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Alegraos 8

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<strong>Alegraos</strong><br />

nº8 (Mt 5, 12)<br />

Este símbolo es la letra N en árabe y significa “nazareno”, término<br />

con el que se designa a los cristianos en el Corán. Con esta letra “nun”<br />

los terroristas islámicos marcan sus casas y las iglesias de Irak al expropiarlas.<br />

Tú y yo, que somos cristianos y podíamos haber nacido<br />

en Irak, también somos nazarenos y, como hermanos en la fe, estamos<br />

llamados a ayudarles. Comprometámonos con ellos con oración<br />

constante y generosidad<br />

MENS SANA, IN CORPORE SANA LITTLE BOY, LA FE MUEVE MONTAÑAS MÁRTIRES, ¿QUé son y por qué?


<strong>Alegraos</strong> Diciembre 2015 Página 2<br />

EDITORIAL por Irene Martínez<br />

Hace poco tiempo tuve la gracia de asistir al rodaje de un cortometraje titulado “Yo soy<br />

Martín”, al que invito a todos a ver. Esta obra nos muestra la vida del joven sacerdote mártir<br />

Martín Martínez, ya beato, que murió en la fuerte persecución religiosa vivida en España<br />

durante la Guerra Civil.<br />

Al terminar la grabación, hablando con los protagonistas, pude anotar comentarios como:<br />

“He podido vivir que la verdadera alegría siempre está detrás del esfuerzo, del sacrificio,<br />

de darse, eso es lo que descubren los mártires como Martín y como otros. Cuando viven esa<br />

alegría no la quieren dejar hasta dar su vida”; “Cuando vivimos en un mundo de comodidad<br />

donde parece que la verdadera felicidad es disfrutar porque se acaba el tiempo, ahí están<br />

nuestros mártires y santos para demostrar lo contrario, que la verdadera alegría está en el<br />

esfuerzo, en el sacrifico, cumpliendo siempre la voluntad de Dios”.<br />

Al igual que Martín tantos otros perseguidos por la fe nos dan su ejemplo de amor, de perdón. ¡Mueren perdonando y bendiciendo a sus<br />

perseguidores! Entregan su vida por ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo a quien dirigen sus últimas palabras antes de ser fusilados: “¡Viva<br />

Cristo Rey!”<br />

Así, recientemente ha circulado por las redes sociales un video de una niña llamada Myriam. Su ejemplo es edificante, conmovedor. Con<br />

tan solo 10 años ha tenido que huir de su hogar y se encuentra refugiada a causa de su fe. Su testimonio nos refleja su madurez humana y<br />

espiritual: “Dios nos ama a cada uno de nosotros, también a cada uno de los que nos hicieron mal”, “pido por ellos y no les deseo el mal, les<br />

perdono”. Sin rencor, sin condiciones… porque está convencida de que “el mal ha de vencerse con el bien” (San Pablo).<br />

Actualmente hay otros muchos cristianos que tienen que huir a causa de su fe. Todos los testimonios que conozco coinciden en el perdón sin<br />

condiciones, de corazón y deseando la conversión de sus perseguidores… Y como dice uno de los testimonios<br />

que he reflejado arriba, la verdadera alegría es la que está detrás del esfuerzo, del sacrificio realizado<br />

por el otro, de la entrega incondicional porque “hay que dar hasta que duela y cuando duela dar todavía<br />

más” (Madre Teresa de Calcuta).<br />

¡Qué paradoja en medio del panorama actual! Cuando la sociedad nos llama a la comodidad, al egoísmo,<br />

al tener… Estos testigos de Cristo nos aseguran que la felicidad está en la entrega, en el sacrificio, en la<br />

fidelidad a Jesucristo y en el perdón sin juicios ni rencor. Por eso el Papa Francisco el 8 de diciembre inauguró<br />

el año de la misericordia como un año llamado a la conversión. Nos dice a cada uno: “¡Este es el<br />

tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón (…). La iglesia os<br />

ofrece misericordia”. Es un año que debemos aprovechar para perdonar de corazón como nos enseñan<br />

nuestros mártires y hermanos en la fe.<br />

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<strong>Alegraos</strong><br />

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<strong>Alegraos</strong><br />

Revista de evangelización católica<br />

C/Calle Embajadores, 212, 3ºA 28045<br />

MADRID, Madrid (España)<br />

Edita: FUNDACIÓN REGINA COELI<br />

917-141-692 / 695-096-117<br />

Deposito legal: M-27221-2014<br />

Dirección: I. MARTÍNEZ CARRETERO<br />

Maquetación: A. GARCÍA MARTÍNEZ<br />

Redacción: REV. D. J. MORENO BALLESTEROS, REV. D.<br />

J. M. RAMOS ROMACHO, REV. D. G. SECO FERNÁNDEZ,<br />

M. IBARRA BENLOCH,<br />

A. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ.<br />

Colaboradores: J. PRUDENCIO ALCÁZAR,<br />

C. TORRES TORRES.<br />

Recuerda que <strong>Alegraos</strong> es una revista de<br />

difusión gratuita con fines apostólicos<br />

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Suena el despertador y con él comienza el ajetreo<br />

de un nuevo día. Nos levantamos de la cama y<br />

parece que ya llegamos tarde a todo. Desayunamos<br />

con prisa, cogemos el coche y nos desquiciamos<br />

cuando nos encontramos ante un atasco.<br />

Llegamos al trabajo y nos esforzamos por aspirar<br />

más alto, a tener un crecimiento profesional, a… Si<br />

acaso, sacamos un hueco para tomar café con los<br />

amigos. Luego regresamos a casa, y aunque cansados,<br />

queremos que nuestra familia se sienta feliz.<br />

Y así un día tras otro. Hemos llegado a vivir en<br />

monotonía, inmersos en la rutina diaria que se<br />

repite fielmente. Y el tiempo pasa, la vida corre…<br />

¿Y con ello qué? ¿De qué vale? ¿Te has parado a<br />

pensar en el porqué de cada acción que realizas?<br />

¿te has parado a pensar en el sentido de tu vida?<br />

¿Te has parado a pensar dónde quieres llegar? ¿Te<br />

has parado a pensar si lo que haces es provechoso<br />

ANTE DIOS por rev. P. jaime moreno ballesteros<br />

para tu alma?... Pues sí. Estas son preguntas importantes<br />

que todos nos hemos planteado alguna<br />

vez en nuestra vida pero que solemos dejar sin<br />

respuesta por miedo a lo que nos podamos encontrar,<br />

a que esa respuesta nos cree conflictos o que<br />

nos obligue a cambiar algo en nuestro modo de<br />

vida al que normalmente nos hemos “acomodado”.<br />

Es más, nos cuesta cambiar incluso sabiendo que<br />

así no vamos bien; que si seguimos por ese camino<br />

marchamos derechos al precipicio.<br />

Fíjate bien, cuando un barco o un avión se encuentran<br />

ante un peligro inminente emiten un S.O.S.<br />

Una llamada de socorro y la solidaridad humana<br />

moviliza sus recursos para ir en ayuda de quien lo<br />

necesita. Pero el S.O.S. sólo habla de los peligros<br />

del cuerpo. ¿Y para los del alma? (y eso que popularmente<br />

se cree que esta señal significa Save Our<br />

Souls –salvad nuestras almas-). Si tus mayores, tu<br />

amigo, o el confesor te avisan de una posible catástrofe<br />

en tu camino, sé prudente, sé agradecido<br />

y cambia de ruta. Mira que nadie es juez en causa<br />

propia.<br />

San Ignacio de Loyola nos insistía en que el hombre<br />

ha sido creado para alabar a Dios y salvar su alma.<br />

¡Ese es el sentido de la vida! ¡Esa es la respuesta a<br />

las preguntas que te formulas!<br />

Amigo, enfréntate a estas cuestiones tan importantes<br />

en tu vida, las más importantes, con alegría.<br />

Sabes que buscas el bien, buscas la felicidad, y sólo<br />

Dios es el sumo Bien y la Felicidad verdadera.<br />

Te animo a hacer un propósito. A partir de ahora,<br />

cada mañana encomiéndate a Él y enfréntate a las<br />

mismas situaciones que describíamos al principio<br />

pero de otra manera nueva y mejor. Oriéntalas a<br />

alcanzar el Cielo. Ese es el secreto de la vida y de<br />

la santidad.


<strong>Alegraos</strong> Diciembre 2015 Página 3<br />

MENS SANA,<br />

In CORPORE SANO<br />

por Jaime Fernández Delgado<br />

En los últimos años nos estamos encontrando muchos corredores por las calles de<br />

nuestras ciudades practicando en grupos el deporte más sencillo que se puede<br />

hacer, que no es otro que correr. Este deporte, denominado atletismo, cada vez<br />

encuentra a más personas que lo practican como vía para encontrarse consigo mismo<br />

o compartir una actividad.<br />

Son ya muchos los corredores que al iniciarse en este deporte se han dado cuenta que<br />

para mejorar día a día es necesario llevar a cabo un sacrificio, el de calzarse las zapatillas<br />

y ponerse la camiseta para salir a correr. Con solo este hecho el corredor se inicia<br />

en el camino de una virtud, la fortaleza. El acto de ganar a la pereza y ponerse a correr<br />

hace que el ser humano entienda que hay que tener fuerza de voluntad y constancia<br />

que nos llevará a un bien. El aceptar un sacrificio por una causa buena hace al hombre<br />

más fuerte.<br />

Claro está que con sólo la práctica de la FORTALEZA a través del sacrificio no se<br />

llega a la plenitud en este deporte, falta algo más, por eso damos paso a la virtud de la<br />

prudencia. A través de la PRUDENCIA podemos elegir que es lo mejor para uno, si<br />

correr como un loco o correr con constancia, es decir,buscando una progresión desde<br />

los primeros días, realizando distancias y ritmos acordes para llegar a tener un buen<br />

estado físico pues “el hombre cauto medita sus pasos” (Prov. 14,15). Gracias al conocimiento<br />

que tenemos de nosotros mismos, de nuestras capacidades y posibilidades,<br />

gracias al saber que hay que correr en una medida coherente, es como se llega al fin.<br />

Pero ¿qué hacemos para que el correr no se convierta en un aislamiento de la persona<br />

ante la sociedad? Para que esto no suceda buscamos el compartir este deporte con<br />

más corredores, correr en grupo.<br />

El poder correr y compartir los kilómetros y días de práctica con más corredores nos<br />

lleva a iniciarnos en la práctica de otra virtud, la templanza. La TEMPLANZA nos<br />

lleva a un equilibrio y control de uno mismo, evitando el egoísmo, buscando la<br />

moderación en lo que nos produce placer y orden en el uso de los bienes creados.<br />

Una vez llegados a la necesidad de compartir el correr en grupo es habitual el participar<br />

en carreras populares para conseguir objetivos comunes, como es el esforzarse,<br />

ayudarse y animarse en una carrera con los compañeros de los entrenamientos diarios,<br />

siempre con justicia.<br />

La JUSTICIA es la cuarta virtud que nos encontramos en la práctica del atletismo.<br />

Durante una carrera damos al compañero lo que es debido con equidad, buscando un<br />

bien común, ya que el compañero que más sufre se le anima, al compañero que más<br />

corre se le recompensa y al compañero que más ayuda se le agradece.<br />

Tal vez por eso hoy encontramos en los últimos años a tantos corredores corriendo<br />

en grupo, a tantos participantes en carreras populares, a tanto público animando en<br />

las carreras y sobre todo a tantos corredores llegando a la línea de meta abrazándose,<br />

riendo, llorando en compañía con los demás corredores y compañeros de fatiga durante<br />

la prueba.<br />

Seguro que habrá muchos corredores que se verán reflejados en estas líneas y seguro<br />

que tendrán muchas anécdotas para contar.<br />

Área XXI es una Compañía formada<br />

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<strong>Alegraos</strong> Diciembre Marzo 2015 2015 Página Página 4 4<br />

Mártires, ¿Qué son y por qué?<br />

por Rev. D. José Manuel Ramos Romacho<br />

No es una palabra nueva ni nos resulta extraña,<br />

sino que estamos acostumbrados a oírla, aunque<br />

no siempre es utilizada correctamente. A menudo<br />

oímos el título mártir relacionado con el trabajo o, en<br />

ocasiones y con motivo jocoso, relacionado al matrimonio.<br />

Lo ideal para saber a lo que nos referimos es acudir<br />

a su etimología. Mártir procede de la palabra griega<br />

martus, que significa testigo. Si buscamos testigo en<br />

el diccionario nos encontramos dos definiciones complementarias<br />

entre sí: “Persona que da testimonio<br />

de algo o lo atestigua”, y “Persona que presencia o<br />

adquiere directo y verdadero conocimiento de algo”.<br />

Ese “algo” a lo que se refiere el diccionario, en el caso<br />

del martirio, se trata de Dios. Precisamente es el conocimiento<br />

de Dios, de su corazón y del amor que Dios<br />

les tiene, lo que da fuerza a los mártires para entregar<br />

su vida por amor. Respondiendo al amor con amor, a<br />

la fidelidad con fidelidad, a la entrega con entrega. El<br />

mártir, mirando a la Cruz de Jesús, descubre el amor<br />

con el que es amado y el precio de su vida: la sangre<br />

derramada y el cuerpo entregado del mismo Señor. Y<br />

al Amor se responde con amor (“Nadie tiene mayor<br />

amor que el que da la vida por sus amigos” Jn15, 13)<br />

Para que la Iglesia reconozca a alguien como mártir<br />

deben darse dos condiciones:<br />

1.Que haya sido asesinado por odio a la fe o a alguna<br />

virtud cristiana.<br />

2.Que el mártir no oponga resistencia alguna y que<br />

muera por amor a Dios y por guardar los mandamientos.<br />

Como vemos no se trata simplemente de morir o sufrir,<br />

sino de cómo y por qué; por eso dice S. Agustín:<br />

“Martyrem non fecit poena, sed causa” (no es la pena,<br />

sino la causa lo que hace al mártir).<br />

NUESTROS HERMANOS MÁRTIRES<br />

SON EL ORGULLO<br />

DE LA IGLESIA<br />

Es por esto que nuestros hermanos mártires son el orgullo<br />

de la Iglesia, y continuo ejemplo para nosotros.<br />

Ellos no han manifestado reservas en su entrega, pues<br />

lo han entregado todo: a ellos mismos, sus proyectos,<br />

su futuro, su propia vida. Ellos son para nosotros<br />

ejemplo de entrega, radicalidad, verdadero amor a<br />

Dios. Son testigos cualificados que nos manifiestan<br />

la importancia de la vida eterna, ellos nos obligan a<br />

poner la mirada en el cielo y verlo como nuestra verdadera<br />

y definitiva patria, como nuestra meta en la<br />

que nos espera la gloria eterna.<br />

Tan sólo por entregar su vida generosamente y sin<br />

oposición ya son admirables, pero si además tenemos<br />

en cuenta que a la inmensa mayoría les da tiempo<br />

a morir perdonando a sus ejecutores y a los que les<br />

mandan ejecutar… es para “quitarse el sombrero”,<br />

verles como héroes y pedir al Señor la gracia de que,<br />

si es su voluntad, podamos morir también en un acto<br />

de generosidad tan grande como ellos.<br />

Los mártires no dudan ni un momento de que les espera<br />

la gloria sin tener que pasar por el purgatorio,<br />

pues por el martirio son perdonados todos los pecados<br />

veniales, mortales y es borrada toda pena temporal.<br />

Podemos contemplarlo en el acta del martirio de<br />

san Justino:<br />

“El prefecto dijo a Justino:<br />

- Escucha tú, que pasas por hombre culto y crees<br />

LES ESPERA LA GLORIA<br />

SIN PASAR POR<br />

EL PURGATORIO<br />

conocer las verdaderas doctrinas. Si después de azotado<br />

te mando cortar la cabeza, ¿estás cierto que has<br />

de subir al cielo?<br />

Justino respondió:<br />

- Si sufro eso que tú dices, espero alcanzar los dones<br />

de Dios; y sé, además, que a todos los que hayan vivido<br />

rectamente, les espera la dádiva divina hasta la<br />

conflagración de todo el mundo.<br />

Y Justino añade al final:<br />

- Nuestro más ardiente deseo es sufrir por amor de<br />

nuestro Señor Jesucristo para salvarnos, pues este<br />

sufrimiento se nos convertirá en motivo de salvación<br />

y confianza ante el tremendo y universal tribunal de<br />

nuestro Señor y Salvador.”<br />

Tenemos al mismo tiempo la certeza de que la sangre<br />

de los mártires es semilla de nuevos cristianos. Pues<br />

con su martirio dan testimonio de una realidad superior,<br />

ante un martirio nadie puede quedar indiferente.<br />

De hecho vemos la conversión de Saulo, el joven ante<br />

el cual depositan sus capas los verdugos de san Esteban,<br />

el protomártir. Es cierto que Saulo no se convierte<br />

en ese momento, pero lo hará posteriormente.<br />

No podemos olvidar que el Señor también nos puede<br />

llamar a ésta entrega y para ello debemos pedir la<br />

fortaleza y su gracia para perseverar fielmente en ése<br />

momento, aludo al número 42 de la constitución dogmática<br />

Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II:<br />

“Por tanto, el martirio, en el que el discípulo se asemeja<br />

al maestro, que aceptó libremente la muerte por la<br />

salvación del mundo, y se conforma a Él en la efusión<br />

de su sangre, es estimado por la iglesia como un don<br />

eximio y la suprema prueba de amor. Y aunque concedido<br />

a pocos, todos deben estar prestos a confesar<br />

a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el<br />

camino de la cruz, en medio de las persecuciones que<br />

nunca faltan a la Iglesia.”<br />

LA SANGRE DE LOS MÁRTIRES<br />

ES SEMILLA<br />

DE NUEVOS CRISTIANOS<br />

Es cierto que somos débiles y el martirio puede darnos<br />

miedo; recuerdo una novela del autor francés Bernanós<br />

llamada “Diálogo de carmelitas”, en el que el<br />

mayor temor de una de las novicias es la muerte y<br />

sin embargo toda la comunidad se ve condenada al<br />

martirio. Se trata de una novela en la que se ve claramente<br />

lo que dice el “Prefacio de los santos mártires”:<br />

“…pues en su martirio, Señor, has sacado fuerza de<br />

lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio…”<br />

Pues Dios da siempre la fuerza para cumplir lo<br />

que nos pide.<br />

No puedo terminar este articulo sin aludir a un viaje<br />

a Roma que hice con varios seminaristas, allí nos encontramos<br />

a unos jóvenes cristianos iraquíes a los que<br />

agradecimos de corazón su testimonio en medio de<br />

todos aquellos martirios y ellos, llorando y abrazándonos<br />

efusivamente nos respondieron: “Gracias a<br />

vosotros, hermanos, porque sin vuestra oración no<br />

seríamos nada, ni podríamos ser fieles a Dios en ese<br />

momento final”. Por eso, por favor, nunca dejemos de<br />

rezar por los cristianos perseguidos.


<strong>Alegraos</strong> Diciembre Marzo 2015 2015 Página Página 5 5<br />

LITTLE BOY<br />

LA FE MUEVE MONTAÑAS<br />

por Rev. D. Gonzalo Seco Fernández<br />

El pasado 8 de diciembre comenzó el Jubileo<br />

Extraordinario de la Misericordia, un año convocado<br />

por el Papa Francisco para “colocar en<br />

el centro la misericordia de Dios”. La misericordia<br />

que Dios tiene con nosotros, y la misericordia<br />

que nosotros tenemos que tener unos con otros.<br />

Decía el Papa San Juan Pablo II: “el mundo está<br />

necesitado de misericordia”. Sólo quien practique<br />

la misericordia, sólo los misericordiosos,<br />

alcanzarán misericordia. En este clima de preparación<br />

del Año Jubilar nos llega esta película<br />

cargada de misericordia, de obras de misericordia.<br />

«Os aseguro que, si tuvierais fe del tamaño de<br />

una semilla de mostaza, diríais a aquel monte<br />

que se trasladara allá, y se trasladaría. Y nada os<br />

resultaría imposible» (Mt 17, 20). Esta frase del<br />

Señor a sus discípulos es el resumen perfecto y<br />

leitmotiv de esta genial película que recomendamos<br />

a todos.<br />

Alejandro Gómez Monteverde, director y coproductor<br />

de Bella, comparte de nuevo equipo<br />

con Eduardo Verástegui para contarnos la historia<br />

de Pepper Busbee, apodado “Little boy”.<br />

“Little boy” cuenta la historia de un niño de ocho<br />

años, bajito de estatura, que es el objetivo de las<br />

burlas de sus compañeros, y que sólo encuentra<br />

un auténtico “compañero” en su padre. Con el<br />

estallido de la Segunda Guerra Mundial, James<br />

Busbee (Michael Rapaport), el padre de Pepper<br />

tendrá que abandonar la comodidad de su casa<br />

y su familia para marchar al frente del Pacífico,<br />

para combatir contra los japoneses. Sin contar ya<br />

con la ayuda y compañía de su padre, las burlas<br />

de los compañeros arrecian.<br />

Pepper nunca pierde la esperanza del regreso de<br />

su padre y alentado por su héroe preferido, Ben<br />

Eagle ‘El Mago’ (Ben Chaplin), creerá con todas<br />

sus fuerzas que todo es posible. Un día en misa<br />

escucha la predicación del Padre Crispín (cameo<br />

de Eduardo Verástegui) que dice que “si tenemos<br />

fe como un granito de mostaza, podremos<br />

mover montañas”. El niño interrogará al padre<br />

Oliver (un genial Tom Wilkinson, a quien ya vimos<br />

como sacerdote en “El Exorcismo de Emily<br />

Rose” quien le dice que es verdad, que la fe<br />

mueve montañas, pero que hay que acompañar<br />

la fe con obras; y le dará su ‘lista ancestral’, una<br />

lista de obras que debe hacer para conseguir la<br />

vuelta de su padre de la guerra.<br />

La lista no es otra que las obras de misericordia<br />

corporales (dar de comer al hambriento, dar de<br />

beber al sediento, vestir al desnudo,…) a la que<br />

el padre añade una octava obra de misericordia:<br />

hacerse amigo del señor Hashimoto, un japonés<br />

afincado en Estados Unidos hace más de cuarenta<br />

años, pero mal visto por todos en el pueblo (especialmente<br />

después del inicio de la guerra). Con<br />

la ayuda del señor Hashimoto irá cumpliendo<br />

estas obras de misericordia e irá creciendo entre<br />

ellos una fuerte amistad.<br />

POR QUÉ LA RECOMIENDO<br />

- Porque sin contar con un elenco de súper estrellas<br />

de Hollywood, no tiene nada que envidiar a<br />

otras cintas con más presupuesto y más famosos.<br />

- Porque es una película para todos los públicos,<br />

de ésas que se echan en falta ahora.<br />

- Porque toca muy bien el tema de la fe y las obras<br />

sin caer en simplismos ni en tópicos. Me explico:<br />

Es fácil ver en muchas películas (bien hechas,<br />

por cierto) la tesis protestante de la ‘Sola fides’;<br />

películas en las que se insiste en que basta que<br />

tengas fe para que todo salga bien (estoy pensando,<br />

por ejemplo en cierta película de fútbol<br />

americano en que el entrenador consigue dinero,<br />

descendencia y éxito deportivo sólo por ser creyente).<br />

- Porque aunque tiene un final a priori previsible,<br />

los giros del guión hacen que temas por un final<br />

distinto y mantienen la tensión hasta los créditos<br />

finales.<br />

Título Original: Little Boy<br />

Año: 2015<br />

Duración: 113 min.<br />

País: Estados Unidos y México<br />

Director: Alejandro Gómez Monteverde<br />

Guión: Alejandro Gómez Monteverde y<br />

Pepe Portillo<br />

Música: Stephan Altman y Mark Foster<br />

Producción: Eduardo Verástegui y<br />

Leo Severino<br />

Reparto: Jacob Salvati, Tom Wilkinson,<br />

Cary-Hiroyuki Tagawa, Michael Rapaport,<br />

David Henrie, Emily Watson, Kevin James,<br />

Ted Levine, Ben Chaplin, Ali Landry y<br />

Eduardo Verástegui.<br />

Productora: Metania Films. Santa Fe<br />

Fims. Contracorriente Produccionesciones.


<strong>Alegraos</strong> Diciembre 2015 Página 6<br />

Los mártires de Barbastro, los primeros<br />

cristianos y el auténtico perseguidor<br />

por Martín Ibarra Benlloch<br />

La comparación con los primeros cristianos<br />

resulta muy frecuente durante estos años.<br />

Ya lo había apuntado el Papa Pío XI en su<br />

alocución de 14 de septiembre de 1936, en la<br />

que refiriéndose a los que murieron por su fe<br />

en Cristo, dijo: “Todo esto es un esplendor de<br />

virtudes cristianas y sacerdotales, de heroísmo<br />

y de martirios, verdaderos martirios, en todo<br />

el sagrado y glorioso significado de la palabra,<br />

hasta el sacrificio de las vidas más inocentes<br />

de venerables ancianos, de juventudes primaverales”<br />

.<br />

1. ¿Son leales los cristianos?<br />

Con mucha frecuencia se acusó a los cristianos<br />

en la Antigüedad de deslealtad. El no sumarse<br />

al culto imperial o a una serie de actos idolátricos<br />

hacía que algunos sospecharan de ellos.<br />

Así escribe Tertuliano a finales del siglo II, exponiendo<br />

que los cristianos piden por los emperadores<br />

al Dios vivo y verdadero:<br />

“Allí, puesta la mirada en lo alto con las manos<br />

extendidas porque somos inocentes, con la cabeza<br />

descubierta porque no nos ruborizamos,<br />

sin que nadie nos la sugiera porque la oración<br />

nos sale del corazón, los cristianos suplicamos<br />

siempre por todos los emperadores; pedimos<br />

para ellos larga vida, imperio seguro, casa bien<br />

guardada, ejércitos fuertes, senado fiel, pueblo<br />

leal, orbe tranquilo, todo cuanto es deseo del<br />

hombre y del César” .<br />

Mucho se acusó a los católicos de deslealtad<br />

hacia la República, de manera injusta. Las calumnias<br />

fueron numerosísimas. Citaremos<br />

solo dos. La primera, la sospecha de que los<br />

sacerdotes y los religiosos tenían armas, auténticos<br />

polvorines, porque conspiraban contra la<br />

República. Comenzado el Alzamiento, a pesar<br />

de que la evidencia era contraria, las calumnias<br />

aumentaron. Desde el primer momento,<br />

la orden de recoger las armas a los derechistas<br />

fue cumplida escrupulosamente. Eso se realizó<br />

en todos los pueblos. No sorprende que<br />

se haya realizado con sacerdotes y religiosos,<br />

pues desde los medios de comunicación de<br />

la izquierda se llevaban años hablando de los<br />

curas trabucaires, con los conventos llenos de<br />

armas y explosivos. Veamos algunos ejemplos<br />

de esto. Hubo varios intentos de asaltar el convento<br />

de los misioneros de Barbastro, pero desistieron.<br />

“El P. Quibus dice que no sabe si ocurrió el<br />

sábado o el domingo cuando a los asaltantes<br />

que estaban a punto de derribar la puerta les<br />

detuvo la voz de una vecina que les gritó desde<br />

el balcón: ¡cuidado! ¡que hay muchos mozos<br />

allá! Y se retiraron. Escribe el seminarista Atilio<br />

Parussini, presente también en los hechos:<br />

“No acababan de decidirse, sencillamente<br />

porque nos temían, les preocupaba la idea de<br />

una posible defensa, pensaban que teníamos<br />

armas” .<br />

Cuando hicieron el registro, muy concienzudo,<br />

se mostraron muy enfadados al no encontrar<br />

armas. Sabían que tenían fusiles de madera;<br />

el alcalde Pascual Sanz había intentado<br />

acabar con esa instrucción que desde su punto<br />

de vista no era nada más que prepararse para la<br />

insurrección armada.<br />

Lo mismo sucedió con los benedictinos de El<br />

Pueyo. Una y otra vez preguntaron por las armas<br />

que tenían. En todos los interrogatorios<br />

se hablaba de ella. En uno que el abogado Puyuelo<br />

hizo a los colegiales, entre otras cosas les<br />

preguntó:<br />

“-Pero venga, ¿no queréis hablar? ¿Sabéis lo<br />

que son putas? Era difícil contestar.<br />

En realidad no lo sabíamos, pero la palabrota<br />

nos sonaba mal. Y ante su insistencia, las miradas<br />

de mis pobres compañeros se dirigieron<br />

a mí, y respondí con un esfuerzo que me ahogaba:<br />

-No, no lo sabemos.<br />

-No importa, os vamos a poner abajo con unas<br />

mujeres que os lo enseñarán muy pronto.<br />

-Otra cosa: ¿dónde están las armas que tenían<br />

los frailes?<br />

-Nosotros no hemos visto nunca armas en El<br />

Pueyo. Hubo un tiempo un guarda jurado que<br />

solía ir armado. Pero ya se marchó” .<br />

Algunos sacerdotes poseían armas, porque<br />

eran cazadores. Ese era el caso de don Fermín<br />

Gabás, de Perarrúa, detenido el domingo 19 de<br />

julio por Francisco Baldellou; o el de don Vicente<br />

Montserrat, que vivía en la finca de El<br />

Sisallar, de Villanueva de Sigena. Esas armas<br />

tenían un fin cinegético y viviendo en medio<br />

del monte, también defensivo. Esto era algo<br />

frecuente en los pueblos aragoneses. Pero las<br />

autoridades republicanas estaban obsesionadas<br />

con que esas armas las iban a utilizar con<br />

fines políticos. Esa acusación de poseer armas<br />

se emplea como excusa para detenerlos, como<br />

con el sacerdote de Guardia don José Sarrato<br />

Clusa.<br />

El segundo elemento es la visión de la Iglesia<br />

Católica desde un punto de vista de una<br />

*Escenas de la película “Un Dios prohibido”, película que cuenta el martirio que 51 miembros de la Comunidad Cleritana de Barbastro (Huesca) sufrieron a<br />

manos de milicianos revolucionarios a comienzos de la Guerra Civil. Representa las últimas semanas de sus vidas antes de ser fusilados, gracias a los escritos<br />

originales que escribieron en este tiempo utilizados como testimonio para la elaboración del guión.


<strong>Alegraos</strong> Diciembre Marzo 2015 2015 Página Página 7 7<br />

estructura de poder, aliada de los poderes<br />

económicos y políticos. Esta visión, muy extendida<br />

entre muchos intelectuales radicales<br />

-lerrouxistas-, socialistas y anarquistas, perdura<br />

en una amplia bibliografía actual. Pongamos<br />

un ejemplo significativo de esto.<br />

Al obispo Florentino Asensio, una vez detenido,<br />

le interrogaron en diferentes ocasiones.<br />

El 7 de agosto hubo un nuevo interrogatorio,<br />

dirigido por Santiago Ferrando. Al finalizar, el<br />

escolapio P. Eusebio Ferrer preguntó al obispo<br />

si le habían molestado. “-No me han molestado;<br />

solamente me han preguntado si en Palacio<br />

habíamos tenido reuniones políticas con los<br />

diputados Moncasi y Vidal. Yo les he contestado<br />

que habíamos tenido reuniones; pero no de<br />

carácter político, sino para tratar del asunto<br />

del Seminario, del cual se habían apoderado”.<br />

Naturalmente no le creyeron, como no creyeron<br />

a los cristianos de los primeros siglos<br />

cuando afirmaban su lealtad al poder constituido,<br />

pero solo en aquello que era lícito, no en<br />

acciones idolátricas o deshonestas.<br />

2. ¿Quién es, en realidad, el perseguidor?<br />

El momento actual nos muestra que los perseguidores<br />

de los cristianos continúan activos.<br />

Pero ya desde la Antigüedad, se había definido<br />

bien quién estaba detrás de todas estas persecuciones<br />

y de todos estos perseguidores.<br />

San Ireneo de Lyon, nacido en Asia Menor<br />

escribía en el siglo II: “El diablo, como ángel<br />

apóstata que es, sólo puede hacer lo que hizo<br />

en el principio: seducir y arrastrar la mente del<br />

hombre a violar los preceptos de Dios y cegar<br />

paulatinamente los corazones de quienes procuran<br />

servirle, para que se olviden del verdadero<br />

Dios y le adoren a él como a Dios” (adu.<br />

haer. V,24,3).<br />

San Juan Pablo II, en la audiencia general de<br />

13 de agosto de 1986, decía: “no nos dejes caer<br />

en la tentación, líbranos del Mal, del Maligno.<br />

Haz, oh Señor, que no cedamos ante la<br />

infidelidad a la cual nos seduce aquel que ha<br />

sido infiel desde el comienzo”. Porque ésa es<br />

la finalidad de la persecución, la apostasía. Y<br />

con la gracia de Dios, debemos decir como el<br />

arcángel Miguel: Serviam!, ¡serviré!


EL CAMIDO DE LA VIDA<br />

por Alfonso González Fernández<br />

“La alegría del corazón es la vida del hombre” (Ecle 30,22), y asistimos<br />

todos los días a esta realidad cotidiana y en extremo maravillosa<br />

comprobando esa sentencia del libro de los Proverbios<br />

que nos recuerda que “Corazón alegre mejora la salud, y espíritu<br />

triste seca los huesos” (Prov. 17,22).<br />

Todos queremos estar alegres, o mejor dicho, todos queremos ser<br />

alegres, porque la alegría no es otra cosa que la expresión sincera y<br />

externa de una vida dichosa. “La alegría forma parte de un corazón<br />

puro” nos recordaba San Juan Pablo II.<br />

Un error muy frecuente es pensar que las cosas o las personas son la<br />

causa de nuestra infelicidad, y nada más inexacto. Cada persona se hace<br />

así misma infeliz. “El justo vive con gozo y júbilo” (Prov. 29,6) sentencia<br />

el libro de los Proverbios y así es, porque la alegría verdadera arranca de<br />

la una vida con la conciencia tranquila, de la vida exigente y coherente<br />

y sobre todo del corazón lleno de amor. Nadie puede separarnos del Señor<br />

y de la tranquilidad de una conciencia limpia, por eso la vida dichosa<br />

y la alegría del alma no dependen de agentes externos sino esencialmente<br />

de cada uno de nosotros. Porque;”¿Quién podrá separarnos del<br />

Amor de Cristo?. ¿Las tribulaciones, las angustias, las persecuciones, el<br />

hambre, la desnudez, los peligros, la espada?... En todo obtenemos una<br />

amplia victoria, gracias a Aquel que nos amó” (Rom. 8, 35-37).<br />

Hoy más que nunca necesitamos el ejemplo de los santos, porque<br />

son ese tipo de personas que vemos que disfrutan de la verdadera<br />

alegría, de una alegría que nada ni nadie puede arrebatar.<br />

Pero en primer lugar ¿qué es la alegría? Decía San Agustín que la alegría<br />

es “el gozo en el bien”.<br />

La primera cuestión que nunca debemos olvidar es que sólo Dios es<br />

realmente bueno, el resto de personas serán buenas en la medida en<br />

que sus vidas sean como la del Señor. Hay un episodio evangélico que<br />

nos ilumina de forma muy sencilla pero a la vez profunda sobre el fundamento<br />

de la alegría. Se trata de la escena del joven rico. El joven rico<br />

al no querer ser generoso con el Señor se fue con sus riquezas, pero<br />

triste... “Se fue triste”. Nunca será posible gozar de verdadera alegría<br />

sin responder con generosidad a la búsqueda de la voluntad<br />

de Dios en nuestras vidas. No buscar esta voluntad de Dios supone<br />

“dar la espalda a la fuente del Amor”, y ya podremos tener todo en esta<br />

vida que sin Amor no hay dicha ni contento. “¿Qué es el Infierno? Yo<br />

creo que es el dolor de no poder amar” (Dostoievski).<br />

Hemos dicho que la alegría es el fruto fecundo de la vida dichosa, y no<br />

hay dicha sin Amor, y no hay Amor sin obras llenas de bondad porque,<br />

como dice el refrán, “obras son amores y no buenas razones”.<br />

¿Cuáles son las características de una obra de Dios, de una obra buena<br />

con el Amor de Dios?<br />

1ª Cuando esa obra se hace sencillamente por Dios, sin otras segundas<br />

intenciones.<br />

2ª Cuando, de esa obra, no esperamos correspondencia. Es un<br />

amor de pura benevolencia. Hacer el bien por el bien, no para que algo<br />

me sea devuelto. Recordamos ese pasaje evangélico donde el Señor nos<br />

recuerda que el Padre “hace salir el sol sobre justos y pecadores”.<br />

3ª Cuando conservamos la serenidad de espíritu tanto si la obra<br />

ha sido un éxito como un fracaso total.<br />

4ª Si el único regalo de la obra es haberla realizado por Dios, de<br />

forma que no hemos buscado ni la aprobación ajena, ni nos hemos turbado<br />

al vernos censurados o ridiculizados, porque nuestra alegría está<br />

en haberla hecho para mayor Gloria de Dios.<br />

Pero ¿quién puede llegar a obrar así? La persona que obra solamente<br />

animada por un ardiente Amor de Dios. La verdadera alegría no es otra<br />

cosa que la expresión del Amor de Dios en la vida de una persona.<br />

Se ha dicho, y no sin razón, que: la alegría es la confianza de una vida<br />

armoniosa llena de Amor. No tiene altibajos, es tranquila, no se fatiga,<br />

descansa, no destruye, edifica, no pasa como un rayo, se prolonga. No<br />

proviene de los sentidos, de los nervios, proviene de un alma llena de<br />

amor y la llena poco a poco, como si brotase de un manantial. Y cuando<br />

el alma está llena se desborda por los sentidos. Sin músculos y sin nervios,<br />

pero con energía, sin agitaciones estériles, pero con una entrega<br />

de sí mismo incondicional, sin movimientos ficticios para sacudir el<br />

corazón, sino con meditación y vida interior es como se hace brotar el<br />

manantial de la alegría.<br />

Podríamos decir que “nunca nadie es mejor que cuando está alegre,<br />

y nunca nadie está tan alegre como cuando es bueno y hace el<br />

bien”, como vemos “la alegría es el gozo en el bien”.<br />

Y alegría, cuando es verdadera, en todo momento se encuentra presente<br />

en la vida. La alegría es, en cierto sentido, la atmósfera de las almas<br />

heroicas. Recordamos como se nos narra en los Hechos de los Apóstoles<br />

como después de ser flagelados los apóstoles “se iban alegres”. La<br />

alegría cuando es fruto del Espíritu Santo y vive de continúo es adorno<br />

de almas heroicas, incluso invencibles. Incluso en los momentos de<br />

sufrimiento saben olvidarse de sí mismos para otorgar a los demás “la<br />

dulce caricia de una alegría serena o la limosna de una sonrisa”, aunque<br />

sintieran deseos de esconderse y llorar; porque la alegría no solo nos da<br />

vida, sino que da vida a los demás,<br />

El amor que se desborda en verdadera alegría da vida al resto del mundo<br />

y es difusiva, la alegría es como un misionero que conquista almas para<br />

Dios, como apostolado, el de la sonrisa sincera, que ilumina y obliga<br />

a los demás a obrar con bondad. La alegría es un inmenso atractivo<br />

para los pecadores y apología abreviada del Amor de Dios al<br />

mundo. Todo argumento contra la religión se desvanece cuando vemos<br />

la serena ale-gría en un alma de Dios.<br />

No hay verdadera vida cristiana sin alegría. “Estad siempre alegres en<br />

el Señor, os lo repito, estad siempre alegres”, porque donde hay alegría<br />

vive el Amor de Dios. Y aunque se quedan mil cosas, será en otra<br />

ocasión D.m.

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