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LA HOJA VOLANDERARESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍACorreo electrónico sergiomontesgarcia@yahoo.com.mxEn Internet http://www.geocities.com/sergiomontesgarciaLEER, ESCRIBIR Y CONTARCON LAS CIENCIASGeorges Charpak1924-Georges Charpak (nació el 1º de agosto enDąbrowica, Polonia y adquirió la nacionalidadfrancesa en 1945). Desde 1985 es miembrode la Academia Francesa de Ciencia. En 1992le fue otorgado el Premio Nobel de Física. Enel libro Manos a la obra. Las ciencias en laescuela primaria, del que reproducimos eltexto que da título a esta lectura, Charpakpresenta “un compendio de ideas vigorosas ysencillas, producto de las reflexiones dequince pedagogos y científicos, en torno altema de la enseñanza de las ciencias naturalesen la escuela primaria.”Si estos tres objetivos –leer, escribir y contar–siguen estando en el centro de la escuela primaria,cada uno de ellos halla en la ciencia unarica materia que le da sentido y contenido.Muchas voces se han alzado en los últimos años para pedirlea la escuela primaria que simplifique sus exigencias yque regrese a ambiciones más mesuradas. A partir de esto,puede parecer absurdo sugerir a los estudiantes y asus docentes que se apasionen por nuevos conocimientos.Y esto es, sin embargo, lo que se espera de ellos alproponer una renovación de las enseñanzas científica ytécnica en la escuela primaria. Empero, un examen cuidadosode las diferentes enseñanzas propuestas por dicharenovación permite tranquilizar a los que siguen dudosos.Esta renovación de las actividades científicas es un avanceimportante que no habrá de reconfortar a la escuela ensus misiones fundamentales: enseñar mejor a cada alumnoa leer, escribir y contar.LEER CON LAS CIENCIASLa comprensión de un texto es una actividad delicada queno todos los alumnos de la escuela primaria realizan de lamisma manera, incluso cuando, por lo demás, sus primerosaprendizajes hayan sido buenos.Con frecuencia nos imaginamos que una preparaciónmás intensiva en las técnicas de la lectura (desciframiento,lectura rápida, lectura en voz alta, etc.) permitellevar a un niño o a una niña que entiende con dificultadun texto a mejorar su desempeño general. En realidad,una vez rebasado el estadio de los primeros aprendizajes,los conocimientos acumulados por el joven lector pasan aser los puntales más sólidos de su actividad de comprensión.Abandonar la enseñanza de la ciencia, de la tecnología,de la historia, de la geografía, de las artes (o de laliteratura) conduce a ahondar las diferencias entre los quegozan de estas aportaciones en su medio familiar y losque no cuentan con ellas.Se creyó colmar esas lagunas diversificando laslecturas propuestas a los alumnos. De esa manera, aparecieronextraños contrastes en los manuales o en los archivos:un texto literario seguido de una receta de cocina ydespués una ficha científica sobre un animal necesitadode protección o el fragmento de una historieta ilustrada.Ciertas preguntas, las más de las veces similares, de unapágina a la otra, guían al lector y permiten comprobar quees satisfactorio el nivel de comprensión (informacionesprecisas y sentido general del texto). A partir de ese momento,incluso si el niño o la niña conserva en la memoriaalgunos de esos encuentros inopinados, sólo lo hace enun desorden idéntico al que prevalece en los mediosinformativos que frecuenta en otras partes.Por lo contrario, cada vez que crea las condicionesde una sucesión ordenada de procedimientos científicos(pero igualmente históricos, geográficos, etc.), elprofesor desempeña su verdadero papel. Un “procedimiento”,porque todos saben que el escolar no aprenderegistrando discursos dogmáticos, sino gracias a la multiplicaciónde las experiencias que vive, sobre las queAbril 10 de 2007

actúa, cuyos efectos corrobora, que describe y comenta.Una “sucesión ordenada de procedimientos”, porque sólocon esa condición pueden fijarse en las memorias jóveneslos conocimientos que han cobrado sentido. Como estánorganizados, pueden volver a encontrarse en el momentode una discusión, durante una lectura o en un aprendizajeposterior.De esa manera, los niños se apropian realmentede los campos del saber que necesitan en la escuela y,más adelante, para convertirse en seres que comprendenlo que leen, y que por tanto tienen un buen desempeño.Así se dan las referencias que le sirven de trama de fondoa la literatura, sea ésta de nuestro tiempo o forme partede nuestro patrimonio, y así aprenden a disfrutarla.ESCRIBIR CON LAS CIENCIASRedactar es un acto difícil que pocos adultos realmentedominan. Pero de hecho, durante toda la educación escolar,la redacción es el vector con el cual el alumno estructurasus conocimientos (toma notas, resume información,revisa conocimientos, etc.) y con el que muestra la seguridadde sus adquisiciones (responde a preguntas, redactauna tarea, etcétera).No basta lograr que el infante adquiera una escrituralegible y una ortografía correcta para que realmentesepa redactar. También tiene que ser capaz de reunir lainformación (las “ideas”) que requiere, ordenarlas deacuerdo con las normas del tipo de texto que intentaescribir, encontrar el lenguaje que conviene a su expresión.Para adquirir esa competencia, debe ser colocadocon regularidad en situaciones de comunicación (o de trabajointelectual) que imponen la escritura y que, medianteobligaciones específicas, organizan sus formas.Con la reactivación de una enseñanza científicaque deje un lugar esencial a la manipulación, la escuelasuscita oportunidades de prepararse en forma regular enalgunos tipos de texto muy específicos. Todos los aspectosde la manipulación científica o técnica imponen, efectivamente,una utilización regulada de la escritura. Consignarlos datos obtenidos mediante la observación, ordenarlosy transformarlos para interpretarlos son otras tantasprácticas complejas que el niño y la niña construyen progresivamente.Prever dispositivos experimentales, imaginarlosy adaptarlos presupone otra manera de emplear laescritura. Redactar reseñas de experimentos, hacerlasfidedignas y comunicar los resultados implican otros usosmás de la escritura.Si bien el ordenamiento del texto resulta esencial,la redacción en sí misma no lo es menos. El textocientífico supone, en efecto, que se abandone la primerapersona a favor de la tercera, los tiempos del pretérito enfavor de un presente indicativo. Impone, igualmente, procesosdescriptivos que pasen por alto las palabras mediantelas cuales se sitúan los fenómenos y los hechos enrelación con el locutor (aquí, ahora, hoy, ayer) en favorde los que los integran en los puntos de referencia delespacio y del tiempo físico. Finalmente, el informe deexperimentos implica también una sutil articulación entretextos, imágenes, gráficas y cuadros.Así, una enseñanza reiterada de las ciencias y delas técnicas en la escuela primaria, fundamentada en laobservación y en la manipulación, sin duda es un soportede extraordinaria riqueza para ayudar al infante a dotarsede una escritura eficaz.CONTAR CON LAS CIENCIASEl examen de problemas al que se enfrentan los estudiantesen los periodos de las evaluaciones nacionales dematemáticas, demuestra que las técnicas operatorias (sumar,restar, multiplicar, dividir) no son las únicas culpables.Lo que antaño se llamaba “el sentido de las operaciones”,es decir, su aplicación en los problemas, tambiénes un obstáculo para muchos niños.Existen dos maneras de ayudar a los alumnos amejorar su desempeño en ese campo. La primera tiende amultiplicar las oportunidades que tienen el niño y la niñade hacer operaciones y resolver problemas. Eso es, manifiestamente,lo que sucede en las clases con la moda delos archivos de ejercicios impresos. Los resultados no sonlos esperados. La segunda actitud consiste en crear “situacionesproblema” (por ejemplo, cómo completar losanaqueles de la biblioteca para acomodar los últimos libroscomprados) y en guiar a los alumnos hacia su soluciónpermitiéndoles recorrer todas las etapas (formaciónde un modelo geométrico, medidas, previsiones, verificaciones,puestas en práctica, correcciones, etc.). Eldesarrollo de esa vía didáctica no tuvo mucho éxito en lasaulas. Las “situaciones problema”, cuando no fueron pasadaspor alto en los manuales escolares, se convirtieronen ejercicios impresos, no diferentes de las enunciacionestradicionales más que por el carácter insólito de la situaciónpropuesta.Es fácil imaginar cómo un reinicio de las actividadescientíficas y técnicas en la escuela primaria puede conducira los maestros en la dirección correcta. No se trabajaya en las soluciones de problemas como simples ejerciciosde aplicación. Las matemáticas se vuelven instrumentosque el pequeño se va forjando (y que conserva en lamemoria) porque las necesita. Su significado le viene directamentede la experiencia que implica su utilización.Sin duda, no se trata aquí de encerrarse en unaenseñanza ocasional de la aritmética o de la geometría.Las nociones matemáticas también tienen su lógica y sucoherencia, se articulan las unas con las otras. Puede sernecesario hacer una división euclidiana (para repartir objetos,por ejemplo) a partir del nivel preescolar. Esto nose aprovechará, por supuesto, para pedir a los niños queconstruyan la técnica operatoria correspondiente, sobretodo porque existen muchas otras maneras de resolver elproblema (por ejemplo, mediante la distribución de loselementos de una colección). En cambio, si el niño detercer grado dispone ya de una “cultura” de la división, ysi se le conduce, mediante múltiples experimentos, a encontrarfórmulas que le permitan compensar su incapacidadde hacer la operación, entonces no tendrá dificultadalguna para entender su significado. Aprender a contarpasa también por ese tipo de actividades.Practicar las ciencias y las técnicas en la escuelaprimaria no es, por tanto, ninguna diversión, ninguna desviaciónde los esfuerzos de esa primera etapa de la escuelaobligatoria. Esas actividades pueden llevar a losinfantes, desde su más tierna edad, a un plano de igualdadcon el mundo que los rodea y a abrirse sin dificultada los problemas que plantea el desarrollo siempre cadavez más rápido de las ciencias y las técnica. Además, y sinlugar a dudas, permiten a la escuela cumplir mejor con sumisión de origen: enseñar a leer, a escribir y a contar atodos los alumnos que se le confían.Fuente: Georges Charpak, Manos a la obra. La ciencias en la escuela primaria, Trad. de Rafael Segovia, FCE, México,2005. pp. 134-139.