revista17

la compañía aérea ya que no
todas permiten el acceso de
los perros a los aviones. Aunque
el tope de kilos lo decide
cada aerolínea normalmente
sólo los perros de menos de
8 kilos pueden viajar dentro
de un trasportín junto a sus
propietarios. A partir de ese
peso deben de viajar en su
jaula pero en la bodega del
avión sin supervisión ninguna
y sin ningún tipo de climatización
regulada. Además para un
propietario es muy duro ver
desaparecer a su perro dentro
de un trasportín por la misma
cinta por la que desaparecen
las maletas. Muchas veces las
compañías aéreas tratan a las
jaulas de los animales como
cualquier otro bulto que viaja
en bodega. Muchos perros han
sufrido las consecuencias de permanecer
largo rato a pleno sol en
las pistas esperando el momento
de ser introducidos en la bodega
del aparato junto a los equipajes.
Las consecuencias pueden ser
nefastas. Algunos no llegan a sobrevivir
a los golpes de calor, la
deshidratación, la manipulación
y el estrés, muriendo durante el
trayecto. Y os puedo asegurar
que para el propietario del animal
no es sólo un perro porque
no hay más que darse cuenta del
esfuerzo que ha supuesto preparar
todo para que su mascota
pueda acompañarlo en el viaje.
Su pérdida puede ser como la de
cualquier miembro de su familia.
Al final la mejor manera de viajar
con tu perro es llevarlo en tu propio
coche, cumpliendo las normativas
actuales para su transporte.
El problema es que no a todos
los lugares se puede llegar sobre
cuatro ruedas.
Una vez llegas a tu destino el siguiente
problema que se presenta
es el alojamiento. Existen ya
multitud de páginas en internet
que, bien directamente dedicadas
a este menester o a través de
filtros, te buscan todos
Revista de cultura y viajes / Marzo 2016 / www.icruceros.eu