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Cuentos, adivinanzas y refranes populares - Biblioteca Virtual ...

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-Está visto que el Señor no quiere que yo le pida nada; cúmplase su santa<br />

voluntad; no volveré a pedirle nada de cosas terrenas.<br />

Y así fue, porque siempre que acababa de oír misa, se postraba ante la<br />

imagen del Señor a adorarle, sin decir más que «¡Señor, aquí está Juan!».<br />

Así siguió mientras duró su santa y desgraciada vida, repitiendo todos los<br />

días, postrado ante el altar: «¡Señor, aquí está Juan!». Murió<br />

tranquilamente, y al llegar su alma al cielo repitió su humilde<br />

jaculatoria: «¡Señor, aquí está Juan!». Y al momento las puertas se<br />

abrieron de par en par.<br />

Adán<br />

Lloraba Adán con tal desconsuelo la muerte de Abel, que el Señor,<br />

compadecido, le dijo:<br />

-Consuélate, Adán, pues serás la estirpe de numerosísimas generaciones;<br />

van a descorrer la cortina que a tus ojos humanos abre el porvenir, y a<br />

mostrartelo cual será andando el tiempo.<br />

Entonces, desapareciendo el tiempo y las distancias. Adán, asombrado,<br />

percibió el orbe entero poblado de diversos pueblos y naciones. Mucho<br />

tiempo las estuvo observando, y después, volviéndose con aumentado<br />

desconsuelo al Señor, le dijo:<br />

-¡Señor, Señor, dejadme llorar a Abel! ¡Todos son hijos de Caín!<br />

Y era que a todas las naciones había visto en guerra unas con otras.<br />

Justicia de Dios y desengaños de España<br />

[Preliminares]<br />

Así como cuando la guerra de África incluimos en el «Cuadro» que sobre<br />

este asunto escribimos con el título de «Deudas pagadas», las canciones<br />

que componía el verdadero soldado español, que es el campesino, incluimos<br />

aquí este romance, compuesto e impreso por un soldado natural de Almonte,<br />

cuya Patrona es la reputada Virgen del Rocío. Ensancha el alma notar el<br />

entusiasmo y simpatía con que el pueblo sencillo acoge y lee estos versos,<br />

que serían burlados en una Academia; pero cuyo espíritu es el genuino del<br />

pueblo, que aún no está corrompido por los perversos o necios enemigos del<br />

catolicismo.<br />

Primera parte

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