La Lucha contra el Zarismo - Indymedia Argentina
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cifista americano, ministro vu<strong>el</strong>to trotskista, A. J.<br />
Muste, para sondear a Serge acerca de si se convertiría<br />
en miembro d<strong>el</strong> buró para la IV a Internacional.<br />
Serge aceptó, pero hizo saber a Trotski sus<br />
críticas y sugerencias para mejorar <strong>el</strong> trabajo de la<br />
organización: fin de las disputas personales y sectarias,<br />
instituir la dirección colectiva, incluir a viejos<br />
militantes con autoridad moral como Rosmer,<br />
atraer gran número de simpatizantes cambiando <strong>el</strong><br />
tono de la jerga usada en las publicaciones trotskistas<br />
y en cambio prohibiendo los insultos, escribiendo<br />
un francés decente y abriendo tribunas a<br />
los independientes. Serge esperaba que se unieran<br />
las dispersas fuerzas de la izquierda antistalinista<br />
en un partido amplio, “firme en la ideología y en la<br />
disciplina, pero ni sectario ni personalista en su dirección,<br />
un partido realmente fraternal y democrático<br />
en sus procedimientos, en <strong>el</strong> cual la gente pudiera<br />
equivocarse, pensar y hablar libremente” (Serge<br />
a Trotski, 27 de julio de 1938).<br />
<strong>La</strong> fórmula era buena y podrían aplicarla con éxito<br />
muchas organizaciones radicales de hoy. Trotski<br />
replicó que Serge estaba viendo <strong>el</strong> problema “como<br />
artista o psicólogo y no como político” (Trotski a<br />
Serge, 30 de julio de 1936). Señaló que Serge,<br />
con su “doble” autoridad de revolucionario y hombre<br />
recientemente escapado de las cárc<strong>el</strong>es de Stalin,<br />
había sido incapaz de lograr amplio apoyo para<br />
su campaña <strong>contra</strong> las matanzas de Stalin. <strong>La</strong> falla<br />
radicaba, no en <strong>el</strong> supuesto “sectarismo” de Trotski,<br />
sino en la pasividad de los int<strong>el</strong>ectuales. Serge<br />
contestó que no había acusado personalmente a<br />
Trotski de sectarismo, sino a todo <strong>el</strong> movimiento<br />
trotskista europeo, infestado de esa enfermedad:<br />
¡Qué penoso, qué repugnante es ver tanto pap<strong>el</strong> entintado<br />
sobre los embrollos personales de Molinier, cuando no se<br />
ha en<strong>contra</strong>do la manera de publicar un simple panfleto<br />
sobre nuestros camaradas en las cárc<strong>el</strong>es de Stalin! (Serge<br />
a Trotski, 10 de agosto de 1936).<br />
Serge tenía también serias dudas acerca de la<br />
idea de fundar una nueva Internacional desde arriba<br />
y hacia abajo, como se estaba haciendo, y sin<br />
secciones nacionales preexistentes, implantadas en<br />
los diferentes países. Cabe la duda sobre si Serge,<br />
con su muy desarrollado sentido de las realidades,<br />
podría haber influido en Trotski para modificar<br />
la orientación de su partido. Probablemente no. Sea<br />
como fuere, la correspondencia entre <strong>el</strong>los fue bruscamente<br />
interrumpida en este punto por <strong>el</strong> forzado<br />
confinamiento de Trotski en Noruega.<br />
Serge había ingresado a la IV a Internacional a<br />
pesar de sus dudas, principalmente las que le causaba<br />
la veneración al líder. En ausencia de este, tuvo<br />
que tratar con sus epígonos. En enero de 1937<br />
asistió a la Conferencia Internacional Trotskista en<br />
Amsterdam, donde su moción de solidaridad con<br />
<strong>el</strong> POUM fue rechazada. Concluyó que la política<br />
de la Internacional hacia <strong>el</strong> asediado partido español<br />
de Nin era avanzar o retroceder y, “desesperanzado”,<br />
abandonó la Conferencia. Su impresión<br />
d<strong>el</strong> trotskismo era la de<br />
un movimiento sectario manipulado desde arriba, con todas<br />
las depravaciones mentales que habíamos combatido<br />
en Rusia: autoritarismo, fraccionalismo, intrigas, maniobras,<br />
estrechez de miras, intolerancia (Carnets, página 45).<br />
Unos días después escribió a León Sedov, <strong>el</strong> hijo<br />
de Trotski, en París:<br />
En su forma actual, <strong>el</strong> Secretariado Internacional no sirve<br />
para nada y realmente perjudica a la causa. Todo esto aleja<br />
mi deseo de tomar parte en tales problemas. Es mucho<br />
mejor para cada uno de nosotros seguir ad<strong>el</strong>ante de acuerdo<br />
a sus propias posibilidades, con menos dogmatismo<br />
pero de una manera viva y con otra gente (Serge a Sedov,<br />
21 de enero de 1937).<br />
Este fue <strong>el</strong> programa que Serge siguió después<br />
de su breve membresía en la IV a Internacional. Continuó<br />
apoyando al movimiento trotskista, pero desde<br />
afuera, como simpatizante, consejero, traductor de<br />
Trotski al francés, publicista y (para <strong>el</strong> público en<br />
general) como “<strong>el</strong> principal escritor trotskista en<br />
Francia” (Carnets, página 47). A pesar de esta actitud<br />
positiva, pronto iba a ser <strong>el</strong> blanco de los más<br />
ácidos ataques.<br />
ACTO DOS: LA CONTROVERSIA SOBRE<br />
KRONSTADT.<br />
Dos concepciones sobre lo que se necesitaba hacer<br />
para resucitar al movimiento revolucionario tras<br />
la traición de Stalin subyacían bajo las tensiones<br />
entre Serge y Trotski. Este se consideraba <strong>el</strong> heredero,<br />
en verdad <strong>el</strong> único heredero, de la tradición<br />
“bolchevique leninista”, a pesar y gracias al hecho<br />
de que no se había unido a los bolcheviques sino<br />
hasta 1917. Para él, esta herencia representaba<br />
la única vía revolucionaria correcta y la había<br />
defendido con inflexible rigidez <strong>contra</strong> los 51