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dulo en módulo, facilitando así<br />

combinaciones más complejas”.<br />

Aquí es donde entra UBBIT: un<br />

lenguaje universal entre módulos<br />

que te permita combinar estirpes<br />

diferentes con funciones distintas<br />

para lograr funciones más y<br />

más complejas. “Primero modificaremos<br />

genéticamente las estirpes”.<br />

Ahora mismo “las redes<br />

de genes a nivel teórico están<br />

definidas. Es decir, sabemos cómo<br />

deberían ser las estirpes que<br />

necesitamos para lograr nuestro<br />

objetivo. Ahora buscamos genes<br />

candidatos que nos permitan<br />

implementar esas funciones en<br />

las dos estirpes escogidas”. Para<br />

demostrar la utilidad de su<br />

creación usarán una suma. “Una<br />

suma implica 3 entradas de información,<br />

la suma: el resultado y lo<br />

que te llevas de la suma. Nosotros<br />

vamos a usar dos estirpes de bacterias<br />

con valor 0 y 1. De tal modo<br />

que podemos repetir el proceso<br />

en diferentes módulos logrando<br />

una suma mayor”.<br />

Aseguran que, si el proyecto<br />

funciona, podría utilizarse, en el<br />

futuro y como ejemplo, en medicina,<br />

para crear módulos de bacterias<br />

que, insertados en el organismo,<br />

liberasen las sustancias que<br />

le falten. “Sería como crear un<br />

circuito que hace lo que tú quieres<br />

y que habla tu mismo idioma<br />

porque es biológico”.<br />

Flashbacter es el nombre del<br />

proyecto con el que un grupo de<br />

estudiantes de biotecnología e<br />

informática, de la Universidad<br />

Pablo de Olavide, participará en<br />

la competición internacional de<br />

biología sintética iGEM. “Nuestro<br />

objetivo es demostrar que es<br />

posible almacenar información<br />

de forma estable en organismos<br />

vivos, como si fueran componentes<br />

electrónicos o pequeños ordenadores”,<br />

explica uno de los promotores<br />

de la idea, el investigador<br />

Fernando Govantes. El proyecto<br />

consiste en modificar genéticamente<br />

varias poblaciones de bacterias<br />

para que reciban impulsos<br />

y almacenarlos en un código binario.<br />

A través de un sistema de<br />

biestables con un funcionamiento<br />

similar al de los componentes<br />

electrónicos de los ordenadores,<br />

las bacterias son capaces de almacenar<br />

información. “El dispositivo<br />

funcionaría a modo de interruptor;<br />

en respuesta a un determinado<br />

estímulo se enciende de<br />

manera continua en forma de 1 y<br />

en forma de 0 cuando se apaga al<br />

recibir otro estímulo”, apunta el<br />

investigador.<br />

En la imagen<br />

de la izquierda,<br />

grupo de<br />

investigadores<br />

del proyecto<br />

Flashbacter. /A.I.<br />

Este grupo de estudiantes, tratará<br />

de utilizar organismos vivos,<br />

bacterias, a modo de ‘biosensores’<br />

para detectar la presencia de sustancias<br />

que aporten información<br />

que pueda tener una utilidad posterior.<br />

Entre las aplicaciones posibles<br />

han pensado en la detección<br />

de contaminantes en el medio<br />

ambiente o de ciertos indicadores<br />

que determinen la diagnosis de<br />

enfermedades humanas.<br />

“La ventaja de este sistema es<br />

que la bacteria, una vez que detecta<br />

el contaminante, se enciende<br />

y permanece encendida de<br />

forma continua, es decir, no tiene<br />

que estar en contacto permanente<br />

con el contaminante para que<br />

envíe la señal”, apunta Fernando<br />

Govantes. De este modo, el<br />

biodispositivo no sólo detecta,<br />

también almacena información<br />

que es posible recuperar para un<br />

posterior análisis. Los resultados<br />

obtenidos por los distintos equipos<br />

europeos que participan en el<br />

iGEM se presentarán a una fase<br />

de clasificación en Amsterdam<br />

el próximo mes de octubre, y los<br />

equipos seleccionados accederán<br />

a la final en la sede del MIT<br />

en Boston. Para realizar su trabajo,<br />

el grupo de la Olavide está<br />

actualmente buscando financiación<br />

tanto en las administraciones<br />

públicas como en entidades<br />

privadas.<br />

La bacteria que se enciende<br />

Para hacer visible la respuesta<br />

de la bacteria a un estímulo,<br />

Fernando Govantes señala la necesidad<br />

de “un elemento regulador”,<br />

normalmente una proteína,<br />

“capaz de detectar la sustancia<br />

deseada y estimular la respuesta<br />

luminosa”. De este modo la<br />

bacteria ‘se enciende’ cuando<br />

entra en contacto con la sustancia<br />

de estudio, por ejemplo un<br />

contaminante.<br />

Utilizando unos genes de la enzima<br />

luciferasa, responsable de<br />

que las luciérnagas emitan luz,<br />

estos científicos consiguen que<br />

las bacterias ‘se iluminen’.<br />

NÚMERO 24 • 55

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