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1 Abono1011 - Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

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Steinbach-am-Attersee. Y no le faltaba razón, tal fue la capacidad <strong>de</strong>l compositor para, sin<br />

caer en el recurso fácil <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción o la onomatopeya, atrapar la esencia pétrea y rotunda<br />

<strong>de</strong> esos parajes que parecen mirar lo humano como algo minúsculo…<br />

La vida aparece en escena<br />

Mahler dividió su sinfonía en dos partes muy <strong>de</strong>siguales, la primera <strong>de</strong> ellas constituida únicamente<br />

por el enfebrecido movimiento inicial. En la segunda se nos aparece ya la vida. La primera<br />

en brotar ante nuestros oídos es la más simple, la <strong>de</strong> las plantas, evocada por Mahler con un<br />

grácil minueto <strong>de</strong> aire schubertiano, cuyo refinamiento tímbrico ahonda aún más el contraste con<br />

el tiempo anterior. “La página más <strong>de</strong>spreocupada que he compuesto, <strong>de</strong>spreocupada como sólo<br />

saben serlo las flores”, diría <strong>de</strong> ella.<br />

Si en la sinfonía romántica el scherzo vino a sustituir al minueto <strong>de</strong>l clasicismo, aquí<br />

ambas formas conviven en un mismo espacio. Como ya hiciera en la Segunda sinfonía, el<br />

compositor recurrió para este tercer movimiento a una vieja canción <strong>de</strong> Des Knaben<br />

Wun<strong>de</strong>rhorn, la colección <strong>de</strong> poesía popular recopilada a comienzos <strong>de</strong>l siglo XIX sobre la que<br />

el joven Mahler volvía obsesivamente una y otra vez. En este caso se trata <strong>de</strong> una adaptación<br />

<strong>de</strong> “Ablösung im Sommer” (Consuelo <strong>de</strong> verano), una pieza <strong>de</strong> 1882 para voz y piano que<br />

narra la muerte <strong>de</strong> un cucú y la subida a los cielos <strong>de</strong> la señora Ruiseñor. Las imitaciones <strong>de</strong><br />

cantos <strong>de</strong> pájaros dan un carácter irónico y distendido a este tiempo, sólo roto por una sección<br />

<strong>de</strong> trío dominada por un instrumento infrecuente, la trompa <strong>de</strong> postillón, que aborda un<br />

solo irreal y elegíaco con el que Mahler parece invocar <strong>de</strong> nuevo su infancia en Jihlava.<br />

Los tres últimos movimientos se enca<strong>de</strong>nan sin interrupción. El primero <strong>de</strong> ellos supone el<br />

primer instante <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra calma <strong>de</strong> toda la sinfonía, un momento <strong>de</strong> inmovilidad que coinci<strong>de</strong><br />

con la entrada <strong>de</strong> la contralto y, con ella, la <strong>de</strong>l ser humano. Un poema <strong>de</strong>l filósofo<br />

Friedrich Nietzsche, entresacado <strong>de</strong> Así habló Zaratustra, le sirve a Mahler para crear una página<br />

atmosférica y nocturnal que aborda las cuestiones fundamentales <strong>de</strong>l dolor, la alegría y la<br />

eternidad humanas, y en la que la orquesta se transforma en un refinadísimo conjunto <strong>de</strong><br />

cámara. Igualmente diferente es la instrumentación <strong>de</strong>l quinto movimiento, dominada por el<br />

sonido <strong>de</strong> las campanas, los vientos y la cuerda grave. El texto cantado por la contralto y los<br />

coros proviene <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong> Des Knaben Wun<strong>de</strong>rhorn y nos conduce a una visión <strong>de</strong>l paraíso<br />

<strong>de</strong>liciosamente ingenua y <strong>de</strong> inequívoco sabor popular.<br />

La sinfonía se encamina ya hacia su conclusión y lo hace con un adagio <strong>de</strong> vastas proporciones<br />

<strong>de</strong>l que su creador <strong>de</strong>cía que “tiene un carácter religioso, porque su tema es el amor y<br />

Dios sólo pue<strong>de</strong> ser entendido como amor”. De ahí una música intensa y contemplativa que<br />

evoluciona y crece hasta la ascensión final, un gran coral polifónico entonado por el metal<br />

como si <strong>de</strong> un coro invisible y transfigurado se tratara. Una apoteosis que glorifica a toda criatura<br />

viviente y marca la meta <strong>de</strong> este viaje <strong>de</strong> lo terrestre a lo divino.<br />

El 9 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1902, en Krefeld, Mahler dirigió el estreno <strong>de</strong> su sinfonía. Fue todo un<br />

éxito, el primero que conquistaba como compositor. Él mismo, sin embargo, era ya consciente<br />

<strong>de</strong>l camino sin salida al que esa obra le había conducido, por lo que su Cuarta sinfonía, aunque<br />

embebida todavía <strong>de</strong>l aire <strong>de</strong> Des Knaben Wun<strong>de</strong>rhorn y sus sortilegios celestiales, recuperará<br />

un esquema más clásico y tendrá unas proporciones más mo<strong>de</strong>stas. Aunque en Mahler<br />

incluso lo mo<strong>de</strong>sto siga siendo siempre enorme… <br />

Juan Carlos Moreno Delgado

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