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Golpe bajo a - Buzos

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Alejandro Envila FisherHechos y NombresEn su texto Los Partidos Políticos, Maurice Duvergersostiene que, por lo general, los multipartidismosnacionales son una superposiciónde diversos bipartidismos regionales. Yucatán, consu elección este 20 de mayo, respalda la tesis del politólogo;aunque hay otros candidatos, la disputa deprácticamente la totalidad de los votos es entre dosabanderados: Xavier Abreu e Ivonne Ortega.Aunque Ana Rosa Payán representó un desprendimientohistórico en el PAN, su nombre, su trayectoriay su peso personal no fueron suficientes paracuajar una tercera candidatura que alcanzara nivelesde competitividad en un estado históricamente divididoentre PRI y PAN.La disputa del domingo promete ser de grandes alcancespor las consecuencias que el resultado tendráen la agenda nacional.Cuando Salinas de Gortari buscó un pacto de cogobiernocon el PAN para solucionar la crisis de legitimidadderivada de la elección presidencial de 1988,se topó con la demanda panista de limpieza electoralen los comicios locales que estaban en puerta. Yaunque el PAN era la tercera fuerza electoral en aquelmomento, luego del espectacular salto de la izquierdarepresentada por el Frente Democrático Nacional deCuauhtémoc Cárdenas, el apoyo azul era suficientepara que el Presidente sacara adelante su ambiciosoprograma de reformas.La exigencia panista era concreta: respeto a la voluntadpopular en Baja California a cambio de respaldoal régimen. Salinas no dudó y le ordenó a LuisDonaldo Colosio, entonces senador y presidente delPRI, dejar sin apoyo a la candidata Margarita OrtegaVilla, atando de manos a los operadores priístas. Casisacrificada, la ex titular de la Profeco se convirtióen la primera candidata a gobernadora del PRI queperdía una elección, en ese caso frente al neopanistaErnesto Ruffo. Para muchos, ahí empezó el declivetricolor. Para otros, en ese momento se superó definitivamentela crisis política y arrancó de verdad elsexenio de Carlos Salinas.En los hechos, el apoyo panista en un Congreso sinmayoría calificada resultó fundamental para concretarlas reformas del sexenio salinista. Sin el respaldoYucatánde Luis H. Álvarez, Diego Fernández de Cevallos yCarlos Castillo Peraza, Salinas nunca habría sacadoadelante su programa, al menos, durante la primeramitad de su periodo.Las circunstancias de hoy no son iguales pero separecen mucho, el PAN, ahora partido en el gobierno,carece de la mayoría necesaria para aprobar cualquierade las reformas estratégicas pendientes. Además,ahora el PRI es la tercera fuerza política del país. Sinembargo, son justo los votos tricolor los que FelipeCalderón necesita para sacar adelante las reformas.Hace 18 años, Carlos Salinas ganó un aliado definitivocon la derrota de su partido en Baja California.Hoy, Felipe Calderón podría acabar de consolidar sualianza con el PRI para aprobar otras reformas comola Ley del ISSSTE, o, incluso, algunas de mayor impacto,si su partido resulta derrotado en Yucatán. Ensentido inverso, una victoria panista prácticamenteliquidaría la endeble alianza de Calderón con el PRIporque el tricolor denunciaría una elección de Estado.Los priístas no tienen dudas. Van por la gubernaturacon todo porque, en primer lugar, con IvonneOrtega lograron lo que con Roberto Madrazo notuvieron: una candidata competitiva y, en segundo,porque saben que sus votos en San Lázaro y el Senadoson demasiado importantes para darle viabilidadal gobierno calderonista en materia de reformas. Porsupuesto, si los priístas han condicionado su apoyoa Calderón a cambio de que se les respete el triunfoen Yucatán, tendrán que cumplir con su amenaza encaso de que Ivonne Ortega no sea declarada ganadora,pues de otra manera habrían dejado una pruebade que sus amagos no tienen valor y, por lo tanto, nopueden tomarse en serio.Tampoco se debe olvidar que en 1988, con otrosistema y reglas del juego diferentes, Salinas no tuvomás que ordenarle a Colosio que replegara al PRI paraque Margarita Ortega perdiera con Ruffo. Hoy, las cosasno son tan sencillas, pues aun en el supuesto deque el Presidente negociara la plaza yucateca, faltaríaver si logra imponérsele a Manuel Espino y a PatricioPatrón Laviada, para que dejen solo al candidatoAbreu.Antinarco:¿torpeza o simulación?L. RaygadasPeriscopioLas razones por las que investigadores, académicosy analistas políticos, suponen que la estrategiaseguida por el gobierno de México paracombatir el narcotráfico es inadecuada y, peor aún,que es sólo una mascarada para distraer a la opiniónpública nacional de otros problemas graves del país,se sustenta en las siguientes consideraciones:1.- En primer lugar, porque es una campaña queda prioridad a la publicitación anticipada de las movilizacionespoliciales y militares, hecho que invalidael factor sorpresa, que toda operación de ese carácterrequiere para la adecuada represión de los actores delnarcotráfico.La grandilocuencia con que se anuncian estas campañasno logran sino advertir a los grandes y medianoscapos de que podrían ser apresados, hecho quese presta a la malinterpretación pública. Los resultadosliminares de este tipo de acciones lo demuestran:ningún pez gordo ha caído y la escasa pesquería sereduce a sicarios, distribuidores menores y narcomenudistas.De acuerdo con un antiguo refrán ibérico, dar vocesa los lobos equivale a dar aviso y estar en connivenciacon éstos para que huyan y se oculten. Esto hablade tres valoraciones: que las autoridades encargadasde montar las campañas son muy torpes, que estánsimulando una operación innocua o que sólo siguenel juego a las necesidades de publicidad política delgobierno panista de Felipe Calderón.La responsabilidad primaria de esta estrategia inadecuadacorresponde, desde luego, al primer mandatario,quien en abono de sus requerimientos políticosno considera el desprestigio de las autoridadesdel Ejército Mexicano y las diversas policías, quienesdeben de cargar con el sambenito de las malas campañas,las sospechas de contubernio con los caposdel narcotráfico y los resultados sangrientos de lasacciones represivas.2.- El carácter masivo de las movilizaciones antinarcogenera, asimismo, la sospecha de una malaaplicación estratégica. ¿Por qué atacar con desplieguesde grandes unidades contra un enemigo móvil,oculto, ubícuo y agrupado en pequeños grupos dispersos?¿Por qué no integrar unidades reducidas con personalaltamente calificado y bien pagado para querealice actividades de inteligencia, actúe en el anonimato,infiltre a las mafias y acceda a la informaciónprivilegiada que puede llevar a su represión más eficiente?El reciente anuncio de la creación de un Cuerpo deFuerza de Apoyo Federal del Ejército Mexicano parecieraobedecer a esta propuesta largamente exigida,pero su publicitación a toda matraca anticipa su nulidado su posible cooptación por cuenta de los caposdel narcotráfico que cuentan con múltiples espías infiltradoso comprados en gran parte de los cuerpospoliciacos.¿Por qué Calderón autorizó la publicitación de estecuerpo de investigación? ¿Para darse más publicidado para advertir a los narcos de su futura existencia?¿Por qué no mantenerla en confidencia indefinidamientras perviva el cáncer propiciado por el narcotráficoen la sociedad mexicana?La experiencia antinarco, en países como EstadosUnidos e Italia, demuestra que la mejor formade combatir el flagelo del comercio ilegal de drogasy otras actividades ilícitas está en la formación deunidades de inteligencia integradas con personal selecto.La captura de grandes capos de la mafia de Chicagopor cuenta del agente Eliot Ness en los 30 y 40del siglo pasado es una muestra de la eficacia de lasunidades pequeñas.Una prueba más reciente de la eficiencia policialantinarco fue aportada por el coronel Sergio de Caprio,quien en abril de 2006 logró capturar al Capo detutti capi de la mafia siciliana, Bernardo Provenzano,y antes, en 1993, había propiciado el atrapamientodel anterior boss del mismo grupo de crimen organizadode Palermo: Totó Riína.De Caprio no actuó al frente de centenares de policíasy miles de soldados, sino con un pequeño grupo21 de mayo de 2007

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