La sabidurÃa de ganar almas - Believers Chapel
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Los discípulos están <strong>de</strong>sconcertados por esto, volviéndose unos a los<br />
otros y preguntando: “¿Le habrá traído alguien <strong>de</strong> comer”.<br />
Le siguen sus importantes palabras: “Mi comida es hacer la voluntad <strong>de</strong>l<br />
que me envió y llevar a cabo su obra (ver v. 34). <strong>La</strong>s palabras expresan un<br />
sentido <strong>de</strong> omisión y <strong>de</strong>voción a la voluntad <strong>de</strong> Dios que me recuerdan las<br />
palabras <strong>de</strong>l salmista en el Salmo 40:8 “Me <strong>de</strong>leito en hacer tu voluntad,<br />
Dios mío; tu ley está <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi corazón”, palabras que en última<br />
instancia solo se pue<strong>de</strong>n referir al divino Mesías, como el escritor <strong>de</strong> los<br />
Hebreos sabe (ver Heb. 10:5-10 y Mat. 4:4.). Hay a<strong>de</strong>más una expresión<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>voción a la obra <strong>de</strong> Dios, que anticipan las palabras <strong>de</strong> Juan 17:4 y<br />
19:30.<br />
Él no tenía necesidad <strong>de</strong> la emoción ni <strong>de</strong> los placeres mundanales<br />
porque había encontrado la postrera emoción, el hacer la voluntad <strong>de</strong><br />
Dios. Nada pue<strong>de</strong> igualar el placer <strong>de</strong> eso. Los yates, los segundos<br />
hogares, carros <strong>de</strong>portivos y todo el resto no se pue<strong>de</strong> comparar con<br />
eso, al pertenecer estrictamente a la liga menor, el dominio <strong>de</strong> la<br />
carne.<br />
Se dice que los espartanos cantaban al ir a la batalla, mientras los<br />
persas venían con los rugidos <strong>de</strong> los látigos llevándoles hacia la<br />
refriega. No es <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rse que unos pocos espartanos<br />
representaban un digno oponente para miles <strong>de</strong> persas.<br />
El motivo <strong>de</strong>l Hijo se establece en el versículo treinta y cinco. Él dice:<br />
“¿No <strong>de</strong>cís vosotros: ‘Todavía faltan cuatro meses, y <strong>de</strong>spués viene la<br />
siega’ He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que<br />
ya están blancos para la siega’” (v. 35). Hay un dicho proverbial que<br />
dice: “Roma no se construyó en un día”, pero nuestro Señor estaba<br />
ansioso <strong>de</strong> que los discípulos vieran la posibilidad <strong>de</strong> la cosecha ante<br />
sus mismos ojos. Se ha sugerido que la referencia a los campos al<br />
estar “blancos para la siega” es una referencia a los hombres<br />
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