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12(1932) - OdeMIH

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Stt<br />

Organo äe su Venerable<br />

Oräen Cercen y (ofrabías<br />

Dirección y Administración:<br />

Silva, 39. ,-Madrid (<strong>12</strong>),-Teléf. <strong>12</strong>803<br />

15 DE DICIEMBRE DE <strong>1932</strong> c NUM. <strong>12</strong><br />

S T_T 1VI A. R., JE 0<br />

ENSAYO SOBRE LA DEVOCIÓN MARIANA EN LA ORDEN DE LA MERCED, por el Abate Michel<br />

Even.—EL V. FR. GONZALO DÍAZ, por Fr. Guillermo Vázquez. —OREMOS, por Fr. Raimundo<br />

Sanjurio.— DIOS JUZGARÁ A LOS JUECES. —NECESI DAD DE LA PSICOLOGÍA EN LA PEDAGO^<br />

GÍA. — COLEGI ATA Y PRIORATO DE JUNQUERA DE AMBÍA, por Fr. Gumersindo Placer.— LOS<br />

GITANOS, por Fr. José Miguélez. — DE SIRIA A PALESTINA, por Fr. Guillermo Vázquez.—<br />

OTRO SIMEóN, por Fr. Cándido González.—MIRADAS DE JESÚS, por Julia G. Herreros.—<br />

UNA CARTA, por Fr. JOSi M.a Gabriel y Galán.—NOTICIAS.—NECROLOGiA.—BIBLIOGRAKA.<br />

INDICE DEL AÑO.<br />

Ensayo sobre la devoción mariano en la<br />

Orden de la Merced<br />

Por Michel Even<br />

(CONTINUACIÓN)<br />

II<br />

Hasta aquí hemos seguido, con la<br />

mayor exactitud, la doctrina del Beato<br />

Grignon de Montfort, que tiende a<br />

hacerse tradicional en la Iglesia.<br />

Toda esta exposición viene, pues,<br />

a decir que consideramos la doctrina<br />

acabada de enunciar como fundamento<br />

normal de aquella que deseamos<br />

exponer, puesto que lo primero que<br />

nos recuerda es que «por la Santísima<br />

Virgen vino Jesús al mundo, y que<br />

también por ella debe reinar en el<br />

mundo".<br />

Pero nos dice además «que el camino<br />

más breve para ir a Jesús consiste<br />

en ir a El por María"; que María<br />

debe aún, y quiere, formar en nosotros<br />

a Jesús; nos enseña, en fin, «con<br />

qué suerte de estrecha dependencia<br />

viviremos unidos con nuestra Unica<br />

Madre» (Bto. Montfort).<br />

Pero es tiempo ya de añadir que<br />

esta doctrina de la Santa Esclavitud<br />

de Nuestra Señora era tradicional en<br />

la Orden de la Merced. He aquí lo que<br />

dice el P. Nazario Pérez, S. J., en su<br />

nuevo opúsculo «La esclavitud de<br />

Nuestra Señora según los antiguos<br />

autores ascéticos españoles' (1929):<br />

«Las otras Ordenes religiosas (el<br />

autor acaba de hablar del P. Bartolome<br />

de los Rios, Ermitaño de San


— 442 — — 443 —<br />

Agustín) y especialmente la de la<br />

Merced, y la Compañía de Jesús, por<br />

medio de sus congregaciones marianas,<br />

propagaron esta devoción, con<br />

algunas variantes accidentales» (página<br />

19).<br />

La idea de la Esclavitud bajo el dominio<br />

de Nuestra Señora, entendida<br />

como una donación integral hecha a<br />

María, como un acto de completo<br />

abandono en manos de la Santísima<br />

Virgen, es muy antigua en España,<br />

habiéndose fundado ya en 1595 en<br />

Alcalá de Henares la primera Cofradía<br />

de la Esclavitud mariana, en el<br />

convento de las Concepcionistas. Rápidamente<br />

se extendió esta devoción,<br />

y una de las más célebres asociaciones<br />

fué precisamente la de los Esclavos<br />

de Nuestra Señora de la Merced,<br />

de Sevilla, cuyos estatutos fueron redactados<br />

por el Mercedario P. Pedro<br />

de la Serna. (Estatutos y constituciones<br />

que han de guardar los esclavos<br />

de Nuestra Señora de la Merced, por<br />

Fr. Pedro de la Serna. Sevilla, 1615).<br />

Mas sobre este fondo común de una<br />

perfecta devoción a María, y aun de<br />

la Esclavitud mariana, el espíritu mariano<br />

mercedario puede y debe añadir<br />

algo que le sea peculiar y personal.<br />

Notemos, desde luego, que cada familia<br />

religiosa con sus prácticas de<br />

fidelidad a la que es Reina de todos,<br />

añade su nota particular en el concierto<br />

universal de alabanzas a Nuestra<br />

Señora y que es precisamente esta<br />

diversidad lo que causa el hechizo de<br />

la devoción católica a María. La belleza<br />

de un jardín nace de su variedad.<br />

Hay que evitar oponer tal devoción<br />

a tal otra, tal prueba de amor filial a<br />

tal otra. Esta es"rechez de espíritu<br />

que nos conduciría a declarar esto o<br />

aquello como lo único bueno, es evidentemente<br />

z- 5surda y reprobable en<br />

absolut— CJ uno viva con toda<br />

liEertad ue su espíritu de familia, cada<br />

uno siga su atractivo personal. La<br />

Santísima Virgen acepta todas las<br />

flores que se le presentan, y atiende<br />

sobre todo a la pureza de intención<br />

del que se las ofrece. Tengamos como<br />

norma, pues, esta amplitud de espíritu<br />

y esta estimación cordial en presencia<br />

de toda suerte de devociones a la<br />

Santísima Virgen.<br />

Pero hecha esta advertencia, cada<br />

uno tiene derecho, y aun ciertamente<br />

el deber, de inquirir cuál sea el espíritu<br />

particular de su tradición familiar.<br />

En lo que atarle a la Merced parece<br />

como que la Virgen reclama algo muy<br />

especial de esta Orden por Ella fundada.<br />

Insistamos sobre este punto. En<br />

un documento, precioso sobre toda<br />

ponderación, del siglo XV, el Venerable<br />

P. Nadal Gaver, general de la Orden<br />

(-1° 1474), escribe a su discípulo<br />

Fr. Bartolome Ledo, para salir al<br />

paso de ciertos ataques: «No hay que<br />

extrañarse de las contradicciones que<br />

sufre la Orden, después que Cristo,<br />

la Iglesia y los Santos pasaron por<br />

otro tanto... Mira... Hijo predilecto,<br />

nosotros hacernos todo lo que hacen<br />

los demás varones religiosos, y sobre<br />

esto, con las limosnas de los fieles<br />

cristianos, rescatamos nuestros prójimos<br />

de manos de los enemigos de<br />

la fe. Si los otros religiosos predican,<br />

también nosotros predicarnos; si celebran<br />

los Divinos Oficios, también<br />

nosotros los celebramos; si alaban al<br />

Señor con el canto y la salmodia, lo<br />

mismo hacemos nosotros; y si los<br />

otros tienen manos, lengua, pies y<br />

cabeza, todos nosotros tenemos otro<br />

tanto; y si a ellos, porque sirven a<br />

Dios y hacen las cosas dichas, les<br />

dan limosna, igualmente a nosotros, y<br />

si ellos, porque administran al pueblo<br />

las cosas espirituales, se ven obligados<br />

a ocuparse en las cosas temporales,<br />

lo mismo nosotros, que somos<br />

parecidos a ellos y hacemos cosas<br />

semejantes, y aun más, porque aquella<br />

obra santísima que ejecutó Nuestro<br />

Señor Jesucristo, como redentor y<br />

salvador, nosotros tratamos de imitarla<br />

siguiendo sus ejemplos y sus<br />

pasos... Por esto te he dicho antes<br />

que los frailes de la Bienaventurada<br />

María de la Merced, conviene sean<br />

hombres instruidos y de letras, y tienen<br />

mayor necesidad del estudio de<br />

las distintas ciencias, porque han de<br />

vérselas con los enemigos de nuestra<br />

fe, defendiéndola y dando razón de<br />

nuestro credo cuando se encuentren<br />

entre ellos, si aquellos malditos sarracenos<br />

les preguntan, como sucede<br />

muchas veces; para que si vieren allí<br />

alguno que quisiese apostatar de la fe,<br />

sean nuestros frailes poderosos a<br />

desviarlos de tan mal propósito y hablarles<br />

palabras de vida eterna».<br />

La Orden de la Merced, desde el<br />

momento de su fundación se vió,<br />

pues, llamada a ejecutar y ocupada en<br />

ejecutar todo cuanto hacen las demás;<br />

pero a los tres votos ordinarios de<br />

religión añadió su cuarto voto de redención,<br />

en fuerza del cual el religioso<br />

de la Merced debe hallarse siempre,<br />

no ya dispuesto a partir para la<br />

obra de la redención o rescate de los<br />

cautivos cuando sus superiores se lo<br />

ordenen, sino lo que es más: pronto<br />

a dar su vida para rescatar el alma<br />

del cautivo dispuesto a apostatar. He<br />

aquí acerca de este particular un texto<br />

de imponderable importancia:<br />

«Todos los frailes, como hijos de<br />

verdadera obediencia, estén alegremente<br />

aparejados en todo tiempo, si<br />

menester fuere, a poner su vida como<br />

Cristo la puso por nosotros». (Constituciones<br />

del capítulo general de<br />

Barcelona, de <strong>12</strong>72). El original está<br />

en lengua catalana o languedociana.<br />

Por tanto, si la Orden fue fundada<br />

con el fin primario de la redención de<br />

los cautivos cristianos (lo que constituye<br />

su fin característico) desde su<br />

origen se vino empleando también en<br />

todos los otros medios de acción del<br />

ministerio ordinario; y desde luego en<br />

la lucha militar contra los infieles, como<br />

era natural en una orden de soldados;<br />

pero al propio tiempo en la<br />

hospitalidad, y en el culto divino y en<br />

la vida de apostolado, lo que constituye<br />

el fin complementario, pero también<br />

esencial y substancial de su institución.<br />

Todo lo dicho se apoya sobre una<br />

multitud de documentos segurísimos,<br />

en gran parte aparecidos muy recientemente,<br />

y que fué necesario rebuscar,<br />

exhumar y publicar, para contestar a<br />

ciertas polémicas cuyo interés fue por<br />

ellos dirimido.<br />

De lo dicho resulta que la Orden es<br />

en todo semejante a las otras en su<br />

vida religiosa esencial; pero además<br />

añade, primeramente, lo que podemos<br />

llamar una nota mariana general que


- 444 -<br />

consiste en haber sido fundada por<br />

la Santísima Virgen; y aparte de esto<br />

otra nota mariana que llamaremos<br />

particular y personal, y que a nuestro<br />

parecer, fluye del voto de redención,<br />

porque en él se encierra un llamamien<br />

to muy apremiante a ejercitar de continuo<br />

una caridad heroica, un mandato<br />

de ejercitarlo en lo que reclama de<br />

más abnegado y desinteresado.<br />

Que la Orden de la Merced haya<br />

tenido principio después de una aparición<br />

de la Santísima Virgen, es una<br />

tradición que se remonta a sus orígenes.<br />

No han escaseado ni las polémicas<br />

ni las disputas malintencionadas;<br />

mas las unas y las otras nos llevan<br />

al convencimiento de que el hecho de<br />

la Descensión de la Virgen a Barcelona<br />

en la noche del 1. 0 al 2 de agosto<br />

de <strong>12</strong>18 se basa en una tradición ininterrumpida.<br />

Las discusiones han llevado<br />

precisamente a que viesen la<br />

luz textos probatorios y tan definitivos<br />

como pudiera desearse.<br />

No se podía de ningún modo exigir<br />

del interesado, que fue San Pedro<br />

Nolasco, el relato rigurosamente minucioso<br />

de lo que pasó entre él y la<br />

Madre de Dios. Bien conocida es la<br />

repugnancia que sienten los verdaderos<br />

místicos de dar a conocer el secreto<br />

del Rey (en este caso de la Reina),<br />

y fácilmente se comprende este<br />

pudor. El hecho no deja de ser por<br />

ello menos verdadero.<br />

Nadal Gaver en su encantador<br />

opúsculo «Espejo de los Frailes de<br />

la Bienaventurada Madre de Dios,<br />

María de la Misericordia o de la Redención<br />

de los Cautivos», nos da de<br />

él un relato que resume tan perfectamente<br />

la tradición de la Orden, que<br />

no se puede resistir a la tentación de<br />

transcribirlo. Hay en él una frescura<br />

y una delicadeza incomparables.<br />

«Esta Orden santísima y cristianísima<br />

tuvo principio de una revelación<br />

divina hecha por la Bienaventurada<br />

Virgen María del modo que sigue: En<br />

el año del Señor <strong>12</strong>18, en las calendas<br />

de agosto, a saber en el dia primero<br />

del mes.<br />

...Como el devotísimo varón Pedro<br />

Nolasco, de Mas-Saintes-Puelles, en<br />

la diócesis de St. Papoul, vecino de<br />

la ciudad de Barcelona a donde había<br />

trasladado su domicilio, se ocupase<br />

desde hacía tiempo en obras de misericordia,<br />

principalmente en el rescate<br />

de cautivos, y en estos ejercicios se<br />

hallase entregado a Dios, quiso el<br />

Señor consolar e instruir al santo<br />

varón por medio de la Madre de<br />

Nuestro Señor Jesucristo,<br />

...Nótese las palabras que dijo la<br />

Bienaventurada Virgen María al santo<br />

hombre cuando se le apareció:<br />

Dios—dijo la Virgen--Padre, Hijo y<br />

Espíritu Santo, por la misericordia y<br />

por el gran amor con que las tres<br />

divinas Personas amaron al género<br />

humano, quiere que se establezca y<br />

se funde una Orden que se llamará la<br />

Orden de la Bienaventurada Madre de<br />

la Merced de la redención de los cautivos,<br />

con el fin de que los frailes<br />

profesos en ella, con fe en Jesucristo,<br />

con esperanza en la salvación y con<br />

ejemplo de verdadera caridad (como<br />

Aquel que, siendo Dios, tomó una<br />

carne mortal y, hecho verdadero hombre,<br />

visitó y llevó la redención a los<br />

— 445 —<br />

santos patriarcas que estaban prisioneros<br />

en el limbo) siguiendo sus huellas<br />

e imitando sus obras, visiten a<br />

los fieles que están y estarán prisioneros<br />

en poder de los enemigos de la<br />

fe y los libren de su potestad, dándose<br />

a si mismos como precio por el rescate<br />

de los fieles de Cristo; para que<br />

en el día del último juicio, merezcan<br />

oir estas palabras del Hijo del Padre<br />

eterno: «Venid, benditos de mi Padre,<br />

recibid el reino que está preparado<br />

para vosotros desde el principio del<br />

mundo).<br />

... Síguese la pregunta que hizo el<br />

santo varón a la Virgen María. Y él,<br />

«Lit vir prudens » , como varón prudente.<br />

¿Quién eres tú—le dijo—que me<br />

encomiendas el duro trabajo de una<br />

caridad tan elevada, en nombre de<br />

Dios, a mí, indigno servidor?<br />

De qué manera María, Medre de<br />

Dios, respondió al santo varón Nolasco:<br />

«Ego sum Maria). ¡Yo soy<br />

María!<br />

Y he aquí cómo respondió de nuevo<br />

el santo a la Virgen María: ¡Oh<br />

Virgen María, madre de la gracia,<br />

madre de la misericordia! Pero, ¿quién<br />

me ha de creer?<br />

Y ahora la Virgen dijo al santo<br />

varón: Nada tenias, porque es voluntad<br />

de Dios que tal orden se funde en<br />

honor mío, cuyos religiosos, a ejemplo<br />

de mi hijo Jesús, sirvan de redención...<br />

de muchos (entre los cristianos)<br />

y en señal de contradicción.<br />

Y esto dicho desapareció la Madre<br />

de Dios...»<br />

No hemos podido resistir a la tentación<br />

de seguir casi palabra por palabra<br />

el relato del santo general. ¡Expresa<br />

de un modo tan piadoso y candoroso<br />

toda la tradición de la Orden<br />

acerca de su fundación! El «Speculum<br />

FratrumdeMercede» es verdaderamente<br />

la colección de las Fioretti de esta<br />

familia religiosa tan poco conocida.<br />

Todavía quedan muchas florecitas<br />

por recoger en el jardín de sus tiempos<br />

primitivos; y uno quisiera a veces<br />

reñir a los mercedarios por haber<br />

hecho tan poco para sacar a luz sus<br />

recuerdos de familia; aunque todo se<br />

explica teniendo presentes la negligencia<br />

proverbial de los españoles, y<br />

sobre todo la pobreza de la Orden,<br />

por el atareamiento y las ocupaciones<br />

de un apostolado particularmente rudo<br />

y absorbente. Aún se está muy<br />

lejos de haber dicho cuán penosa e<br />

ingrata fué la obra de la Redención<br />

de los Cautivos.<br />

(Continuará.)


— 446 — .00000000 od)°°°°00<br />

0.<br />

e<br />

o ȯ— o<br />

La Señorita Luciana Heurchmans, de San Francisco de Sales, en bronce,<br />

otra de Santa Teresita del Niño<br />

nació en Pc717'S el 25 de Diciembre de<br />

Santoral Mercedario e 00b081<br />

1881, y fué discípula de los escultores<br />

• og ogo% g<br />

Jesús para la iglesia de San Juan<br />

•<br />

Marqueste, Puech (P.) y Harmaux. Bautista de Caen, y otra para la igle<br />

.000.00°<br />

En 1911 obtuvo el Gran Premio de sia de Santa Teresa de Bologne sur<br />

Poma y como<br />

El Venerable Fray Gonzalo Díaz, t en 1618<br />

Seine,<br />

escultora fué<br />

una<br />

Nuestra Señora<br />

de la Es-<br />

recibida en la<br />

Villa Médicis;<br />

Este célebre taumaturgo mercedario<br />

nació en Barral de Campos, feli-<br />

auxiliar a los que lo necesitaban.<br />

gaciones, empleaba sus fuerzas en<br />

peranza para<br />

fué la primera<br />

la iglesia de<br />

mujer que obtuvo<br />

esta dis-<br />

este nombre gresía de San Juan de Follada, orillas Servía a los enfermos con singular<br />

de París, un del Támega, en la diócesis de Oporto, caridad y enseñaba la doctrina a los<br />

tinción desde<br />

notable Vía<br />

la fundación<br />

una legua de Amarante. Sus padres, ignorantes. Ganöse con esto el afecto<br />

de todos, que estimaban en gran<br />

Crucis para el<br />

de la célebre<br />

Baltasar Díaz y Ana Barbosa, piadosos<br />

labradores, pusiéronle el nombre manera su compañía.<br />

oratorio partic<br />

ula r de<br />

Escuela de<br />

Poma por<br />

M. Pommery<br />

en Reims,<br />

de Gonzalo en memoria de San Gonzalo<br />

de Amarante, dominico, apóstol guaba las riñas. Notáronlo todos de<br />

Reprendía los juramentos y apaci-<br />

Colbert, ministro<br />

de Luis<br />

y algunas<br />

XIV.<br />

de Portugal.<br />

singular amor a la limpieza material<br />

otras obras<br />

Permaneció<br />

en Poma<br />

mo L'Enfant<br />

miento, pero habiendo muerto de más cristán del navío, teniendo siempre<br />

profanas co-<br />

Ignórase el año preciso de su naci-<br />

no menos que a la espiritual. Era sa-<br />

hasta 1921, y<br />

a la Colombe, de setenta, debió nacer por los de muy aseada la capilla y procurando<br />

desde allí envió<br />

a París la<br />

1548. Aprendió a leer y escribir, ocu-<br />

que no faltara nadie a la salve que<br />

una guarnición<br />

de mesa<br />

magnífica estatua<br />

en már-<br />

la manufacpándose<br />

al mismo tiempo en guardar todas las noches se cantaba en ella,<br />

ejecutada por<br />

ganado, lo que le permitía satisfacer segän costumbre de los barcos españoles,<br />

a la que Fray Gonzalo añadía<br />

mol «La Paix<br />

tura nacional sus deseos de soledad y oración, durmiendo<br />

muchas veces por los campos. el rezo del rosario.<br />

Armèe», que<br />

de Sevres.<br />

figura en los<br />

Ultima obra<br />

Inválidos en<br />

Su confesor, admirado de la virtud Confesábase con frecuencia y comulgaba<br />

siempre que le era posible.<br />

es esta esta<br />

la sala de la<br />

de Gonzalo, persuadió a su madre<br />

tulla, en bronce,<br />

de Nuestra que lo pusiera a estudiar; y, en efec-<br />

En llegando a los puertos bajaba a<br />

armería.<br />

Creación<br />

Señora de la<br />

to, lo envió a la próxima villa de Amarante,<br />

donde tuvo por maestro al en el hospital, gastando en regalarlos<br />

cuestas a los enfermos para curarlos<br />

suya es el mo<br />

Merced, en la<br />

numento a los<br />

que quiso reproducir<br />

la<br />

muertos en<br />

licenciado Tomás Delgado. todos sus ahorros y lo que obtenía<br />

Livourne, y<br />

Virgen de la<br />

Persuadíale éste que se hiciera sacerdote,<br />

pero lo rehusó, ya fuera por mulgaba dos días a la semana.<br />

de limosna. Oía muchas misas y co-<br />

otro en Leusse<br />

en Bélgi-<br />

que bajó a<br />

humildad, como dicen sus biógrafos, Naufragó en la costa de Santo Do-<br />

Descensión,<br />

ca. Su último<br />

Barcelona la<br />

envío desde<br />

o por espíritu aventurero, tan general mingo, y con trabajos indecibles llegó<br />

noche del<br />

Poma es el<br />

en aquella época. Lo cierto es que a la capital de la isla, donde le socorrieron<br />

nuestros religiosos, a los que<br />

primero al<br />

grupo


--- 448 — — 449 —<br />

Huyendo de un corsario inglés dió<br />

en ¡as costas de Veragua y anduvo<br />

perdido por aquellas sierras varios<br />

meses, hasta que un navío lo recogió<br />

desfallecido y desnudo. Hizo entonces<br />

propósito de entrar en un convento,<br />

eligiendo el de la Merced del<br />

Callao. El Provincial, Maestro Fray<br />

Mateo de Yanguas, le mandó a Lima,<br />

y allí le dió el hábito de lego el viernes<br />

16 de octubre de 1603.<br />

Tuvo por maestro de novicios al<br />

P. Alonso Téllez, sacerdote de grande<br />

espíritu, que le animó a correr por<br />

las sendas de la perfección. La edad<br />

ya madura de Fray Gonzalo no le impidió<br />

aventajarse en actividad y fervor<br />

a muchos jóvenes. Profesó el 18<br />

de octubre de 1604 en manos del<br />

Maestro Fray Hernando de Paredes,<br />

Comendador de Lima.<br />

Ocupáronlo primero en la administración<br />

de una granja, y aunque no<br />

tenía práctica de agricultura, desempeñó<br />

el cargo a maravilla, distinguiéndose<br />

por su caridad con los negros<br />

esclavos. En 1605 hiciéronlo ya<br />

portero del convento grande de Lima,<br />

cargo de mucha confianza, donde<br />

honró a la Comunidad e hizo grandísimo<br />

bien con sus palabras a los pobres,<br />

a los que repartía cuantiosas<br />

limosnas.<br />

Asombrábanse todos cómo sin faltar<br />

a un oficio tan ocupado como la<br />

portería hallaba medio de atender a<br />

todos los pobres que allí acudían y a<br />

los enfermos y vergonzantes que no<br />

podían acudir, a los cuales llevaba<br />

personalmente el socorro. Decíase<br />

que Dios le había concedido el estar<br />

presente en dos lugares al mismo<br />

tiempo (bilocación), y de ello declaran<br />

circunstancias singulares los procesos<br />

de canonización.<br />

A los dos arios le enviaron al Callao,<br />

donde había un convento pobrísimo,<br />

fiando de Fray Gonzalo el sustento<br />

de los religiosos ocupados en<br />

los ministerios sacerdotales. Salía<br />

todos los días a pedir limosna, recogiendo<br />

pan, no sólo para el convento,<br />

sino también para muchos pobres,<br />

hallando repetidas veces llena el arca<br />

milagrosamente. Era además sacristán,<br />

cuidando con extraordinario<br />

esmero de la iglesia. No había reloj<br />

más puntual que su toque de alba, y<br />

cuando en esto había alguna falta,<br />

sabían los vecinos que Fray Gonzalo<br />

no estaba en el convento.<br />

Pasaba gran parte de la noche en<br />

oración, sacudiendo el sueño con terribles<br />

disciplinas. Era muy obediente,<br />

cosa más de estimar en quien<br />

había llegado a la religión en edad<br />

madura. Cuando estaba más entusiasmado<br />

con sus ejercicios de piedad y<br />

caridad, una sola palabra del superior<br />

bastaba para que lo abandonase<br />

todo.<br />

En medio de sus continuas ocupaciones,<br />

hallaba todavía tiempo de visitar<br />

los enfermos, arreglándoles las<br />

camas y barriendo las habitaciones.<br />

Continuaba, además, con permiso de<br />

los superiores, el socorro a muchos<br />

pobres de Lima, recorriendo con maravillosa<br />

presteza las dos leguas que<br />

dista del Callao. Alguna vez salió de<br />

Lima con el Comendador del Callao,<br />

que le encargó no se apurara, pues<br />

iba a pie, lo que no le impidió salir a<br />

abrir la puerta del convento al Comendador<br />

que montaba una buena<br />

mula.<br />

Son muchas las curaciones milagrosas<br />

que Dios obró por su medio<br />

en este tiempo, comprobadas en el<br />

proceso que se hizo a raíz de su<br />

muerte, declarando en él los mismos<br />

favorecidos. Entre éstos figura el general<br />

Ordoño de Aguirre, que dirigía<br />

las fortificaciones del Callao. Encontrándose<br />

lleno de úlceras, ordenóle el<br />

virrey que dejase la obra para curarse.<br />

Fray Gonzalo, a quien vió en la<br />

calle, le descubrió los vendajes, dejándole<br />

sano con tocarle.<br />

Fundó la Cofradía de la Merced en<br />

el Callao, y el día de la fiesta, habiéndose<br />

volcado la lámpara sobre el<br />

hermano mayor, que lucía un magnífico<br />

traje de seda, no apareció en él<br />

mancha alguna. Ardía furiosamente<br />

un almacén de brea y temíase que el<br />

fuego alcanzara a la casa inmediata,<br />

pero Fray Gonzalo hizo volver las<br />

llamas hacia el otro lado. Una mujer<br />

que estaba a la muerte con un dolor<br />

de garganta y un niño a quien pasó<br />

un carro por encima, recobraron la<br />

salud instantáneamente por sus oraciones.<br />

Entró en el mar muchas leguas para<br />

dar alimento y bebida a un navío<br />

donde se habían agotado por una larga<br />

borrasca, regresando casi instantáneamente<br />

al puerto, a donde los so.<br />

corridos no llegaron con buena marcha<br />

hasta erdía siguiente.<br />

Cuando le interrogaban acerca de<br />

estos y otros casos milagrosos, era<br />

tal su confusión, que se cubría la cara<br />

de vergüenza. En cambio, describía<br />

con risa sus defectos y su vida de<br />

marinero. Estimábanle mucho los virreyes<br />

y el arzobispo de Lima, pero<br />

quería más perder sus limosnas que<br />

pasar por la honra que le hacían. No<br />

faltaron quienes le despreciaran como<br />

a otros santos, y lejos de ofenderse,<br />

decía que los que así le trataban eran<br />

los únicos que le conocían.<br />

Más de una vez le hallaron arrobado<br />

en éxtasis y rodeado de resplandores,<br />

siendo grande su confusión<br />

cuando volvía en sí. Sabíase de memoria<br />

las Instituciones del Obispo<br />

Fray Gaspar de Torres, que era su<br />

libro predilecto.<br />

Gozó de excelente salud, a pesar<br />

de su rigorosa penitencia, hasta pasar<br />

los setenta años. Aunque las fuerzas<br />

le faltaban continuó sus oficios penosos;<br />

mas un día, pidiendo limosna,<br />

cayó enfermo en la calle. Recogióle<br />

su grande amigo Luis Medrano, y<br />

aunque él pretendía volverse al convento<br />

no le dejaron, pues decían los<br />

médicos que moriría en el camino.<br />

Asistióle su Prelado, que puso a su<br />

lado dos religiosos. Confesaba todos<br />

los días y recogíase en oración lo<br />

más que podía, hurtando el cuerpo a<br />

las visitas de toda clase de personas<br />

que acudían a verle. A algunas descubrió<br />

graves secretos de sus conciencias<br />

y a todos encomendó sus<br />

pobres.<br />

Vivió así once días, y después de<br />

recibir todos los Santos Sacramentos,<br />

entregó su alma a Dios el sábado 27<br />

de enero de 1618 al anochecer. Sacáronse<br />

muchos retratos de su cadáver,<br />

que fué llevado a nuestra iglesia en<br />

hombros de sacerdotes. Aclamáronle<br />

por santo hasta algunos niños de


- 450 — — 451 —<br />

pecho, mientras los mayores se apoderaban<br />

de sus vestidos como reliquias.<br />

Termiendo la resistencia del pueblo,<br />

fui enterrado secretamente el<br />

mismo domingo por la noche, pero el<br />

3 de enero de 1621 el arzobispo don<br />

Bartolomé Lobo Guerrero, hecho<br />

ya el proceso de canonización, lo<br />

desenterró, colocándolo en un altar.<br />

Dios Nuestro Señor continuó obran-<br />

iOR'ElVIOS°<br />

Ayer, en mi habitación, presencié un<br />

crimen. Llovía, y sobre mi mesa de<br />

trabajo el agua pretendía mojar mis<br />

amigos, los libros. Le cerré dos cristaleras<br />

y se quedó fuera murmurando<br />

sordamente de mí.<br />

Estaba ya sentado y abriendo un<br />

libro, cuando observé que una mosca<br />

quería acariciar mi corona recién hecha.<br />

La sacudí un poco y se marchó a<br />

la ventana, y allí, en una invisible tela,<br />

se prendió. Quisó huir aleteando con<br />

fuerza, y esto la delató. Un enemigo<br />

avanza y cariñoso, al parecer, la estre<br />

cha en sus brazos, la lleva a su casa y<br />

allí la hospeda.<br />

Era mayor la mosca que la araña,<br />

sin embargo, pudo más la araña que la<br />

mosca.<br />

La captura con abrazos está hoy a la<br />

orden del día. Los capturados se creen<br />

fuertes, capaces de volar, si quieren,<br />

podrán incluso desprenderse, pero no<br />

creais que lo harán.<br />

Como la araña los captadores de<br />

multitudes, las abrazan también, pero<br />

es mentiroso, es criminal este abrazo<br />

corno el de la araña. Abrazan, pero indo<br />

por su intercesión grandes milagros.<br />

Los decretos de Urbano VIII reservando<br />

las canonizaciones a la Santa<br />

Sede, obligaron a ocultar de nuevo el<br />

cuerpo de Fray Gonzalo. Después del<br />

terremoto de 1746, que arrasó el Callao,<br />

fué cocducido al convento de<br />

Lima, donde reposa. Recientemente<br />

se ha reanudado su causa de beatificación.<br />

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ<br />

yectando veneno. Abrazan, pero para<br />

matar la víctima, comiendo después sus<br />

mismas entrañas.<br />

¿Pruebas? Están a la vista. Hombres<br />

sin fe predican al obrero, al patrono, al<br />

joven, al anciano. Su predicación, rica<br />

como la seda, suave como la seda también,<br />

indica la posibilidad de encontrar<br />

la felicidad.<br />

¡Seremos todos ricos! ¡Se acabaron<br />

los pobres! ¡Gobernaréis vosotros!<br />

Y ante estas alegres charlas, piruetas<br />

infames por el daño gravísimo que<br />

causan, los jóvenes, los viejos, los obreros,<br />

los patronos, se entregan sin reserva,<br />

corren a la muerte tras el señuelo<br />

de un falso amor.<br />

Al mismo tiempo que abrazan, presentan<br />

el veneno largo tiempo preparado<br />

e incitan a probarlo.<br />

La libertad, amigos míos, dicen, hemos<br />

de entronizarla en nuestro corazón.<br />

Si alguien os quiere desposeer de<br />

tan grata conquista, respondedle con<br />

el boicot, la lucha, la guerra, ¡todo!,<br />

todo es lícito para conservar intacta<br />

esa diosa suprema de los tiempos nuevos,<br />

llamada la libertad.<br />

Y las masas, enardecidas por el malestar<br />

calenturiento, debido al veneno,<br />

aplauden, gritan y... obran.<br />

Entienden la libertad, como el supremo<br />

derecho de apoderarse de lo ajeno,<br />

como incentivo seductor para beber de<br />

todas las fuentes los placeres más innobles,<br />

toman a la libertad como bandera<br />

portadora de escudo invulnerable y<br />

Contra tanto libro inmoral, contra<br />

tanta inundación pornográfica, contra<br />

tanto folleto seudo científico en que los<br />

problemas se exponen de manera equívoca,<br />

cuando no calumniosa, contra<br />

todo eso hay que luchar.<br />

En nuestras conversaciones, en nuestras<br />

cartas, en nuestros escritos, sembremos<br />

de nuevo la vida que Cristo<br />

se lanzan a cometer los crímenes de que vino a traer al mundo. Sembremos y<br />

nos habla la prensa con tanta frecuen- recogeremos.<br />

cia, llamándolos sociales. ¡Qué eufe- Libremos al mundo de ese abrazo famistas<br />

corren por esos mundos de Dios! laz, que inyecta veneno, demos a todos<br />

Mas no hay mal que por bien no ven- los hombres el verdadero abrazo de<br />

ga, y la experiencia en cabeza propia paz, que únicamente está en la doctrina<br />

enseña bastante más que en la ajena, y de Cristo.<br />

por eso creo que todo lo que pasa dará Acudí en auxilio de la mosca, perdosu<br />

fruto de amor. nándole su ofensa a mi corona. Dejé la<br />

Unos se van escapando de las redes araña con vida, pensando en la imagen<br />

del engaño, otros se ligan más en ellas que bullía en mi mente, y me acor<br />

en fuerza de querer escapar. dé del precepto de la caridad que nos<br />

Tristemente, así es la vida. ¿Qué he- manda perdonar a nuestros enemigos.<br />

mos de hacer nosotros? Una idea terrible se levantó en mi<br />

Trabajar sin descanso, luchar deno- pensamiento. Héla aquí: Es demasiado<br />

dadarnente, ser como Jesús, salvadores cruel el infierno para que se lo deseede<br />

una humanidad decadente. mos a nuestro mayor enemigo.<br />

Dar a todos el consejo de elevar un Y así os aconsejo. Orad mucho por<br />

poco el pensamiento para librarlos de los valientes que hoy se mofan y blasese<br />

abrazo narcótico que rinde los ner- feman de Dios. Ofreceos como hol ocausvios<br />

en fuerza de excitados; ser, en una to para que no descargue su ira sobre<br />

palabra, mensajeros de la paz. ellos. Son hermanos nuestros, son tro-<br />

He aquí que se impone por mornen- zos del corazón de nuestra Madre. Rotos<br />

la vuelta a la doctrina salvadora de guemos sin descanso implorando su<br />

la Religión, hoy objeto de tantos odios. conversión.<br />

Los que la conozcan y sepan, que la La justicia y la misericordia de Dios,<br />

enserien. Los que sabiendo enseriar no son infinitas. Pero cuándo es más granla<br />

conocen, que la estudien, y todos a de Dios, ¿cuando perdona o castigd?<br />

llevarla a la práctica.<br />

FR. R. SANJURJO


Le ¡Dios juzgará a los Jueces!<br />

ge ee<br />

Con el rostro lívido, la mirada vaga,<br />

contraídos los labios por una sonrisa<br />

estúpida y cínica, Emilio Gaudot está<br />

sentado en el banquillo de los acusados<br />

ante el Tribunal de una capital de departamento,<br />

no lejos de París.<br />

Encima de los jueces, dominando la<br />

sala, extiende sus brazos la imagen de<br />

Cristo crucificado, visión apacible en<br />

aquel pretorio, cuya atmósfera infestan<br />

los miasmas del vicio y del crimen.<br />

Los jueces ocupan sus sitiales; los<br />

jurados están en su puesto. Después de<br />

las diligencias de costumbre, el presidente,<br />

dirigiéndose al procesado, le<br />

dice:<br />

—Gaudot, habéis asesinado a Rosina<br />

Minié, para robarle dos francos; creíais,<br />

sin duda, encontrar en su casa mayor<br />

suma de dinero: de lo contrario, no hubiéseis<br />

cometido vuestro crimen...<br />

—...¡Qué sé yo!<br />

El presidente.—iCórno! ¿No lo sabéis?<br />

Gaudot. —No... Una vieja más o menos,<br />

¿qué importa? Yo trabajo a cualquier<br />

precio.<br />

El presidente.—Vuestro cinismo indignaría<br />

a los mismos cafres. Cuando<br />

se piensa que sólo tenéis diecisiete<br />

arios y que lleváis ya sobre la conciencia<br />

el peso de tan enormes delitos, se<br />

pregunta uno en qué escuela de infamia<br />

habéis aprendido todos los secretos del<br />

mal.<br />

Ga udol —Señor presidente, eso se<br />

aprende por sí solo.<br />

El presidente.— Confesáis, pues, que<br />

son exactas todas las circunstancias<br />

enumeradas en el acta de acusación?<br />

Gaudot.—Estoy dispuesto a confesar<br />

todo lo que queráis. Me tienen sin cuidado<br />

y encuentro altamente ridículas<br />

esas fórmulas curialescas.<br />

El presidente.—Los señores jurados<br />

apreciarán vuestra actitud. El abogado<br />

defensor tiene la palabra.<br />

Saint Apper (defensor de Gau<br />

-dot).<br />

—Señores, mi tarea es muy sencilla,<br />

porque el acusado lo ha confesado<br />

todo. Es inútil, pues, defenderle; no<br />

veo para él ninguna esperanza de misericordia.<br />

Por consiguiente, seré breve.<br />

Pero si la justicia le pide cuenta de<br />

su crimen, permitichne que a mi vez<br />

pida yo cuenta a la justicia de su fallo.<br />

¿Cuál será? Lo ignoro. Mas, sea el que<br />

fuere, sépase que hay aquí alguien más<br />

culpable que el reo. Yo os denuncio a<br />

ese culpable, o mejor dicho, yo os acuso<br />

a esos culpables: sois vosotros, serio<br />

res que me escucháis; vosotros, que representáis<br />

a la sociedad, a esa sociedad<br />

obligada a castigar las faltas que su<br />

incuria y corrupción no han sabido prevenir.<br />

(Movimiento de asombro en el<br />

auditorio). Delante de mí veo y saludo<br />

a Cristo crucificado. Aquí está, en<br />

nuestro pretorio; aquí, donde citáis a la<br />

barra al criminal. ¿Por qué no está<br />

también en la escuela, allí donde llamáis<br />

al niño para instruirle? ¿Por qué<br />

castigar bajo la mirada de Dios, cuando<br />

no lo necesitáis para formar las almas?<br />

¿Por qué ha tenido Gaudot que<br />

venir a este sitio para contemplar por<br />

primera vez la imagen del Mártir del<br />

Gólgota ? ¿Por qué no ha podido verla<br />

en frente de los bancos de la escuela?<br />

Con seguridad que hubiera evitado el<br />

banco de infamia en que hoy se sienta.<br />

¿Quién le ha dicho jamás que hay un<br />

Dios, una justicia futura? ¿Quién le ha<br />

hablado de su alma, del respeto a su<br />

prójimo, del amor a sus hermanos?<br />

¿Cuándo se le ha enseriado el precepto<br />

de la ley de Dios que dice: «No matarás?»<br />

Esa alma ha sido abandonada a<br />

sus malos instintos; ese joven ha vivido<br />

como una fiera en el desierto; solo, en<br />

medio de esta sociedad que va a herir<br />

al tigre, cuando lo que debió haber hecho<br />

en tiempo oportuno era cortarle las<br />

garras y calmar su fiereza.<br />

Gaudot escucha con estupor, con una<br />

especie de triunfo a ese defensor que<br />

dice cosas tan nuevas para él, y un<br />

rayo de satisfacción brilla en sus ojos<br />

cuando Mr. Saint Apper, concluye diciendo:<br />

—Sí; yo os acuso a vosotros, señores;<br />

a vosotros, hombres civilizados, que no<br />

sois más que bárbaros; moralistas que<br />

propagáis el ateísmo y la pornografía a<br />

Conocido es, y muy estimado en los<br />

medios culturales de Chile, el Reverendo<br />

P. Fr. Miguel L. Ríos, Mercedario,<br />

Profesor y Ministro durante muchos<br />

arios del «Colegio San Pedro<br />

Nolasco», de Santiago; su competencia<br />

en asuntos pedagógicos, es unánimemente<br />

reconocida.<br />

El ario 1929 formó parte de la Comisión<br />

de Directores de Colegios particulares<br />

que formuló el proyecto del Reglamento<br />

de la enseñanza particular<br />

secundaria, articulándola en armonía<br />

con la enseñanza oficial. Y en el mismo<br />

ario asistió como representante de<br />

los Colegios Mercedarios la magna<br />

Asamblea Pedagógica, que en la últi..<br />

ma quincena de agosto y primera de<br />

— 453 —<br />

toda orquesta. ¡Y luego os asombráis<br />

de que os conteste con el crimen y la<br />

degradación más horribles!... Condenad<br />

a mi cliente; estáis en vuestro derecho;<br />

pero yo... yo os acuso a vosotros y<br />

cumplo con mi deber.<br />

Mr. Saint Apper se sienta; la sala no<br />

puede ocultar la emoción que la domina,<br />

y prorrumpe en aplausos que el<br />

presidente se apresura a reprimir.<br />

Los jurados se retiran a deliberar, y<br />

contestan afirmativamente a todas las<br />

preguntas.<br />

En consecuencia, Gaudot, a pesar de<br />

sus pocos arios, es condenado a la pena<br />

de muerte.<br />

—¡Dios juzgará a los jueces! -exclamó<br />

el abogado, puesto en pie y<br />

con el brazo extendido hacia el Cristo.<br />

(«La Croix du Midi ).<br />

Necesidad de la psicología del niño en<br />

Pedagogía<br />

septiembre tuvo lugar en Santiago con<br />

el fin de unificar e intensificar la enseñanza<br />

oficial secundaria.<br />

En 1930 hizo un viaje a la Argentina,<br />

comisionado por el Gobierno chileno,<br />

para visitar los Institutos y enterarse<br />

de sus instalaciones, etc., y comisionado,<br />

asimismo, por el Arzobispo de San<br />

tiago para que estudiase «las vinculaciones<br />

que tiene la enseñanza secundaria<br />

particular con la oficial» en la República<br />

del Plata.<br />

Finalmente, en la Semana Educacional<br />

de enseñanza secundaria particular,<br />

celebrada en Santiago de Chile<br />

en septiembre del pasado ario, desempeñó<br />

un brillante papel como ponente<br />

de diversos temas tratados en


la misma. El relativo a la «Necesidad<br />

de la psicología del niño en Pedagogía»<br />

llamó grandemente la atención,<br />

y la ponencia fué impresa por S. M. A.<br />

este ario.Forma un opúsculo de 26 páginas.<br />

Por el interés que ofrece su contenido,<br />

vamos a resumirlo en estas<br />

lineas.<br />

Si nos hallamos en una reunión, dice<br />

el P. Ríos, en la que se habla de un<br />

amigo enfermo, no hay quien no recomiende<br />

algún medicamento que en<br />

tal o cual ocasión experimentó ser eficaz.<br />

Cosa semejante sucede con los<br />

métodos para enseriar algo. Todo el<br />

mundo se cree capacitado para enseriar<br />

perfectamente aquello que sabe y<br />

comunicarlo con orden, claridad y plena<br />

comprensión de la capacidad intelectual<br />

del discípulo. Verdad es que<br />

uno puede, de ordinario, enseriar lo que<br />

sabe, pero no lo es menos que «ni todos<br />

enserian de la misma manera, ni todos<br />

obtienen iguales resultados». Kerschensteiner<br />

temía por su patria, Alemania,<br />

que, con los métodos allí existentes<br />

para la formación de profesores,<br />

se lograran mejores instructores pero<br />

no educadores aptos.<br />

O sea, que no basta poseer la ciencia<br />

que se ha de enseriar para ser buen<br />

pedagogo. Han pasado los tiempos en<br />

que la labor del profesor se limitaba a<br />

hacer las rutinarias preguntas de un<br />

interrogatorio al alumno, habiéndose<br />

éste de un modo pasivo enteramente.<br />

Con ventaja ha sido sustituido este método<br />

por un ambiente más familiar en<br />

las aulas y una mayor comunicación<br />

del discípulo con el profesor, «lo que<br />

ha traído en el educando la disciplina<br />

del trabajo realizado sin violencia, y<br />

una acción constructiva de parte del<br />

educador».<br />

Pero la compenetración y colaboración<br />

de profesor y discípulo no puede<br />

— 454 — — 455 —<br />

darse sin una completa adaptación por<br />

parte de aquél a la edad y a las condiciones<br />

psicológicas y fisiológicas de<br />

éste. Quiere esto decir, que es indispensable<br />

al perfecto educador el estudio<br />

de la psicología del niño y del adolescente<br />

y de los métodos pedagógicos<br />

fundados en esta ciencia.<br />

No faltan, sin embargo, quienes negando<br />

la eficacia a la ciencia pedagógica,<br />

afirmen que la educación es tan<br />

sólo un problema: a) de experiencia,<br />

b) de buen sentido, c) o de aptitud natural<br />

de algunos individuos.<br />

En pocas palabras, pero vigorosamente,<br />

refuta el P. Ríos estos pareceres<br />

uno a uno. No es suficiente la práctica<br />

pura, dice, o sea sin el auxilio<br />

poderoso del estudio psicológico del<br />

niño, porque «si en verdad es un medio<br />

para obtener gran rendimiento en la<br />

enseñanza, tiene el inconveniente que<br />

el educador se forma pasados varios<br />

arios de ejercicios y de ensayos en los<br />

alumnos, lo que significa un desarrollo<br />

de tiempo y fuerzas perdidas y convierte<br />

a sus educandos en cuyes (chillenismo<br />

por conejillos de Indias) de laboratorio».<br />

Además hace rutinario al<br />

educador, a fuerza de ver las cosas<br />

siempre de la misma manera; y por<br />

esto mismo «se halla desarmado ante<br />

una dificultad nueva que se le ofrezca».<br />

Pero sobre todo, el método de guiarse<br />

sólo por la experiencia, tiene el gravísimo<br />

inconveniente de que se necesita<br />

largo tiempo para ver lo bueno y descubrir<br />

lo malo de la educación y además<br />

siempre con grave peligro de<br />

errar.<br />

Para probar que tampoco el buen<br />

sentido es suficiente para tener un perfecto<br />

educador, basta observar que<br />

aunque todos se creen en posesión de<br />

un perfecto sentido coaeún, sin embargo,<br />

no hay problema educativo de<br />

alguna gravedad en cuya solución<br />

coincidan todos los grandes pedagogos;<br />

¿a qué carta, pues, nos hemos de atener?<br />

¿Habríamos de juzgar una tesis<br />

como única valedera en virtud tan sólo<br />

de nuestro buen sentido? Con todo «no<br />

desconozcamos, dice el P. Ríos, una<br />

cualidad propia del buen sentido, que<br />

es la aptitud para aplicar bien las reglas<br />

y leyes, justipreciando el conjunto<br />

de circunstancias y contingencias del<br />

momento, que es una cualidad indispensable<br />

al educador».<br />

En fin, muchos creen inútil para la<br />

educación el estudio psicológico del<br />

niño, porque, según ellos, ser buen<br />

educador es un don natural, y no ase<br />

quible. «Se nace educador como se<br />

nace poeta, orador, etc.». Verdad es,<br />

que una aptitud natural es gran base<br />

para serbuen educador, pero ésta sin el<br />

estudio sería algo semejante a un buen<br />

entendimiento pero sin cultivo o una<br />

gran inspiración artística sin el estudio<br />

del arte, que ni el uno ni la otra podrían<br />

jamás hacer obra perfecta. Es,<br />

sin embargo, de tanta importancia en<br />

el maestro la aptitud natural para educar,<br />

que sin ella no se concibe un mediano<br />

pedagogo por más estudio que<br />

tenga. «No todos, decía Kerschensteiner<br />

a este propósito, son susceptibles<br />

de preparación para educadores y<br />

maestros».<br />

Reconociendo, pues, termina el Padre<br />

Ríos, que el buen sentido, la aptitud<br />

natural y la experiencia son .cualidades<br />

casi indispensables, pero insuficientes<br />

para constituir un buen educador,<br />

«consideramos que el estudio sistemä<br />

tico del nOodo y de la psicología pedagógica<br />

del niño, además de las ella<br />

I idades personales del educador, lleva<br />

la cuestión compleja de la instrucción<br />

y educaci'n a una solución más segura,<br />

general y científica». El estudio de<br />

la psicología del niño hará al maestro<br />

más clarividente, más celoso, más<br />

adaptable al alumno, menos rutinario<br />

en su disciplina, menos mecánico, más<br />

vivo, afectivo y ajustado a las exigencias<br />

del momento.<br />

Síguese de lo dicho que el estudio<br />

de la psicología del niño y del adoles<br />

cente es elemento necesario y condición<br />

i nd ispensable para formar un buen<br />

maestro y educador.<br />

Tal es, en compendio, la tesis que<br />

el P. Ríos expone más ampliamente en<br />

el opúsculo que comentamos. Y cuya<br />

doctrina debiera tenerse muy en cuenta<br />

en todas partes, para proporcionar a<br />

los futuros maestros y profesores ese<br />

necesario elemento de preparación de<br />

que con tanta frecuencia carecen.<br />

Dando nuestros plácemes al P. Ríos<br />

por su brillante actuación en la Semana<br />

Educacional de Santiago de Chile,<br />

hemos de hacer notar antes de poner fin<br />

a estas líneas, que la misma doctrina fué<br />

propuesta solemnemente para toda la<br />

Orden Mercedaria en el último Capítulo<br />

general, en el que se ordenó que los<br />

que hubiesen de ser nombrados «Maestros<br />

de postulantes y de novicios poseyesen<br />

con bastante perfección la Psicólogia<br />

y la Pedagogía».<br />

Poyo, 30-XI 32.<br />

S.


ESTUDIOS COLEGIATA Y PRIORATO<br />

GALLEGOS DE JUNQUERA DE AMBIA<br />

Hace poco menos de dos años que<br />

conocí a esta villa orensana, de gente<br />

simpática, sana y religiosa, de sotos<br />

hermosos, de amenos y pintorescos<br />

alrededores, y de historia un tamo<br />

levítica. Con efecto, si se desligase<br />

su historia de la que va unida a la de<br />

la Colegiata, quedaría su interés reducido<br />

al de cualquier lugarejo innominado.<br />

En los breves días de mi estancia,<br />

hojeé los libros del archivo parroquial,<br />

en busca de algo histórico;<br />

aunque bien sabía que los fondos<br />

principales se hallan en Vallado!id,<br />

trasladados allá por orden del obispo<br />

Junquera de Ambia, «villa orensana de gente simpática, sana y religiosa, de sotos hermosos...»,<br />

«La vida de la villa giró alrededor de la Colegiata».<br />

Merino. Sin embargo, lector, pude<br />

hilar estos datos que ahora lees,<br />

Según antigua tradición acerca del<br />

origen de la Colegiata, se afirma que<br />

en el siglo IV se encontró en aquel<br />

lugar, y entre juncos, una imagen de<br />

Nuestra Señora, venerada muy pronto<br />

por los fieles y visitada por los peregrinos.<br />

Fundóse con ese motivo una<br />

ermita, pero más tarde, en el siglo<br />

VIII y merced a las cuantiosas limosnas<br />

recibidas, se levantó un monasterio.<br />

No hay acuerdo sobre si la fecha<br />

de erección fue en 955 o 977; lo cierto<br />

es que Gonzalo Froila e Ilduara, su<br />

mujer, fueron los que primeros dieron<br />

su hacienda, para esta fundación,<br />

como parece del testamerito archivado.<br />

Al crecer la devoción, otras<br />

personas aumentaron las posesiones,<br />

donando cotos, casares<br />

y tierras para el Priorato; la<br />

iglesia sufrió reformas y adiciones,<br />

quedando en el estado<br />

actual desde el año 1164, según<br />

puede verse en una inscripción<br />

de la fachada. En ese mismo<br />

año, Fernando II de León y el<br />

obispo don Pedro Seguín, erigieron<br />

el templo en Colegiata, y<br />

al dotarla espléndidamente don<br />

Lorenzo, obispo de Orense, con<br />

varios beneficios y parroquias,<br />

la entregaron a los canónigos<br />

regulares de San Agustín.<br />

El culto divino en esta iglesia,<br />

que, en su tipo, es uno de los<br />

más hermosos monumentos románicos<br />

de Galicia, fue siempre<br />

intenso, comparándose al de las<br />

catedrales'de segundo orden; su<br />

plantilla era: el prior, siete canónigos,<br />

cuatro presbíteros, cuatro<br />

salmistas, organista, sochantre,<br />

sacristán mayor-presbítero, sacristán<br />

menor, seis monaguillos,<br />

dos acólitos, un ayudante<br />

de altar y un pertiguero.<br />

De aquellos tiempos de esplendor<br />

queda todavía la misa<br />

cantada diaria y el Cabildo (?),<br />

compuesto por el párroco, dos coadjutores,<br />

un organista, un fuellero, un<br />

sacristán y dos monaguillos, todos<br />

ellos con nómina fija, la cual habrá<br />

desaparecido ya, corno va desapareciendo<br />

en el pueblo la costumbre de<br />

regir sus cómputos por el de las horas<br />

— 457 —<br />

litúrgicas. Otro de los vestigios históricos<br />

es el palacio prioral y las<br />

«Esta Iglesia, en su tipo, es uno de los má 3 hermosos<br />

monumentos románicos de Galicia».<br />

casas de los canónigos, muchas de<br />

ellas blasonadas y patinadas por el<br />

tiempo. La vida de la capilla giró<br />

alrededor de la Colegiata, pero no<br />

supo prevenirse para los tiempos-malos,<br />

como se lo escribió un filósofo<br />

en el hastial de la iglesia : «cum


- 458 — - 459 —<br />

•<br />

fueris felix qux sunt adversa ea veto» .<br />

En 1619 fui agregada la Colegiata<br />

Detalle del Claustro. Hermosa obra, enterramiento<br />

hasta hace dos años de los vecinos de Junquera, merecedora<br />

de una cuidadosa restauración, que la convertiría<br />

en uno de tantos rincones bellos, remansos de paz.<br />

a la mitra de Valladolid, cuyo obispo<br />

era prior y señor de Junquera. Los<br />

antiguos canónigos elegían entre sí<br />

al prior, y si lograron perder ese derecho<br />

fué por las continuas desa venencias<br />

a que daba lugar tal elección;<br />

siendo ello c7ausa, además, de que la<br />

parte administrativa anduviese<br />

a tumbos.<br />

Habiendo crecido las rentas,<br />

se pensó en dividir los productos<br />

así de la feligresía de Junquera<br />

como de algunos foros.<br />

Toda la parte principal estaba<br />

en cabeza del prior, y la meramente<br />

conventual se dividió en<br />

nueve porciones: dos para el<br />

prior y siete para los canónigos,<br />

a partes iguales.<br />

Estos, a medida de lo que<br />

cobraban, contribuían al subsidio;<br />

siendo siempre el prior<br />

dueño de las rentas, al mismo<br />

tiempo que ejercía el gobierno<br />

de los canónigos, de la casa,<br />

y de todo lo perteneciente a la<br />

comunidad. Si bien este orden<br />

de cosas no se estabilizó hasta<br />

los días del prior Bermúdez,<br />

quien hizo un libro, en que dejó<br />

asentados todos los bienes y<br />

los nombres de posesiones y<br />

derechuras que afectaban al<br />

Priorato.<br />

Entre los derechos de esta<br />

dignidad se contaba el de presentación<br />

de algunas abadías;<br />

otras veces ejercía ese derecho<br />

solidariamente con los canónigos<br />

u otros señores. El prior<br />

era también el encargado de<br />

proveer las canonjías vacantes<br />

de la Colegiata, asunto espinoso<br />

y ocasión de mil dificultades que acabaron<br />

por entregar dicha colación al<br />

obispo de Orense.<br />

Aparte de eso, los mismos canónigos<br />

se sujetaron también a la visita<br />

del obispo, derecho que éste antes no<br />

tenía, y del que se vieron libres los<br />

priores «que por tiempo fueren » , gracias<br />

a la Carta Ejecutoria que para<br />

ello ganó don Martín de Córdoba,<br />

prior excelente, que dejó por doquier<br />

la huella de su paso.<br />

Anterior a éste fue el prio7 Bermúdez,<br />

hombre trabajador y celoso, cuya<br />

sepultura se encuentra cerca de las<br />

gradas del altar mayor, a la izquierda<br />

de la vía sacra. En su tiempo se terminó<br />

quizá el coro, obra notable del<br />

arte plateresco, tallada en madera.<br />

Siguióle en la dignidad el prior Peña,<br />

quien hizo construir el archivo y sus<br />

dependencias, aún hoy existentes, pero<br />

casi vacías; asimismo recogió todos<br />

los fueros originales, papeles y<br />

escrituras tocantes al Priorato, siguiendo<br />

en esto la marcha de su antecesor.<br />

En el gobierno de ambos priores<br />

se levantó L'in ruidoso pleito sobre la<br />

posesión del Priorato y de sus bienes.<br />

Pues pretendía el Rey Felipe II, que<br />

ambas cosas eran de Patronato Real,<br />

y por tanto se arrogaba la presentación<br />

de los priores, que hasta entonces<br />

tuvieran los canonigos. Y, como<br />

allá van leyes do quieren reyes, durante<br />

el pleito presentó a don Juan<br />

Pimentel y don Alonso Pimentel, de<br />

la casa de Benavente, quienes, al fin,<br />

hicieron composición con los canónigos.<br />

Después de cuarenta años de litigio,<br />

se decidió que era de Patronato Real,<br />

presentando Su Majestad por prior a<br />

don Martín de Córdoba, antes citado,<br />

que gobernó muchos años quieta y<br />

pacíficamente, siendo su gestión la<br />

más bienhechora para el Priorato. El<br />

arco triunfal que da acceso a la plaza<br />

del Obispo Carrascosa, se levantó al<br />

remate de estas disputas, para dar fe<br />

de pertenencia.<br />

Desde entonces languideció la vida<br />

de la Insigne Colegiata de Santa María<br />

la Real de Junquera de Ambía, a<br />

cuya sombra se habían formado hombres<br />

reputados, y a cuyas expensas,<br />

los artistas plasmaron las concepciones<br />

de su genio.<br />

FR. GLIMERSINDO PLACER<br />

Convento de Poyo, junio <strong>1932</strong>.


000-ezz.0.000.00zGzexGo—000000zzcez.000000.zzGGG)..00G,<br />

LOS GITANOS<br />

eoo-oe®53e.o.000000sseeno—000cooseese—oo000-eme5-.0oe.<br />

Son los gitanos una raza de hom- por Bolonia y llegan a la campiña<br />

bres de costumbres muy extrañas que, Romana. El 17 de abril de 1427, dice<br />

llegados a Europa a principios del un escritor francés, «aparecen en Pasiglo<br />

XV, han ido desparramándose ris doce penitentes de Egipto lanzadurante<br />

ese siglo por todas las nacio- dos por los sarracenos, Estos penes<br />

de este continente, y que hoy, alientes, que traían consigo <strong>12</strong>0 percomo<br />

a los judíos, se los encuentra sonas, confesados sus delitos, fueron<br />

dispersos por todo el mundo, condenados a caminar por el mundo<br />

Mucho se ha trabajado para llegar siete años, sin dormir jamás en cama.<br />

a conocer con fijeza el origen de este Tenían agujereados las orejas, de las<br />

pueblo, sin que, hoy por hoy, pueda que pendían sortijas de plata». A<br />

darse una solución definitiva en este España entran por Cataluña el 11 de<br />

problema. Omitiendo la exposición de junio de 1447, difundiéndose luego<br />

muchas opiniones, que sería aquí por toda la península.<br />

cosa poco oportuna, sólo nos fijare- No pudo por menos de llamar la<br />

mos en la que parece más probable. atención de los estudiosos la inopina-<br />

Las primeras noticias que se tienen da aparición de tales gentes, y etnórespecto<br />

de estas gentes, nos las da grafos, historiadores y filólogos deun<br />

escritor alemán, Munster, de aque- dican sus actividades al estudio de su<br />

ha misma época, diciendo que «en origen. Estos últimos, los filólogos,<br />

1417 empezaron a dejarse ver en son quienes parecen haber consegui-<br />

Alemania Yna especie de gentes de- do mayor éxito en la empresa. En<br />

formes por su negrura y por la sacie- efecto, después de estudiar los eledad<br />

de sus vestidos, y cuya ocupa- mentos que les ofrecían el particular<br />

ción, especialmente por foque/oca lenguaje de aquella raza, han venido<br />

a las mujeres, es el hurto, mantenién- a descubrir un estrecho parentesco<br />

dose los hombres con el producto de entre éste y los dialectos del Indostán,<br />

ellas.., Dicen que van haciendo pe- conclusión corroborada con el decinitencia,<br />

y que proceden de/Egipto dido apoyo del Carmelita Descalzo<br />

Menor, de donde salieron condena- P. Paulino de San Bartolomé, quien<br />

dos en este género de vida por haber poseía varios dialectos indostánicos<br />

negado hospitalidad a la Madre de por haber pasado largos años en<br />

Dios y a su divino Hijo, pero estas aquellas tierras.<br />

son cosas fabulosas». Al año siguien - ¿Cuál podrá ser el hecho que dió<br />

te, 1418, déjanse ver en Suiza, en 1419 ocasión a la difusión de este pueblo<br />

en Angsburgo y en 1422 una tropa de por aquel entonces? Según algunos<br />

100 hombres, dirigidos por un jefe que historiadores parece ser que al dinllamaban<br />

el Duque Andrés, atraviesan girse Timur-Beck, conocido más ge-<br />

neralmente por el nombre de el gran<br />

Tamerlán, emperador del Mogol, ha •<br />

cia China en 1406, una parte considerable<br />

de los habitantes del Indostán<br />

no quisieron arrostrar los peligros<br />

que su paso les acarreaba, y en consecuencia<br />

se pusieron en fuga, tomando<br />

para ello diversos caminos, unos<br />

en dirección a la Persia, Arabia, Siria<br />

y Egipto, y otros por las orillas del<br />

Bósforo, hacia Tracia y Macedonia,<br />

penetrando por fin en Europa.<br />

Aunque no puede saberse a punto<br />

fijo su número en todo el mundo,<br />

cuando menos en Europa no es aventurado<br />

el cálculo que les hace subir a<br />

unos 800.000 (ochocientos mil), siendo<br />

España una de las naciones que<br />

más cargada está de ellos, pues cuenta<br />

unos 40.000.<br />

En los primeros años de su aparición<br />

se los miraba con ojos de piedad,<br />

a lo cual contribuyó sin duda su<br />

maña, ya mencionada, de hacerse<br />

pasar por penitentes que pagaban el<br />

pecado de haber negado la hospitalidad<br />

a Nuestro Señor y a su bendita<br />

Madre, pero pronto tuvieron pueblos<br />

y gobiernos que convencerse de que<br />

tenían que vérselas con un pueblo<br />

cuya profesión más característica era<br />

la de ladrón, y por tal motivo no tardaron<br />

en perseguirlos de manera terrible,<br />

siendo el Sacro Imperio Alemán<br />

uno de los primeros que, en la<br />

Dieta de Augsburgo, los expulsó, revocando<br />

todas las disposiciones anteriores<br />

a ellos favorables. Sigue<br />

Francia bajo Luis XII, Francisco 1,<br />

Carlos IX, Inglaterra con Enrique VIII,<br />

Suecia, Polonia, Milán, Países Bajos<br />

con Carlos V, y también los Estados<br />

— 461 —<br />

Pontificios con Su Santidad Pío V. En<br />

cuanto a España, parece ser la primera<br />

que empezó a perseguirlos, pues a<br />

ellos se refiere la Pragmática dada<br />

por los Reyes Católicos en Medina<br />

del Campo en 1499, bajo la inspiración<br />

de Cisneros.<br />

Tocante a religión, hay que afirmar<br />

que no tienen ninguna, sin que basten<br />

a constituirla las abundantes supersticiones<br />

inevitables al gitano. Se deja<br />

influenciar más o menos, pero sólo<br />

accidentalmente, de la religión que les<br />

rodea y en la medida que ella le aporte<br />

más o menos utilidad, pero nada<br />

más.<br />

Su moralidad también está reducida<br />

a defender pura y exclusivamente la<br />

honradez de la mujer, especialmente<br />

de la casada, pero sin excluir muchas<br />

manifestaciones lascivas en las danzas<br />

y en relaciones familiares.<br />

En Rumania se intentó en 1864 hacerlos<br />

¡personas decentes y trabajadoras!,<br />

dándoles terrenos que cultiva<br />

ran y con cuyos productos pudieran<br />

vivir, como los restantes ciudadanos...,<br />

pero todo fue en vano; los<br />

gitanos, si han de ocuparse en algún<br />

trabajo, han de ser éste siempre compatible<br />

con su vida nómada o errante,<br />

como, por ejemplo, la calderería, en<br />

cuyo arte, dicen, llegan a adquirir<br />

gran habilidad. Nada digamos del arte<br />

del comercio.., compran por poco... y<br />

si puede ser... ¡por na!.., y vender las<br />

cosas muy acompañadas de grandes<br />

elogios en relación con sus grandes<br />

cualidades..., un borrico que se cae<br />

de puro viejo y malo... ¡na, zefió, lo<br />

mejó e la cuadra el rey!...<br />

En algunas naciones se trocó la<br />

-


— 462 —<br />

legislación persecutoria por otra favorable<br />

con el fin de ver si así podría<br />

obtenerse mejor resultado, con tal<br />

que se avinieran a vivir como los demás,<br />

dedicándose a algún oficio o<br />

profesión decente, y no a hacer uso de<br />

traje distinto y de su dialecto propio.<br />

Pudieron, realmente, haberse ya confundido<br />

con las demás castas o razas;<br />

pero su afición a la vida vagabunda<br />

se lo impide.<br />

Entre las naciones que lo han intentado,<br />

cuenta también España con Carlos<br />

III.<br />

Una particularidad m uy curiosa<br />

ocurre entre nosotros en relación con<br />

el adjetivo flamenco. Aplicase vulgarmente<br />

este adjetivo a las maneras,<br />

costumbres y cantos gitanos, y por<br />

abundar más esta raza en Andalucía,<br />

los andaluces quedan casi absorbidos<br />

en ese calificativo. Y se comprende<br />

que tal palabra debería por naturaleza<br />

referirse a algo de origen, estilo, etcétera,<br />

de Flandes, y he aquí que entre<br />

nosotros se traslada su uso a los<br />

gitanos.<br />

El doctor Schuchardt cree que puede<br />

explicarse tal fenómeno por el hecho<br />

posible de que en España se<br />

hayan confundido a los flamencos que<br />

acompañaban a Carlos V y a quienes<br />

se miraba con ojos no muy buenos,<br />

con bandas de gitanos que entonces<br />

se llegasen de Alemania por cundir la<br />

expulsión de que entonces eran objeto.<br />

Tampoco nos es dado definir a<br />

ciencia cierta si la música llamada<br />

andaluza o flamenca es de origen gitano<br />

o más bien árabe, y que coincidiendo<br />

en ser orientales así los árabes<br />

como los gitanos, según dejamos<br />

expuesto, hayan podido los gitanos<br />

asimilarse, por ese mismo orientalismo,<br />

el espíritu musical de los árabes,<br />

conservándolo y desarrollándolo en<br />

la forma que hoy admirarnos. Desde<br />

luego, una de las buenas cualidades<br />

que distinguen a los gitanos, es la<br />

facilidad para la música. Díganlo si no<br />

nuestros gitanos, y aún más los gitanos<br />

de Andalucía, y los húngaros,<br />

para no mencionar a otros.<br />

F. JOSA MIGUÉLEZ<br />

Herencia, septiembre de <strong>1932</strong>.<br />

00000000000000.00000000000000000000000000000000000000000.00000000000o0.0000000000000000000000000000000000o<br />

00°00 00 >00<br />

• g<br />

00% 0000<br />

o<br />

o<br />

EN SIRIA<br />

(19 a 21 de junio de <strong>1932</strong>)<br />

En Baalbek como en todas partes en<br />

estos arios de crisis los hoteles se disputan<br />

rabiosamente los contados viajeros<br />

que llegan a la estación. Nos dejamos<br />

convencer por el mozo del Hotel<br />

de France y, después de comer, nos<br />

dirigimos a la residencia episcopal. El<br />

Sr. Obispo hubiera querido hospedarnos;<br />

por lo menos exigió como Comendador<br />

que es de la Orden, nuestra presencia<br />

en su mesa.<br />

Luego nos dió a su secretario por<br />

guía en la visita obligada a las grandiosas<br />

ruinas de la época romana que<br />

no tienen igual ni en Roma. Nuestra<br />

curiosidad se dirigía sobre todo a las<br />

enormes piedras que forman los muros<br />

del antiguo templo (las mayores que<br />

hayan manejado los hombres) pero la<br />

belleza de sus líneas redujo a segundo<br />

lugar aquel detalle.<br />

Los monumentos ocupan la parte<br />

baja de la ciudad y formaban dos tem<br />

plos unidos, dedicados el uno a Júpiter<br />

y el otro a Baco sin contar las capillas<br />

donde se veneraban otros muchos dioses.<br />

El santuario primitivo estaba situado<br />

en un peñasco, pero al querer ampliarlo<br />

fue preciso levantar una extensa<br />

plataforma a la que se ascendía por<br />

amplisirna escalinata. Dentro del recinto<br />

hay grandes atrios, donde se situaba<br />

el público como en el templo de<br />

Jerusalén.<br />

Después de contemplar el majestuoso<br />

conjunto, pasamos a admirar las delicadas<br />

labores de cornisas, frisos, capiteles<br />

(muchos de ellos en el suelo) y<br />

sobre todo la puerta del templo de<br />

A<br />

° °0 O'C' 0000°<br />

o o<br />

00.00 00.00<br />

Baco, la más grandiosa que he visto en<br />

ninguna parte; sería comparable a las<br />

entradas del Arco de Triunfo de París<br />

si éstas fueran rectangulares como<br />

aquélla.<br />

¿Cuándo se levantó este gigantesco<br />

monumento? En los siglos II y III de<br />

nuestra era, desde Antonino Pío a Diocleciano.<br />

Los entusiastas de Roma suponen<br />

que los emperadores quisieron<br />

erigir en la parte oriental del mundo<br />

romano una soberbia muestra de su<br />

poderío y cultura, para aterrar a los<br />

persas y demás bárbaros que acechaban<br />

en la frontera de Siria. La hipótesis<br />

es hermosa, pero no tiene en cuenta<br />

que varios de los emperadores eran<br />

idiotas (Córn modo por ejemplo) y quizá<br />

no sabían a punto fijo dónde caía Baalbek,<br />

llamada entonces Heliöpolis o<br />

ciudad del Sol.<br />

Un arquitecto italiano, establecido en<br />

el país y muy enterado de estos asuntos,<br />

confirmó mi sospecha de que la<br />

grande obra fué comenzada y continuada<br />

por la administración local y provincial,<br />

como los puentes, acueductos,<br />

circos, etc., erigidos en todo el imperio.<br />

El templo de Baalbek no llegó a terminarse<br />

y Teodosio lo convirtió en iglesia<br />

cristiana.<br />

Los peores enemigos de los edificios<br />

en Oriente, como en América, son los<br />

terremotos. Uno del siglo XVIII derribó<br />

algunas columnas del lienzo Sur,<br />

dejando otras en situación amenazadora,<br />

arrimadas al muro y apoyadas en<br />

una arista de la base. Su peso es tal, sin<br />

embargo, que serían precisas muchas<br />

yuntas para acabar de derribarlas.<br />

El arco adintelado de la puerta del<br />

templo de Baco, amenaza también rui-


na, pero los alemanes que dirigían hace<br />

unos arios la restauración, no pudieron<br />

mover aquellas piedras ni aun poniendo<br />

en juego los poderosos medios de la ingeniería<br />

moderna.<br />

Salimos del templo por los subterráneos<br />

que forman el atrio, admirables,<br />

no sólo por su solidez, sino también por<br />

su riqueza ornamental. Et Rvdo.,Archimandrita,<br />

nuestro doctísimo guía,<br />

nos llevó a la huerta inmediata, donde<br />

vimos las tres famosas piedras de más<br />

de 800 toneladas cada una.<br />

Los dueños de la huerta nos obsequiaron<br />

con albaricoques, grosella y<br />

otras frutas exquisitas.Quisimos entrar<br />

en el huel to episcopal, situado allí cerca,<br />

pero no fué posible por más que el<br />

Sr. Secretad r llamó a voces al hortelano:<br />

¡Cidi Ahmet! ¡Oh cidi Ahmet!<br />

(esto es, señor Ahmet).<br />

Para que nuestra sonrisa no le ofendiera,<br />

hubimos de explicarle que el Cid<br />

y Cide Hamete Benengeli, son popularísimos<br />

en España. Ahmet es nombre<br />

vulgar en los países musulmanes, y<br />

llamando por él en las estaciones, acude<br />

una docena de chicos.<br />

Baalbek está situada en el estrecho<br />

valle que corre entre el Líbano y el<br />

Antilíbano, que no parecen allí muy<br />

elevados, pues la ciudad está ya a 1.200<br />

metros. Sin embargo, en el Líbano había<br />

aún considerables masas de nieve.<br />

El valle es lo que llama la Sagrada Escritura<br />

la Entrada de Emat y los romanos<br />

Celesiria o Siria hueca. Su anchura<br />

media es sólo de 10 kilómetros, pero<br />

fertilísimos, pues recoge las aguas de<br />

las dos montañas.<br />

Una de las cosas interesantes de<br />

Baalbek es su manantial, el más copioso<br />

que he visto en mi vida, pues apenas<br />

salido de tierra puede mover dos ruedas<br />

de molino. Los gentiles habían erigido<br />

allí un templo a Neptuno.<br />

— 464 — - 465 —<br />

Cenamos con el Sr. Obispo, aprovechando<br />

tan feliz coyuntura para enterarnos<br />

del estado de Siria y del porvenir<br />

de su gobierno. Francia se muestra<br />

generosa con este país confiado a su<br />

dirección, pero la prosperidad económica<br />

aparece lejana.<br />

Quisimos probar el vino de Siria recordando<br />

aquel pasaje bíblico: La sabiduría<br />

edificó una casa, mezcló el<br />

vino y... llamó a los invitados... En<br />

Europa eso de aguar el vino nos parece<br />

una burla. El Sr. Obispo rió mucho<br />

el caso, y al día siguiente lo refirió en<br />

nuestra presencia a varios amigos. Allí<br />

ni aguado puede beberse el vino, pues<br />

abrasa; en las comidas se toma agua o<br />

un poco de cerveza.<br />

—¿Para qué sirve entonces?—pregun<br />

tamos -. Para exportarlo a países menos<br />

cálidos.<br />

Al día siguiente celebramos misa en<br />

las religiosas de los Sagrados Corazones<br />

o Mariammetas, que son de rito<br />

latino, aunque naturales del país todas<br />

ellas. Son fundación de los PP. jesuías.<br />

Al terminar fuimos a la catedral donde<br />

oímos todavía gran parte de la misa<br />

solemne celebrada por el señor obispo<br />

en griego y en arabe.<br />

Después del desayuno hablamos largamente<br />

de sus proyectos y sus ofrecimientos<br />

a la Orden, visitando el hermoso<br />

colegio diocesano. Aunque el calor<br />

apretaba, acabamos la visita de los<br />

monumentos y después de comer nos<br />

dirigimos a la estación. A los cariñosos<br />

requerimientos del señor obispo contestamos<br />

que la vida es breve y hay que<br />

aprovechar los días, idea que hubimos<br />

de repetir mucho en Oriente.<br />

En la estación de Rayak, al cambiar<br />

de tren para Beirut, encontramos a los<br />

guardias que con nosotros habían subido<br />

de Damasco y nos saludaron afectuosamente.<br />

Por ganar un día no nos<br />

detuvimos en Zahlé, cuyo obispo es<br />

también comendador de nuestra Orden.<br />

Hicieron ustedes muy mal en no<br />

visitarla (nos dijo un archimandrita<br />

cismático, de luenga barba y majestuosa<br />

apostura que allí subió al tren), pues<br />

Zahlé es una población bellísima.<br />

Como no era cosa de volver atrás<br />

continuamos serpeando por las faldas<br />

del Líbano, dejando a nuestros pies la<br />

Celesiria, pero encontramos la línea<br />

interrumpida por un descarrilamiento<br />

ocurrido a la mañana. Como mi valija<br />

pesaba poco, pude tomar una del archimandrita,<br />

que en correctísimo francés<br />

nos habló del estado y porvenir de<br />

Siria, al parecer de los cismáticos.<br />

Ellos también estiman la acción de<br />

Francia y juzgan que su retirada sería<br />

muy peligrosa para los cristianos.<br />

El había sido profesor en el seminario<br />

ortodoxo de Beirut y conocía al señor<br />

delegado apostólico y a otros sacerdotes<br />

católicos. Ahora estaba destinado<br />

en Damasco, dende el odio de los drusos<br />

le parecía alarmante. Gracias a<br />

que Francia tiene en Siria cerca de<br />

setenta mil soldadas, no se repiten las<br />

sublevaciones pasadas. El temor a los<br />

aviones es lo que más cohibe a los levantiscos.<br />

Al trasladarnos al nuevo tren pasarnos<br />

entre viñas tendidas completamente<br />

en el suelo, pero cuyos frutos distaban<br />

aún mucho de poder refrigerar<br />

nuestra sed. Cerca de la cumbre observamos<br />

que la vía está protegida por<br />

una cubierta de cemento, abierta sólo<br />

hacia el valle, para impedir sin duda<br />

la acumulación de la nieve.<br />

El descenso hacia el Mediterráneo<br />

es rapidísimo y la vía de cremallera,<br />

pero tan bien dispuesta que dudábamos<br />

si había sido levantado el tercer rail.<br />

Entramos en Beirut ya de noche y tras<br />

no pocas dificultades logramos encontrar<br />

un hotel mediano, pues los mozos<br />

se empeñaban en llevarnos a uno de<br />

primera o a otro de íntima calidad. En<br />

éste se alojó nuestro compañero el archimandrita,<br />

que sintió nuestra separación,<br />

pero como necesitábamos dormir,<br />

no pudimos acompañarle en aquella<br />

batahola.<br />

Por la mariana pudimos contemplar<br />

a nuestro sabor la ciudad y el Líbano<br />

por donde habíamos bajado, cubierto<br />

enteramente de verdor y de hermosas<br />

villas de los ricos de Beirut. El archimandrita<br />

nos había dicho ya que el<br />

Líbano, gracias a la administración<br />

cristiana arrancada a Turquía en 1860,<br />

ofrecía un aspecto europeo.<br />

Buscando una iglesia fuimos a caer<br />

en la de los capuchinos, cuyo sacristán<br />

(un polaco, terciario de la Merced), nos<br />

recibió corno hermanos. Tuvimos que<br />

visar nuestro pasaporte en el consulado<br />

inglés, operación que nos costó cien<br />

francos. Ei visa.do francés en aduana<br />

ochenta céntimos, que no cobraron. Es<br />

una muestra de dos administraciones<br />

enteramente diferentes. Por lo demás<br />

unos y otros son correctísimos y delicados.<br />

No podemos decir otro tanto de<br />

algunos bancos a donde acudimos para<br />

cambiar moneda.<br />

El sacristán nos indicó dónde encontraríamos<br />

autos para Palestina, pues<br />

hay garages dedicados exclusivamente<br />

a eso, y cuando se reunen viajeros suficientes<br />

sale un coche. Utilizamos las<br />

horas para recorrer la ciudad en tranvía,<br />

apeándonos donde veíamos algo<br />

notable. Fuera de las iglesias y colegios<br />

católicos poco hay que valga la<br />

pena, aunque la situación es encantadora.<br />

Al mediodía estábamos ya en el auto<br />

en que hicimos nueva visita a la ciudad,<br />

pues uno de nuestros compañeros<br />

era un comisionista de innumerables


encargos. Esto dió pie a algunas bromas<br />

que Mr. Joseph, judío inglés al<br />

parecer, aceptó con buen humor no<br />

desmentido en todo el camino.<br />

Otro de los viajeros era un joven árabe<br />

d2 amplio jaique de seda blanca y<br />

majestuoso turbante ceñido con cuerdas<br />

doradas. Nuestra impresión de desagrado<br />

se cambió en risa cuando el supuesto<br />

musulmán, al ver asomar nuestro<br />

hábito blanco, nos preguntó si éramos<br />

dominicos, pues él iba a tomar el<br />

hábito en la Escuela Bíblica de los predicadores<br />

en Jerusalén. Había estado<br />

un ario con unas monjas francesas y<br />

esto le bastó para aprender la lengua.<br />

Era maronita.<br />

Por fin, a la una salimos de Beirut,<br />

deteniéndonos en Sirón, Tiro y otras<br />

ciudades históricas. La carretera va<br />

siempre a la orilla del mar, faldeando<br />

el Líbano, sobre una cornisa encantadora,<br />

aunque a veces peligrosa. Para<br />

mayor satisfacción encontrábamos he<br />

lados en muchos pueblos, cosa muy de<br />

agradecer por aquellas fechas. Gran<br />

parte de la carretera está asfaltada, lo<br />

mismo que otras de Siria y Palestina,<br />

sobre todo en la proximidad de las poblaciones.<br />

Al cruzar la frontera de Palestina<br />

en Ras-en-Najura, tuvimos una peque<br />

ña detención con los paquetes de Mr.<br />

Joseph, y también el maronita dió algo<br />

que pensar a los policías, pues en el<br />

retrato que figuraba en su pasaporte<br />

aparecía vestido a la europea, y no era<br />

fcil reconocerlo. Además la barba no<br />

era mucha y el policemen sospechó si<br />

era una mujer. El interesado sacó entonces<br />

las cuerdas doradas que había<br />

tirado en el asiento. El percance fué<br />

— 466 —<br />

reído por todos y quedamos advertidos<br />

de que las cuerdas son insignia viril.<br />

Sobre las cinco de la tarde llegamos<br />

a Acre o Tolemaida que conserva soberbios<br />

restos de las murallas levantada<br />

por los cruzados y reforzadas por<br />

los turcos. Allí dejamos a Mr. Joseph<br />

que nos presentó sus niños, muy simpáticos.<br />

Dejamos también la carretera<br />

y seguimos por la playa al borde mis -<br />

mo del agua, cuyo ligero vaivén arrojaba<br />

a nuestros pies numerosos pececillos,<br />

que otra ola recogía. La playa<br />

forma un semicírculo cóncavo y al extremo<br />

opuesto aparece Jaifa y el monte<br />

Carmelo, que tantas veces habíamos<br />

entrevisto en la niñez.<br />

No pensábamos subir a él, pero los<br />

salesianos que están ampliando su colegio,<br />

no podían alojarnos y el ir a un<br />

hotel nos dijeron que sería de mal efecto.<br />

Debíamos, pues, subir a la hospedería<br />

de los PP. Carmelitas, entre los que<br />

había españoles; en un taxi era cosa de<br />

minutos y uno de los salesianos se<br />

brindó a acompañarnos, después de<br />

servirnos una cerveza. Anochecía, pero<br />

aún llegamos a tiempo de rezar una<br />

salve a la Madre del Carmelo, cuyo<br />

escapulario habíamos llevado desde la<br />

infancia. En la hospedería nos dieron<br />

hermosas habitaciones y buena cena<br />

con cosas prohibidas a judíos y mahometanos.<br />

El jamón, que no habíamos<br />

visto desde Constantinopla, se cría en<br />

el mismo Carrne'o, según nos explicó<br />

el mozo de comedor.<br />

Pensando en levantarnos temprano,<br />

para decir misa en el altar del Carmen,<br />

nos retiramos a descansar.<br />

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ<br />

Era una hermosa mañana de Agosto<br />

de 1896. El tren correo acababa de<br />

entrar en agujas en la estación de<br />

Sarria. Una multitud enorme de gente<br />

de todas las clases sociales de esta<br />

villa, presidida por las autoridades<br />

del pueblo y la banda municipal, se<br />

agolpaba en la estación. Del coche<br />

descendieron nueve sacerdotes, a juzgar<br />

por sus hábitos, que al aparecer<br />

en el andén fueron calurosamente<br />

ovacionados; una vez que las autoridades<br />

los hubieron saludado, se dirigieron<br />

a su nueva mansión.<br />

Formaba parte del cortejo, aunque<br />

un poco separado, un viejecito apoyado<br />

en un palo que le servía de bastón<br />

y teniendo del ronzal un pacífico<br />

jumento. Era un anciano muy respetable,<br />

con su barba blanca caída sobre<br />

el pecho, un bigote bien cuidado<br />

del mismo color y aquel mirar tranquilo<br />

y algo desconfiado, característico<br />

en los viejos de este hermoso<br />

país. Una capa de parlo negro, que<br />

caía suelta hasta sus pies en simétricas<br />

ondulaciones, cuya abertura delantera<br />

dejaba ver una almilla de blanca<br />

lana, un sombrero que si no era<br />

rico denotaba por lo menos el cuidado<br />

de una mano delicada, y unas botas<br />

altas con una bien bruñida espuela,<br />

constituían toda su vestimenta.<br />

¿Qué hacía o qué esperaba allí el<br />

buen viejo? Ni él mismo lo sabía;<br />

aquella mañana había salido de casa<br />

montado en su pollino y se dirigiera<br />

a la estación; un impulso secreto,<br />

so d io dr<br />

OT RO simEon edpeil Convento<br />

Sarria)<br />

e<br />

pero no por eso menos fuerte, le moviera<br />

y esperaba inquieto el resultado;<br />

después de haber mirado a los sacerdotes<br />

con la fijeza de un tonto o de<br />

un profundo psicólogo, apresuróse<br />

a seguirlos por el empinado camino<br />

que conduce a uno que parece castillo<br />

o casa señorial ya medio en ruinas,<br />

montado en su jumento y con la vista<br />

abstraída y baja corno si un difícil<br />

problema filosófico le embargara.<br />

Al verse frente zl edificio, los sacerdotes,<br />

mejor dicho los frailes tuercedarios<br />

(que tales eran los de mi histórico<br />

relato, aunque vestidos de negro)<br />

se pararon abstraídos y aterrados<br />

ante la fea catadura que presentaba al<br />

exterior lo que sus acompañantes con<br />

sorprendente desahogo llamaban convento.<br />

Zarzas y yedras en amable compañía<br />

se habían apoderado enteramente<br />

de la pared de entrada; unos corpulentos<br />

robles impedían la vista de la<br />

fachada, cuyos balcones parecían las<br />

pestañas de unos ojos pálidos, sin<br />

vida ni movimiento, anunciadores de<br />

una muerte próxima. El tejado en<br />

unas partes caído, en otras inclinado<br />

como quien espera la señal cercana<br />

de su condenación, y allá en la cima<br />

se destacaba la torre, como mástil<br />

magnífico de una nave hundida.<br />

Preciso fue disimular y continuar.<br />

Abríos puertas que la Merced viene<br />

a visitar y traer la vida a estas venerandas<br />

ruinas; dad paso a la energía<br />

y al sacrificio, Una llave enmohecida


penetra entonces por la cerradura, yo<br />

no sé si por ceremonia, pues con un<br />

ligero empujón no quedara de la puerta<br />

más que unas cuantas astillas por<br />

el suelo; y aparecieron los claustros<br />

bañados de luz, como una dulce sonrisa<br />

en labios de un moribundo. La<br />

banda de música resonó entonces en<br />

las bóvedas como la trompeta del juicio<br />

final que viniera a despertar a los<br />

benditos cuerpos de aquellos hospitalarios<br />

agustinos que allí en paz descansan.<br />

Mil y mil clases de pájaros en<br />

desordenada bandada se dieron a escapar.<br />

Uno de los sacerdotes más valientes<br />

y esforzados, llamado Fray Modesto,<br />

fué el primero en subir al<br />

claustro alto y tras él toda la comitiva<br />

que no era pequeña; el piso estaba todo<br />

desencuadernado, hundido la mayor<br />

parte e intransitable todo él; allá, al<br />

final del ala de enfrente, apareció el<br />

vano de una puerta que por su negrura<br />

parecía ser la de un calabozo; nuestro<br />

fraile, con no pequeña habilidad,<br />

logró llegar al fin del ala que conduce<br />

por la parte del patio, a lo que hoy es<br />

noviciado, y penetrando por la puerta<br />

se encontró en un pasillo derrumbado<br />

en los dos extremos y algún<br />

tanto conservado en el centro; era<br />

largo y bastante ancho, lleno de tejas<br />

rotas y tablas podridas. Se asomó a<br />

una de sus ventanas y a su vista se<br />

ofreció uno de los más hermosos valles<br />

de que Galicia se jacta, lleno de<br />

vida y frondosidad; dos ríos que allá<br />

bajo se juntan en uno, le riegan por<br />

sus dos extremos laterales y se extienden<br />

al centro por medio de acequias;<br />

unas montañas altas y pobla<br />

— 468 —<br />

- 469 —<br />

das le circuyen por sus tres partes,<br />

formando las paredes gigantescas de<br />

aquel inmenso coliseo, no sembrado<br />

de arena como lo estuviera un romano,<br />

sino exuberante de vegetación.<br />

Nuestro héroe se retiró emocionada<br />

de la ventana, alabando a Dios que<br />

tales cosas se dignó crear para recreo<br />

del hombre. Se dirigió luego al lugar<br />

de su partida; allí, subiendo unos carcomidos<br />

peldaños se internó en otro<br />

pasillo mucho más sombrío que el<br />

anterior y más peligroso; era el que<br />

hoy llaman de «Los padres», donde<br />

por mucho tiempo habían de comer<br />

sus ligeras refecciones sentados en el<br />

suelo.<br />

Tal era el estado en que se hallaba<br />

el antiguo monasterio agustino de la<br />

villa de Sarria, benévolamente cedido<br />

a los mercedarios por el ilustrísimo<br />

señor Murua. Su restauración, tal<br />

como hoy se halla y que puede admirar<br />

el visitante, se debió a la abnegación<br />

de los religiosos y a la generosidad<br />

y caridad cristianas de aquellos<br />

buenos sarrianos; todos ofrecían algo<br />

de sus haberes, unos víveres, otros<br />

tabla, quiénes ropas, quiénes tejas, etcétera,<br />

etc.<br />

Pero volvamos a nuestra historia.<br />

Eran las siete de la tarde Una tranquilidad<br />

absoluta reinaba ya en el<br />

convento. La noche se aproximaba a<br />

grandes pasos. Fray Modesto, rendido<br />

ya por el cansancio, se retiraba a<br />

descansar un momento a uno de aquellos<br />

salones, que hoy es librería,<br />

cuando por la escalera principal oyó<br />

unos pasos indecisos, acompañados<br />

del caer pausado de un bastón; se<br />

asomó a la baranda de piedra del pasilfo<br />

por ver lo que pasaba, y observó<br />

que un anciano subía perezosamente<br />

sus peldaños; era el buen viejo que ya<br />

vimos en la estación y luego en el camino,<br />

tan preocupado.<br />

La primera idea que cruzó por la<br />

mente del fraile, fué la de ver ante sí<br />

a un señor de aquellos de la Edad<br />

Media que regresara a su casa después<br />

de una excursión guerrera. Se<br />

apresuró a bajar en su ayuda, y saludándolo<br />

cortésmente, le ofreció su<br />

brazo y le condujo con la atención<br />

más cariñosa a donde él antes se<br />

dirigía; con unas tablas carcomidas<br />

de aquellas que en tanta abundancia<br />

había por todas partes, hizo una<br />

especie de asiento en el balcón de<br />

piedra que da al camino, y le rogó se<br />

sentase, lo cual hizo el viejo sin tardanza.<br />

El sol, próximo a ocultarse, bañó<br />

de claridad aquellos dos rostros tan<br />

distintos y tan iguales; el uno, cercano<br />

a extinguirse; el otro, gozando<br />

de la plenitud de la vida; tan noble el<br />

uno, tan amante y bondadoso el otro.<br />

Hubo un momento de silencio en el<br />

que los dos se miraron, mirada que<br />

en el fraile significaba la ansiedad de<br />

conocer al que tenía ante sí; y en el<br />

viejo la del que pide perdón por alguna<br />

osadía. Por fin el fraile rompió<br />

aquel premioso silencio preguntándole:<br />

—¿Habitaba usted acaso este lugar<br />

desierto?<br />

—No, dijo el viejo; yo vine aquí<br />

sólo por saber el destino del convento;<br />

siempre me preocupó, y hoy, viéndoles<br />

entrar a ustedes, presumí que<br />

sería para habitarlo, y entré por Saber<br />

si era cierto mi presentimiento.<br />

—Cierto es, contestó el fraile. Los<br />

Mercedarios, a instancias del señor<br />

Obispo de Lugo y del Ayuntamiento<br />

sarriano, venimos a reedificarlo.<br />

No prosiguió el buen fraile su relación,<br />

pues viendo que su interlocutor<br />

no entendía eso de Mercedarios, con<br />

la viveza que le era característica,<br />

desabrochóse la dulleta y le mostró<br />

aquel hábito blanco como el armiño,<br />

por si así los conocía. Dos lágrimas<br />

rodaron entonces por las mejillas<br />

pálidas del viejo; su cara se animó<br />

extrañamente y sus ojos brillaron<br />

heridos por un rayo del sol muriente.<br />

El fraile le miraba medio enternecido,<br />

medio asustado; después de una pequeña<br />

pausa empezó el viejo esta<br />

relación entrecortada, que yo transcribo<br />

fielmente según la oí, de labios<br />

del mismo fraile:<br />

— Hace ya setenta años... era yo<br />

chiquillo de diez todavía y servía<br />

de monaguillo en esta iglesia a los<br />

Agustinos... Desde entonces un presentimiento,<br />

o mejor un fantasma,<br />

serio, tranquilo, monacal, bañado de<br />

luz y blancura.., se posesionó de mi<br />

ensoñadora mente, asegurándome<br />

que él y los suyos serian quienes yo<br />

vería ocupar el Monasterio y ganar<br />

para Cristo con su vida ejemplar a<br />

muchas ovejas descarriadas de la<br />

casa de Israel... Y continuö con los<br />

ojos arrasados en lágrimas y levantados<br />

al cielo: y ahora, señor, he<br />

aquí que mis ojos han visto a tus<br />

siervos. Y, cual otro Simeón, acabó:<br />

Muera tu siervo en paz.<br />

FR, CÁNDIDO GONZÁLEZ<br />

Monasterio de Poyo, XI-<strong>1932</strong>.


(4,1 ;-4<br />

Las miradas de Jesús<br />

-4 r<br />

Y dirigiendo una mirada a los<br />

que estaban sentados alrededor<br />

de él, dijo: «Ved aquí a mi Madre<br />

y a mis hermanos.»<br />

(S. Marc. Cap. III, vers. 34.)<br />

Aquella noche, María no sabía cómo<br />

zafarse del compromiso de asistir con<br />

su madre y hermanas a aquella gran<br />

«Fiesta de Caridad» que daba su vecina<br />

la baronesa de L... En vano su<br />

madre la pintaba con ponderativa palabra<br />

las bellezas del jardín donde<br />

debía verificarse la verbena, los nombres<br />

conocidísimos de las que debían<br />

asistir, los preciosos trajes que había<br />

podido admirar (en secreto), gracias<br />

a la amabilidad de la modista.., y el<br />

gran aliciente de que muchos puestos<br />

estarían servidos por celebridades del<br />

arte...; las había encantadoras, y ahí<br />

podrían verlas de cerca, hablarlas y<br />

hasta copiar algunas de sus toilettes,<br />

que eran estupendas.<br />

A María le repugnaba todo aquello;<br />

precisamente había oído a un célebre<br />

misionero tronar contra estas fiestas<br />

farisáicas, pero desobedecer a su madre<br />

la dolía mucho...<br />

Esta la había preparado un traje<br />

que, según ella, debía llamar la atención,<br />

y dada la delicada belleza de<br />

María, sería tal vez una de las más<br />

bonitas en la fiesta; tal vez esto daría<br />

ocasión para que se declarara aquel<br />

diplomático, algo mala cabeza, jugador<br />

empedernido, pero buen mozo y<br />

rico, que andaba tras ella.<br />

A María le desagradaba la fiesta, el<br />

traje, el diplomático, y pensaba con<br />

espanto en la triste suerte de la mujer<br />

que se viera unida a aquel brillante<br />

vicioso, cuyos escándalos eran la<br />

crónica diaria de los salones.<br />

Terminaba la comida. María, silenciosa,<br />

no se atrevía a levantar la vista<br />

del plato, veía las manecillas de su<br />

lindo reloj de pulsera avanzar con una<br />

rapidez aterradora. ¿Cómo negarse<br />

rotundamente a vestirse para la fiesta?<br />

Ya lo había intentado y la cólera<br />

de su madre la había intimidado.<br />

El criado recogía las migas del<br />

mantel con un corvo cepillo de plata,<br />

cuando otro criado entró con un sobre<br />

cerrado colocado en repujada bandejita<br />

que presentó a María; ésta lo tomó<br />

con secreta esperanza al reconocer la<br />

letra.<br />

—Es de Maria Ventura—dijo elevando<br />

sus azules pupilas hasta su madre,<br />

que respondió desabridamente:<br />

—¡Qué embajada enviará esa santurrona!<br />

Como si no se diera cuenta del<br />

tono poco benévolo de la señora, María<br />

leyó a media voz:<br />

«Maria muy querida: Mañana tempranito<br />

iremos a buscarte en el auto<br />

para ir a nuestro Sagrario. Espero<br />

que obtendrás de tu madre el permiso<br />

deseado, pues va a ser una excursión<br />

muy hermosa y que dará mucha gloria<br />

a Dios.<br />

Hasta mañana. Te abraza cariñosemente,<br />

María Ventura.<br />

P. D.—Estate dispuesta a las seis,<br />

pues ya sabes que el viaje es larguito.»<br />

Los grandes ojos de María se fijaron<br />

interrogativos en su madre que<br />

replicó ásperamente.<br />

—Contesta que es imposible, que<br />

se pasen sin tí, que estás comprometida<br />

para la fiesta de la baronesa.<br />

— ¡Oh, mamá! - replicó con dulce<br />

firmeza la joven —. No han esperado<br />

contestación; y, además, yo por ir a<br />

una fiesta, no falto a mi Sagrario. Tú<br />

misma me acabas de decir que si<br />

tuviera una razón fundada para no<br />

asistir a esa fiesta, me dejarías en<br />

casa... Ahora ya hay un motivo y un<br />

motivo poderoso; permíteme, pues,<br />

que me quede en casa.<br />

1.<br />

La madre de María comprendió que<br />

era inútil discutir; si se empeñaba en<br />

llevar a la joven a la fiesta, terminaría<br />

por llorar y se pondría impresentable,<br />

así es que se levantó violentamente y<br />

dando un empujón a la silla que rodó<br />

hasta el trinchero, dijo encolerizada:<br />

—Haz lo que quieras! Pero bien<br />

podían todos esos frailes y curas enseñarte<br />

a ser más obediente con tu<br />

madre.<br />

María no replicó; respiró como si le<br />

quitaran un gran peso de encima y<br />

subió corriendo a su habitación.<br />

A las seis en punto del día siguiente<br />

y al oir el toque de la bocina del auto,<br />

bajaba María con su librito de devociones<br />

en la mano, cruzándose con su<br />

madre y hermanas que volvían de la<br />

«Fiesta Benéfica», pálidas, ojerosas,<br />

desteñido el carmín de sus labios, en<br />

fin, en un estado deplorable.<br />

Al ver a María que fresca y lozana<br />

¡Hijito de mi alma:<br />

Anoche un sueño terrible<br />

me hizo asistir al horrible<br />

martirio de tu agonía!<br />

Y aunque parezca locura<br />

decir que lo haya mayor,<br />

de otro rnäs grande o peor<br />

sufrí la horrenda tortura.<br />

¡Tremendas cosas soñé"!<br />

Soñé que el hijo querido<br />

diónie sin pena al olvido<br />

y apostató de su fe.<br />

Y presa de horrible espanto<br />

te vi desertar, hijito,<br />

de ese colegio bendito<br />

donde se aprende a ser santo.<br />

Como arista al desierto<br />

los huracanes lanzaron,<br />

tus crímenes te arrojaron<br />

a un mar sin cielo y sin puerto.<br />

-- 471 —<br />

como una rosa se disponía a salir, su<br />

hermana corrió a ella:<br />

—No sabes - dijo confidencialmente<br />

a su oído y con aire de triunfo—, el diplomático<br />

se me ha declarado..., dice<br />

que como nos parecemos tanto, nos<br />

confunde a veces...; pero que yo soy<br />

mucho más a propósito para brillar en<br />

los salones.., que tú eres un poco<br />

«Obscura».<br />

María sonrió, besó a su hermana y<br />

corrió al auto cuya bocina sonaba<br />

repetidamente; y mientras su madre y<br />

hermanas se metían rendidas en el<br />

lecho, ella dejaba volar su espíritu<br />

hasta aquel Sagrario, en cuya busca<br />

iba, y en sus oídos parecían resonar<br />

estas palabras del Santo Evangelio:<br />

«Porque cualquiera que hiciere la<br />

voluntad de Dios, ese es mi hermano y<br />

mi hermana y mi madre.»<br />

UNA CARTA<br />

J. G. a HERREROS<br />

T. M.<br />

En el mundo donde habitan<br />

los que de Dios renegaron,<br />

los que al abismo rodaron,<br />

los que en el fango dormitan...<br />

Y allí te vi yo caer<br />

y allí te vi pronunciar<br />

palabras de lupanar.<br />

blasfemias de Lucifer...<br />

¡Cinismo de alma precíta,<br />

ruines bajezas villanas<br />

que mancillaron las canas<br />

de tu infeliz viejecita!<br />

Y loca, al verte manchado,<br />

bajé a buscarte al abismo,<br />

al fangal, al antro mismo<br />

donde se encueva el pecado.<br />

Sin Dios, sin madre y sin fe<br />

¡qué solo estabas allí!<br />

Muerta de miedo te vi,<br />

loca de amor te llamé.<br />


Los estruendos de la orgía<br />

apagaban mis clamores...<br />

¡Y el hijo de mis amores<br />

me vió Y no rae conocía!<br />

Y más que el golpe de un hacha<br />

que hundiera en mi frente el hijo,<br />

me hirió su voz cuando dijo:<br />

«¡Esta vieja está borracha!»<br />

Y la manada maldita<br />

de aquellas bestias salvajes<br />

llenó de injurias y ultrajes<br />

a la infeliz viejecita.<br />

Después, en mi desvarío,<br />

soñé que un sayón de aquellos<br />

me arrastró por los cabellos,<br />

¡que son blancos, hijo mío!<br />

Y tú de la turba en pos<br />

ibas riendo, ¡Te v)!...<br />

¡Te oí maldecirme a mí!<br />

¡Te of blasfemar de Dios!<br />

Y luego, sin transición,<br />

me vi: en nuestro hogar llorando,<br />

llorando y a Dios rogando<br />

por tí, por tu salvación...<br />

Las olas turbias y fieras<br />

de aquel mar te aniquilaron<br />

y en mis brazos te arrojaron<br />

para que en ellos murieras.<br />

Y la que tanto te quiere,<br />

iba a saber, hijo mío,<br />

cómo se muere un impío,<br />

cómo una apóstata muere...<br />

¡Pero Dios no lo quería!<br />

Cortó una mano invisible<br />

el hilo del sueño horrible<br />

que tanto horror me fingía.<br />

Y al despertar exclamé:<br />

«¡Que muera el hijo, gran Dios!<br />

Pero llevádmelo Vos,<br />

que para Vos lo crié.<br />

Hijito del alma mía:<br />

Por negros o por risueños,<br />

— 472 —<br />

yo no doy crédito a sueños<br />

que aborte la fantasía.<br />

Mas de pensar que es posible<br />

que la catástrofe horrenda<br />

de esa quimera tremenda<br />

fuera realidad horrible,<br />

tengo el alma en la tortura<br />

de una espantosa tristeza<br />

y está mi débil cabeza<br />

cargada de calentura.<br />

¡Fantasma que ella ha creado!<br />

¡Delirios del amor mío!<br />

¿Cómo has de ser un impío<br />

si para Dios te he criado?<br />

Y Dios, que es bueno, lo sabe;<br />

y tú eres bueno también.<br />

¡A mí es a qu en tanto bien<br />

en el alma no me cabe!<br />

Perdona a tu madrecita<br />

si ha soñado el desatino<br />

de que eras el asesino<br />

de tu pobre viejecita.<br />

¡Delirios!... Sabe tu amor<br />

que tengo en el alma frío<br />

y sólo vivo, hijo mío,<br />

de tu cariño el calor.<br />

Muerta el alma de tristeza<br />

seca del llanto la fuente,<br />

llena de arrugas la frente,<br />

blanca la débil cabeza,<br />

trémula la pobre mano<br />

que estos renglones escribe,<br />

soy una muerta que vive<br />

al sol de un amor lejano.<br />

Tú eres mi sol, hijo mío,<br />

y mientras él me caliente;<br />

podrá haber frío en mi frente,<br />

¡y en mis entrañas no hay frío!<br />

S. M. GABRIEL Y GALÁN<br />

(De «El Siglo Futuro» del 15 de Octubre<br />

de <strong>1932</strong>).<br />

vE<br />

013000010001000 0000E300000OG 00000<strong>12</strong> 000000 0-00000 000000 000 DOODOCI 000 0<strong>12</strong>13 00000V 000000 0<br />

NOTICIAS<br />

Ca<br />

PZI<br />

0 0001300 000000 M00000 000000 000000 000000 00000L 00000C10001300 0004300 000 oop000n0000a0<br />

MADRID<br />

Los ejercicios de los Jueves Eucarísticos<br />

y los de la V. O. T. de la Merced<br />

vense muy concurridos. Hay un aumento<br />

notable de caballeros, más que<br />

para constituir una Congregación de<br />

ellos solos y para principiar una de jóvenes.<br />

La comunión del último cuarto<br />

domingo ccmcurridísinaa.<br />

Se reanudaron las pláticas en la misa<br />

desde el principio de mes.<br />

Más niños que el ario pasado se<br />

acercaron este ario a recibir el cordón<br />

de Santa Bibiana. El triduo concurrido<br />

y los dos últimos días realzado con las<br />

Cuarenta Horas y por la mucha asistencia.<br />

FERROL<br />

Va desarrollándose felizmente la Catequesis<br />

fundada en nuestra iglesia<br />

para los niños pobres, a los que se proporciona<br />

a la vez el pan del espíriritu<br />

y el del cuerpo. Alma de ella es la<br />

señorita Clara Usero, a la que desde<br />

hace arios acuden los golfillos en los<br />

días de frío y de hambre. A su lado<br />

figuran otras distinguidas y fervorosas<br />

señoritas que sacan de la oración entusiasmos<br />

para la acción, y cuyos nombres<br />

no citamos por ser muchas, aunque<br />

están escritos en el corazón de Cristo.<br />

Aunque son numerosas y prósperas<br />

las Catequesis fundadas en las otras<br />

iglesias de la ciudad, nos proponemos<br />

intensificarlas a fin de suplir la falta de<br />

Catecismo en las escuelas.<br />

Se han inaugurado dos altarcitos dedicados<br />

al Sagrado Corazón de Jesús y<br />

a San José para satisfacer la devoción<br />

de los fieles que echaban de menos esas<br />

imágenes. A la vez se hizo una obra de<br />

caridad a los artistas condenados a morir<br />

de hambre. También se ha colocado<br />

una reja en el comulgatorio con el<br />

fin de suprimir los reclinatorios que<br />

existían y aprovechar así mejor el espacio,<br />

que se llena con mucha frecuencia,<br />

gracias a Dios.<br />

Entre las comuniones generales se<br />

distingue la de niñas, que tiene lugar<br />

el tercer jueves de cada mes, en que se<br />

llena materialmente la iglesia, con especial<br />

alegría del Redentor, que dijo:<br />

«Dejad que los niños se acerquen a<br />

Mí. •<br />

SARRIA<br />

Dos meses abarcará la presente crónica,<br />

porque el corresponsal, poco<br />

acostumbrado a estos trabajos, se le ha ,<br />

olvidado hacerla para el número del<br />

pasado mes de noviembre; así, que un<br />

poco de paciencia ante noticias atrasadas.<br />

Octubre.—Un día primero de tristeza<br />

para la Comunidad, por la marcha del<br />

P. Emilio Silva a Poyo por término de<br />

meses. ¡Es muy natural el sentir la<br />

ausencia de aquellos que hacen bien!<br />

Vuélvase el Pastor y Maestro de Postulantes<br />

junto a su querida grey tan<br />

pronto la obediencia se lo permita.<br />

El 3 comienza a notarse de nuevo la<br />

animación que presta el estudio de las<br />

asignaturas de curso, aumentándose<br />

aquélla a medida que crece el número<br />

de nuevos estudiantes; todo lo cual se<br />

interrumpe por espacio de ocho días, a<br />

partir del 9, a fin de dar lugar a los santos<br />

ejercicios, que transcurrieron con<br />

el fervor y recogimiento de otros años.<br />

Terminados éstos se reanuda el curso,<br />

o mejor, se inaugura oficial y so-


— 474 — — 475 —<br />

lemnernente, en cuyo acto de apertura<br />

nos dirige el P. Comendador un breve<br />

pero elocuente discurso.<br />

Y sin otra cosa más digna de mención,<br />

se acercó el día 23, tan esperado<br />

por los que tuvieron la dicha de coronar<br />

en él su año de noviciado, con una<br />

total y juramentada entrega al Señor,<br />

cual fué, la profesión temporal de once<br />

novicios, seis de ellos estudiantes, y los<br />

demás Hermanos conversos.<br />

Fué un acto conmovedor y de profunda<br />

emoción, pues mientras unos temen<br />

y ceden ante la contrariedad y<br />

persecución, vimos na estos jóvenes «ceñirse<br />

con el cíngulo de la verdad y<br />

apagar los encendidos dardos del maligno<br />

espíritu con sólo el escudo de la<br />

fe, tomando así las armas todas de<br />

Dios para mejor resistir en el día aciago<br />

y con la vigilancia y oración sostenerse<br />

apercibidos en todo.»<br />

¡Concédales el Señor el ciento por<br />

uno aquí y gloriosa eternidad en la otra<br />

vida, como prometió a sus escogidos!<br />

El mismo día 23, por la tarde, los<br />

estudiantes recién profesos obsequiaron<br />

con una velada a su benemérito<br />

Padre Maestro Fr. Lorenzo Santamaría.<br />

El programa fue el siguiente:<br />

1. 0 «As anduririas», J . Montes.<br />

2.° «La persecución religiosa», por<br />

Fr. fosé Cid Cid.<br />

3.° «La restauración de la vida litúrgica»,<br />

por Fr. José C. Simón.<br />

4.° «Canto de despedida», Chané.<br />

5.° «El amor a los estudios místicos<br />

. , por Fr. A. Villamayor.<br />

6.° «O ternpo d'a marcha» (poesía),<br />

por Fr. A. Estévez.<br />

7.° «Vide Domine», a tres voces, de<br />

Palestrina.<br />

8.° «La Merced, Orden histórica»,<br />

por Fr. Juan Vázquez.<br />

9. 0 «Nuestros ideales», por Fr. José<br />

Castosa.<br />

10. «Alalä», a dos voces, J. Torres<br />

Creo.<br />

Al final agradeció el P. Lorenzo, en<br />

sentidísimas frases, aquel homenaje,<br />

que con tanto cariño le tributaban sus<br />

discípulos de noviciado. El P. Comendador<br />

habló también a continuación,<br />

mostrándose muy complacido y edificado.<br />

Los nombres de los «hermanos» que<br />

hicieron la profesión este día, son:<br />

Fr. Miguel Aguiar, Fr. Secundino<br />

Gómez, Fr. Adolfo Cid, Fr. Mateo Martínez<br />

y Fr. Eliseo Rodríguez.<br />

Cultos en la Iglesia.—Se celebraron<br />

la novena y fiesta del Santísimo Rosario,<br />

cuyo panegírico hizo el P. Manuel<br />

Tarrío con su habitual elocuencia; y la<br />

festividad de Cristo Rey, realzada con<br />

una fervorosa «Hora Santa», dirigida<br />

por el R. P. Comendador.<br />

Noviembre transcurrió con sólo las<br />

ocupaciones ordinarias y habituales a<br />

toda casa de formación, excepción hecha<br />

del solernnísimo funeral que se celebró<br />

el día 17 por el alma de D. Francisco<br />

Cabarcos, Terciario de la Orden<br />

y bienhechor de la Comunidad.<br />

ZUMARRAGA<br />

1<br />

Diecisiete años lleva de existencia<br />

esta santa casa del Noviciado. Durante<br />

este tiempo se ha visto palpablemente<br />

la mano del Señor y la protección de la<br />

Virgen Santísima de la Merced.<br />

Tres arios han trascurrido desde que<br />

se levantó, como complemento del Noviciado,<br />

el hermoso templo dedicado a<br />

Nuestra Señora Madre de la Merced.<br />

La solemnidad del culto, la religiosidad<br />

de las funciones, el alumbrado, la<br />

limpieza y adorno de la Iglesia, hace<br />

que los fieles frecuenten con avidez esta<br />

Iglesia.<br />

Una nueva y especial gracia se ha<br />

dignado concedernos nuestra Santísima<br />

Madre: hacía mucho tiempo que<br />

Ella venía moviendo los corazones<br />

para establecer en este pueblo escogido<br />

por Ella, para morada suya, su tan<br />

agradable visita a las familias, a fin de<br />

llevar el consuelo, fortaleza y protección<br />

de Madre Arnantísima; y ha llegado<br />

la hora de que todo el pueblo reciba<br />

en cada una de sus familias la Santa<br />

Visita de la Madre del cielo que tanto<br />

les ama.<br />

Previo el permiso y aprobación del<br />

Sr. Párroco, se publicó la noticia del<br />

establecimiento de la Visita Domiciliaria<br />

de Nuestra Santísima Madre: se<br />

explicó su importancia, utilidad y necesidad<br />

de la protección de la Virgen<br />

Santísima, y hecha la invitación a las<br />

familias, a los pocos días eran ya ciento<br />

ochenta familias las alistadas para<br />

ponerse bajo el manto y protección de<br />

la Virgen Santísima de la Merced.<br />

Para más fomentar esta devoción, se<br />

ha establecido lo siguiente:<br />

1.° Que los días 24 de cada mes se<br />

celebre una Misa a intención de las familias<br />

alistadas, con comunión general,<br />

motetes y el acto de consagración de<br />

las familias a la Virgen Santísima.<br />

2.° Que cuando falleciere algún<br />

miembro de una de las familias alistadas,<br />

se celebre una Santa Misa en sufragio<br />

de su alma, rezando un responso<br />

e invitando a la asistencia y ofrecimiento<br />

de la comunión en sufragio de<br />

su alma, a todas las personas que pertenecen<br />

a la Visita.<br />

No hay duda que la Virgen Santísima<br />

de las Mercedes ha de recibir con<br />

agrado estos obsequios y ha de derramar<br />

más y más sus bendiciones y gracias<br />

de protección, a fin de que las familias<br />

vivan en el santo temor de Dios,<br />

guardando su santa ley, y mediante la<br />

asistencia de la Virgen Santísima de<br />

las Mercedes, logren el grande, único<br />

y más importante negocio de la vida,<br />

que es la salvación eterna de sus almas.<br />

EJEA DE LOS CABALLEROS<br />

(Aragón)<br />

Por vez primera e impulsada del<br />

afecto sin límites que profeso a las<br />

amadfsirnas Religiosas, gloria de nuestra<br />

población, me atrevo a imprimir en<br />

estas columnas las impresiones que<br />

tuve con motivo de asistir al solemnisimo<br />

acto celebrado en nuestra Iglesia el<br />

día 24 de septiembre, festividad de<br />

nuestra Santísima Madre la Virgen de<br />

las Mercedes.<br />

A las siete de la mañana, Misa de<br />

Comunión general, con asistencia numerosísima.<br />

Triple fue la fiesta que<br />

tuvo lugar en dicho día: además de la<br />

solemnidad coincidió el XXV aniversario<br />

de la Profesión Religiosa de la<br />

Reverenda Madre Superiora Sor Concepción<br />

Marín a la que tanto amamos<br />

por sus excelentes cualidades, y la emisión<br />

de los Votos Perpetuos de las Religiosas<br />

Sor Imelda Auzrnendi y Sor<br />

Celina Aguirre; el acto revistió toda la<br />

solemnidad que requería, contemplamos<br />

a nuestras abnegadas religiosas<br />

llenas de generosidad entregarse al<br />

servicio de Dios por tiempo ilimitado,<br />

es decir, perpetuamente, en unos tiempos<br />

de verdadera persecución religiosa;<br />

gozosas hacían el solemne juramento<br />

ante el innumerable concurso de gente<br />

que asistió, atraída por el estruendoso<br />

volteo de campanas de todas las Iglesias<br />

de la población.<br />

Ofició la Misa solemne, como Delegado<br />

por el Sr. Arzobispo, Mosen Francisco<br />

Rubio, y ensalzó la dignidad de la<br />

vida religiosa el culto sacerdote Mosen<br />

Alfonso Ascaso, desarrollando con<br />

admirable elocuencia el Salmo 115:<br />

«¿Con qué corresponderé al Señor por<br />

todas las mercedes que me ha hecho?»


- 476 - 477 -<br />

«Cumpliré al Señor mis votos en presencia<br />

de todo el pueblo.»<br />

Momentos antes de pronunciar la<br />

fórmula de la emisión de los votos, dos<br />

ángeles, primorosamente invitados,<br />

presentaron las coronas que habían de<br />

ceñir a las dos Religiosas, las que fueron<br />

colocadas por sus respectivas madrinas,<br />

D. María Capdevila y señorita<br />

María Aguirre.<br />

Reciban nuestra más sincera y cariñosa<br />

felicitación la Rvda . Madre Su-<br />

' periora y Comunidad, que tiene el honor<br />

de recibir en su seno a estas dos<br />

almas generosas, mis amadas condiscípulas<br />

que acaban de presenciar un<br />

nuevo rasgo de ejemplarí sima abnegación,<br />

cuyo recuerdo debe impulsarnos<br />

a ser cada día más amantes del sacrificio;<br />

y en fin, todos los concurrentes, qut<br />

en número incontable nos honró con su<br />

asistencia.— Una alumna de cuarto<br />

Curso.<br />

Y,Nota necrológica<br />

El día 30 de octubre murió en la villa de<br />

Sarria don Francisco Cabarcos López,<br />

terciario que durante toda su vida contribuyó<br />

siempre con su trabajo y con su sacrificio<br />

a la completa y total restauración<br />

del convenio que nuestros religiosos tienen<br />

en esta villa. Nuestro más sentido pésame<br />

a todos sus familiares.<br />

—En Ferrol ha fallecido la señorita Salomé<br />

Méndez, fervorosa terciaria. El 9 de<br />

noviembre falleció también el fervoroso<br />

alumno de bachillerato en nuestro colegio,<br />

Serafín Liafio Vierna, de distinguida y<br />

piadosa familia, a la que damos nuestro<br />

más sentido pésame. Entre sus hermanos<br />

se cuenta un estudiante de la Compañía<br />

de Jesús.<br />

—En Santiago, víctima de repentina enfermedad,<br />

falleció don José Puente Capeáns.<br />

Era apreciado de todos por su<br />

bondadosísimo carácter, siempre dado a<br />

practicar el bien. Fué muy sentido su fallecimiento.<br />

A su viuda e hijos damos el<br />

pésame.<br />

El 31 de noviembre, en las Mercedarias<br />

de la Asunción de Sevilla, ha fallecido la<br />

R. M. Sor Eugenia Arrayas del Sagrado<br />

Corazón, religiosa de coro. Tenía cincuenta<br />

y tres años de edad y veintiuno de<br />

profesión.<br />

—Ponce (P. Pi—Después de recibir los<br />

Santos Sacramentos don Jorge Armstrong<br />

y Pou, Terciario profeso de la Merced.<br />

Nuestro pésame a su viuda doña Dolores<br />

Toro, hermana doña Isabel, Comendadora<br />

de la Orden Tercera, hermana política<br />

doña Graciela de Jesús, Tesorera de la<br />

misma, y demás familiares, a los que une<br />

estrecho lazo de amistad a nuestra Comunidad.<br />

—En New York Mr. Herman Wirshingo<br />

después de convertirse al catolicismo.<br />

Acompañamos en el sentimiento a su desconsolada<br />

esposa doña Julita Serrallis,<br />

indigne bienhechora de nuestra Orden, fervorosa<br />

Terciaria, a sus hijas y a la entidad<br />

«Central Mercedita», perteneciente a<br />

nuestra parroquia.<br />

)(13113LIOGRAFIA<br />

jESUCRISTO, Luz DEL MUNDO. Sermones<br />

predicados en diferentes solemnidades,<br />

por el R. P. Andrés de Palazuelo, capuchino.<br />

Volumen XXIII de «La Predicación<br />

contemporánea».—Madrid. Bruno<br />

del Amo. Editor. Apartado 5.003. Precio,<br />

cinco pesetas.<br />

Continúa el editor de «La Predicación<br />

Contemporánea», enriqueciendo esta colección,<br />

cada vez más apreciada y solicitada,<br />

con obras de los maestros de la oratoria<br />

sagrada en los tiempos &eludes.<br />

II<br />

JI<br />

E •<br />

Al éxito obtenido por los volúmenes XX, cativo desde su lejano siglo medioeval.<br />

XXI y XXII, de los conocidos autores Ilustrísimo<br />

señor Jara y Padre Luis Urbano, nas va apareciendo esa flor fragante de<br />

A medida que vamos pasando sus pági-<br />

se sumará indudablemente este del Padre los pensiles de la Iglesia española, niño,<br />

Palazuelo, pues su autor es uno de los que en plena infancia, es bravo atleta en<br />

más destacados predicadores de la Orden la confesión de su cristiana fe y muere<br />

Capuchina.<br />

como murió el Maestro: traspasado con<br />

Hasta veintiséis piezas oratorias ha reunido<br />

su autor en este volumen, y todas costado. Y son los judíos, como en el<br />

clavos, coronado de espinas, herido en el<br />

ellas rebosan de sabia doctrina, facilidad viernes santo, quienes cometen el nefando<br />

de expresión y claridad de ideas.<br />

crimen.<br />

Los temas son siempre de actualidad, La pluma inconfundible del benedictino<br />

como puede ver el lector por el índice de Padre Urbel ha dibujado, al escribir la<br />

su contenido: «Divinidad de Jesucristo», vida del niño mártir, una viñeta primorosa<br />

y miniada de rojo y blanco y oro; pa-<br />

«Institución de la Eucaristía», Presencia<br />

real . , «Amor de Jesucristo», «Poder de Jesucristo<br />

» , «El Santísimo Sacramento», inecencia, celestes luminarias. La hagiosionarias<br />

y azucenas y rosas; sangre,<br />

'Amor de Dios a la Santísima Virgen», grafía de Santo Dorninguito se ha enriquecido<br />

de manera definitiva con la joya<br />

«Amor de Dios a los hombres», Petfecciones<br />

de Dios», «Santo Nombre de Jesús<br />

» , .Credibilidad de la Iglesia', «Carac-<br />

libro.<br />

tan minuciosamente cincelada que es este<br />

teres de la Iglesia » , «Revelación mosaica Y a la par del estilista ha estado el artista<br />

decorador del volumen, cuyas ilus-<br />

y mesiana», «Amor en el C. de J.», «Glorias<br />

de María», «Dolor de María», «María, traciones, a dos tintas, plenas de realismos<br />

y de vida, de inspiración y gracia,<br />

causa de nuestra alegría » , Grandezas y<br />

glorias de San José», «Destino social de son las mejores de toda la colección—que<br />

San Francisco » , «Precio del alma», «Consagración<br />

del alma», etc., etc.<br />

cadas por F. T. D.<br />

ya es copiosa—de vidas de santos publi-<br />

Recomendamos a los lectores este volumen,<br />

que en nada desmerece de los an-<br />

Nuestra cordial enhorabuena a esta imparlante<br />

casa editora y que no desmaye<br />

teriores publicados en . La Predicación<br />

en la edición de esas preciosísimas Flores<br />

Contemporánea».<br />

y Frutos de Santidad. Nuestra recomendación<br />

a todos nuestros amigos y lectores<br />

que adquieran este libro: si son niños<br />

SANTO DOMINGUITO DEL VAL, por F. T. D.<br />

Un volumen de 32 páginas de 23 X 17<br />

aprenderán a ser buenos y santos; si son<br />

centímetros, ron 15 grabados de color<br />

mayores aprenderán a ser confesores valientes<br />

de su credo católico; y unos y otros,<br />

y hermosa tricromía en la cubierta. Textos<br />

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si son españoles, aprenderán a estimar<br />

más las glorias de la Patria, glorias in-<br />

Bello libro que nos presenta al crucifi- marcesibles corno la palma y los laureles<br />

cado Dominguito con mágico poder evo- de «Santo Dominguito del Val».<br />

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS


ENERO<br />

NDICE Dr <strong>1932</strong><br />

(AISIO XV)<br />

«Una fiesta de la Realeza de María » , por Fray Emilio Silva.— « Vigilia y fiesta de<br />

N. P. S Pedro Nolasco», por Natanael.—«¡Justificación de la persecución de los Religiosos!»,<br />

por Llján.—«La nueva Constitución española y la Libertad», según la Pastoral<br />

colectiva de nuestros Obispos.---«Causas y consecuencias de la decadencia<br />

de los Estudios eclesiásticos», por Fr. Jaan G. Cistro.—«En el sendero del bien»,<br />

por Georg.—«Página Misional», por el Sr. Obispo de Gurgueia, Fr. Inocencio 1.6-<br />

pez.— « Los diputados y el artículo 24, en la redacción definitiva, 26 de la Constitución<br />

española , .--«13,blioteca circulante de la Buena Dicha», por Emilia León.—<br />

« Tirso en Galicia , por Fr. Gumersindo Piacer.—,Una excursión a Chanteiro», por<br />

Fr. G. V.— « Radiogramas», por U j án.— « Noticias». --«Necrología .- «Bibliografía».<br />

FEBRERO<br />

« Una Fiesta de la Realeza de María», por Fr. Emilio Silva.--«Los Viajes de Nuestro<br />

Señor», por Fr. Serafín Solaegui.--«La Colonia librea de Elefantina», por Fr. Guillermo<br />

Vázquez. «Líneas generales de la Pastoral colectiva del E piscopado español».—«El<br />

hombre providencial».— El V. P. Antonio Correas», por Fr. Guillermo<br />

Vázquez. —«La serpienta contra la Virgen», por Mariano Rosselt.— « Los diputados<br />

y el artículo 24, aho ra 26 da la nueva Constitución española».—«Tirso en G<br />

por Fr. Gumersindo Pacer. —»Á un río», por Tirso de Molina.—«¡Sin Reyes!», por<br />

Julia G. Herreros.—«Poesía al M. R. P. Provincial», por Fr. J. Crespo.—«Noticias».--<br />

«Necrología».<br />

MARZO<br />

«Los viajes de Nuestro Señor Jesucristo», por Fr. Serafín Solaegui.—«La Santísima<br />

Virgen en las bodas de Caná de Galilea». —«El Código de Hamrnurabi», por Fr. Guillermo<br />

Vázquez.—«Soneto al Sagrado Corazón en el Cerro de los Angeles . , por Fray<br />

José Cereijo.—«El V. P. Fr. Antonio Rendón», por Fr. Guillermo Vázquez.— Página<br />

Misional » .—«Molinico, ¿por qué no mueles?», por Tuso de Molina.—Las Absoluciones<br />

generales de la Merced», por Fr. Juan G. Castro.—«La proclamación de las virtudes<br />

heroicas de la Sierva de Dios Gema Galgani».—«La expulsión de los Jesuiftas», por<br />

Uián.—«Notas rápidas. ¿Quién tiene la culpa?, por García.-- « Villarroya de los Pinares',<br />

por Fr. José Miguélez.—«Estudio del Romance gallego: La flor del agua, por<br />

Fray Gumersindo Placer.— « Radiogramas», por Uján.—«Noticias».—«Necrología».—<br />

«B:bliografía».<br />

ABRIL<br />

« Jesucristo es verdadero Dios», por Fr. Ricardo Delgado.—«Los viajes de Nuestro<br />

Señor Jesucristo .', por Fr. Serafín Solaegui.


n • nn<br />

SEPTIEMBRE<br />

- 480 --<br />

«La fiesta de Nuestra Señora de la Merced de <strong>1932</strong>» —«La Gloriosa Orden Merceda<br />

ria».— « Educación Religiosa: Catequistas » , por Fr. Juan G. Castro.- «El triunfo se<br />

acerca», por Fr. R. Saniurjo.—«Misa de Nuestra Santísima Madre», por Natanael.—<br />

«El Privilegio de la Misa sabatina», por Fr. Guillermo Vázquez.—«Magis terio eclesiástico:<br />

Instrucciones y normas de los Prelados españoles a los fieles en orden al matrimonio'.—'<br />

Mercedarios ilustres: El R. P. Manuel Tapia», por Fr. Diego A. Rojas.—<br />

(Constantinopla al día», por Fr. Guillermo \ ázquez.—«Romance al Santísimo», por el<br />

Miro. A. Peluda-1. «Estudios gallegos: El Maestre de Santiago», por Fr. Gumersindo<br />

Placer.—Novedad » , por Sergio M. Dun.—«Radiogramas», por Uján.—«Noticias».—<br />

«Necrología».--«Bibliografía».<br />

OCTUBRE<br />

«Misa de San Pedro Pascual», por Fr. Fernando Vázquez.-- « Educación Religiosa:<br />

El Director de Catecismo», por Fr. Juan O. Castro.—«El Ilmo. P. Ildefonso de Sotomayor»,<br />

por Fr. Guillermo Vázquez —«Página Misional: Noticias de Piauhy», por su<br />

Obispo P. Inocencio López.—«Mundo Católico», por Fr. Fernando Vázquez.—«A través<br />

de Asia Menor», por Fr. Guillermo Vázquez.—«Reacción Religiosa en Rusia, por<br />

Fr. Fernando Vázquez.— Poquita cosa», por la Srta. Julia G. Herreros.—«Curiosidad:<br />

Tinta para estilográficas » , por Georg.—«Hierrno de Hiprocrinda».—«Beileza galaica»<br />

(poesía), por Fr. José Cereijo.—«¡A buena hora!» y «Libres y en Pelo».—Retazos»,<br />

por Fr. Raimundo Sanjurjo.—«Radiogramas», por Uján.—«Noticias».—«Bibliografía».<br />

NOVIEMBRE<br />

«Ensayo sobre la devoción Mariana de la Orden de la Merced » , por Mr. Michel<br />

Even.--«Educación Religiosa: El Director del Catecismo», por Fr. Juan G. Castro.—<br />

(La M. Melchora de Jesús», por Fr. Guillermo Vázquez.—«Pági e a Misional: Puerto<br />

Rico .— «Reacció fl Religiosa en Rusia», por Fr. Fernando Vázquez.—«El Escapulario<br />

de la Merced», por un Terciario de la misma Orden.—«Mundo Católico», por F. Fernando<br />

Vázquez.—«En Siria», por Fr. Guillermo Vázquez.—«Las indulgencias del Vía<br />

Crucis».— « La Voz de la Muerta», por la Terciaria de la Merced Srta. Julia G. Herreros.<br />

«Radiogramas».—«Noticias».—«Necrología».<br />

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D. Guillermo Vázquez, Rvdo. P. Mercedario; Doctor en Filosofía y Letras.<br />

D. Rosendo Alvarez, Licenciado en Filosofía y Letras.<br />

D. José M.' Domínguez, Licenciado en Filosofía y Letras.<br />

D José Este van; Licenciado en Ciencias.<br />

D. Inocencio Moreda, Licenciado en Farmacia.<br />

D. Rafael Cáceres, Capitán Médico de la Armada; Gimnasia.<br />

D. Juan Ignacio Leiceaga; Inglés.<br />

D. Eduardo de la Vega; Profesor de Dibujo.<br />

D . Florinda Ca/ancha; música para la sección de niñas.<br />

D. Jesús Rodríguez Noble; Maestro Nacional.<br />

3<br />

El<br />

DICIEMBRE<br />

«Ensayo sobre la devoción mariana en la Orden de la Merced , por el Abate Michel<br />

Even.— « El V. Fr. Gonzalo Díaz», por Fr. Guillermo Vázquez.—«Oremos», por Fray<br />

Ra i mundo Sanjurjo.—«Dios juzgará a los jueces».—«Necesidad de la Psicología en la<br />

Pedagogía » .— « Colegiata y Priorato de junquera de Arnbía», por Fr. Gurnersindo Placer.—«Los<br />

G tanos», por Fr. José Miguélez.—«De Siria a Palestina», por Fr. Guillermo<br />

Vázquez.—«Otro Simeón», por Fr. CándidoGonzález.—«Miradas de Jesús», por Julia<br />

G. Herreros.—«Una carta » , Fr. José María Gabriel y Galán.—«Noticias».— « Necrologfa».—«Bibliografía».—«Indice<br />

del año».<br />

El<br />

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LAS OCHO be LA NOCHE. EN LA CLASE DE ESTUDIO SE LES EXPLICARÁ A LOS<br />

ALUMNOS LAS LECCIONES DEL DÍA SIGUIENTE. A LA CLASE DE ESTUDIO PUEDEN<br />

ASISTIR LOS ALUMNOS DE PRIMERA, SEGUNDA ENSEÑANZA Y TODOS LOS DE CLASES<br />

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TODOS LOS ALUMNOS DEL COLEGIO<br />

A pesar del mucho sacrificio que requiere el tener que traer profesorado de fuera, por no<br />

encontrarlos en Ferrol, se advierte a los padres de los alumnos que los honorarios serán<br />

los mismos que en cursos anteriores. Diez pesetas por cada asignatura suelta y treinta por<br />

los años completos y pueden asistir a la clase de estudio sin aumento en los honorarios.<br />

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con recomendaciones y certificados de los Eminentßimos<br />

== Seriotes Cardenal Arzobispo de Burgos, Arzobispos de<br />

Santiago y Valladolid, Obispos de Ciudad Real, Pamplona,<br />

Orihuela„Taca, Segovia, Auxiliar de Burgos, Bayona<br />

(Francia), R. P. Dr. Eduardo Vitoria, S. I., ce.<br />

Mxportación. a 'Ultramar<br />

/-2.-v-io gratuito de muestras<br />

Concesionario en Madrid para la venta de estos vinos:<br />

Casa NAZARET.-Bordadores, 3<br />

Teléfono 15054

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