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DESDE LA OSERA<br />
RECORDANDO A SALVADOR RUEDA<br />
82 años después<br />
Por José Antonio Barberá Fernández<br />
De repente se hizo el silencio, enmudeció la<br />
lira, se apagaron las letras, reverentemente los jilgueros<br />
silenciaron los trinos en su ventana, tras las nubes,<br />
lloroso escondió el Sol sus rayos al no poder<br />
alumbrar más sus días, y el cielo, desconsoladamente<br />
lloró por tener que recoger a quien la ciencia no<br />
pudo hacer más por retener en su cuerpo. Salvador<br />
Rueda Santos, aquel triste 1 de <strong>abril</strong> de 1933, voló<br />
camino de la Gloria, que le abrió sus puertas para<br />
que entrara por la más grande y dorada de ellas, para<br />
recoger lo que por méritos propios había ganado en<br />
la tierra: La Eternidad en el Cielo de las Letras.<br />
Han transcurrido 82 años desde que se le diera<br />
postrera despedida en el cementerio de San Miguel,<br />
al poeta que nació en Benaque, lugar del que<br />
los registros sin alma de la geografía decían: aldea<br />
olvidada, lugarejo adscrito a Macharaviaya, sin posibilidades<br />
de desarrollo urbanístico, humilde por su<br />
situación geográfica. Aldea de forma alargada, es un racimo de blancas casas y calles empedradas,<br />
donde se respira paz y silencio, donde cada vez que he ido me ha maravillado la amabilidad<br />
de sus gentes, que llaman “calle Larios” a la vía donde está la casa natal del poeta. Al fondo,<br />
sobre un murallón que semeja fortaleza, se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación,<br />
construida sobre la antigua mezquita, abandonada y deteriorada cuando la conocí, y<br />
afortunadamente rehabilitada en el año 2003, que por su apariencia externa más me pareció<br />
castillo que lugar de rezos. En este lugar, perdido entre montes y desfiladeros, conocido por<br />
los pueblos de alrededores como “Donde Cristo dio las Tres Voces”, 1 de tan solo 34 casas<br />
por entonces, fue donde nació quien llegaría a ser el verbo poético de nuestra tierra.<br />
Aunque sobre el dintel de la puerta de la casa natal hay una lápida de mármol que dice:<br />
“En esta casa nació el 3 de diciembre de 1857 el gran poeta primero de su época Salvador Rueda fue<br />
coronado en La Habana el 4 de agosto de 1909. <strong>El</strong> Ayuntamiento de Macharaviaya acordó por aclamación<br />
el 18 de marzo de 1913 rendirle este homenaje”. La fecha del nacimiento no es coincidente con la<br />
que aparece en la partida de bautismo, donde su padre juró que el niño nació el día dos del<br />
corriente mes, a las siete de la mañana 2 , ni con la que aparece en un expediente del poeta que<br />
se encuentra en el archivo del Ministerio de Educación Nacional, 3 donde se da la orden de<br />
1 Así tituló Rueda una novela corta, publicada en Madrid por “La Novela Corta “en mayo de 1919.<br />
2 Folio 210, vuelto, del libro de bautismos de la iglesia parroquial de San Jacinto de Macharaviaya<br />
3 Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Inst. Antonio de Nebrija, 1943, paginas. 30-35.<br />
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