75 años sin García Lorca, el Poeta fusilado...VIVE EL POETA Agosto ...

por aquí a la derecha hasta salir del pueblo, verá una
carretera y a unos dos kilómetros verá el monolito”. Además
me dio un libro Escudo y Bando de Víznar. Ya más tranquilo
tras mis impertinentes preguntas trogloditas, pues pensé
para mí que a los de este pueblo no les debe gustar que
tantos visitantes pregunten por lo mismo “donde mataron a
Federico” como si no hubiera otra cosa que ver en este
pueblo. Recuerdo haber leído, que, en Víznar, los vecinos
mayores, que puden recordar o saber algo no quieren
recordar nada de esa época. En tiempos pasados lo tenían
terminantemente prohibido, hasta el punto de que dos
vecinos de este pueblo fueron deportados por haber
facilitado información a unos periodistas o escritores
extranjeros. También me dieron un escrito para la colocación
de una placa conmemorativa de un fusilado D. José Bonel
Ogada, que hay seguridad de que está en la fosa común,
para el día 19 de julio. Página web de Víznar. En Víznar
recuerdan la efeméride los 18 de agosto.
Tomé a la derecha de la plaza, subí la calle hasta me
encontré un balcón con unas vistas espléndidas del valle,
salí por el norte de Víznar donde empieza una carretera sin
marcar, estrecha que conduce a Alfacar, pero por arriba del
pueblo. Cuando llegué al punto indicado por un gran
monolito en forma de paralepípedo, como una gran losa de
piedra gris puesta de pie, que dice “Barranco de Víznar". Allí,
en la cuneta derecha había aparcado un coche pequeño de
los utilitarios color rojo que no recuerdo marca ni modelo.
Cuando aparqué bajaban por una especie del calzada de
tierra y piedra laterales dos matrimonios, les saludé,
hablamos y les pedí me sacaran una foto junto al monolito, y
yo, correspondí y les hice una fotos de grupo con su propia
máquina. Hablamos un poco acerca de este lugar, me contó
que un familiar suyo, cuando era niño, vivía en un cortijo
cercano y, recuerda que una noche había visto las
ejecuciones, pero ya no hablamos más. Los dos matrimonios
montaron en el coche y se marcharon. Después subí solo
por la calzada hasta alcanzar los pinos que son de la familia
de los halepensis, también crecen algunos retorcidos,
coscoja, juagarzo, romeros, tomillos, lavanda. Por allí hay
una pista de entrenamiento para montabicle, se ven las
rodaduras flagelando la tierra y desnudando las raíces de los
pinos, una tierra pizarrosa y caliza, "gris azulona" como dijo
Brenan en su libro La faz de España. Esta pista de
entrenamiento debería ser clausulada por la paz de los allí
enterrados.
Me sentí triste, muy triste, el viento hablaba conmigo a
través de las horquillas de los pinos, me silbaban al oído una
melodía ininteligibles, me sentía sobrecogido, sufría junto a
mi propio silencio; dos chotos de cabras monteses habían
salido a mi encuentro para saludarme, quizás para vigilarme,