1 Abono1011 - Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

Gustav Mahler Sinfonía nº 3, en Re menor
Un viaje de la tierra al cielo
Construir un mundo. Ése fue el gran sueño de Gustav Mahler, la meta de su ideal como creador
sinfónico. ¿Acaso no se lo había confesado así a su confidente Natalie Bauer-Lechner en
fecha tan temprana como 1895 “Para mí, la palabra sinfonía significa construir un mundo con
todos los medios técnicos a mi alcance”, le había dicho. Y algo parecido le repitió poco después
a su colega Jean Sibelius: “Una sinfonía debe ser como el mundo y abrazarlo todo”.
Desde el principio, ése fue su credo estético y eso fue lo que de inmediato le distinguió del
resto de sus contemporáneos. De ese mismo Sibelius que tanto admiraba la lógica y pureza
de la arquitectura formal, o de Richard Strauss, cuyo ego y fantasía hallaban expresión en fulgurantes
frescos sonoros.
Mahler pagó su osadía con la incomprensión, pero no cejó hasta hacer realidad ese sueño
en el que se volcó con una pasión reconocida incluso por sus enemigos más acérrimos. Fue así
como nació esta Tercera sinfonía. Nunca, ni antes ni después de ella, la voluntad del músico
de construir no ya un mundo, sino un universo entero, se vio tan claramente plasmada como
en estos pentagramas. Escrita entre 1895 y 1896, en una época en que Mahler era director
musical del Teatro Municipal de Hamburgo y luchaba por ser reconocido como creador, esta