J() Ýti ~~Por: Luis H. Moreno .Ir.'-és casi hora de salir de clases en la Primaria Simeón Conte, de Penonomc,una tarde de agosto de 1939. Un estudiante aguarda impaciente lasena! de la campana. Él sahe que en la audiencia penal quc en estos díasse celebra en el Segundo Trihunal Superior de Justicia. la defensa está acargo del Doctor José lsaac Fáhrega. Al chiquillo no le interesa tanto eldrama del caso, como el escuchar la recia y vibrante palahra del letrado.con su argumentación precisa, con su clara dicción y su gesto vehemente,Esta tarde, como otras veces. se colará discretamente al fondo de la Sala,para dejarse absorher por ese verbo, que algún día quisiera imitar.Con el tiempo, ese muchacho tuvo la fortuna de encontrarse e identificarseprofundamente, con el Doctor Fáhrega. Su arribo, el del muchacho, a losestrados de las finan7.as, le hi7., de provecho inapreciable, los conocimientosy las experiencias del consejero. La cercanía fue aumentando el afectoy el respeto. Sin embargo, y para dejar aclarado. de una vez, mi aparenteatrevimiento o pretensión para tutearlo, temprano en nuestra amistad, undía que habláhamos extensamente de tasas Libor y Prime, de contratos afuturo y riesgo soherano, se me quedó mirando, con velada picardía, y inedijo: "Por qué, si yo soy tu hermano menor, no me tuteas? Yo quiero serJosé lsaac, para ti, como tú eres Lucho, para mí. así sigue siendo todavía.y así fue, con mucho esfuerzo de mi parte, y así sigue siendo todavía.En el difícil camino del Derecho, José lsaac ascendiÓ infatigable, peldanoa peldano, dejando en cada uno de ellos, la huella de su esi-uerzo, la estelade su capacidad, el sello de su talento. Aún antes de obtener su título.a los veinte anos, obtiene el Primer Premio en un concurso nacional deDerecho. con su trabajo "La Lihertad de Testar". Al graduarse con notasohresaliente, sus cOlnpafieros lo designan su vocero. Cultor de la jurisprudencia.su vocación forense se proyectó en diferentcs direcciones: en10 penaL. en lo civil y en lo mercantiL. Fue Escribiente y, luego, Oficial<strong>May</strong>or del Juzgado,Superior de la República, Defensor de Olicio. Fiscaldel Juzgado Superior, para luego fundar. con el reputado doctor, EduardoChiari, la tirma Chiari y Fábrega, uno de los hufetes de más prestigio enla historia del país, y precursor de Fáhrega. Molino y Mulino, en la 4ue suculto nieto, Juan Pablo, lleva con orgullo, su handera.Su escrupulosidad en el manejo del idioma. junto a su raciocinio claro ylógico, y su huen decir, elegante y firme. le sirvieron de apoyo al ejercicio
de la ahogacía, en funciÓn de la nítida aplicación del Derecho. La Bancatoda se beneficiÓ, y aún se beneficia, con las luces de sus alegatos y análisiscerteros, que esclarecieron y aún orientan, más de una maraña legal en elcampo financiero, por entonccs, escasamente regulado. <strong>El</strong> reconocimientodel Banco NacionaL. al que sirvió como Asesor Legal, por más de treintaarios, consagrÓ esos merecimientos, con la publicaciÓn de sus Opinionesde Carácter Jurídico, einitidos como Asesor Legal del Hanco. Su ensayosohre Billete de Banco: Papel Moneda, es aún motivo de comentarios,cuando no de discusiones, entre legos y entendidos. Para José Isaac, elDerecho era la verdad en acciÓn, contundente e irreductible.Pero, más allá de los casos, de los contratos, de las negociaciones y lasasesorías. su amor por el Derecho se desbordÓ en la cátedra, con la bienganada distinciÓn de Profesor Extraordinario, con que lo premiÓ la Universidadde Panamá. donde, también, actúo en la <strong>Jun</strong>ta de Síndicos. Lagratitud de la legiÓn de sus discípulos, aún corona la verdadera dimensiÓnde su capacidad didáctica corlIO "maestro" del Derecho. Y es que para cl,la docencia no se limitÓ a la simple y fría ensei1anza de conocimientos,reglas, leyes, procesos y principios, ni a la conducciÓn de discusiones ydcscargo de deberes administrativos: como Unamuno, no sólo transmitíala disciplina. sino que también colmaha su vocaciÓn, con pedazos delalma. Ante la creciente influencia de la suplantaciÓn de prácticas y valorestradicionales, no sucumhió en su relaciÓn con los c i ientes y colegas, alaprovechamiento innoble, a la interpretación y uso habilidoso de la norma,a la deslealtad ni al irrespeto.Estamos, ahora, a finales del '45. Aquel imberbe de Penonomc. en unosmeses se graduará de secundaria, Su colegio de I,a Salle queda casi al ladodel Teatro NacionaL.Desde hace meses. en su sala de conciertos, ahora convertida en Hemiciclo,se debate un bien estructurado proyecto de Constitución NacionaL.Los Constituyentes son hombres y mujeres de talla, como pocos diputadosen la historia del país: Esther Neira de Calvo, Diógenes de la Rosa, GilBIas Tejcira, y otros, de razonamientos âgiles y progresistas, cuyas disertacionessentaron c:tedra de oratoria, de erudición y de civismo. Entre ellosestá el electo Delegado Nacional, Honorable José IsÚacFâbrega. Conocebien estos afanes, porque hace trece ,uios ya había sido elegido Diputado,por primera vez, y más tarde, fue factor determinante en el retiro de uninoportuno e inconveniente proyecto de reformas constitucionales.La terrninación de la Segunda Guerra Mundial, el surgimiento y crecienteinfluencia del socialismo marxista, los agresivos conflictos ideolÓgi-
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