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LA VERDAD SOBRE LA INDUSTRIA FARMACEUTICA M ANGELL

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Pero a pesar de este subordinación, las instituciones universitarias obtienen grandes beneficios<br />

económicos por sus acuerdos de colaboración con la IF en virtud de la aplicación de la ley<br />

Bayh-Dole de 1980 y por su “labor de consultoría” para la propia IF. Por ejemplo, el jefe del<br />

Departamento de Psiquiatría del Brown University Medical School recibió en el año 1998<br />

500.000 dólares en concepto de asesoramiento. Con este tipo de “relaciones de colaboración”,<br />

la IF no sólo controla los datos de los EC que financia, sino también el corazón y las mentes de<br />

los investigadores que colaboran con ella.<br />

Pero la dependencia del mundo académico no acaba ahí. A partir de 1995 los investigadores del<br />

Instituto Nacional de Salud americano (NIH) pudieron recibir honorarios en metálico y opciones<br />

de compra de acciones por actividades de consultoría procedentes de empresas farmacéuticas<br />

con las cuales habían desarrollado acuerdos de colaboración. La lista de reputados miembros<br />

del NIH que han recibido importantes cantidades de la IF en concepto de consultoría es larga:<br />

el director del Instituto de la Artritis, Diabetes, Digestivo, Urología, e Instituto de Investigación<br />

del Genoma. En particular el director del laboratorio de Inmunología del NIH, cuyo salario era<br />

de 179.000 dólares en 2003, recibió a lo largo de 11 años de ejercicio 1,4 millones de dólares<br />

en concepto de asesoría y opciones de compra de acciones por valor de 865.000 dólares.<br />

Es imposible conocer hasta que punto estos vínculos económicos condicionan las opiniones de<br />

los expertos del NIH, ero en todo caso son motivo de preocupación, sobretodo teniendo en<br />

cuenta que el NIH no obliga a sus investigadores a realizar una declaración de sus ingresos<br />

económicos. El resultado es que en 2003, el 93% de los 2259 más destacados científicos de la<br />

agencia no declararon los ingresos que recibían de actividades ajenas a la propia agencia.<br />

Otra cuestión sensible es la publicación de los ensayos clínicos (EC). No es de extrañar que los<br />

EC publicados que son financiados por la IF puedan contener multitud de sesgos, de hecho, sus<br />

resultados tienen cuatro veces más probabilidades de favorecer el producto del laboratorio<br />

fabricante, que cuando el EC es financiado por el NIH. La variedad de sesgos que se pueden<br />

introducir en muy variada, desde una selección muy restrictiva de los candidatos a incluir en el<br />

estudio, hasta publicar únicamente la parte de los resultados que les resulten más favorable<br />

(como fue el caso de Celebrex®, en el cual se publicaron en la revista JAMA sólo los resultados<br />

favorables de los primeros seis meses del estudio y no el estudio completo de doce meses de<br />

duración que no demostraba ninguna ventaja de Celebrex® frente a los AINE clásicos en<br />

cuanto a la aparición de efectos secundarios gastrointestinales).<br />

Sin lugar a dudas, la forma más expeditiva de introducir sesgos en la publicación de EC es la<br />

simple eliminación de los EC con resultados negativos. El caso de Remune®, es ilustrativo.<br />

Inmune Response Corporation es una empresa de biotecnología que firmó en 1996 un convenio<br />

con la Universidad de California para realizar un EC con este nuevo medicamento para el<br />

tratamiento del HIV/SIDA, que después de tres años de estudio se comprobó que era infectivo.<br />

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