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el incremento exponencial de determinados<br />
parámetros que favorecen<br />
la alteración de la biodiversidad<br />
y la ecodiversidad. “Por ejemplo,<br />
el aumento de la población, el<br />
uso del agua, la demanda de papel,<br />
o la concentración de CO2 y Metano.<br />
Estos factores han influido en<br />
la degradación de los ecosistemas y<br />
ponen en peligro la estabilidad del<br />
sistema Tierra”, afirma el investigador.<br />
En este escenario empieza a<br />
cobrar especial trascendencia para<br />
los científicos un nuevo término:<br />
ADEMÁS<br />
Un progreso paulatino<br />
Según los resultados publicados en el año 2011 en el libro Andalucía y el medio<br />
ambiente 2000-2010: 10 años de Ecobarómetro, la conciencia ambiental de los andaluces<br />
ha mejorado en la última década. Un 80% percibe que la situación medioambiental<br />
no es buena. En este sentido, más de la mitad considera que el medio ambiente<br />
es un activo para el desarrollo y bienestar de Andalucía. La principal preocupación<br />
está en la gestión hidrológica. Más del 80% se preocupa por ahorrar agua y apoya<br />
soluciones y medidas de recorte más relacionadas con el control de la demanda de<br />
este bien natural que con el aumento de los recursos hídricos. En el ámbito local, la<br />
demanda de áreas verdes urbanas ha aumentado de forma progresiva. La escasez de<br />
parques y jardines, junto con el ruido y la suciedad de las calles es, hoy día, uno de los<br />
principales problemas detectados por los ciudadanos. Concretamente, en el caso del<br />
cambio climático, los datos reflejan que la población confía en sus actividades cotidianas<br />
para intentar frenar las causas que provocan este fenómeno medioambiental y,<br />
por ende, se percibe un cambio sustancial en sus comportamientos y actitudes.<br />
cambio global. Nace como un concepto<br />
de futuro y se entiende como<br />
el conjunto de perturbaciones que<br />
puede generar el ser humano sobre<br />
el ‘metabolismo’ del planeta.<br />
“Es un término que va más allá del<br />
cambio climático. Además del propio<br />
clima, incluye la destrucción,<br />
fragmentación y degradación de<br />
los ecosistemas; la contaminación<br />
difusa de origen agrícola por nitrógeno<br />
y fósforo, la invasión de especies<br />
exóticas, la alteración de los ciclos<br />
biogeoquímicos y los cambios<br />
del uso del suelo y el abandono de<br />
las tierras”, argumenta el profesor<br />
Castro. Y añade: “No obstante, los<br />
expertos consideran que es más<br />
grave el abandono de tierras y los<br />
cambios de uso del suelo como proceso<br />
destructor de la biodiversidad<br />
y los ecosistemas que el cambio climático<br />
en un sentido estricto”.<br />
En este sentido, ya se han puesto<br />
en marcha diferentes estrategias<br />
para promover la adecuada utilización<br />
y conservación de los bienes<br />
y servicios que genera la biodiversidad.<br />
“El capital natural y el<br />
capital humano están condenados<br />
a entenderse. Entre las medidas<br />
más destacadas está la creación<br />
de redes de espacios protegidos como<br />
la realizada en Andalucía que<br />
ha sido pionera a nivel europeo.<br />
Consiste en proteger la naturaleza<br />
a través de parques naturales,<br />
que son espacios culturales intervenidos<br />
por la actividad humana<br />
de forma secular, reservas para<br />
especies en peligro de extinción<br />
o espacios protegidos poco intervenidos<br />
por el hombre”, apunta<br />
el profesor Castro Nogueira. Otra<br />
de las propuestas de mayor calado<br />
entre los expertos es la elaboración<br />
de manuales de buenas prácticas<br />
destinados a las políticas<br />
sectoriales como la agricultura,<br />
el agua, el turismo, la energía, el<br />
transporte y, muy especialmente<br />
la ordenación del territorio. Una<br />
de las conclusiones que subyacen<br />
en la mencionada protección y<br />
aprovechamiento de los ecosistemas<br />
es la necesidad de evitar su<br />
sobreexplotación. Este proceso<br />
implica conocer los factores que<br />
En la página<br />
anterior,<br />
imagen de la<br />
playa de Tarifa<br />
(Cádiz). /A.I.<br />
determinan cuándo un ecosistema<br />
en diferentes escalas espacio-temporales<br />
no soporta más capacidad<br />
de ‘carga’, con el objetivo de evitar<br />
que el ecosistema se colapse al sobrepasar<br />
su resiliencia. “Los ecosistemas<br />
son las únicas “fábricas”<br />
de recursos naturales que tenemos<br />
para el futuro. Hay que cuidarlos<br />
y explotarlos con inteligencia. Es<br />
necesario incidir en las políticas<br />
territoriales con buenas prácticas<br />
ambientales en agua, agricultura,<br />
turismo, territorio y energía. El<br />
objetivo final es llegar a modelos<br />
de gestión adaptativa que permitan<br />
el desarrollo sostenible de los<br />
recursos renovables sobre paisajes<br />
resilientes en el ambito ecológico,<br />
social y económico”, concluye el<br />
profesor Castro.<br />
El reto de la complejidad<br />
El director del Programa de<br />
Análisis del Cambio Climático de<br />
la Asociación Española de Meteorología<br />
(AEMET), Luis Balairón<br />
Ruiz, aportó una visión analítica<br />
sobre la situación actual en la que<br />
se encuentra el medio ambiente.<br />
“Es necesario enfocar el entorno<br />
desde la perspectiva de la complejidad.<br />
Es decir, el cambio global es<br />
un problema relacionado con el<br />
riesgo. Lo complejo no es lo complicado.<br />
El modelo natural responde<br />
a un sistema caótico donde poco o<br />
nada se puede prever”, explica.<br />
En este sentido, y ante la incertidumbre<br />
que genera tener que<br />
dotar a la sociedad de herramientas<br />
para convivir con el riesgo y<br />
la complejidad, Balairón Ruiz recurre<br />
a uno de los autores de referencia<br />
que mejor explican el pensamiento<br />
complejo, el sociólogo y<br />
filósofo francés Edgar Morin. “Es<br />
importante que las personas estén<br />
formadas e informadas de lo que<br />
significa cambio global, así como<br />
de su impacto en la sociedad. Para<br />
Morin, este tipo de personas son<br />
importantes para reducir la probabilidad<br />
del riesgo. Por ejemplo,<br />
no utilizar vehículos motorizados<br />
es una medida de concienciación<br />
importante”, concluye .<br />
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