aquà - El Dulce Nombre
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<strong>Dulce</strong><strong>Nombre</strong><br />
In Memoriam<br />
no tendría explicación que os estén<br />
llamando a los mejores, a los que<br />
recuerdo, con Don Manuel Filpo a<br />
la cabeza, Antonio Giménez, Claudio<br />
de la Puente, Pepe Fluja, Enrique<br />
Rodríguez, José Manuel Díaz<br />
Neguillo, Agustín, papá, Manolo,<br />
y ahora, por sorpresa, y como joven<br />
promesa, tu incorporación. Menuda<br />
Junta de Gobierno nos estamos<br />
perdiendo. Anda, que no le queda<br />
nada por aprender a Del Bosque.<br />
Nos separaba poco más de un<br />
año de edad, y nos acercaba el resto.<br />
Por eso hemos compartido, desde<br />
nuestra infancia, un millón de vivencias,<br />
las que de ordinario comparten<br />
hermanos bien avenidos.<br />
Juegos de niños, adobados de las<br />
necesarias peleíllas infantiles que<br />
tanto unen, el Colegio San José, los<br />
cursos de verano en academias y colegios<br />
varios –siempre Martín y José<br />
Luis- para perfeccionar conocimientos,<br />
que no porque nos “catearan”,<br />
los veranos de Chipiona, la pesca en<br />
las rocas del Faro, en la muralla, y<br />
aquél inolvidable verano del 90, en<br />
el que nos quisimos hacer marineros<br />
con nuestro flamante bote de poco<br />
más de tres metros de eslora. ¿Te<br />
acuerdas Me viene también a la<br />
memoria tu mili, en San Fernando<br />
primero, y Ceuta después, y la mía<br />
en Cáceres, tu periplo profesional en<br />
la banca, tus numerosos destinos,<br />
siempre creciendo.<br />
Y en todo ese trayecto vital de<br />
dos hermanos, un denominador común.<br />
Te tuve cuando te necesité,<br />
siempre, fruto de tu generosidad<br />
sin límites e incondicional, y traté<br />
de corresponderte.<br />
Por todo ello, y por haber estado<br />
cerca tuya tantos años, creo estar<br />
capacitado para decir que te caracterizó<br />
y te recordaremos por tu<br />
bondad, por tu generosidad, y por<br />
tu simpatía –siempre gastando bromas<br />
y agradando a todos-.<br />
Y por eso mismo, también lo estoy<br />
–capacitado- para decir que tus<br />
pasiones fueron, por este orden, la<br />
familia, Aurora en primer lugar,<br />
que te siguió siempre y con quien<br />
formaste una unión perfecta; tus<br />
hijos, Martín, Jaime y Luis, esplendidos<br />
los tres, y fieles astillas de un<br />
buen palo; mama, papa y tus hermanos,<br />
tus amigos –que estos días han<br />
demostrado ser muchos y buenos-,<br />
el Betis, al que dejaste en primera,<br />
Chipiona y la Hermandad, a la que<br />
dedicaré el final de esta carta.<br />
<strong>El</strong> Banco, al que dedicaste enorme<br />
tiempo de tu vida, también fue tu pasión,<br />
y de hecho realizaste una carrera<br />
plena de reconocimientos y éxitos, que<br />
tu esfuerzo te costó, me consta. Finalmente<br />
te prejubiló anticipadamente y<br />
demasiado joven. Sé que esa decisión<br />
no te sentó bien, pero la encajaste con<br />
elegancia y fair play. Y sin embargo<br />
creo que, a la postre, -“Dios escribe<br />
derecho con renglones torcidos”- fue<br />
un regalo Divino que os permitió a<br />
Aurora y a ti estar juntos de mañana<br />
a noche, día tras día, mes tras mes,<br />
y año tras año. De manera, concluyo<br />
este apartado, que gracias también al<br />
Banco. Ese era tu estilo, y así lo reflejo,<br />
dar las gracias a todos y por todo. Eras<br />
agradecido, porque eras bien nacido.<br />
He dejado para el final lo que<br />
debería haber ocupado el primer<br />
lugar de esta carta, pero así me ha<br />
venido a la mente, y así lo dejo, por<br />
aquello de que las primeras impresiones<br />
son las mejores. La Hermandad<br />
y Martín.<br />
Siendo papá Hermano Mayor,<br />
entramos a formar parte del grupo<br />
joven, y desde entonces tu vinculación,<br />
porque ahora hablamos de ti,<br />
fue permanente, con el paréntesis<br />
lógico de tu periplo profesional fuera<br />
de Sevilla. Quisiste mucho a la<br />
Hermandad, fruto y consecuencia de<br />
tu amor a sus Sagradas imágenes, y<br />
trataste por dos ocasiones de formar<br />
parte de sendas Juntas de Gobierno,<br />
integrándote en dos candidaturas<br />
que finalmente no lograron el voto<br />
favorable de la mayoría de hermanos.<br />
No fue posible, y continuaste con tu<br />
devoción y amor como si tal cosa.<br />
Pero en todos estos años te ganaste la<br />
consideración y afecto de todos cuantos<br />
te conocieron y trataron. Personalmente<br />
pienso que podrías haber<br />
hecho grandes cosas en el seno de la<br />
Hermandad. Pero, como es lógico, mi<br />
opinión está trufada de parcialidad.<br />
Las harás desde el Cielo, no me<br />
cabe la más mínima duda.<br />
Un beso muy fuerte, y hasta<br />
siempre”<br />
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