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—Por eso antes de empezar una pieza, ahora yo me quedo mirando<br />
la piedra o la madera para sen tir en la imaginación lo que puedo<br />
hacer con ellas.<br />
Elena Romero<br />
—Yo no dibujo. Empiezo a darle con la hachuela y voy sacando la<br />
forma, luego la afino con los cin celes, porque la hachuela deja picados<br />
más feos, como si estuviera envuelta la forma.<br />
—Como gustos míos yo tengo el ver jugar, ayudar a veces a papá<br />
que es criador de chivos o estar en mi casa con mi mamá y mis her<strong>mano</strong>s<br />
más meno res, Ramón y José María. Instrumento no toco<br />
nin guno, lo que sí me gusta es bailar. No pelo baile por allá. También<br />
me gusta conversar y oír lo que dicen las gentes cuando los<br />
afeito o les mido la ropa. Yo soy así de naturaleza.<br />
—El primer Simón <strong>Bolívar</strong> que hice fue de imagi nación y como<br />
yo recordaba que lo había conocido en el libro de sexto grado en<br />
la escuelita de Piedra de Cal. Después me documenté en libros y<br />
revistas pero sólo para vestirlo y decorarlo. El último que hice fue<br />
en su lecho de muerte y me dio una tris teza grandota porque pensé<br />
que yo era como in justo de hacerlo así tan sufrido, a él que nunca<br />
mereció ese abandono.<br />
Cirilo Rodríguez<br />
El matrimonio de <strong>Bolívar</strong><br />
Tambor<br />
Col. particular<br />
U<br />
no ve a Elena Romero y no puede dejar de pensar<br />
en esas niñas entre tímidas y picaras que miran<br />
como riéndose hacia adentro. Uno habla con<br />
Elena Romero y le parece conversar con la muchachota<br />
mimada de papá. Uno trata de moverse en el taller de<br />
Elena Romero y queda aprisionado por ese mon tón de cosas que<br />
son pedazos de algo, que recuer dan el viejo desván donde se iba<br />
amontonando en la infancia de uno cuanto perolito, rueda, botón,<br />
cuchara, tornillo, frasquito o caja inútil daba pena botarlo pero<br />
que la previsión de la madre hacía guardar como tesoro.<br />
—Yo guardo cualquier cosita, porque a todo le sé sacar provecho.<br />
Estas plumas me las trajo una se ñora; a toda pluma que se le cae a<br />
sus gallinas me las junta para yo hacer unos pajaritos como naturales.<br />
Mire la capa de este <strong>Bolívar</strong>: está hecha de un pedazo de silla<br />
vieja. Desde niña yo aprendí a aprovechar todo pedacito de algo.<br />
Papá me ayu daba en eso, me compraba pinturas y le agradaba ver<br />
como yo transformaba las cosas. Papá se llama ba Teódulo Romero<br />
y era pintor de casas y decora dor de zócalos y cielos rasos. Mi<br />
abuelo Francisco Romero Parada fue un gran escultor y tallador<br />
de santos; lo que más yo recuerdo era una sagrada fa milia con un<br />
niñodios muy bello con ojos de vidrio.<br />
66 67<br />
—Yo nací el uno de junio de 1917. Muy poco me gustó jugar muñecas;<br />
yo hacía muñecas para las demás niñas, también hacía patinetas<br />
con maderas viejas y rueditas que por ahí conseguía. Carritos<br />
me gustaba hacer, pero con movimiento y todo, para que giraran<br />
en las esquinas.<br />
—Como a los veinte años murió mi papá. Enton ces como a mí me<br />
gustaba el campo y sembrar y cosechar y las matas, me fui por los<br />
lados de Agua Viva con la ilusión de ser del campo y criar animales<br />
y no me fue mal. Allá comencé a hacer muñecas. Un día le dije al<br />
señor de la casa que me acompañara con un saco para al monte. Me<br />
fui con un machete y entre las haciendas comencé a buscar palos de<br />
jobo y yesca grandes. Cortamos varios tro zos y cuando llegamos a<br />
casa después de secarlas comencé a tallarla. Hice muñequitas con<br />
mi pelo mío natural que en ese tiempo lo tenía muy creci do y bonito;<br />
las muñecas las hice peinaditas. El señor las llevó a Cabudare y<br />
allá las remató y le pidieron más. Hice otras, pero como me gustaba<br />
verlas moverse inventé hacer unas pilanderas que al tirarles una<br />
cuerdita pilaban. Desde entonces es que estoy tallando.<br />
—Primeramente me ha gustado mucho retratar gente. Yo hago<br />
los personajes del pescadero, Chencho, la niña Lola, la enanita,