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¿Cómo comenzar un relato ¿De qué nos valen los escritores<br />

de ficción para entretener, conmover, atrapar al<br />

lector Como han pretendido estos artículos que hemos<br />

comenzado hace un par de números en Letras de Parnaso,<br />

lo vertido se basa en los ensayos de Borges (1960), “Otras<br />

Inquisiciones” y en la lectura fragmentada de autores que<br />

han contado sus argucias o sus artificios a la hora de escribir<br />

una historia. Es bien sabido que los finales son cruciales<br />

y que una historia que se preanuncia o es demasiada<br />

obvia genera cierto descontento o pérdida de interés.<br />

En muchos relatos policiales “el asesinato” es el corolario<br />

de una trama compleja que luego deberá “destejerse”. En<br />

“Crónica de una muerte anunciada” García Márquez anticipa<br />

que Santiago Nazar (el protagonista) va a morir, y el<br />

relato es la historia que conduce a ese final inevitable que<br />

ya nos preanuncia el lector. El mismo autor sostenía que si<br />

Santiago hubiese muerto como lo había pensado, al inicio<br />

de la historia, iba a ser inevitable que los lectores se sientiesen<br />

tentados de pasar a leer el final y ya. De esta manera los<br />

tiene “atrapados”, captura su atención y esta no cesa hasta<br />

el final de nouvelle. De tal manera que escribir ficción<br />

no solo es fruto de la inspiración, de la musa o el espíritu<br />

como productor de literatura sino de algunos “trucos” que<br />

cada autor recurre y que en general están inspirados en<br />

sus predecesores. Ya Emerson (razona Borges) en 1844 había<br />

anotado: “Diríase que una sola persona ha redactado<br />

cuántos libros hay en el mundo; tal unidad central hay en<br />

ellos que es innegable que son obra de un solo caballero<br />

omnisciente”. “Veinte años antes Shelley dictaminó que todos<br />

los poemas del pasado, del presente y del porvenir, son<br />

episodios o fragmentos de un solo poema infinito, erigido<br />

por todos los poetas del orbe.” (A Defense of Poetry, 1821),<br />

opus cit., pag. 17. Más allá de este determinismo inquietante,<br />

cada autor recurre a su voz y su oficio. Hemingway<br />

solía recurrir a la metáfora del “iceberg” en sus cuentos,<br />

aludiendo que lo narrado es solo un “recorte”, solo lo que<br />

se ve en la superficie, ya que forma parte de una historia<br />

mucho mayor que está enterrada y queda librada al lector<br />

su interpretación. “Los asesinos” es un relato donde claramente<br />

se ve su técnica, su oficio para que imaginemos<br />

porqué dos personas que ingresan a un salón comedor<br />

buscan a un parroquiano porque deben matarlo. No sabemos<br />

el motivo, ni la historia previa de la supuesta víctima,<br />

etc. pero el relato nos inquieta y hace que imaginemos a<br />

nuestro arbitrio para completar el relato. Otro tanto pasa<br />

La historia comienza<br />

Pág. 60 Pág. 61<br />

Conferencia” y que está basada en esta idea “perfecta” de o por el reciente revelado”. Esa suerte de imaginación perfecta<br />

o constructo perfecto de una idea de Colerigde pare-<br />

Samuel Taylor Coleridge, (Ottey Saint Mary, Gran Bretaña,<br />

1772; Londres, 1834, poeta, escritor y filósofo). El personaje<br />

de “La Conferencia” es un profesor y la descripción Es posible el sueño, es verosímil la claridad y los detalles<br />

ce ser el mismo mecanismo del que se vale Juan José Saer.<br />

de sus hábitos antes de dictar una conferencia. Y está narrado<br />

en tercera persona. Dice (el narrador) que el confe-<br />

sin embargo las fotos, parecen ser la evidencia de que sí<br />

de lo narrado, aunque es improbable que haya ocurrido,<br />

rencista, previo a abordar a sus alumnos gusta de dormir ocurrió. Soñar que uno fue al Paraíso es posible, e incluso<br />

una siesta para distenderse. El tema en cuestión tratará sobre<br />

números primos. Y mientras duerme tiene un sueño. haber estado ahí una flor y al despertar está la flor mar-<br />

imaginarlo, pero soñar que a uno le dan como muestra de<br />

Sueña que es un fotógrafo que fotografía rinocerontes. Y chita junto a nosotros, no induce a pensar que sí estuvo a<br />

se “ve” fotografiando uno de muy cerca, introduciéndose pesar de lo inverosímil que resulta. Claramente Saer leyó a<br />

con “Casa tomada” de Cortázar, dos hermanos (un hombre<br />

y una mujer) viven modestamente en una casa enorme recuerdos muy vívidos las imágenes que acaba de soñar. lecturas y desarrolla la idea en un relato breve, exacto, a mi<br />

en el agua hasta la cintura. Luego despierta y sigue en sus Borges y leyó a Coleridge y leyó a Cortázar entre infinitas<br />

y escuchan ruidos inquietantes. Ellos atemorizados se van Entra a la sala, saluda a los alumnos y les refiere su rutina, juicio tan perfecto como la “Flor de Coleridge”.<br />

corriendo hacia adelante y clausurando puestas y ambientes.<br />

Así hasta que llegan al vestíbulo mismo y finalmen-<br />

unas fotos donde se ve la imagen de un rinoceronte. Y el<br />

su siesta y su sueño. Luego abre su portafolio y encuentra<br />

Hugo ÁLVAREZ,<br />

Arquitecto, Master en Admón.<br />

te deciden abandonar la casa y marchar. Lo narrado es la narrador omnisciente atina a darnos una explicación que<br />

y Políticas Públicas<br />

tensión, el temor, la relación y el diálogo entre hermanos, no por eso nos exime de la perplejidad que nos invade,<br />

(Argentina)<br />

pero nunca sabremos (porque el autor no lo dice) cuál es cuando agrega: “seguramente por la proximidad del agua<br />

el origen de la supuesta intrusión de desconocidos, ni el<br />

motivo de la misma ni por qué los hermanos no averiguan<br />

per sé o piden ayuda. En una entrevista de la televisión<br />

española durante su programa “A fondo” realizada durante<br />

la década del 70 por el periodista Joaquín Soler Serrano,<br />

Cortázar dice que todo le fue revelado en un sueño, y que<br />

todas las interpretaciones son válidas. Algunos le daban<br />

connotaciones políticas, o incestuosas, etc. El autor no revela<br />

(tal vez no lo sepa) la historia de los hermanos y qué<br />

pensó previo o al momento de escribir tan sugerente relato<br />

y no invalida ninguna interpretación. Otro tanto ocurre<br />

con el protagonista de “El Sur” de Borges (en su palabras<br />

tal vez su mejor relato) donde Dahlmann, el protagonista,<br />

vive una experiencia traumática y el final queda abierto.<br />

Borges reconoce dos interpretaciones pero él mismo relata<br />

que dando una conferencia en una Universidad de USA,<br />

una alumna le presenta una tercera opción y le pareció<br />

muy razonable. “No lo había pensado” dijo; pero era congruente<br />

y le agradeció el aporte como lectora. En el ensayo<br />

“La Flor de Coleridge” Borges analiza una idea (que ha<br />

dado origen a muchas estructuras de cuentos) que juzga<br />

perfecta. Y cita que a principios del siglo XXVIII o principios<br />

del XIX, literalmente Coleridge dice: “Si un hombre<br />

atravesara el paraíso en un sueño, y le dieran una flor como<br />

prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara<br />

esa flor en su mano… ¿entonces qué Y agrega “no se<br />

que opinará el lector yo la juzgo perfecta”. De tal manera<br />

que hay infinidad de inicios posibles tal es la tesis de Oz,<br />

uno puede desarrollar un personaje o desarrollar una idea<br />

o ambas. Puede dotarse de apuntes, de ayudas memorias,<br />

de mapas, etc. o simplemente basarse en la imaginación y<br />

en la lectura y lo que ella produce en nosotros. Juan José<br />

Saer (Serodino, Santa Fe, Argentina, 28 de Junio de 1937,<br />

París, Francia 11 de Junio de 2005), tres de cuyos libros “El<br />

Entenado”, “La Grande” y “Glosa” figuran entre los mejores<br />

100 libros en lengua castellana en los últimos 25 años,<br />

tiene un muy breve e inquietante relato que se llama “La

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