco antes del
Mundial de Alemania 2006, cuando salieron a la luz unas llamadas
que evidenciaban la participación de Moggi y Giraudo.
El escándalo, conocido como el Calciopoli, se extendió a otros
equipos.
Las implicaciones alcanzaron castigos sin precedentes. Se
decidió que la Juventus perdiera los últimos dos títulos obtenidos,
además fue descendido con una penalización de 30
puntos y una multa de 120 mil euros. El Milán también fue castigado
duramente, Fiorentina descendió y la Lazio perdió 30
puntos.
Esta historia del deporte viene a colación con un escándalo
que fue ventilado en los medios de comunicación, en donde se
denunció la solicitud de diputados panistas a alcaldes de Guanajuato
de pagar comisiones y asignar obras de pavimentación
a una constructora en particular, a cambio de entregarles recursos
federales a sus municipios.
Salió a la luz pública una conversación del alcalde de Celaya,
Ismael Pérez Ordaz, con su cabildo, en la que expone la
petición del “moche”, aunque no señaló a nadie con nombre.
Después ya no quiso “recordar” quién le había pedido el “moche”.
Las versiones señalaron al líder de la bancada panista en la
Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal, quien fue alcalde
de San Miguel de Allende. Villarreal en todo momento negó su
implicación.
No hay ninguna denuncia formal. No hay ningún acusado.
No hay contra quién proceder.
Existen numerosos casos similares en la política nacional,
pero a diferencia del futbol italiano, en la política mexicana no
hay culpables, hay señalados, pero no hay pruebas y parece
que a nadie le interesa que los hechos se investiguen.
Parece que en el juego de la política lo que hay que hacer
en estos casos es aguantar el vendaval, deslindarse y después
hablar poco, apostarle al olvido. Ya después el tiempo, y el partido,
dirán si logró mantenerse con vida en la política y si puede
aspirar a otra posición de poder.
A final de cuentas, el electorado ha mostrado muchas veces
tener una memoria de corto plazo. La resurrección dentro de
la política es posible, a pesar de haber descendido a la segunda
división por algún escándalo. Eso es pasajero.
Andrés Amieva, Editor 012
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