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El Avisador abril 2015

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DESDE LA OSERA<br />

RECORDANDO A SALVADOR RUEDA<br />

82 años después<br />

Por José Antonio Barberá Fernández<br />

De repente se hizo el silencio, enmudeció la<br />

lira, se apagaron las letras, reverentemente los jilgueros<br />

silenciaron los trinos en su ventana, tras las nubes,<br />

lloroso escondió el Sol sus rayos al no poder<br />

alumbrar más sus días, y el cielo, desconsoladamente<br />

lloró por tener que recoger a quien la ciencia no<br />

pudo hacer más por retener en su cuerpo. Salvador<br />

Rueda Santos, aquel triste 1 de <strong>abril</strong> de 1933, voló<br />

camino de la Gloria, que le abrió sus puertas para<br />

que entrara por la más grande y dorada de ellas, para<br />

recoger lo que por méritos propios había ganado en<br />

la tierra: La Eternidad en el Cielo de las Letras.<br />

Han transcurrido 82 años desde que se le diera<br />

postrera despedida en el cementerio de San Miguel,<br />

al poeta que nació en Benaque, lugar del que<br />

los registros sin alma de la geografía decían: aldea<br />

olvidada, lugarejo adscrito a Macharaviaya, sin posibilidades<br />

de desarrollo urbanístico, humilde por su<br />

situación geográfica. Aldea de forma alargada, es un racimo de blancas casas y calles empedradas,<br />

donde se respira paz y silencio, donde cada vez que he ido me ha maravillado la amabilidad<br />

de sus gentes, que llaman “calle Larios” a la vía donde está la casa natal del poeta. Al fondo,<br />

sobre un murallón que semeja fortaleza, se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación,<br />

construida sobre la antigua mezquita, abandonada y deteriorada cuando la conocí, y<br />

afortunadamente rehabilitada en el año 2003, que por su apariencia externa más me pareció<br />

castillo que lugar de rezos. En este lugar, perdido entre montes y desfiladeros, conocido por<br />

los pueblos de alrededores como “Donde Cristo dio las Tres Voces”, 1 de tan solo 34 casas<br />

por entonces, fue donde nació quien llegaría a ser el verbo poético de nuestra tierra.<br />

Aunque sobre el dintel de la puerta de la casa natal hay una lápida de mármol que dice:<br />

“En esta casa nació el 3 de diciembre de 1857 el gran poeta primero de su época Salvador Rueda fue<br />

coronado en La Habana el 4 de agosto de 1909. <strong>El</strong> Ayuntamiento de Macharaviaya acordó por aclamación<br />

el 18 de marzo de 1913 rendirle este homenaje”. La fecha del nacimiento no es coincidente con la<br />

que aparece en la partida de bautismo, donde su padre juró que el niño nació el día dos del<br />

corriente mes, a las siete de la mañana 2 , ni con la que aparece en un expediente del poeta que<br />

se encuentra en el archivo del Ministerio de Educación Nacional, 3 donde se da la orden de<br />

1 Así tituló Rueda una novela corta, publicada en Madrid por “La Novela Corta “en mayo de 1919.<br />

2 Folio 210, vuelto, del libro de bautismos de la iglesia parroquial de San Jacinto de Macharaviaya<br />

3 Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Inst. Antonio de Nebrija, 1943, paginas. 30-35.<br />

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