ENERGIA Y GEOESTRATEGIA 2015
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Introducción<br />
continuar siendo competitiva en la hipótesis de precios del CO 2<br />
suficientemente<br />
elevados. Pero debe tenerse en cuenta que el accidente de Fukushima, no solo<br />
ha provocado el requerimiento de nuevas especificaciones en materia de seguridad<br />
nuclear (lo que implicaría un mayor coste de inversión y explotación),<br />
sino que ha incrementado la probabilidad de eventuales modificaciones futuras<br />
de estos requerimientos y por consiguiente ha elevado de forma significativa el<br />
riesgo regulatorio inherente a las inversiones en esta tecnología. Este mayor<br />
riesgo regulatorio se añade al mayor riesgo de incumplimiento de los plazos de<br />
construcción y costes de inversión anticipados en los reactores first of a kind de<br />
la tercera generación de tecnología nuclear. Todos estos factores inciden en el<br />
«coste de capital» (tipo de descuento) considerado para las nuevas inversiones<br />
en esta tecnología, y, por tanto, afectan decisivamente al coste total, dado que<br />
la intensidad de capital de la tecnología nuclear es significativamente superior<br />
a la de las tecnologías de generación convencional alternativas. La incapacidad<br />
de competir en condiciones de mercado por parte de la energía nuclear (para<br />
nuevos reactores first of a kind) se ha puesto de manifiesto con las condiciones<br />
exigidas por los inversores en nuevos proyectos nucleares en el Reino Unido<br />
(contratos por diferencias a muy largo plazo, con un strike price muy superior a<br />
los precios medios, tanto actuales como esperados, del mercado mayorista de<br />
energía eléctrica). Es posible, sin embargo, que las nuevas tecnologías de generación<br />
nuclear que hayan avanzado suficientemente en su curva de aprendizaje<br />
(por la repetición de reactores análogos en países con criterios de inversión<br />
no dictados estrictamente por el mercado, como Rusia, Oriente Medio y sobre<br />
todo China) puedan, en un futuro más alejado en el tiempo, suponer una oferta<br />
de capacidad de generación descarbonizada competitiva para aquellos países<br />
europeos que acepten la inclusión de la tecnología nuclear en el mix de nueva<br />
capacidad de generación.<br />
La política de seguridad energética de la UE, abordada con detalle por G. Escribano<br />
en la publicación del año precedente, es otro ejemplo de la doble dimensión<br />
«coordinación estratégica interna–acción exterior unificada» que caracteriza<br />
a la política energética comunitaria. En su comunicación de mayo de<br />
2014 sobre seguridad energética, 21 la Comisión Europea pone el énfasis en la<br />
necesidad de coordinar las políticas energéticas nacionales en esta materia y<br />
de actuar en el exterior con una sola voz. La crisis ucraniana ha sido, en este<br />
sentido, un recordatorio de la fragilidad estratégica de Europa en relación al<br />
suministro de un combustible esencial como el gas y, al mismo tiempo, la ocasión<br />
de avanzar en la elaboración de una estrategia conjunta para enfrentar los<br />
retos de la seguridad del suministro energético europeo (en concreto del «gas<br />
natural») en el largo plazo. Esta visión a largo plazo es necesaria, ya que la AIE<br />
(WEO 2014) prevé (en su escenario central) que la Unión Europea dependerá en<br />
2040 de las importaciones en un 81% para cubrir su demanda de gas (en 2012<br />
esta cifra ha sido del 64%) y que Europa, que también aumentará su demanda<br />
21<br />
Comisión Europea (2014). Comunicación (28-8-2014), «Estrategia Europea de la Seguridad<br />
Energética».<br />
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