19.01.2015 Views

Descargar Texto - Memoria Digital de Lanzarote

Descargar Texto - Memoria Digital de Lanzarote

Descargar Texto - Memoria Digital de Lanzarote

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CANTANTE Y SONANTE<br />

Señor Sanon, <strong>de</strong> Tiagua, era tratante y vendía, a más <strong>de</strong> burros<br />

y camellos, pajeros. En verdad él vendía <strong>de</strong> todo, pero su especialidad<br />

eran los animales dichos y los pajeros. Siempre al contado.<br />

Jamás dio crédito a nadie ni le vendió la mercancía fiada al<br />

más amigo. Así prosperó, o no prosperó, quién lo sabe... Un día<br />

apareció un forastero por su casa y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> discutir el precio<br />

y quedar cerrado el trato, <strong>de</strong> un salto se encaramó en el pajero<br />

y empezó a tirar la «torta», capa <strong>de</strong> tierra arcillosa amasada con<br />

granzón que se pone sobre la paja como techo para resguardarlo<br />

<strong>de</strong> lluvias y ventoleras. Iba ya a <strong>de</strong>sbaratar el pajero cuando se<br />

oye en el silencio sordo <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> conejera la voz canuta <strong>de</strong>l<br />

señor Sanon que le grita al otro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo: «¡Oisga, pero qué<br />

está haciendo, hombre <strong>de</strong> Dios! ¡No sabe que primero hay que<br />

aflojar las perras, contar el dinero cantante y sonante!»<br />

Cantante y sonante era la frase, y cantante la palabra, no contante.<br />

Había que contar el dinero, naturalmente, pero al mismo<br />

tiempo el dinero tenía que cantar, a más <strong>de</strong> sonar. Era la época<br />

<strong>de</strong> las monedas <strong>de</strong> plata, duros y pesetas, y los duros y las pesetas<br />

valían por sí mismos, por el peso y los quilates <strong>de</strong> su «masa<br />

metálica». Y como circulaban duros «ruines», hechos <strong>de</strong> plomo o<br />

estaño, que a veces sonaban pero no cantaban, había que comprobarlo<br />

<strong>de</strong>jando caer la moneda sobre el mármol <strong>de</strong>l mostrador o<br />

tirándola al suelo, contra una piedra o el cemento. El que tenia<br />

un duro ruin y lograba colarlo era poco menos que un héroe. Y al<br />

que se lo colaban ya podía callarse la boca, no <strong>de</strong>cir nada, que<br />

23

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!