CONGRESO SOBRE LA VIDA COMUNITARIA ESCOLAPIA
CONGRESO SOBRE LA VIDA COMUNITARIA ESCOLAPIA
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jamás haya ocurrido la historia de la humanidad: la llegada del Reino de los Cielos. Y en ello<br />
estamos nosotros.<br />
- <strong>LA</strong> FORMACION INICIAL<br />
“Con especial cuidado y amor fraterno nos preocupamos por quienes acaban de abrazar<br />
nuestra forma de vida” (CC 33),<br />
Como norma general y permanente debemos preguntarnos si nuestra comunidad concreta es<br />
capaz de recibir y acompañar el crecimiento vocacional de cualquiera de nuestros hermanos<br />
en proceso de formación inicial. Si la respuesta es “no”, entonces es que debemos hacer algo<br />
para cambiar y mejorar.<br />
Tener vocaciones y acompañarlas es lo mismo que una familia que ha decidido tener hijos y se<br />
compromete a ayudarles a crecer en todos los aspectos de su personalidad (físicos,<br />
psicológicos, espirituales, afectivos, intelectuales, etc.)<br />
Debemos aprender a ser comunidades que reciben el regalo de nuevos hermanos como si<br />
fueran regalos del cielo. Para ello hemos de salir de nuestros moldes y comenzar un proceso<br />
descendente y de irrelevancia que nos ayude a conectar con el alma joven de nuestros<br />
hermanos menores.<br />
Debemos considerar que nuestros hermanos profesos más jóvenes son de hecho y de derecho<br />
miembros de nuestras comunidades y por ello hemos de tratarlos como adultos a quienes<br />
ayudamos a ser introducidos en la dinámica global de nuestra vida y ministerio escolapios.<br />
- NUESTRAS COMUNIDADES<br />
“Este compromiso de crear y fomentar la comunidad lo hemos asumido todos al abrazar la<br />
vida religiosa”(CC 34)<br />
Y es que la comunidad es don y gracia (“reunidos en comunión de fe por el amor del Padre…”<br />
(No. 25) pero también tarea. De ahí lo del compromiso de crear y fomentar la comunidad.<br />
¿Cómo hacemos todo esto? Las constituciones nos dan pistas muy concretas:<br />
1. Procurando madurar en la caridad y las virtudes humanas tales como la sinceridad, la<br />
afabilidad, el respeto mutuo, el ambiente dialogal, y la contribución a la unidad. (29)<br />
2. Con la sencillez, el respeto, la benignidad, la tolerancia y la corrección fraterna. (30)<br />
3. Con la corresponsabilidad, la colaboración mutua y el olvido de sí. (31)<br />
4. Siendo solidarios, con la participación activa en momentos de oración, de reuniones, de<br />
programaciones y evaluaciones comunitarias, y la fidelidad al horario. (32)<br />
5. Cuidando de los más jóvenes, los más ancianos y enfermos, y orando por los miembros<br />
de la Escuela Pía Celeste. (33)