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BICI
SPORT
Entrevista
1 1 El bólido del Movistar
Team. El conjunto de
Unzué tiene un piloto de
éxito para muchos años
con el andaluz.
2
2 Los pies en el suelo.
Lobato mostró en
la charla con Ainara
Hernando que es
tan ambicioso como
consciente de sus
posibilidades.
3 Arropado en el Down
Under. Líder del Movistar
Team en la ronda aussie,
respondió a la confianza
arrasando en Stirling.
4 Cada vez más
conocido. Los éxitos
que está cosechando
han provocado que su
popularidad crezca día
a día.
para vivir “la mejor etapa de mi vida”.
Sin tener aún los 18, Juanjo llenaba la
mochila cada fin de semana y se recorría
los casi 1.000 km desde Trebujena hasta
Cantabria. “No me costaba salir de casa,
iba encantado. Como persona maduré
mucho, una barbaridad, y como corredor,
si no hubiera ido allí, no hubiese sido
ciclista profesional. Lo que me enseñaron
Manolo y Juan en tres años no lo habría
aprendido en Andalucía. Me hicieron ver
los valores de la bicicleta”.
Tres años después estaba listo para
volver. Estaba preparado para ser
profesional. Regresó a casa para
quedarse, el Andalucía de Antonio
Cabello le catapultó a lo más alto. Allí
aprendió que la colocación en un sprint
es más de la mitad de la victoria. “Estaba
acostumbrado a ir el vigésimo, esprintaba
y ganaba o hacía segundo, pero en
profesionales si iba el vigésimo acababa
el vigésimo”. Con la disolución del equipo
andaluz, Lobato volvió a cobijarse en el
frío norte, en Euskadi. Igor González de
Galdeano lo quería para aquel Euskaltel
que abrió la puerta a los no vascos y él
fue el primero en llegar.
EUSKALTEL Y LA MONTAÑA DEL TOUR
Lobato llenó la escuadra vasca de alegría
y calor andaluz con su carácter bromista
y cachondo que tanto esconde cuando
una grabadora se acerca para registrar su
voz para una entrevista. Ganó una etapa
en la Vuelta a Castilla y León y hasta
se reconvirtió en escalador, en el mejor
día de su Tour de Francia iniciático.
“Era la primera etapa -rememora- y fue
todo por una escapada. Desde el coche
me insistían en que la cogiera. Yo les
decía que nunca había cogido una en
profesionales, que no sabía si iba a
poder, y de repente ahí me vi. No me
lo creía, se hacía raro verme tan solo”.
Foto Graham Watson
3
De regreso, ganó el Circuito de Getxo y
saltaron las voces que desde hacía años
esperaban a gritarlo y que siempre le han
acompañado. “¡El nuevo Freire! Es él,
¡esprinta como él!”, repetían los titulares.
De poco le sirvieron ni las victorias ni
las comparaciones prometedoras. El
Euskaltel iba directo al abismo y Lobato
se veía con él, como un grumetillo
que no puede abandonar el barco
hundiéndose, impotente. “De esos
momentos me he dado cuenta que soy un
poco débil mentalmente, me falta mucha
fuerza mental. Al ser más joven, además,
no tienes la cabeza donde la debes tener”.
EL AMOR POR LA MILÁN-SAN REMO
Se salvó. La llamada de Eusebio Unzué
lo rescató para llevarlo al Movistar Team.
“Aquí he encontrado la tranquilidad que
necesito y que ya siento que tengo. He
ido dando saltos de calidad y debo seguir
así porque en cuanto a forma física aún
tengo muchísimo que mejorar y en el
aspecto psicológico, también. Todavía
puedo ofrecer mucho más de lo que se ha
visto de mí porque me da la sensación de
que tengo menos victorias en el palmarés
de las que he merecido, al menos, de
las que he estado luchando. Era como si
siempre me faltara algo, pero ahora me
noto más formado como ciclista. Toca
seguir dando pasos. Calculo que para
2016 o 2017 será mi eclosión definitiva”.
La mirada almendrada y negra de
Lobato apunta y clava los ojos. Es
certera cuando observa y cuando fija
las metas. Y no lo piensa cuando se le
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