aquà - El Dulce Nombre
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Septiembre 2011<br />
La Bofetá<br />
Hermano, repite conmigo: Soy de la Bofetá<br />
Fco. Javier Padilla<br />
E<br />
sto no es una apología<br />
de cómo debemos<br />
dirigirnos ni nombrar a<br />
nuestra querida Hermandad.<br />
También podemos decir: SOY<br />
DEL DULCE NOMBRE. Este<br />
artículo va mucho más allá<br />
de este banal debate. Sirvan<br />
estas líneas para expresar el<br />
tremendo orgullo que siento de<br />
pertenecer a una Hermandad<br />
en la que sus integrantes la<br />
sienten tan adentro. Si hay algo<br />
de lo que me congratulo es de<br />
ver como mis hermanos son<br />
tan “Bofeteros”. Está claro que<br />
no estamos en la pomada de<br />
las que más hermanos tienen.<br />
Ni mucho menos estamos entre<br />
las que más nazarenos sacan.<br />
Tampoco estamos entre las<br />
más populares… Pero nosotros<br />
somos de LA BOFETÁ. Y nos<br />
sentimos orgullosos de serlo, y<br />
lo llevamos a gala.<br />
Cómo los que me conocen ya<br />
saben, pertenezco desde hace<br />
trece años ya a la cuadrilla de<br />
Nuestro Padre Jesús ante Anás.<br />
Trece años en los que estoy<br />
cumpliendo el sueño de mi vida,<br />
poder portar sobre mi a Él, la luz<br />
que guía mi vida. Sin duda, es un<br />
sueño hecho realidad. Pero todo<br />
este tiempo que llevo bajo ‘Sus’<br />
trabajaderas me está sirviendo<br />
para mucho más. Sólo hay que ver<br />
el cuerpo de capataces que lleva.<br />
Conocer a fondo su cuadrilla.<br />
Sí, su cuadrilla. Es espectacular.<br />
Pero no lo digo por como anda<br />
por las calles de Sevilla, no. Qué<br />
también lo podría destacar por<br />
eso. Es que eso se consigue por el<br />
tremendo amor que hay hacia Él.<br />
¡Cuánto he aprendido contigo<br />
Ángel Guijarro! ¡Y cuanto<br />
contigo Luis León! Tampoco me<br />
olvido de ti, Miguel Gallardo,<br />
ni de ti, José Ignacio Molina,<br />
ni de ti, Manolo Gil, ni de ti,<br />
Avilés, ni de ti, Sarabia… y así<br />
tantos y tantos. Y como no, de<br />
mis compañeros de baile: Rafael<br />
Ríos, Jorgen Durán, Juanmi<br />
López – Arza… Ya no es que<br />
sean grandes compañeros,<br />
que os aseguro que no los hay<br />
mejores. Ya no es que sean<br />
buenos ‘peones’, que os aseguro<br />
que lo son. Es que no se pueden<br />
hacer una idea de cómo se quiere<br />
a nuestra Hermandad bajo las<br />
trabajaderas. Puede parecer<br />
lógico lo que digo, pero créanme<br />
que no tiene porqué ser así. No<br />
pretendo desprestigiar a otras<br />
cuadrillas. Dios me libre. Pero<br />
sí quiero recalcar el tremendo<br />
amor que hay a la Hermandad<br />
por parte de los encargados de<br />
portarlos cada Martes Santo.<br />
Ahora no hay más que el legado<br />
que nos han dejado nuestros<br />
antecesores.<br />
<strong>El</strong>los son los que nos han<br />
enseñado a rezarles, a pedirles,<br />
a ofrecerles a Nuestro Padre<br />
Jesús ante Anás, al Santo Cristo<br />
del Mayor Dolor y a María<br />
Santísima del <strong>Dulce</strong> <strong>Nombre</strong>.<br />
Me refiero, por ejemplo, a<br />
Manuel Filpo, Martín Arévalo<br />
Espejo… o, en mi caso, a mi<br />
abuelo, Julio Padilla, a los que<br />
jamás tendremos vida suficiente<br />
para agradecerles que nos hayan<br />
inculcado este ‘sentimiento<br />
bofetero’, el que guía nuestras<br />
vidas y que trataremos de<br />
saber transmitir a nuestros<br />
descendientes.<br />
Pero todo esto tiene un<br />
porqué. Hoy no me he levantado<br />
y he escrito esto porque sí. Todo<br />
esto viene a colación de lo que<br />
hemos vivido la pasada Semana<br />
Santa. <strong>El</strong> acoso sufrido desde el<br />
aciago Martes Santo.<br />
De verdad digo que he<br />
sentido el calor de todos los<br />
que respiramos en trinitario. De<br />
todos los que amamos a nuestra<br />
Hermandad del <strong>Dulce</strong> <strong>Nombre</strong>.<br />
De todos los que sufrimos cada<br />
gota que le caía a nuestro Señor.<br />
De todos los que, en definitiva,<br />
y aunque parezca que no, somos<br />
un poco más de LA BOFETÁ.<br />
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