Traumatismo torácico, neumotórax, hemoptisis y tromboembolismo ...
Traumatismo torácico, neumotórax, hemoptisis y tromboembolismo ...
Traumatismo torácico, neumotórax, hemoptisis y tromboembolismo ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
17<br />
<strong>Traumatismo</strong> torácico, neumotórax,<br />
<strong>hemoptisis</strong> y <strong>tromboembolismo</strong> pulmonar<br />
P. Gómez Cabanillas, I. Irastorza Terradillos, J. Landa Maya, E. González Pérez-Ya r z a<br />
<strong>Traumatismo</strong> torácico<br />
Representa la segunda causa de muerte por<br />
traumatismo en la infancia tras los traumatismos<br />
craneoencefálicos. La causa principal se<br />
debe a los accidentes de tráfico, seguidos de<br />
las caídas de altura. Por su mecanismo de producción,<br />
frecuentemente se asocian a traumatismos<br />
y lesiones en otros órganos y sistemas.<br />
La caja torácica en la edad pediátrica es más<br />
deformable que en la adulta. Su elasticidad y<br />
su menor tamaño hacen que los traumatismos<br />
se transmitan con mayor facilidad a las estructuras<br />
intratorácicas. Por este motivo, es posible<br />
encontrar lesiones intratorácicas en<br />
ausencia de signos externos de traumatismo<br />
torácico evidente.<br />
Lesiones de la caja torácica<br />
Son las lesiones más frecuente en los traumatismos<br />
torácicos:<br />
_ Contusión de la pared costal. Reviste escasa<br />
gravedad. No requiere tratamiento.<br />
_ Fracturas de la caja torácica. Frecuentemente<br />
se asocian a otras lesiones torácicas<br />
como la contusión pulmonar, el neumotórax<br />
o el volet costal. La fractura de la 1ª y<br />
la 2ª costillas o de la escápula debe hacer<br />
sospechar un traumatismo toracocervical<br />
grave. En caso de fractura de las costillas<br />
10ª-12ª se debe descartar la existencia de<br />
lesión hepática, esplénica y/o renal. La<br />
fractura aislada de costilla no necesita tratamiento<br />
específico.<br />
_<br />
Volet costal. La rotura de un número elevado<br />
de costillas tiene como resultado la<br />
aparición de un segmento de pared costal<br />
que “flota” libre e independientemente<br />
del resto de la pared torácica. Las presiones<br />
intrapleurales atraen al segmento flotante<br />
durante la inspiración y lo rechazan<br />
durante la espiración, haciendo que este<br />
segmento se mueva en dirección opuesta<br />
al resto del tórax durante la respiración<br />
espontánea.<br />
Constituye una urgencia vital que requiere<br />
tratamiento inmediato mediante la estabilización<br />
del segmento flotante (decúbito<br />
sobre el lado afecto o inmovilización<br />
manual) seguido, si el compromiso respiratorio<br />
es importante, de intubación y<br />
ventilación con presión positiva.<br />
Contusión pulmonar<br />
Lesión producida por la pérdida de la integridad<br />
vascular pulmonar como consecuencia de<br />
un traumatismo contuso. Se produce una<br />
hemorragia intraparenquimatosa y alveolar<br />
que provoca una disminución progresiva de la<br />
distensibilidad pulmonar y la aparición de<br />
shunt intrapulmonar. Puede evolucionar<br />
durante horas produciendo un deterioro progresivo<br />
de la función respiratoria hasta comprometer<br />
seriamente la vida del paciente.<br />
La clínica inicial suele ser escasa. En algunos<br />
casos puede presentarse en forma de <strong>hemoptisis</strong>.<br />
En la radiografía de tórax posteroanterior<br />
381
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
se presenta como una consolidación alveolar<br />
difusa que no respeta los límites entre segmentos<br />
pulmonares. En los casos menos graves<br />
la conducta terapéutica debe ser expectante.<br />
En los casos más graves o de mala evolución<br />
se debe proceder a la intubación y ventilación<br />
mecánica. La presión positiva al final<br />
de la espiración puede mejorar la hipoxemia y<br />
disminuir el sangrado pulmonar, pero no<br />
mejora la contusión pulmonar subyacente.<br />
Neumotórax<br />
Se trata en otra sección más adelante.<br />
cavidad pleural de una cantidad de sangre<br />
superior a los 20 ml por kilogramo de peso.<br />
Se debe colocar inmediatamente un tubo<br />
del mayor diámetro posible como se describe<br />
en el hemotórax simple. Se debe<br />
proceder a una expansión rápida de la<br />
volemia hasta estabilizar la situación<br />
hemodinámica. La toracotomía está indicada<br />
si persiste la situación de inestabilidad<br />
hemodinámica, si el débito del drenaje<br />
es superior a 5 ml por kilogramo de peso<br />
y hora o si existen heridas penetrantes en<br />
la región mediosternal o interescapular<br />
por la posibilidad de que se asocien lesiones<br />
cardíacas, de grandes vasos o hiliares.<br />
Hemotórax<br />
Está producido por la presencia de sangre en<br />
la cavidad pleural. Clínicamente su presentación<br />
es similar a la de los neumotórax salvo<br />
por la existencia una matidez a la percusión<br />
del lado afecto. Radiográficamente se observa<br />
un velamiento del hemitórax afecto con grados<br />
variables de desplazamiento mediastínico<br />
hacia el lado sano. En los casos más graves la<br />
hipovolemia produce una disminución del<br />
tamaño de la silueta cardíaca.<br />
Se distinguen dos tipos de hemotórax:<br />
_ Hemotórax simple. La presencia de sangre<br />
en la cavidad torácica es escasa, sin que<br />
comprometa gravemente la función respiratoria<br />
ni el estado hemodinámico. Si es<br />
pequeño se puede adoptar una actitud<br />
terapéutica expectante; en los demás casos<br />
se debe colocar un tubo del mayor tamaño<br />
posible en el 5º espacio intercostal en la<br />
línea medioaxilar, conectado a un sistema<br />
de sellado unidireccional con aspiración.<br />
_ Hemotórax masivo. Constituye una urgencia<br />
vital. Se define por la presencia en la<br />
Lesiones diafragmáticas<br />
La rotura diafragmática se produce habitualmente<br />
como consecuencia de un aumento<br />
súbito y masivo de la presión intraabdominal.<br />
Si el desgarro diafragmático es lo suficientemente<br />
grande, la presión negativa intrapleural<br />
durante la inspiración atraerá las vísceras<br />
abdominales a la cavidad torácica comprimiendo<br />
el parénquima pulmonar adyacente.<br />
La herniación diafragmática suele afectar el<br />
lado izquierdo del diafragma. El hígado protege<br />
en cierta medida el lado derecho del diafragma<br />
y puede ocluir el desgarro existente<br />
evitando así la herniación de vísceras abdominales.<br />
Los hallazgos clínicos específicos suelen ser<br />
escasos, siendo similares a los del hemotórax y<br />
el neumotórax. La radiografía de tórax puede<br />
mostrar una elevación del diafragma izquierdo,<br />
con desplazamiento mediastínico hacia el<br />
lado sano y la presencia de un patrón de ocupación<br />
y aireación abdominal en el tórax. El<br />
diagnóstico se puede confirmar introduciendo<br />
una sonda nasogástrica cuyo extremo distal<br />
puede aparecer en el estómago intratorácico.<br />
382
Neumología<br />
Los desgarros sintomáticos del hemidiafragma<br />
izquierdo requieren tratamiento quirúrgico.<br />
Los del hemidiafragma derecho habitualmente<br />
se solucionan espontáneamente ya que el<br />
desgarro suele ser taponado por el hígado.<br />
<strong>Traumatismo</strong> cardiaco<br />
Debe descartarse ante todo traumatismo que<br />
afecte el área mediosternal. La lesión estructural<br />
del corazón es muy poco frecuente. La<br />
presentación varía desde alteraciones asintomáticas<br />
en la conducción eléctrica hasta la<br />
rotura cardíaca y muerte. Se distinguen los<br />
siguientes tipos:<br />
_<br />
_<br />
Contusión miocárdica. Es la lesión cardíaca<br />
más frecuente, originada por un traumatismo<br />
romo en zona mediosternal. Presenta<br />
alteraciones en el ECG, elevación de las<br />
enzimas cardíacas y en la ecocardiografía<br />
se detecta un grado variable de disfunción<br />
ventricular. En general cura sin complicaciones,<br />
y puede requerir la utilización de<br />
analgesia, vasodilatadores coronarios y<br />
antiarrítmicos.<br />
Taponamiento cardiaco. Constituye una<br />
urgencia vital. Se suele producir como consecuencia<br />
de un traumatismo penetrante<br />
en la región mediosternal. El acúmulo de<br />
sangre entre el pericardio y el corazón produce<br />
una disminución del retorno venoso<br />
con disfunción contráctil del corazón que<br />
conduce a un cuadro de bajo gasto.<br />
Clínica. Atenuación de los ruidos cardíacos,<br />
descenso de la tensión arterial y en<br />
algunos casos ingurgitación yugular. En<br />
los casos más graves se produce una parada<br />
cardíaca con signos de disociación electromecánica<br />
en el electrocardiograma.<br />
Requiere tratamiento inmediato mediante<br />
la realización de una pericardiocentesis<br />
evacuadora en el ángulo cardiofrénico<br />
izquierdo pinchando en dirección a la<br />
punta de la escápula izquierda. Frecuentemente<br />
requiere intervención quirúrgica<br />
para la resolución definitiva del sangrado.<br />
Lesión aórtica<br />
Es poco frecuente. El 90% de los pacientes<br />
con rotura aórtica fallecen desangrados en el<br />
lugar del accidente. El 10% que sobreviven lo<br />
hacen porque la hemorragia es contenida por<br />
una adventicia íntegra.<br />
La sospecha clínica es difícil por la inespecificidad<br />
de síntomas. Los hallazgos radiológicos<br />
que deben hacer sospechar la existencia de<br />
una lesión aórtica son las fracturas de la 1ª y<br />
2ª costillas, el ensanchamiento del mediastino<br />
superior, la modificación del cayado aórtico,<br />
la desviación de la sonda nasogástrica<br />
hacia la derecha y el despegamiento de la<br />
cúpula pleural izquierda.<br />
El tratamiento quirúrgico de la lesión debe<br />
retrasarse hasta que se hayan tratado y estabilizado<br />
otras lesiones que supongan un compromiso<br />
vital potencial y hasta que el paciente se<br />
encuentre estable respiratoria y hemod i n á m i c a-<br />
m e n t e .<br />
Lesiones traqueobronquiales<br />
Son extremadamente raras. Cuando se producen<br />
el paciente suele fallecer en el lugar del<br />
accidente. La presencia de <strong>hemoptisis</strong> y enfisema<br />
subcutáneo obliga a descartar esta patología.<br />
Radiológicamente cursa con neumotórax<br />
y aire ectópico en mediastino. La existencia<br />
de un neumotórax con fuga aérea masiva<br />
que no se compensa con la inserción de un<br />
tubo de drenaje pleural debe hacer sospechar<br />
esta patología.<br />
383
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
Puede requerir intubación urgente. Para el<br />
diagnóstico y el tratamiento definitivo se<br />
requiere la realización de una broncoscopia,<br />
rígida o flexible.<br />
Lesión laríngea<br />
Es muy poco frecuente. Las manifestaciones<br />
clínicas típicas consisten en disnea, ronquera,<br />
enfisema subcutáneo en el cuello y <strong>hemoptisis</strong>.<br />
La sospecha de afectación laríngea obliga<br />
a la realización de una laringoscopia endoscópica<br />
o una TC puesto que las lesiones laríngeas<br />
pueden evolucionar en horas hasta producir<br />
un grave compromiso respiratorio (figura<br />
1). La intubación precoz profiláctica y la traqueostomía<br />
son opciones eficaces para evitar<br />
complicaciones evolutivas.<br />
Neumotórax<br />
Se define como la presencia de un acumulación<br />
de aire entre las pleuras visceral y parietal.<br />
Presupone la existencia de una comunicación<br />
entre el espacio pleural y la atmósfera.<br />
Las principales causas de neumotórax vienen<br />
referidas en la tabla I. Es frecuente el neumotórax<br />
secundario a la utilización de ventilación<br />
mecánica, por aumento brusco de volumen<br />
tidal o de las presiones pico. La enfermedad<br />
de las membranas hialinas y el síndrome<br />
de aspiración meconial suelen acompañarse<br />
de neumotórax. Los traumatismos son una<br />
causa importante de neumotórax.<br />
Clínica. La clínica depende de la extensión<br />
del colapso pulmonar, grado de presión intrapleural,<br />
rapidez de instauración, edad y reserva<br />
respiratoria. Los síntomas más frecuentes<br />
son el dolor súbito pleurítico (90%) junto con<br />
disnea y taquipnea. A la exploración se constata<br />
expansión asimétrica del hemitórax, timpanismo,<br />
disminución del murmullo vesicular<br />
y de la transmisión de las vibraciones vocales.<br />
Evaluación del paciente<br />
Historia y exploración física<br />
Vía aérea estable<br />
Distrés respiratorio<br />
TC y fibrofaringoscopia<br />
Intubación<br />
Mínimo edema o hematoma endolaríngeo<br />
sin compromiso de la vía aérea<br />
Lesión significativa<br />
con compromiso de la vía aérea<br />
TC y fibrofaringoscopia<br />
Tratamiento conservador<br />
No<br />
fractura<br />
Fractura abierta<br />
u oculta<br />
Laringoscopia de control<br />
No progresión en 24-48 horas<br />
Progresión del edema<br />
Laringoscopia<br />
de control<br />
Exploración<br />
quirúrgica abierta<br />
y reparación<br />
Alta<br />
Figura 1. Algoritmo del tratamiento del traumatismo laríngeo (reproducido de Iturrioz A y cols., con permiso).<br />
384
Neumología<br />
TABLA I.<br />
Etiología del neumotórax<br />
• Espontáneo<br />
• Yatrogénico:<br />
Toracocentesis<br />
Biopsia pleural<br />
Biopsia hepática<br />
Cirugía torácica<br />
Canalización subclavia-yugular, etc.<br />
Resucitación<br />
Ventilación mecánica<br />
• Enfermedades respiratorias:<br />
Membrana hialina<br />
Síndrome de aspiración<br />
Quistes broncopulmonares<br />
Asma<br />
Fibrosis quística<br />
Tuberculosis<br />
Neumonía necrotizante<br />
Bronquiolitis<br />
Neumopatías intersticiales<br />
Tumores<br />
Inhalación de tóxicos<br />
(hidrocarbonos, cocaina)<br />
• <strong>Traumatismo</strong> torácico<br />
• Enfermedades congénitas:<br />
Síndrome de Marfan, linfangiomatosis<br />
El latido cardiaco se encuentra desplazado<br />
hacia el lado contralateral.<br />
La masiva acumulación del aire aumenta la<br />
presión intrapleural por encima de la atmosférica,<br />
pudiendo provocar un colapso del pulmón<br />
ipsolateral con desplazamiento del mediastino<br />
hacia el lado contralateral (neumotórax a tensión).<br />
Se produce, entonces, compromiso del<br />
retorno venoso con taquicardia, hipotensión y<br />
disminución del gasto cardíaco.<br />
La existencia de un mecanismo valvular permite<br />
la entrada de aire en la cavidad pleural<br />
pero no su salida, originando un neumotórax<br />
a tensión, de extrema gravedad. En traumatismos<br />
penetrantes con una herida de gran calibre<br />
en la pared torácica, se puede originar un<br />
neumotórax abierto.<br />
Diagnóstico. La radiografía de tórax presentará<br />
una hiperclaridad en el hemitórax afecto<br />
con desplazamiento del mediastino hacia el<br />
lado sano y con la silueta cardíaca normal o<br />
pequeña. La gasometría puede ser normal al<br />
principio, pero está alterada en el neumotórax<br />
a tensión.<br />
Tratamiento. Normalmente para actuar se requiere<br />
una confirmación radiológica, pero en<br />
caso de riesgo vital el tratamiento debe ser<br />
inmediato.<br />
A la hora de valorar el tratamiento se debe de<br />
tener en cuenta la severidad de la clínica, la<br />
enfermedad pulmonar y la edad. En caso de<br />
pequeños neumotórax asintomáticos, se<br />
toman medidas conservadoras con oxígeno a<br />
altas concentraciones (100%), ya que la<br />
ausencia de nitrógeno produce un aumento<br />
del gradiente de presión de los gases entre la<br />
pleura y la sangre venosa, favoreciendo la<br />
reabsorción del aire ectópico.<br />
En los pacientes con deterioro clínico (neumotórax<br />
a tensión y abierto) se procedería a<br />
la evacuación del aire intrapleural (toracocentesis).<br />
Para ello se puede realizar punción<br />
con una aguja de 14-16 G, conectada a una<br />
jeringa o sello de agua o colocación de drenaje<br />
permanente. La primera técnica se realiza<br />
sobre todo en el neumotórax a tensión de<br />
forma urgente, dando tiempo a preparar el<br />
equipo necesario para colocar drenaje. La<br />
inserción del mismo se realiza a nivel del 2º<br />
espacio intercostal, línea medioclavicular o a<br />
través de 5º espacio intercostal en la línea<br />
axilar media. Una vez introducido el trócar<br />
debe dirigirse en sentido anteroapical. El drenaje<br />
se mantiene durante varios días con una<br />
385
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
presión negativa de 5-15 cm H 2 O hasta que se<br />
expanda el pulmón; luego se pinza durante 12-<br />
24 horas y se retira si no ha habido deterioro<br />
clínico o radiológico durante esas horas.<br />
El sistema de drenaje utilizado con más frecuencia<br />
es el de tres frascos o tipo Pleur-vac®,<br />
que consiste en tres cámaras:<br />
_<br />
_<br />
_<br />
Sello de agua. Debe llenarse hasta la línea<br />
de 2 cm.<br />
Cámara de control de aspiración. El nivel<br />
de agua que alcanza indica el nivel de<br />
aspiración. Debe superar la presión negativa<br />
intrapleural (-5/-15 cm H 2 O). Así se<br />
consigue la salida y el cierre de la fístula al<br />
aproximar y unir las pleuras.<br />
Cámara de recolección. A utilizar en el<br />
caso de derrame pleural.<br />
La videotoracoscopia, o en su defecto la toracotomía,<br />
está indicada si el neumotórax persiste<br />
más de 2 semanas, si hay fístula broncopleural<br />
y/o en el caso de neumotórax recurrente.<br />
Si el paciente está en ventilación mecánica,<br />
hay que establecer los siguientes parámetros:<br />
_ Uso del menor número de ciclos respiratorios<br />
(modalidad espontánea con presión<br />
soporte) (IMV con presión soporte).<br />
_ Disminuir Vt a 8-10 ml / kg.<br />
_ Disminuir T inspiratorio (relación I/E baja)<br />
(suprimir pausa inspiratoria).<br />
_ Disminuir PEEP.<br />
_ Valorar modalidades ventilatorias con alta<br />
frecuencia, ECMO, etc.<br />
Hemoptisis<br />
La expectoración repentina de sangre o esputo<br />
hemoptoico es un síntoma secundario alarmante<br />
que obedece a muchos trastornos primarios.<br />
Una buena anamnesis, la realización<br />
de una radiografía de tórax y en ocasiones una<br />
fibrobroncoscopia pueden ser suficientes para<br />
conocer el origen de la <strong>hemoptisis</strong>.<br />
El primer paso que se debe realizar es confirmar<br />
que la sangre procede del tracto respiratorio<br />
subglótico. En este sentido hay que<br />
recordar que la sangre fresca, roja y espumosa<br />
en ocasiones mezclada con esputo y con un<br />
pH alcalino procede de la vía aérea. Hay que<br />
descartar asimismo una epistaxis o una pequeña<br />
hemorragia amigdalar como origen de la<br />
sangre. Por otra parte, la hematemesis se<br />
acompaña de náuseas, vómitos y el pH es<br />
ácido. Los pacientes con <strong>hemoptisis</strong> presentan<br />
con frecuencia tos, ruidos pulmonares<br />
burbujeantes, estertores y signos de la enfermedad<br />
subyacente.<br />
Diagnóstico etiológico<br />
En primer lugar hay que investigar la existencia<br />
de un posible origen traumático (traumatismo<br />
torácico externo, intubación o biopsia<br />
pulmonar). Si se descarta dicho origen, la presencia<br />
de signos sugestivos de infección aguda<br />
de vías respiratorias orientarán hacia el diagnóstico<br />
de infecciones virales de vía alta o de<br />
una neumonía viral grave (Adenovirus).<br />
Si la <strong>hemoptisis</strong> se acompaña de una situación<br />
clínica inestable, se procede a la realización<br />
de una radiografía de tórax, por medio de<br />
la cual podremos descartar las causas más frecuentes<br />
de <strong>hemoptisis</strong>: bronquiectasias (fibrosis<br />
quística, discinesia ciliar, tuberculosis),<br />
cuerpo extraño, cardiopatías, anomalías vasculares<br />
y hemosiderosis).<br />
La normalidad radiológica puede hacer necesaria<br />
la realización de una fibrobroncoscopia o<br />
una TC que nos ayudará a establecer otros<br />
386
Neumología<br />
diagnósticos: cuerpo extraño, tumores, malformaciones<br />
congénitas. Si estas exploraciones<br />
son normales, el diagnóstico se orientará<br />
a otras causas como: coagulopatías, conectivopatías<br />
o inmunodeficiencias.<br />
Tratamiento<br />
Las medidas generales se deben aplicar para<br />
mantener permeable la vía aérea, administrar<br />
oxígeno y corregir los trastornos de la coagulación<br />
si los hubiere. Mantener una adecuada<br />
postura corporal, que el enfermo por su experiencia<br />
ya conoce, puede ayudar a disminuir la<br />
gravedad de los síntomas.<br />
Las medidas específicas se establecerán orientadas<br />
al tratamiento de la enfermedad primaria<br />
que haya originado la <strong>hemoptisis</strong>.<br />
Tromboembolismo pulmonar<br />
Concepto<br />
El <strong>tromboembolismo</strong> pulmonar (TEP) se define<br />
como el trastorno fisiopatológico originado<br />
por la oclusión del canal arterial pulmonar,<br />
enfermedad infrecuente en lactantes y niños<br />
sanos. Generalmente es debido a émbolos<br />
sanguíneos procedentes del sistema venoso<br />
profundo y más raramente a émbolos constituidos<br />
por tumores, líquido amniótico, aire,<br />
grasa o cuerpos extraños.<br />
Rara vez se piensa en el diagnóstico de embolia<br />
pulmonar en niños, y muchos casos sólo<br />
son diagnosticados al realizar la necropsia. Las<br />
formas no letales de TEP probablemente sean<br />
mucho más frecuentes en niños con factores<br />
de riesgo (especialmente hospitalizados en<br />
UCI y en traumatología) que no son diagnosticados<br />
por cursar con signos y síntomas anodinos,<br />
con frecuencia autolimitados o relacionados<br />
con otra enfermedad de base.<br />
Factores predisponentes<br />
En la edad pediátrica los principales factores<br />
de riesgo de embolia pulmonar son la presencia<br />
de catéter venoso central, la inmovilización,<br />
la presencia de cardiopatía y la cirugía<br />
mayor (especialmente traumatológica). Otras<br />
causas de TEP, se describen en la tabla II.<br />
Manifestaciones clínicas<br />
La embolia de la arteria pulmonar o de sus<br />
ramas más gruesas puede ocasionar un cuadro<br />
clínico variable, sugiriendo la clínica un cua-<br />
• Fracturas óseas (principal causa de embolia grasa)<br />
• Cirugía de escoliosis<br />
• Lesiones de la médula espinal<br />
• Quemaduras graves<br />
• Inactividad prolongada<br />
• Portadores de dispositivos médicos (catéteres, fístulas<br />
arteriovenosas, derivaciones ventriculo-peritoneales<br />
en derivaciones de hidrocefalias, ...)<br />
• Asfixia perinatal<br />
• Aborto en adolescentes<br />
• Consumo de drogas<br />
• Trastornos de hipercoagulabilidad (déficit de<br />
proteína C o S, de antitrombina III, presencia de<br />
anticoagulante lúpico)<br />
• Ingesta de contraceptivos orales<br />
• Anemia drepanocítica<br />
• Deshidratados graves<br />
TABLA II.<br />
Etiología del TEP<br />
• Cardiopatías cianóticas<br />
• Endocarditis bacteriana<br />
• Déficits nutricionales crónicos<br />
387
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
dro de neumonía. Es frecuente la disnea y<br />
taquipnea, en ocasiones acompañada de dolor<br />
pleurítico o dolor irradiado al hombro. Cuando<br />
el infarto pulmonar es lo suficientemente<br />
grande puede existir matidez, estertores húmedos<br />
o roce pleural.<br />
En ocasiones aparecen esputos hemoptoicos o<br />
<strong>hemoptisis</strong> abundante. Las embolias pulmonares<br />
extensas pueden causar insuficiencia<br />
cardiaca derecha y aumento de la presión en<br />
la arteria pulmonar. El infarto pulmonar<br />
extenso puede manifestarse con la tríada clásica:<br />
dolor torácico pleurítico, <strong>hemoptisis</strong> e<br />
infiltrado pulmonar.<br />
Diagnóstico<br />
Aunque con cierta frecuencia el TEP cursa de<br />
forma asintomática y en personas normales, la<br />
oclusión de una arteria pulmonar puede conllevar<br />
pocos cambios cardiodinámicos. Los<br />
síntomas y signos físicos más comunes con<br />
que se presenta el TEP son: disnea, dolor<br />
pleurítico y tos de aparición aguda.<br />
Entre las formas sindrómicas de presentación<br />
del TEP agudo destacan:<br />
a) Colapso circulatorio (síncope y shock).<br />
b) Infarto pulmonar/hemorragia pulmonar<br />
(atelectasia congestiva).<br />
c) Insuficiencia cardiaca derecha aguda e<br />
insuficiencia respiratoria grave.<br />
d) Otras: fiebre, insuficiencia cardiaca refractaria<br />
y arritmias.<br />
La cianosis y disnea aparecen por lo general<br />
cuando existe una obstrucción del 65% del<br />
lecho vascular pulmonar; hipertensión pulmonar<br />
y shock, cuando la obstrucción es del<br />
70-80%, y la muerte, cuando la oclusión es<br />
mayor del 85% del lecho vascular pulmonar.<br />
Exploraciones complementarias<br />
Ante la sospecha clínica de TEP, se deben<br />
realizar las siguientes exploraciones complementarias<br />
con carácter urgente para intentar<br />
consolidar o descartar la sospecha diagnóstica<br />
inicial y realizar un diagnóstico diferencial<br />
adecuado.<br />
Gasometría arterial. Suele existir hipoxemia<br />
con hipocapnia y alcalosis respiratoria. Aunque<br />
una PaO 2 baja no es un dato patognomónico,<br />
su hallazgo en pacientes sin enfermedad<br />
cardiovascular apoya el diagnóstico de TEP.<br />
La gasometría arterial es necesaria para establecer<br />
la indicación de oxigenoterapia, y en<br />
sujetos sin antecedentes de patología cardiopulmonar<br />
puede orientar sobre el grado de<br />
obstrucción del lecho vascular pulmonar.<br />
ECG. Es de interés fundamentalmente para<br />
descartar otras entidades que pueden manifestarse<br />
con un cuadro clínico semejante al de<br />
embolia pulmonar (pericarditis, arritmia cardiaca,<br />
IAM). En pacientes sin enfermedad<br />
pulmonar o cardiaca previa y con sospecha de<br />
TEP, un cambio en el ECG actual puede<br />
reforzar este diagnóstico. Hasta en el 65% de<br />
pacientes con TEP pueden aparecer alteraciones<br />
inespecíficas en el ECG como las referidas<br />
en la tabla III.<br />
Radiografía de tórax. Lo más frecuente es que la<br />
radiografía de tórax sea normal, pero se debe<br />
realizar para descartar otras patologías (dicha<br />
exclusión respalda el diagnóstico de TEP) y<br />
para la evaluación y clasificación de los defectos<br />
de perfusión que se produzcan en la gammagrafía<br />
de perfusión. Los datos que se pueden<br />
obtener en el TEP son: (a) hiperclaridad<br />
en la zona afecta; (b) atelectasias basales<br />
laminares con elevación del diafragma; (c)<br />
derrame pleural; (d) ensanchamiento de la<br />
silueta cardiaca o de hilios pulmonares (uni o<br />
bilateral); (e) si existe infarto pulmonar: infil-<br />
388
Neumología<br />
TABLA III. Hallazgos en el ECG del TEP<br />
• Cambios inespecíficos en el segmento ST o en la onda T (muy frecuentes)<br />
• Taquicardia sinusal, fibrilación auricular con respuesta ventricular rápida y otras arritmias supraventriculares<br />
• Desviación del eje cardíaco a la derecha<br />
• Bloqueo de rama derecha<br />
• Pulmonar<br />
• Patrón de McQuinn y White: S1Q3T3 (onda S en la derivación I, onda Q con inversión de la<br />
onda T en la derivación III), especialmente en cuadros de TEP masivo. Sin embargo, un ECG<br />
normal no descarta el TEP<br />
trado alveolar localizado, en forma piramidal,<br />
generalmente basal, con el vértice dirigido<br />
hacia el hilio, y (f) engrosamiento o afilamiento<br />
de imágenes vasculares.<br />
Ecocardiografía. En los pacientes sin enfermedad<br />
cardiopulmonar previa, la obstrucción<br />
embólica se puede relacionar con la presión<br />
arterial pulmonar media. Una obstrucción del<br />
25-40% produce incremento de la presión<br />
arterial pulmonar de 20-30 mmHg. A partir<br />
de entonces puede producirse dilatación del<br />
ventrículo derecho (presión de la arteria pulmonar<br />
de 40-45 mmHg, que suele coincidir<br />
con una obstrucción vascular del 70-75% del<br />
lecho vascular).<br />
Gammagrafía pulmonar de perfusión. La gammagrafía<br />
pulmonar de perfusión (GPP) es un<br />
método no invasivo, rápido, asequible y útil<br />
para el diagnóstico de TEP. No obstante una<br />
GPP normal no excluye de forma absoluta la<br />
presencia de embolia pulmonar.<br />
Otras exploraciones. No hay pruebas sanguíneas<br />
de uso sistemático que ayuden a establecer<br />
el diagnóstico de embolia pulmonar. La arteriografía<br />
pulmonar selectiva es la única prueba<br />
que asegura el diagnóstico de TEP mediante<br />
la demostración directa del trombo. Si se<br />
emplea la técnica de sustracción digital,<br />
puede obviarse la realización de un cateterismo<br />
derecho. Sus indicaciones son: pacientes<br />
con gammagrafía pulmonar indeterminada,<br />
gammagrafía pulmonar de alta probabilidad<br />
que requieren confirmación por el alto riesgo<br />
de complicaciones hemorrágicas a causa de la<br />
anticoagulación y en pacientes con gammagrafía<br />
de baja probabilidad y alto grado de<br />
sospecha clínica.<br />
Diagnóstico diferencial<br />
En la tabla IV se muestran otras patologías<br />
con las que hay que establecer el diagnostico<br />
diferencial.<br />
Profilaxis del <strong>tromboembolismo</strong> pulmonar<br />
En aquellos casos con factores de riesgo de<br />
padecer un TEP (y siempre tras descartar un<br />
proceso hemorrágico activo) es conveniente<br />
la profilaxis tromboembólica con heparinas<br />
de bajo peso molecular. En cirugía ortopédica,<br />
la primera dosis de heparina de bajo peso<br />
389
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
TABLA IV. Diagnóstico diferencial del TEP<br />
molecular debe iniciarse 12 horas antes de la<br />
intervención y mantenerse durante 7-10 días<br />
(ver tabla V).<br />
Tratamiento<br />
Dolor torácico<br />
Disnea<br />
• Dolor mecánico osteomuscular<br />
• Dolor coronario<br />
• Neumotórax<br />
• Pericarditis<br />
• Pleuritis<br />
• Neumonía<br />
• Disección aórtica<br />
• Dolor esofágico<br />
• Obstrucción bronquial<br />
• Edema agudo de pulmón<br />
• Atelectasia<br />
• Neumotórax<br />
• Neumonía<br />
El 10% de los pacientes con embolia pulmonar<br />
aguda fallecen durante la primera hora, por lo<br />
que una adecuada monitorización del paciente<br />
nos facilitará un diagnóstico y tratamiento prec<br />
o c e s .<br />
1. Medidas generales. Monitorización del<br />
paciente: tensión arterial, frecuencia cardiaca,<br />
frecuencia respiratoria, equilibrio ácido-base,<br />
S a O 2 y temperatura.<br />
_ Administrar oxígeno para mantener una PO2 ><br />
60 mmHg, manteniendo una SaO2 > 92 %.<br />
Valorar intubación endotraqueal si con FiO 2<br />
de 0,5 no se consigue PaO 2 > 60 mmHg.<br />
Hemoptisis<br />
Shock<br />
_<br />
_<br />
• Proceso ORL<br />
• Bronquitis aguda<br />
• Neumonía.<br />
• Tuberculosis.<br />
• Sepsis<br />
• Hipovolemia<br />
• Neumotórax a tensión<br />
• Taponamiento pericárdico<br />
Tratamiento sedante-analgésico, con cloruro<br />
mórfico como fármaco de elección.<br />
Estabilización hemodinámica. Tratamiento<br />
del shock obstructivo mediante reexpansión<br />
de volumen hasta establecer un volumen<br />
circulante adecuado y fármacos<br />
inotrópicos. En caso necesario se puede<br />
emplear la dobutamina, la cual mejora el<br />
gasto cardíaco, la presión arterial y disminuye<br />
la presión pulmonar en cuña. En los<br />
pacientes con bajo gasto cardíaco se ha<br />
demostrado también el beneficio de la<br />
noradrenalina, que aumenta la presión<br />
arterial y mejora el flujo sanguíneo miocárdico<br />
del ventrículo derecho (acción<br />
inotrópica directa o por aumento de la<br />
contractilidad ventricular).<br />
2. Tratamiento específico (tabla V)<br />
_ Tratamiento anticoagulante. Ante la sospe-<br />
390
Neumología<br />
TABLA V. Profilaxis y tratamiento del TEP<br />
Profilaxis<br />
1. Enoxaparina sódica (Clexane ® ), la dosis diaria es de 0,5-1 mg/kg (50-100 UI/kg). En niños de más de 25 kg,<br />
la dosis establecida es de 20 mg/24 horas subcutánea para pacientes con riesgo moderado de TEP y de 40 mg/24<br />
horas en pacientes con alto riesgo de TEP<br />
2. Dalteparina sódica (Fragmín ®). En los casos de riesgo moderado de trombosis la dosis, es de 2.500 U/24 horas;<br />
para los casos de alto riesgo de TEP la dosis es de 5000 U/24 horas.<br />
Las dosis profilácticas con heparinas de bajo peso molecular, en condiciones normales, no alteran las pruebas de<br />
coagulación ni la agregación plaquetaria, por ello no es necesaria la monitorización de rutina de dichas pruebas;<br />
no obstante pueden ocasionar trombocitopenia. El ácido acetilsalicílico, los antiinflamatorios no esteroideos, los<br />
corticoides, antagonistas de la vitamina K y el dextrano, pueden potenciar el efecto anticoagulante de las heparinas<br />
de bajo peso molecular.<br />
La sobredosis con heparinas de bajo peso molecular puede revertirse con protamina; 1 mg o 100 U de protamina<br />
neutralizan 1 mg de enoxaparina sódica o dalteparina sódica; no obstante, sólo neutralizan el 50-60% de la actividad<br />
anti-Xa.<br />
Tratamiento anticoagulante<br />
Protocolo de administración de heparina: 1.) Antes de iniciar la terapia, hemograma, recuento plaquetario y TTPA.<br />
2). Bolo de heparina sódica: 75 U/kg (máximo 5.000 U) i.v. durante 10 minutos. 3) Dosis de mantenimiento:<br />
máximo 2.000 U/hora (< 1 año: 28 U/kg/hora) (> 1 año: 20 U/kg/hora). 4) Monitorizar cada 4 horas TTPA manteniéndolo<br />
entre 1,5 y 2,5 respecto al control (aumentar o disminuir la dosis un 10% según resultado de la monitorización).<br />
Duración aproximada de la heparinización, 7-10 días. Tres días antes de suspender la heparina iniciar<br />
tratamiento con anticoagulantes orales, que con frecuencia se completarán al menos durante 6 meses.<br />
Contraindicaciones de la heparinización. 1.) Absolutas: hemorragia activa y accidente cerebrovascular en los últimos<br />
2 meses. También se consideran en ocasiones: TAD mayor a p95, endocarditis bacteriana o pericarditis, TBC<br />
cavitaria activa, intervención neuroquirúrgica u oftalmológica en los 7 días previos o nefropatía grave. 2). Relativas:<br />
hemopatías con alteraciones de la coagulación, rectocolitis hemorrágica, hepatopatía crónica.<br />
Tratamiento fibrinolítico<br />
1.) rt-PA (activador recombinante del plasminógeno tisular, Actylisi ®, no aprobado por la FDA para niños).<br />
Dosis: 0,1-0,5 mg/kg/hora (hasta 72 horas) (26 de CN). Los viales contienen 50 mg, que se pueden diluir en 50 ml<br />
de suero fisiológico (1 mg= 1 ml).<br />
2.) Urocinasa. Dosis: bolo, 4.400 U/Kg i.v. durante 10 minutos; mantenimiento, 4.400-8.800 U/kg/hora.<br />
Contraindicaciones absolutas del tratamiento antifibrinolítico: alergia previa al agente trombolítico (nula para urocinasa<br />
y t-PA), hemorragia interna activa, accidente cerebrovacular en los últimos 2 meses y otros procesos intracraneales.<br />
Son contraindicaciones relativas de primera línea: operaciones mayores, traumatismo grave reciente,<br />
hipertensión arterial grave (TAS o TAD > p95). También se desaconseja en: sospecha de pericarditis, alteración<br />
de la conciencia, TCE en el último mes, neoplasia intracraneal o malformación arteriovenosa, traumatismo o cirugía<br />
en las últimas 2 semanas.<br />
Contraindicaciones relativas del tratamiento antifibrinolítico: RCP durante más de 10 minutos, fenómenos hemorrágicos<br />
oftalmológicos, traumatismo importante o cirugía entre 2 semanas y 2 meses previos, canalización de venas<br />
subclavias o yugular interna, úlcera péptica activa.<br />
Simultáneamente al rtPA administramos una dosis de antiagregante plaquetario a dosis bajas y una dosis de heparina.<br />
Tras la perfusión de rtPA se mantiene la dosis de heparina sódica durante 24 horas, manteniendo siempre la<br />
dosis necesaria para conseguir un TTPa entre 1,5 y 2,5 veces el valor normal.<br />
391
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría<br />
_<br />
cha clínica de TEP, debe administrarse<br />
heparina sódica de forma precoz.<br />
Tratamiento fibrinolítico. Es el tratamiento<br />
de primera línea en el <strong>tromboembolismo</strong><br />
pulmonar masivo, diagnosticado por arteriografía<br />
y acompañado de inestabilidad<br />
hemodinámica. El fibrinolítico de elección<br />
es el activador hístico del plasminógeno<br />
recombinado, rtPA (Actylisi ® ) ,<br />
pudiéndose también utilizar la urocinasa.<br />
4. Michelson AD, Bovill E, Monagle P, Andrew<br />
M. Antithrombotic therapy in children. Chest<br />
1998; 114 (5 Suppl.): 748S-769S.<br />
5. Orenstein D. Hemoptisis. En: Nelson. Tr a t a d o<br />
de Pediatría. 16ª edición. Behrman RE,,Kliegman<br />
RM, Jonson HB, eds, Madrid, Mc Graw-<br />
Hill-Interamericana 2000; 1430-1431.<br />
6. Pamitch HB, Papastenelos C, Schidlow DU.<br />
Abnormalities of the pleural space. En: Taussig<br />
LM, Landau LI, eds, Pediatric respiratory medicine.<br />
St Louis, Mosby, 1999. 1189-1191.<br />
Bibliografía<br />
1. Graziano JN, Charpie JR. Trombosis in the<br />
intensive care unit: etiology, diagnosis,<br />
management, and prevention in adults an<br />
children. Cardiol Rev 2001; 9: 173-182.<br />
2. Iturrioz Mata A, Miranda Abejón G, de Frutos<br />
Martínez C, González Pérez-Ya rza E.<br />
<strong>Traumatismo</strong> de laringe. An Esp Pediatr 2002;<br />
56: 360-61.<br />
3. Lee LC, Shah K. Clinical manifestation of<br />
pulmonary embolism. Emerg Med Clin North<br />
Am 2001; 19: 925-942.<br />
7. Pomeranz AJ, Busey SL, Sabnis A. Hemoptisis.<br />
En: Behrman RE, Kliegman RM, eds, Nelson<br />
Estrategias Diagnósticas en Pediatría. Madrid,<br />
Mc Graw-Hill-Interamericana, 2002, 42-45.<br />
8. Stern RC. Embolia e infarto pulmonares. En:<br />
Nelson, Tratado de Pediatría. 15ª Edición.<br />
Bherman RE, Kliegman RM, Harbin AM, eds,<br />
Madrid, McGram-Will-Interamericana, 1997,<br />
1544-1546.<br />
9 . <strong>Traumatismo</strong> torácico En: JA, Navascues, J<br />
Vázquez, eds. Manual de asistencia inicial al<br />
traumatismo pediátrico. 2ª ed. Barcelona<br />
2001.<br />
NOTAS<br />
392