34 JORGE RUFFINELLIen todo caso, consiste en considerar ese acercamiento espiritual a una doctrina y laconsecuente dedicación en cuerpo y alma a su ac<strong>ti</strong>vidad, como la primera utopía quefue desmoronándose. Después abrazó otras utopías más duraderas y trascendentespero esta historia juvenil, a mi entender, ayudó a hacer de <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> un suspicaz, unintelectual que sospecha de las fórmulas fáciles, y que no se deja comprometer afondo hasta estar convencido de sus causas. En consecuencia, el aspecto posi<strong>ti</strong>vo deaquella experiencia influyó en su mirada crí<strong>ti</strong>ca, orientada más tarde a desentrañar lamentalidad burocrá<strong>ti</strong>ca de las clases medias uruguayas. Es cierto que <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> tomóvenganza literaria contra Raumsol, haciéndolo personaje de Gracias por el juego y enuno de sus primeros cuentos, "Como un ladrón". Además, alguna vez <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> serefirió a su experiencia en la Escuela logosófica, y lo hizo con su consabido gran sen<strong>ti</strong>dodel humor. Le agradecía a la escuela, al menos, el haberle "dado una Luz". Porsupuesto, no era la Luz del Conocimiento, pero estaba cerca de serlo. Se trataba deLuz López, a quien conoció gracias a la Escuela y quien fue su esposa, y lo ha sido,desde 1946.Hasta aquí me he referido varias veces a "mi generación" sin iden<strong>ti</strong>ficarla connombres. "Mi generación" podría llegar a ser una simple fórmula para pasar de contrabandoideas o sen<strong>ti</strong>mientos personales como si no lo fuesen, pero como éste noes el caso, voy a iden<strong>ti</strong>ficar a algunos escritores de "mi generación", sin pretenderuna lista exhaus<strong>ti</strong>va. Acaso el escritor más cercano a <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong>, que ofició de puenteinmediato, fue el precoz Eduardo Galeano, periodista y narrador, quien se exilióen Buenos Aires y tras recibir amenazas de la Triple A, vivió años produc<strong>ti</strong>vos enEspaña antes de volver al Uruguay. Cris<strong>ti</strong>na Peri Rossi, narradora y poeta, quientambién padeció el dolor de la diáspora y la suerte de llegar a España, donde internacionalizósu obra ya tan atrac<strong>ti</strong>va a fines de los sesenta. Ella no ha vuelto a viviral Uruguay. Nelson Marra, cuen<strong>ti</strong>sta y poeta, huésped involuntario de los militares,torturado y encarcelado por mo<strong>ti</strong>vo de un cuento, después exiliado en Suecia yfinalmente residente en España. Alberto Oreggioni, crí<strong>ti</strong>co e inves<strong>ti</strong>gador de laBiblioteca Nacional, que encontró su vocación en la labor editorial y ha sido durantemuchos años el editor uruguayo de <strong>Mario</strong> <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong>; Alicia Migdal, el ángelrubio del Arca, que enfocó su inteligencia en la crí<strong>ti</strong>ca de cine y en una obra breve,depurada y exigente; Hugo Giovanet<strong>ti</strong>, compañero del comité de cultura del 26 deMarzo, que vivió (sobrevivió) cantando con su guitarra en Europa antes de regresaral país. Hiber Conteris, durante muchos años residente en las cárceles militares,que hoy vive en Estados Unidos. Hugo Achugar, poeta, que se convir<strong>ti</strong>ó en profesoren Estados Unidos y regresó al Uruguay. Graciela Mántaras, desde siempre profesoray crí<strong>ti</strong>ca, que se quedó a vivir en el país. <strong>Mario</strong> Levrero, cuen<strong>ti</strong>sta y novelista,que se fue a Buenos Aires, vivió de la astrología y encontró un grupo pequeñoy fiel de lectores de culto, antes de volver a Uruguay. Teresa Porzekansky, quesupo hábilmente alternar la narra<strong>ti</strong>va con el análisis antropológico y social. SylviaLago, quien en "Los días dorados de la señora Pieldediamante" mostró la buenaescuela benedet<strong>ti</strong>ana al sacudir a la pacata sociedad uruguaya usando términoscomo "coger" y no en la aceptable acepción usual en estos pagos de la queridaEspaña.
Concluyo reflexionando en que muy probablemente mi generación entendió a<strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> mejor que la suya propia, mejor que las que nos siguieron. Estoy convencidode esto. Creo que el haber vivido las mismas vicisitudes en los años difíciles dela represión y el exilio nos ha llevado a valorar la difícil sencillez de su literatura, lahones<strong>ti</strong>dad a toda prueba, la calidez entrañable de sus poemas, la sagacidad de susanálisis.No somos los uruguayos gente inclinada a agradecimientos, a reconocimientosni a homenajes. En aquella mentalidad que <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong> describió con agudeza en Elpaís de la cola de paja se incluye este carácter reservado, apocado, tímido, ensimismadode nuestra cultura. Ni su generación ni la mía cambiaron el panorama. Menosaún los más jóvenes. Sin embargo, creo que es oportuno decir en nombre propio y demi generación, "Gracias, <strong>Mario</strong> <strong>Benedet</strong><strong>ti</strong>, Gracias, <strong>Mario</strong>". Y a todos vosotros, ahoratambién, gracias.