comida de lobos. El arroz y la niebla sueltos ... - Alfonso VALLEJO

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Podía transformar esta física caída en letra, signo y color, sacarla del instante como una pulsación de luz en acción, hecha palabra. Así que la agarré sangrante de color y la lancé ingrávidamente hacia lo alto, camino de las señales y los hombres, hacia otras latitudes, fuera del tiempo. Y ante mi sorpresa, voló. Sí. A ras de tierra, como un fogonazo a través del mes de Noviembre hacia otras biografías.
UN PERRO salió de la oscuridad y ladró a un bulto colgado de una viga que resultó ser un hombre despellejado. Fuera sonaba a guerra yugoslava y se llamaba Iván. Una culebra en Jaén tragaba impasible un ratón. Una viga portuguesa cedía, y la cubierta cayó. Pero al mismo tiempo las ventanas abiertas, el mismo volumen de la miel, la Alcarria entera en primavera, hasta el aire olía a libertad. Todo parecía superponerse y sumarse, en uno mismo y todo distinto, simultáneo y contradictorio, caótico pero uniforme. Como respondiendo a un plan genial de una infinita realidad en eterno cambio, también la televisión se rompió, posiblemente interceptada en vuelo por una subpartícula con su misma astronomía. Alguien dijo alguna palabra desde el fondo a la izquierda, en algún lugar, pero casi dio igual porque no era un hombre transcendente y casi no se le oyó, ocupado como estaba en sus pellejos. Dijo que a veces creía en Dios
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LA TIERRA en alfileres comida de lo
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Es ASÍ como vino, con su estratosf
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UN HOMBRE impasible observaba el de
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UNA HORMIGA cruza una piedra. Un oj
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Si MI conciencia de ser vivo fuera
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ME MIRABA fijamente y de pronto pre
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SÉ TÚ hasta serte con jugos y rai
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DEJA QUE te estallen las flores, qu
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LA RAMA enramada, cuajada, aislada
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Algo propio e irrepetible, Y en con
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AMAR A manos llenas, a dos corazone
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