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JANET<br />
SMITH<br />
PRoFESoRA DE<br />
tEoLoGíA MoRAL<br />
“MI MADRE, Anne Smith, sufre demencia.<br />
Aún reconoce a todos los miembros<br />
de la familia y puede hacerse cargo de su<br />
higiene, pero necesita compañía en todo<br />
momento. Ya no recuerda, por ejemplo,<br />
qué ha comido o, incluso, si lo ha hecho.<br />
Sin embargo, me deleita observar cómo<br />
su maravillosa personalidad se manifiesta<br />
incluso en estos años difíciles de<br />
su enfermedad”. Con estas palabras se<br />
refería a su madre Janet Smith durante<br />
una conferencia sobre teología del envejecimiento<br />
presentada en el Congreso del<br />
Encuentro Mundial de las Familias 2015,<br />
en Filadelfia. La de Janet es la historia de<br />
una académica con una exitosa carrera<br />
que decide regresar a casa de su madre,<br />
después de muchos años, para acompañarla<br />
en su enfermedad. “Estoy aprendiendo<br />
a ser paciente, a responder a<br />
preguntas repetitivas y a invertir tiempo,<br />
diariamente, en buscar las cosas que mi<br />
madre ha escondido en algún rincón de<br />
la casa hasta entender que la eficiencia<br />
no caracteriza a este tipo de trabajo”,<br />
comenta la profesora norteamericana.<br />
Ella nunca se casó ni tuvo hijos, por lo<br />
que, asegura, “había vivido bajo mis propias<br />
reglas”. Por eso, está convencida de<br />
que poder cuidar de su madre de 88 años<br />
ha sido “un regalo de Dios. He tenido que<br />
desinstalarme y hacer cosas que nunca<br />
antes había hecho”.<br />
¿Qué ha aprendido?<br />
El valor de la amabilidad. He aprendido<br />
que mientras mantengamos un<br />
ambiente en el que mi madre se sienta<br />
segura, amada e incluso productiva, ella<br />
Anne Smith con su hija Pat, su nieta, Anna, y su bisnieto<br />
“Cuidar de mi madre con demencia<br />
ha sido un regalo de Dios"<br />
Regalar nuestro tiempo, nuestra presencia, nuestros abrazos...<br />
Son sencillos gestos de misericordia con los que se puede<br />
lograr que una persona mayor disfrute de una vida plena.<br />
está bien. Cuando subo el tono de voz,<br />
ella se encierra en sí misma, siente que<br />
es una carga y comenta que desearía<br />
que “todo terminara”… Por el contrario,<br />
cuando le demuestro que todos la amamos,<br />
que disfrutamos al tenerla a nuestro<br />
lado y que seguimos aprendiendo de<br />
ella, se la ve plena.<br />
Es lógico que usted a veces se enfade…<br />
Pero el esfuerzo adicional de asumir la<br />
situación en un tono agradable no es<br />
mucho. ¿Por qué no hacer ese esfuerzo?<br />
¿De qué le han servido las enseñanzas<br />
de la Iglesia en el cuidado de su madre?<br />
Yo había absorbido intelectualmente la<br />
comprensión sobre el valor infinito de<br />
cada persona sin importar su capacidad,<br />
pero ha sido al cuidar de mi madre<br />
cuando he comprendido la poderosa<br />
verdad de esta enseñanza. Estoy encantada<br />
de vivir el mandamiento de honrar<br />
a mis padres.<br />
¿A qué se refiere con el “valor infinito<br />
de cada persona”?<br />
Mi madre no está tan conectada al<br />
mun do exterior como antes, pero aún<br />
es consciente del momento presente.<br />
Pero aunque hubiera perdido ya esta<br />
facultad, la Iglesia nos dice que la persona<br />
está presente en su totalidad desde<br />
el instante mismo de la concepción. Un<br />
embrión no puede hablar ni razonar, un<br />
bebé no puede interactuar totalmente<br />
hasta que pasan varios años…Y, aun así,<br />
sabemos que toda su persona está en él,<br />
aunque no se pueda manifestar.<br />
¿Por qué nos cuesta tanto cuidar de<br />
nuestros mayores?<br />
“Tendríamos que pensar<br />
más a menudo en aquellos<br />
que necesitan nuestro<br />
tiempo pues no debería<br />
haber un solo cristiano que<br />
se sintiese solo”<br />
Vivimos en una cultura del entretenimiento.<br />
Las personas se preguntan:<br />
“¿Cuándo podré divertirme?”. Pero lo<br />
que un cristiano debe preguntarse es:<br />
“¿Qué puedo hacer hoy para amar, para<br />
servir?”. Cuanto más envejezco, más<br />
entiendo que lo importante es hacer<br />
aquello que es valioso. Creemos que<br />
trabajamos para poder jugar, pero es al<br />
revés: jugamos para poder, luego, realizar<br />
las cosas significativas con mayor<br />
atención.<br />
¿Qué importancia tiene la oración?<br />
Un día llevé a mi madre a la adoración<br />
del Santísimo y le di algo para leer, pero<br />
ella no cogió el libro y se quedó absorta<br />
en la oración. Al salir, le pregunté: “¿Disfrutaste<br />
de la adoración?”. Me dijo: “Sí,<br />
me di cuenta de que todavía tengo un<br />
propósito en la Tierra”. Me quedé sin<br />
palabras. Dios encontró la manera de<br />
decirle lo que ella necesitaba oír.<br />
¿Cómo ser misericordiosos en la familia?<br />
El Papa lo está haciendo muy bien. Nos<br />
muestra la importancia de reconocer<br />
al otro, de compartir nuestro tiempo,<br />
de estar “presentes” , de dar un abrazo<br />
cálido… Rostro cálido, ojos cálidos,<br />
manos cálidas. Tendríamos que pensar<br />
más a menudo en aquellos que necesitan<br />
nuestro tiempo, pues no debería<br />
haber un solo cristiano que se sintiese<br />
solo. Uno de mis hermanos, que vive<br />
lejos, llama a mi madre a diario. Este<br />
gesto significa mucho para ella. Y sé que,<br />
el día que ella fallezca, él estará tranquilo<br />
de saber que estuvo ahí.<br />
¿Qué otros detalles podemos tener para<br />
con nuestros mayores?<br />
Quienes tienen hijos se pasan el día pensando:<br />
“¿Cómo puedo sembrar buenos<br />
recuerdos en mi hijo?” Lo llevan al parque,<br />
juegan con él… Pues lo mismo<br />
sucede con los mayores. A mi madre,<br />
siempre que salgo, le traigo algún<br />
pequeño detalle, y eso la hace feliz.<br />
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