Cuentos, adivinanzas y refranes populares - Biblioteca Virtual ...
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efigie del Salvador:<br />
¡Oh, Señor del Gran Poder!<br />
Que todo el mundo gobiernas;<br />
dame, dame unas polainas<br />
para cubrirme las piernas.<br />
Pero la efigie respondió:<br />
Soy Señor del Gran Poder,<br />
que todo el mundo gobierno;<br />
compra polaina en verano,<br />
y la tendrás en invierno.<br />
Desprecio de las advertencias<br />
Había una vez un hombre que siempre que salía de oír predicar un sermón se<br />
ponía a murmurar de los predicadores, diciendo que no hacían más que<br />
angustiar el ánimo y entristecer a las gentes hablándoles de peligros,<br />
males y castigos, y que tal no era su cometido, sino el de hablar de<br />
virtudes y recompensas, y otras cosas por el estilo que dicen muchos,<br />
creyendo quizás que a un sermón se va como a una comedia, a divertirse.<br />
Acaeció que tuvo este señor que hacer un viaje, llevando una suma<br />
considerable de dinero. Llegó con su criado a una posada, donde descansó.<br />
Mientras le servían la cena en su cuarto, el criado, que se había quedado<br />
en la cocina, oyó que decían aquellas gentes que para llegar al punto<br />
dónde quería ir el viajero aquel había dos caminos: uno largo, malo y<br />
penoso de andar, pero seguro, y otro llano, corto y hermoso, pero que no<br />
era seguro, porque había en él ladrones y malhechores.<br />
El criado, como sabía que a su amo no le gustaban advertencias ni nada que<br />
le perturbase, no le dijo una palabra de lo que había oído, cuando vio que<br />
al día siguiente, sin más preguntar, cogió el camino ancho y llano.<br />
No había andado mucho, cuando les salieron al encuentro unos malhechores,<br />
que, después de robarles, los maltrataron y dejaron desnudos, atados a<br />
unos árboles sobre un precipicio.<br />
-¡Ay! -dijo el criado-. ¡Bien sabía yo los peligros y el desastroso fin<br />
que nos aguardaba por este camino!<br />
-Pues si lo sabías -repuso su amo-, ¿cómo fue, malvado, que no me<br />
previniste y diste aviso de los peligros que iba a correr?<br />
-Ha sido, señor -respondió el criado-, porque siempre os he oído decir que<br />
los que hablaban de peligros, males y castigos, no hacían más que<br />
angustiar los ánimos y entristecer a las gentes.