La Lucha contra el Zarismo - Indymedia Argentina
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sar algunos principios sobre cifras. Demasiadas experiencias<br />
dolorosas debieran haber enseñado al<br />
proletariado sobre este punto, demasiados regímenes<br />
de terror blanco están todavía en acción como<br />
para que se necesiten demostraciones minuciosas.<br />
De Gallifet a Mussolini, pasando por Noske, la<br />
represión de los movimientos revolucionarios obreros,<br />
incluso los que los socialdemócratas aceptan<br />
presidir, como ha sucedido en Alemania, se caracteriza<br />
por <strong>el</strong> designio de golpear a las clases trabajadoras<br />
en sus fuerzas vivas: en otras palabras, exterminar<br />
físicamente, y completamente si fuera posible,<br />
a sus élites.<br />
5) LEY BURGUESA Y LEY PROLETARIA.<br />
<strong>La</strong> represión es una de las funciones esenciales<br />
de todo poder político. El Estado revolucionario,<br />
en su primera fase de existencia por lo menos, lo<br />
necesita más que cualquiera. Pero parece, que, en<br />
sus tres <strong>el</strong>ementos fundamentales -policía, ejército,<br />
tribunales, prisiones- <strong>el</strong> mecanismo de la represión<br />
y de la coerción casi no varía. Acabamos de<br />
estudiar una policía secreta, hemos descendido hasta<br />
sus más sucios y secretos reductos. Y hemos<br />
constatado su impotencia. Esta arma, en manos<br />
d<strong>el</strong> antiguo régimen, dijimos, no podía salvarlo ni<br />
matar a la revolución. Admitimos, sin embargo, la<br />
decisiva eficacia de esta arma en manos de la revolución.<br />
El arma es la misma sólo en apariencia: una<br />
institución, repitámoslo, sufre profundas transformaciones<br />
según la clase a la que sirve y los fines<br />
que persigue.<br />
<strong>La</strong> Revolución Rusa destruyó <strong>el</strong> aparato coercitivo<br />
d<strong>el</strong> antiguo régimen, de abajo a arriba. Sobre<br />
esas ruinas jubilosamente amontonadas creó <strong>el</strong> suyo<br />
propio.<br />
Esforcémonos por esbozar las diferencias fundamentales<br />
entre la represión tal y como la ejerce<br />
la clase dominante y la represión tal y como la ejerce<br />
la clase revolucionaria. De los principios generales<br />
que un análisis somero nos rev<strong>el</strong>e, deduciremos<br />
algunos corolarios sobre <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de la policía en<br />
uno y otro lado.<br />
En la sociedad burguesa, <strong>el</strong> poder es ejercido<br />
por la minoría rica <strong>contra</strong> las mayorías pobres. Un<br />
gobierno no es más que <strong>el</strong> comité ejecutivo de una<br />
oligarquía de financieros apoyados por las clases<br />
privilegiadas. <strong>La</strong> legislación destinada a mantener<br />
en la obediencia al conjunto de asalariados -la mayoría<br />
de la población- debe ser forzosamente muy<br />
compleja y muy severa. Hace que todo atentado<br />
serio a la propiedad entrañe de una y otra manera<br />
la supresión d<strong>el</strong> culpable. Ya no se ahorca al ladrón;<br />
y no porque los principios “humanitarios”<br />
hayan “progresado”, sino porque la proporción de<br />
fuerzas entre las clases poseedoras y no poseedoras<br />
y también <strong>el</strong> desarrollo de la conciencia de clase<br />
de los pobres, ya no permite al juez lanzarle un<br />
reto semejante a la miseria. Pero -nos limitaremos<br />
a seguir la legislación francesa que es de una ferocidad<br />
media- <strong>el</strong> robo calificado es penado con trabajos<br />
forzados; y la pena de trabajos forzados se<br />
cumple en condiciones tales, se agrava de tal manera<br />
con “penas accesorias”, que la vida d<strong>el</strong> culpable<br />
queda casi destruida. Toda pena de trabajos<br />
forzados significa <strong>el</strong> doble: <strong>el</strong> condenado está obligado<br />
a residir en una colonia un tiempo igual a la<br />
duración de su estadía en la prisión; los condenados<br />
a más de 8 años de trabajos forzados quedan<br />
obligados a residencia perpetua en la Guayana. ¡Se<br />
trata de la más malsana de las colonias francesas!<br />
El confinamiento, pena “accesoria” perpetua, que<br />
también se cumple en la Guayana, bastante parecida<br />
de hecho a los trabajos forzados, es precisamente<br />
<strong>el</strong> destino de los reincidentes de robo no<br />
calificado. Cuatro condenas por robo, estafas, etc.,<br />
<strong>el</strong> robo sucesivo de 4 piezas de cien sous, siete<br />
condenas por vagabundaje: en otras palabras, hallarse<br />
siete veces seguidas sin pan ni albergue en<br />
los adoquinados de París es un crimen castigado<br />
con pena perpetua. En Inglaterra y en Bélgica, donde<br />
existen workhouses (casas de trabajos forzados) y<br />
asilos de mendicidad, la represión de la mendicidad<br />
y <strong>el</strong> vagabundaje no es menos implacable. Otro<br />
rasgo. El patronazgo tiene necesidad de mano de<br />
obra y de carne de cañón: la ley castiga implacablemente<br />
<strong>el</strong> aborto.<br />
Con la propiedad privada y <strong>el</strong> sistema asalariado<br />
como principio, ningún remedio eficaz puede ser<br />
aplicado a las enfermedades sociales tales como la<br />
criminalidad. Una batalla permanente se libra entre<br />
<strong>el</strong> orden y <strong>el</strong> crimen; <strong>el</strong> “ejército d<strong>el</strong> crimen” se<br />
dice, ejército de miserables, ejército de víctimas,<br />
ejército de inocentes inútil e indefinidamente diezmado.<br />
Lo siguiente todavía no ha sido recalcado<br />
con suficiente insistencia: la lucha con- 41