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El Avisador abril 2015

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no dejó de estar a su lado tratando de ayudarle en su desmejorada salud, desde que le llamase<br />

en demanda de su auxilio el 19 de enero.<br />

Finalmente llegó la hora del silencio, la muerte llegó sigilosa y tranquila. Sabedora ella<br />

de no ser bien recibida, cerró los que hasta entonces habían sido iluminadores ojos del poeta<br />

en un sueño apacible y sereno, para que no la viese llegar, y, tomándole cariñosamente de la<br />

mano, como solo se hace con quien se ha convivido toda una vida, le llevó alto, muy alto, para<br />

despertarlo en lo más hermoso del Parnaso: la Gloria del Poeta.<br />

Mientras tanto en la tierra, en la humilde casita de la calle Haza Baja nº 37, en las faldas<br />

de la Alcazaba donde había vivido humildemente el poeta, quedaba su cuerpo inerte, vacío de<br />

la imperecedera alma que lo había ocupado durante tantos años, acompañado del dolor, la<br />

tristeza y el llanto de familiares y amigos que lamentaban la desaparición del hombre bueno y<br />

del escritor que acababa de hacerse inmortal.<br />

Con luto en la ciudad, y la oración a flor de labios, Salvador Rueda fue despedido por el<br />

pueblo de Málaga en multitudinario cortejo hasta el cementerio, acompañado por las lágrimas<br />

de un cielo lloroso, que no quiso esconder su pena al ver cómo el cuerpo del poeta, cuya poesía<br />

no está carente de religiosidad y amor hacia todo lo creado, cantor de Dios en muchos de<br />

sus poemas, como en “Lira Religiosa” “…no tuvo siquiera al recibir la tierra, porque un fanatismo tan<br />

cerril como todos los fanatismos se lo impidió, ni el dejo compasivo de un responso que invocara misericordia, ni<br />

el alegre trinar del pájaro, en que su fantasía, como en un verso más, quisiera perpetuarse.” 4<br />

No es fácil entender un entierro laico para el poeta que” Ecléctico en religiones, el arte, en todas,<br />

me agrada; más prefiero la de Cristo, pues son mi palio sus alas” 5 , y de quien tras su muerte, el arcipreste<br />

de la Catedral afirmó que: “Salvador Rueda era profundamente religioso” y que “era el amigo<br />

4 Baltasar Peña Hinojosa, La Unión Mercantil, 2-4-1933<br />

5 Mi Religión, Lira Religiosa, Salvador Rueda<br />

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