22para que ese fenómeno se décon permisividad y con nuestracomplicidad.En una revisión de las historiasde casos de incesto,constatamos que muchosde estos casos derivaronen historias de drogadicción,prostitución y pornografíainfantil, embarazo osuicidio. Sin embargo, a lahora que trabajamos estosfenómenos sociales,solemos centrarnos enel enfoque de la no impunidad,y no incidimossobre sus raíces. Por esta razón, no son reconocidoscomo casos de incesto y, por lo tanto,tampoco definimos medidas para prevenirlo.¿Qué nos dicen los datos nacionales alrespecto?No tenemos datos actualizados en el país sobreprevalencia, incidencia y magnitud <strong>del</strong> abusosexual e incesto, pero sí contamos con datossignificativos que nos ayudan a vislumbrar estefenómeno. Los resultados de una investigaciónrealizada por la OMS, el Centro Flora Tristán y laUniversidad Cayetano Heredia reportaron queel 55.6% de mujeres víctimas entrevistadas habíasufrido abuso sexual e incesto por algún miembrode la familia antes de llegar a los 15 años deedad.Según la ONG Manuela Ramos, en el año 1996,en Lima, se registró un promedio de 38 denunciasmensuales por <strong>del</strong>itos contra la libertadsexual, de las cuales el 58.8% fueron cometidoscontra niñas y niños entre 7 y 14 años. Dichainstitución refiere que el 45.6% de las agresionesperpetradas contra niños y niñas de este grupoetáreo ocurrieron en la casa de la víctima, y el30.6% en la casa <strong>del</strong> agresor.Igualmente, en 1996, se publicó un estudio realizadoa nivel local, en Comas, por tres DefensoríasMunicipales <strong>del</strong> Niño y el Adolescente, tresDelegaciones de la Policía, el Instituto de BienestarFamiliar (INABIF) y el Hospital de Comas.Según este estudio, el 52% fueron casos de violenciasexual, sin coito, y en un 45.2% se trató decasos de violación, cuyas víctimas, en un 92.6%,fueron niñas menores de 14 años.En 1997, el INEI presenta los resultados de laPrimera Encuesta de Hogares sobre Victimizaciónen Lima Metropolitana. En dicho estudio seencuentra que la violación representa la segundacausa de agresión más frecuente (75%), seguida<strong>del</strong> abuso sexual (65%). Asimismo, el 62% opinaque son las niñas las víctimas consuetudinarias <strong>del</strong>abuso sexual.En un estudio sobre aborto <strong>del</strong> año 1997, GinaYánez refiere que en la década <strong>del</strong> 90 se produjeron90 mil abortos, de los cuales 50 mil correspondierona mujeres entre 15 y 19 años deedad. El mismo estudio revela que cerca <strong>del</strong> 60%de embarazos producidos en niñas entre 12 y 14años, tienen su origen en el incesto o la violación.En general, varios estudios locales revelan que el90 % de las madres entre los 12 y 16 años deedad han sido violadas por algún miembro de sufamilia.¿Qué nos dicen los datos mundiales?Según el Informe <strong>del</strong> Secretario General de NacionesUnidas sobre Violencia contra los Niños,correspondiente al año 2006, se calcula que150 millones de chicas y 73 millones de chicosmenores de 18 años tuvieron relaciones forzosaso sufrieron otras formas de violencia sexualcon contacto físico en el 20<strong>02</strong>. De acuerdo a laOMS, según estudios realizados en 21 países, ensu mayoría desarrollados, entre el 7% y el 36%de las mujeres, y entre el 3 % y el 29% de loshombres, dijeron haber sido víctimas de agresionessexuales durante su infancia dentro <strong>del</strong> círculofamiliar.¿Cómo abordarlo?El incesto es un problema endémico que requierede un enfoque de salud pública, una atenciónintegral en un marco multisectorial e interdisciplinario.Los estragos, con frecuencia irreparables,producidos por el incesto en la estructura psíquica,emocional y afectiva de niñas y niños –quelos inhabilitan de muchas maneras en su adultez–,exigen no sólo políticas, programas e intervencionesque se ocupen <strong>del</strong> dolor y los efectos en lasvíctimas, sino también de recursos humanos con
infancia, juventud y sociedadcompetencia técnica para una labor de cirugíaemocional. Y, ciertamente, no se encuentra ni louno ni lo otro a nivel público. Tampoco lo habrá,en tanto se mantenga silenciado el problema.Por otro lado, centrar la política pública en lamuerte de los victimarios, no resuelve el incestocomo problema social, pero sí alimenta la culturade la violencia como forma de resolver nuestrosconflictos. Necesitamos incidir en las raíces quele dan origen. De lo contrario, los niños y niñasafectados hoy por el incesto serán los próximosvictimarios de sus propios hijos o de los de otros,también.Igualmente se necesita de grandes campañas nacionalespara quitarle el permiso social con el quecuenta. De manera especial, se requiere de untrabajo sostenido con madres, padres de familiay educadores, a fin de ayudarlos a comprender,entre otros aspectos, los mecanismos y las leyesde la erotización humana, los vínculos entre padrese hijos, los mecanismos de poder y la movilizaciónde emociones y sentimientos, la relaciónexistente entre el incesto y la pérdida <strong>del</strong> sentidode la norma.Las respuestas a estas interrogantes sobre el incesto,las encontraremos si nos comprometemosa trabajar de manera sinérgica y sostenidapara poner en la agenda pública un problemaque expresa el serio deterioro de nuestra saludmental colectiva y los grandes niveles de anomiaen el país.No nacemos ni víctimas ni victimarios, nos hacemoscomo resultado de fuerzas económicas,políticas y culturales que se nutren de estos rolespara naturalizar la violencia como estilo de vida. Apesar de ello, la violencia contra los niños, las niñasy los adolescentes no es justificable, tampoconatural, y puede ser prevenida. La tarea está ennuestras manos.Sin embargo, para la formulación y ejecución decualquier iniciativa seria de intervención debemospartir por el conocimiento y la profundización<strong>del</strong> problema. Necesitamos datos cuantitativosy cualitativos que nos permitan ver el comportamientofrente al problema en los distintos niveles<strong>del</strong> ecosistema.En primer lugar, debemos ver qué pasa conaquellas víctimas <strong>del</strong> incesto, una vez llegados a laadultez. ¿Rompieron o no el silencio? ¿Continúansiendo víctimas de abusos o se han convertido envictimarios? ¿Enfrentaron directa o indirectamenteel problema, o no lo enfrentaron nunca? ¿Cómolo enfrentaron? ¿Cómo les afectó? ¿Cuál es laprofundidad <strong>del</strong> daño? ¿Recibieron, o no, apoyoestatal y comunitario? ¿Qué tipo de apoyo y cuálfue el impacto <strong>del</strong> mismo? ¿Quiénes brindan esteapoyo y cómo lo hacen? ¿Qué factores etiológicosy de riesgo encontramos como sustrato <strong>del</strong>problema? ¿Cuáles son los factores protectoresexistentes?La materialización <strong>del</strong> incesto es unproblema de lesa humanidad. Transcurrede manera silenciosa y es silenciado conla complicidad social de las familias, lascomunidades y sus autoridades.23