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Escuela

Revista-38

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JANET<br />

SMITH<br />

PRoFESoRA DE<br />

tEoLoGíA MoRAL<br />

“MI MADRE, Anne Smith, sufre demencia.<br />

Aún reconoce a todos los miembros<br />

de la familia y puede hacerse cargo de su<br />

higiene, pero necesita compañía en todo<br />

momento. Ya no recuerda, por ejemplo,<br />

qué ha comido o, incluso, si lo ha hecho.<br />

Sin embargo, me deleita observar cómo<br />

su maravillosa personalidad se manifiesta<br />

incluso en estos años difíciles de<br />

su enfermedad”. Con estas palabras se<br />

refería a su madre Janet Smith durante<br />

una conferencia sobre teología del envejecimiento<br />

presentada en el Congreso del<br />

Encuentro Mundial de las Familias 2015,<br />

en Filadelfia. La de Janet es la historia de<br />

una académica con una exitosa carrera<br />

que decide regresar a casa de su madre,<br />

después de muchos años, para acompañarla<br />

en su enfermedad. “Estoy aprendiendo<br />

a ser paciente, a responder a<br />

preguntas repetitivas y a invertir tiempo,<br />

diariamente, en buscar las cosas que mi<br />

madre ha escondido en algún rincón de<br />

la casa hasta entender que la eficiencia<br />

no caracteriza a este tipo de trabajo”,<br />

comenta la profesora norteamericana.<br />

Ella nunca se casó ni tuvo hijos, por lo<br />

que, asegura, “había vivido bajo mis propias<br />

reglas”. Por eso, está convencida de<br />

que poder cuidar de su madre de 88 años<br />

ha sido “un regalo de Dios. He tenido que<br />

desinstalarme y hacer cosas que nunca<br />

antes había hecho”.<br />

¿Qué ha aprendido?<br />

El valor de la amabilidad. He aprendido<br />

que mientras mantengamos un<br />

ambiente en el que mi madre se sienta<br />

segura, amada e incluso productiva, ella<br />

Anne Smith con su hija Pat, su nieta, Anna, y su bisnieto<br />

“Cuidar de mi madre con demencia<br />

ha sido un regalo de Dios"<br />

Regalar nuestro tiempo, nuestra presencia, nuestros abrazos...<br />

Son sencillos gestos de misericordia con los que se puede<br />

lograr que una persona mayor disfrute de una vida plena.<br />

está bien. Cuando subo el tono de voz,<br />

ella se encierra en sí misma, siente que<br />

es una carga y comenta que desearía<br />

que “todo terminara”… Por el contrario,<br />

cuando le demuestro que todos la amamos,<br />

que disfrutamos al tenerla a nuestro<br />

lado y que seguimos aprendiendo de<br />

ella, se la ve plena.<br />

Es lógico que usted a veces se enfade…<br />

Pero el esfuerzo adicional de asumir la<br />

situación en un tono agradable no es<br />

mucho. ¿Por qué no hacer ese esfuerzo?<br />

¿De qué le han servido las enseñanzas<br />

de la Iglesia en el cuidado de su madre?<br />

Yo había absorbido intelectualmente la<br />

comprensión sobre el valor infinito de<br />

cada persona sin importar su capacidad,<br />

pero ha sido al cuidar de mi madre<br />

cuando he comprendido la poderosa<br />

verdad de esta enseñanza. Estoy encantada<br />

de vivir el mandamiento de honrar<br />

a mis padres.<br />

¿A qué se refiere con el “valor infinito<br />

de cada persona”?<br />

Mi madre no está tan conectada al<br />

mun do exterior como antes, pero aún<br />

es consciente del momento presente.<br />

Pero aunque hubiera perdido ya esta<br />

facultad, la Iglesia nos dice que la persona<br />

está presente en su totalidad desde<br />

el instante mismo de la concepción. Un<br />

embrión no puede hablar ni razonar, un<br />

bebé no puede interactuar totalmente<br />

hasta que pasan varios años…Y, aun así,<br />

sabemos que toda su persona está en él,<br />

aunque no se pueda manifestar.<br />

¿Por qué nos cuesta tanto cuidar de<br />

nuestros mayores?<br />

“Tendríamos que pensar<br />

más a menudo en aquellos<br />

que necesitan nuestro<br />

tiempo pues no debería<br />

haber un solo cristiano que<br />

se sintiese solo”<br />

Vivimos en una cultura del entretenimiento.<br />

Las personas se preguntan:<br />

“¿Cuándo podré divertirme?”. Pero lo<br />

que un cristiano debe preguntarse es:<br />

“¿Qué puedo hacer hoy para amar, para<br />

servir?”. Cuanto más envejezco, más<br />

entiendo que lo importante es hacer<br />

aquello que es valioso. Creemos que<br />

trabajamos para poder jugar, pero es al<br />

revés: jugamos para poder, luego, realizar<br />

las cosas significativas con mayor<br />

atención.<br />

¿Qué importancia tiene la oración?<br />

Un día llevé a mi madre a la adoración<br />

del Santísimo y le di algo para leer, pero<br />

ella no cogió el libro y se quedó absorta<br />

en la oración. Al salir, le pregunté: “¿Disfrutaste<br />

de la adoración?”. Me dijo: “Sí,<br />

me di cuenta de que todavía tengo un<br />

propósito en la Tierra”. Me quedé sin<br />

palabras. Dios encontró la manera de<br />

decirle lo que ella necesitaba oír.<br />

¿Cómo ser misericordiosos en la familia?<br />

El Papa lo está haciendo muy bien. Nos<br />

muestra la importancia de reconocer<br />

al otro, de compartir nuestro tiempo,<br />

de estar “presentes” , de dar un abrazo<br />

cálido… Rostro cálido, ojos cálidos,<br />

manos cálidas. Tendríamos que pensar<br />

más a menudo en aquellos que necesitan<br />

nuestro tiempo, pues no debería<br />

haber un solo cristiano que se sintiese<br />

solo. Uno de mis hermanos, que vive<br />

lejos, llama a mi madre a diario. Este<br />

gesto significa mucho para ella. Y sé que,<br />

el día que ella fallezca, él estará tranquilo<br />

de saber que estuvo ahí.<br />

¿Qué otros detalles podemos tener para<br />

con nuestros mayores?<br />

Quienes tienen hijos se pasan el día pensando:<br />

“¿Cómo puedo sembrar buenos<br />

recuerdos en mi hijo?” Lo llevan al parque,<br />

juegan con él… Pues lo mismo<br />

sucede con los mayores. A mi madre,<br />

siempre que salgo, le traigo algún<br />

pequeño detalle, y eso la hace feliz.<br />

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