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SERIE DE SERMONES DEL DR. ROY LYON -EL SERMÓN DEL MONTE-

Predicado en la hora de capilla del STBV. Año 1975

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¡Qué aburrido sería eso¡ Dice aquí que debemos tener hambre y sed de justicia. ¿Ha tenido Ud. Que<br />

pasar un día sin tomar agua en un lugar caliente o en un lugar desértico? ¡Ay que sed¡ ¿Ha ido estado<br />

Ud. Tres días sin comer?.Yo sí, tres días sin comer. ¡Hay que hambre¡, ¡Tiene Ud. Esa clase de hambre<br />

y sed de la justicia no solamente para Ud. Mismo sino para sus conciudadanos, para su hermano?.<br />

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. Cristo traerá esa<br />

justicia sobre la tierra. Los hombres tratamos de lograr la justicia actualmente. Algunos dicen que se<br />

logra mediante la violencia. Cristo dice que no. Algunos dicen que lo vamos a forjar políticamente esa<br />

justicia. No señor, el amor, la falta de egoísmo, el deseo, el deseo profundo de ver un cambio para bien;<br />

el hambre y la sed de la justicia serán las cosas en que cambiarán este mundo. Pero se cambiará<br />

seguramente porque Cristo dice que sí.<br />

Este mundo se gobierna por minorías; no por mayorías . Busque en la política de todo país o de todo el<br />

mundo y verá que este mundo se gobierna por las minorías. Una minoría fuerte de cristianos pudiera<br />

cambiar este mundo y nosotros debemos ser esa minoría.<br />

-Serán insatisfechos- ¿Ha comido U. Una vez en la navidad hallacas y jamón? ¿Ha comido Ud. Hasta<br />

ser satisfecho?. Mi hermano, así será para aquellos que sí tenemos interés en cambiar las cosas, el día<br />

que reine Cristo entre nosotros¡. Que de veras reine Cristo entre nosotros y si seremos satisfechos de<br />

corazón. ¿Ven conmigo la visión?, ¿Están mirando la visión que yo veo para nosotros_?. Cristo enseñó<br />

a doce pequeños hombres insignificantes en la sociedad en la sociedad de su tiempo, y uno de ellos era<br />

traidor; pero con esos once hombres cambió la historia del mundo¡ con esta pequeña agrupación de<br />

estudiantes seminaristas Cristo pudiera cambiar la historia de Venezuela.<br />

-Mi texto habla de los perseguidos por ser cristianos-. Dice en los versículos 10,11 t 12 que nosotros no<br />

debemos ser perseguidos porque somos malos, o criticados porque merecemos la crítica; sino cuando<br />

nos critican mintiendo. Una grande moralidad debemos practicar, Ud. Y yo. Una grande moralidad<br />

debemos mantener entre nosotros; o nada nos aprovecha llamarnos cristianos. Pero, hay más, si a<br />

nosotros nos persiguen, cuando nos echan palabras feas, cuando nos dan dificultades, cuando nos hacen<br />

fechorías, cuando nos sacan para robar lo que tenemos -y esto me ha pasado-, cuando nos tratan de<br />

hacer muchas cosas malas porque somos cristianos; y nos consideran sus enemigos; pues cuando todo<br />

esto se dice y se hace, hay dos cosas que resultan.<br />

Primero, hay identidad. El hombre anda sin casa en la calle estos días. Son tantas personas en Caracas,<br />

por ejemplo, y en el resto del mundo que en la calle el individuo es tan achicado, no es nadie. La<br />

identidad es la cosas mas importante para el hombre. No le pregunto dónde vive. No le pregunto que<br />

cuál es su nombre. No le pregunto qué título tiene. Estoy preguntando, ¿quién es Ud.? Hay ente que<br />

nunca alcanza la identidad. Así persiguieron a los profetas. Alcanza identidad de profeta. ¿Quién es<br />

Ud.?<br />

Además hay galardón. Me han oído decir tantas veces que no he ganado mucho dinero y lo poco que he<br />

ganado se me ha ido, no sé a donde. Siempre ando limpio. Alguien dice: -Siempre ando sólo-. Yo no<br />

ando sólo nunca; pero siempre ando limpio. Yo no tengo mucho de los bienes de este mundo; y no<br />

espero realmente que le Señor me tenga mucha planta en el cielo. Van a pavimentar las calles con oro.<br />

Esas parte no me importan tanto. Pero una cosa si me importa, más que nada. Más que nada en la vida,<br />

lo que me importa es la esperanza que cuando venga el día que yo me presente delante del Señor pueda<br />

oír, -Bien, buen siervo fiel-. ¡Esto será galardón suficiente para mí¡.

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