<strong>El</strong> ruido <strong>de</strong> un avión que cruza el cielo le hace alzar lacabeza y mantenerla quieta como las lagartijas. <strong>El</strong> aviónvuela a menos altura <strong>de</strong> la ordinaria y la claridad con quela doctora i<strong>de</strong>ntifica sus luces le hace pensarse a bordo,en una breve ensoñación <strong>de</strong> sustituciones, en una travesura<strong>de</strong> la imaginación, el juego <strong>de</strong>l abandono súbito <strong>de</strong>este <strong>lugar</strong>, para estar a tantos metros por encima <strong>de</strong>l puntoque ocupa en la realidad, como si en este mismo momentoestuviese contemplando la isla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá arriba,muy lejos <strong>de</strong>l laboratorio con sus armarios blancos y elfrigorífico atiborrado <strong>de</strong> muestras, <strong>sin</strong> po<strong>de</strong>r suponer siquieraque una lagartija turquesa apoya sus patas <strong>de</strong> larguísimos<strong>de</strong>dos en el alféizar <strong>de</strong> zinc <strong>de</strong> una edificaciónprefabricada, <strong>sin</strong> imaginarse la existencia <strong>de</strong> lagartijascomo ésta, ni pensar que ella misma ha <strong>de</strong>seado convertirseen lagartija, <strong>sin</strong> mayor interés que un vago y brevesobresalto visual ante la forma irregular <strong>de</strong> la isla en medio<strong>de</strong> la extensión <strong>de</strong>l mar, una figura con un vago centrodispersa en muchas prolongaciones, erizada <strong>de</strong> escollosy ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> islotes, las enormes mor<strong>de</strong>duras <strong>de</strong> lasensenadas, al norte, en una el pequeño muelle, con unaestribación artificial que se alarga en su seno, no muy lejos<strong>de</strong> la torre <strong>de</strong>l antiguo fortín al que llaman castillo, lasplayitas que se extien<strong>de</strong>n al otro lado, los diminutos trazosblanquecinos <strong>de</strong> los yates inmóviles.Se ha <strong>de</strong>bilitado la importancia y el sentido <strong>de</strong> loscientos <strong>de</strong> especies vegetales, <strong>de</strong> las lagartijas únicas en elmundo, <strong>de</strong> las distintas familias <strong>de</strong> insectos, <strong>de</strong> los pájaros,<strong>de</strong> todos los animales marinos, y entre ellos los queella tutela, y hasta la propia isla, vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allá arriba,resulta solamente un gran peñascal misterioso que sólo12
podría humanizar el imaginarla como casual <strong>lugar</strong> <strong>de</strong> arribadapara algún náufrago <strong>de</strong>sesperado.Pero estoy aquí abajo, aquí abajo, piensa la doctoraGracia, buscando con <strong>de</strong>cisión sentir la realidad <strong>de</strong> la islay <strong>de</strong> su encaje en ella, encontrarse por fin en paz con elmundo, en armonía con lo ajeno.Sabe, por una fotografía vista muchas veces, que laisla, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aire, es una pequeña masa <strong>de</strong> roca perdidaentre la inmensidad azul oscura, apenas tiene la consistencia<strong>de</strong> una mancha muy asimétrica, pasajera, casi imperceptiblemientras el avión la sobrevuela, pero tú estásaquí abajo, en la tierra firme, no en esa casa <strong>de</strong> la ciudad ala que llega continuamente el ruido <strong>de</strong>l tráfico en la avenida,no en la sala a la que tu madre, en la <strong>de</strong>mencia, llamaa menudo para insultarte, no en el cuarto vecino al <strong>de</strong>una hija arisca, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se hizo adolescente nuncate mostró afecto, <strong>sin</strong>o en este <strong>lugar</strong> casi secreto, protegidapor un mar <strong>sin</strong> límites visibles, dispuesta con firmezaa convertirte en lagartija.Hay biólogos que se han especializado en el estudio<strong>de</strong> los caracoles, yo cuando era estudiante <strong>de</strong>bería haberelegido como tema <strong>de</strong> mi vida profesional un pequeñoreptil como éste, un lepidosaurio, tan vivaracho, incansablebuscador <strong>de</strong> insectos y larvas, tan gracioso, pero si yano tengo tiempo ni tranquilidad para estudiarlas científicamentesí puedo apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ellas, que me ayu<strong>de</strong>n a intentarmi metamorfosis, a pasar <strong>de</strong> mi círculo al suyo paraencontrar en ellas la disolución <strong>de</strong> mi ansiedad.No es fácil esa transformación, esa incorporacióndirecta a una vida <strong>de</strong> pequeño reptil perdido entre los espaciosnaturales. La memoria está encendida con furor13