Gastrocine de sueñosPor Yolanda Verona y Ludovic Lamontagne.Sin lugar a dudas, la gastronomía siempre ha estadopresente en el cine. Muchas de las películas queconocemos reflejan nuestra realidad y ¿qué hay másreal que comer?A lo largo de la historia del cine ha habido grandes momentospara remover nuestros jugos gástricos como en Quo Vadis deMervyn Leroy, con un jovencísimo Peter Ustinov que comíauvas sin parar para activar las células grises.Y qué curioso cuando ves cómo comen esos personajes, te dande pronto unas ganas enormes de probar lo mismo, y eso quelo más probable es que estés ya hasta el moño del atracón depalomitas. Pero da gusto visualizar obras como Comer, beber,amar de Ang Lee, donde todos los problemas se resuelven entorno a la mesa o La gran Comilona de Marco Ferreri, dondecuatro amigos deciden acabar con sus vidas de la forma másagradable: comida y sexo sin límites ni inhibiciones hastahartarse, vamos. En el Festin de Babette de Grabiel Axelaparte de los jugos gástricos despertamos también otro tipo dedeseos…Pero es sin embargo en otro tipo de películas dondeencontramos la esencia del gran arte de la cocina. En Comoagua para chocolate de Alfonso Arau, qué me decís de esamujer que come una perdiz a las rosas y despierta en ella todotipo de deseos y acciones que desencadenan en una montadaa caballo muy pasional. En Cuisine Americane de Jean YvesPitoun un americano aprendiz de chef busca trabajo en uno delos restaurantes con más estrellas michelín de Francia, pero elsuperchef Eddie Mittchel no se lo va a poner nada fácil y esteaspirante descubrirá el amor por la buena comida, el trabajobien hecho y la pasión.Hablando de estrellas michelín, el gran Louis de Funesprotagonizó Muslo o pechuga, donde ejerce de director de laguía michelín haciendo las veces de crítico gastronómico yamargando la vida de los chefs por toda la geografía francesa,todo en clave de humor ácido y carcajeante, a la Funes. Y cómono, Ratatouille, donde un crítico despertará de su podredumbreintelectual en pos de los orígenes de su amor por la comida,los olores, los sabores… Y todo gracias a una rata. En Vatel deRoland Joffé conocemos cómo se desenvuelve el primer chef dela historia con un gran Depardieu como protagonista que bordael papel. O los excesos de la monarquía en Marie Antoinettede Sofía Coppola, donde las salas llenas de pasteles a las rosas,milhojas de violeta y lavanda, bombones de canelas africanas,vainillas de Tahití y todo tipo de suculencias atesoran las iras deun pueblo muerto de hambre y una reina frívola hasta el éxtasisde la superficialidad.Deliciosa Martha de Sandra Nettelbeck muestra la transformaciónde una chef exigente y autodisciplinada que tiene que cuidar deuna sobrina difícil tras la muerte de su hermana, en una personaalegre y amante de lo que hace gracias al buen risotto castelitto.Hay muchas películas que nos dejan saborear a distancia susgrandes manjares como por ejemplo Un toque de canela deTassus Boulmetis o El cocinero, el ladrón, su mujer y su amantede Peter Greenaway, una obra maestra. Woman on top de FinaTorres con Penélope Cruz haciendo cocina brasileña para la40<strong>mayo</strong> <strong>2008</strong>
C i n e y G a s t r o n o m í atele o el documental sobre lo dañina que es la comida rápidaen Super Size Me de Morgan Spurlock. Quién no tomaría unacopa con Giamatti en Entre copas de Alexander Payne.Y todo lo que hemos visto que se puede comer en el cine:galletas hechas de ancianos en Soylent Green de RichardFleischer; ratas en Qué fue de Baby Jane de Robert Aldrich;pan élfico en El Señor de los Anillos, sesos de mono en IndianaJones y el templo maldito de Steven Spielberg; huesos en La pielde Liliana Cavan; carne humana en El Silencio de los corderos,en Delicatessen (una de mis preferidas del gran Jeunet) yen Dumplings. Pero nada es tan exótico, efímero, cálido yPASTELERÍA ATELIER LAMONTAGNEC/ José Antonio, 80. Arrecife. T/ 928 80 11 30www.pastelerialamontagne.comwww.youtube.com/profile?user=pastelerialamontagneVarios fotogramas de películas donde la cocina es la protagonista.espectacular como el cacao de Chocolat de Lance Hallströn. Paramí, que trabajo con tan rico elemento, me siento identificadocon la Juliette Binoche de la película porque me emociono consu textura, con su olor, con las mezclas que puedo conseguiry, sobre todo, porque el resultado final lo prueban otros sereshumanos como yo y les proporciona un pedacito de felicidadque consigo cada día en mi taller de chocolate con mi equipode trabajo. Y fíjense si no influyó está película en mi vida, quea mi mujer la conocí delante de una tarta de chocolate que noquería probar porque a ella no le gusta el chocolate, y eso medio pie para convencerla toda la noche de que probara mi tarta.No la probó, pero conseguí casarme con ella. ¡Ah! un pequeñosecreto: mi hija se llama Juliette.publicidad