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contraportada PL 13 - Revista Pensamiento Libre

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otras palabras, lo que se observa en lo públicoes la presencia del mismo flujo de migrantes quepasaba, en todo caso, por el albergue. Mientras,el otro menos precario continuó transitando porla clandestinidad gracias al concurso de las redesde tráfico.Los medios de comunicación dejaron aldescubierto la manera de proceder de lasociedad con respecto a los migrantes, queson vistos, incluso, como un factor de riesgo(Gutiérrez, 2011). Vale la pena entender que eneste proceso se construye el estigma frente a lostransmigrantes centroamericanos y en el fondose visualiza una sociedad con tintes excluyentes.Los centroamericanos son marginados frentea una sociedad establecida en su territorio, yaque en lo subjetivo los locales o residentes seconfrontan frente a los demás como si fueranciudadanos superiores. Como señala NorbertElías: “Las sociedades tienen a su disposicióntoda una gama de expresiones para estigmatizara otros grupos, que adquieren su sentido comotales solamente en el contexto de relacionesespecíficas de establecidos y marginados” (Elías,1998, p. 96).Los planteamientos de Elías permiten ver cómoexiste una disputa simbólica entre los propios (losestablecidos) y los extraños (los de fuera). A suvez, ayuda a comprender cómo en esta relaciónambos se subordinan a relaciones de poder alestigmatizarse mutuamente. Como cita GinaZablodowsky, al seguir a Bauman: “lo foráneoes producto de la oposición imaginaria que ungrupo necesita para tener identidad, cohesión,solidaridad interna y seguridad emocional”(Zablodowsky, 2007, p. 150). En este sentido,los primeros tienen un grado de cohesión másfuerte ya que el tejido social es más próximo queen aquéllos que van de paso, cuyo tejido sociales endeble. Aún más, este tejido se estrechafuertemente cuando en su territorio encuentranpersonas que no son sus iguales:La exclusión y la estigmatización que el grupode los establecidos promueven y ejercen hacíalos de “afuera” se convierten en recursossociales poderosos que permiten a los primerosmantener su identidad, preservar su supuestasuperioridad y reducir el ámbito de acciónespacial y política de los que no pertenecen asu grupo. (Zablodowsky, 2007, p. 54)En San Luis Potosí la sociedad ha mantenidopor generaciones una habituación social que almomento de visualizar en los espacios públicossujetos “diferentes”, genera un sentido deapropiación del territorio: un “nosotros”. Comoindica el mismo Elías: “Los antiguos habitantesse veían a sí mismos como un grupo cerrado alque se referían en términos de nosotros, mientraslos migrantes nuevos, de quienes hablabancomo de ellos y a quienes mantenían a distanciaconscientemente, eran vistos como un grupo deintrusos” (Elías, 1998, p. 116). Es decir, en supaso por el territorio, los transmigrantes generanun proceso de diferenciación social solamenteporque en los imaginarios colectivos son vistoscomo foráneos, incluso: “infractores, intrusosy sin derechos de pertenencia” (Zablodowsky,2007, p. 156).Esta pertenencia no sólo contiene tintesespaciales, es decir, del territorio; también, hayconsecuencias morales, ya que las sociedadesde residencia construyen su imaginario sobre losano, lo perfecto o lo puro, contrariamente a losque van de paso, que son vistos anómicamente ycomo portadores de un mal en sus cuerpos:Los marginados son percibidos, al igual queen cualquier parte, como anómicos tantocolectiva como individualmente. El contactoestrecho con ellos suscita sensacionesdesagradables. Pone en peligro la defensaelevada dentro del grupo establecido contrainfracciones de normas y tabúes comunes,de cuya observación depende la posición decada miembro entre sus compañeros de grupo,al igual que su autoestima, orgullo e identidadcomo miembro del grupo superior. (Elías, 1998,p. 94)En este proceso dialéctico de diferenciaciónsocial, hay sociedades que se suponen comosuperiores al temer ante lo externo y concebirla otredad como entes contaminados. En estesentido, cuando se cerró la casa del migrante yse comenzaron a visualizar a estos “infractoresde la ley, del orden y la moral”, al transitar de unlugar privado y reservado (casas y albergues) alos ámbitos públicos (las vías de los trenes, loscruceros, las calles y las esquinas), se supuso laruptura del margen restrictivo que sobreguarda lomoral. De ahí, las intenciones de volver a construirun espacio idóneo para su tránsito, al margen de55

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