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El Mundo Sobrenatural Mayo 2016 - Cuarto Milenio con Javier Pérez Campos

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1934, donde una extraña voz procedente del interior de un hornillo,<br />

voz que se atribuyó a un duende, interactuaba hasta <strong>con</strong> la<br />

mismísima policía, mofándose de ellos y amenazando de muerte<br />

a todos los presentes. En este caso, no había hornilla de donde<br />

emergiesen las voces, sino que parecían proceder de todos los<br />

rin<strong>con</strong>es. Y tampoco exisió, que sepamos, ninguna interacción<br />

<strong>con</strong> las susodichas. Pero había algo claro, y es que las voces estaban<br />

ahí, y todo vecino parecía escucharlas.<br />

<strong>El</strong> terror era notable y no se hablaba de otra cosa. Pero<br />

nuevamente, volvió a ocurrir lo inesperado. Y es que los fenómenos<br />

cesaron. De la misma forma repenina que aparecieron, se<br />

esfumaron, como si nunca hubiese ocurrido nada. Pero si bien<br />

los vecinos volvieron a la normalidad, no ocurrió lo mismo en una<br />

de las casas. Y es que aquí, lejos de desaparecer el fenómeno, se<br />

acrecentó. Esta casa se encuentra algo más apartada del núcleo<br />

de viviendas de La Cornudilla, y a día de hoy se <strong>con</strong>oce como ‘la<br />

casa del ruido’. En la actualidad, esta casa está en completo estado<br />

ruinoso y apenas quedan un par de paredes en pie. Pero volviendo<br />

de nuevo a los hechos, y como iba diciendo, en este lugar<br />

el fenómeno persisió, agravándose de tal forma que se dice que<br />

los animales de compañía y el ganado se senían incómodos,<br />

dando síntomas de nerviosismo y miedo, como si fuesen <strong>con</strong>scientes<br />

de que algo des<strong>con</strong>ocido y extraño, que no era de este<br />

mundo, se había instalado en la casa. Los moradores también<br />

eran plenamente <strong>con</strong>scientes de que algo extraño estaba ocurriendo.<br />

Del pozo procedían voces y lamentos desgarradores,<br />

fuertes golpes se dejaban oír, los cuales retumbaban en la vivienda,<br />

así como sonidos que se asemejaban al arrastre de cadenas.<br />

En el interior de la casa, y ante la mirada atónita de la familia,<br />

los platos y demás mobiliario de cocina saltaba de las repisas para<br />

acabar haciendose añicos <strong>con</strong>tra el suelo. La gravedad del asunto<br />

fue tal que la familia tenía auténico pavor y se negaba a pernoctar<br />

en la casa, de forma que muchas noches, o bien por el miedo<br />

o por los insoportables golpes, tenían que sacar los colchones al<br />

exterior y dormir a la intemperie.<br />

<strong>El</strong> iempo fue pasando, y los fenómenos no se apaciguaron.<br />

Por lo que sabemos, la familia abandonó la casa y se mudó<br />

a uno de los pueblos cercanos. Según todas las fuentes, decidieron<br />

marcharse debido al miedo y lo insoportable de los fenómenos.<br />

Eso es algo que no podemos corroborar, pues nos ceñimos<br />

a la información recopilada en la web y no a tesimonios de primera<br />

mano. La cuesión es que, <strong>con</strong> la casa abandonada, la gente<br />

del pueblo llegaba a realizar apuestas para ver quién era el valiente<br />

que se atrevía a pasar una noche en la casa del ruido. Los<br />

osados que aceptaban la apuesta no llegaban a pasar más de<br />

unas pocas horas entre sus paredes, y acababan por salir a<strong>con</strong>gojados<br />

de la morada, apabullados por tanta fenomenología.<br />

Primeras invesigaciones en el<br />

lugar: Ouija y psicofonías.<br />

En la úlima década, La aldea de La Cornudilla se ha <strong>con</strong>verido<br />

en otra especie de Ochate, ganando notoriedad y aumentando<br />

el número de visitantes interesados en el misterio e<br />

invesigadores de lo paranormal. No importa el decadente estado<br />

del lugar, el objeivo siempre suele ser el mismo, poner una grabadora<br />

y sacar cuatro fotos, <strong>con</strong> la esperanza de captar, o bien<br />

<strong>con</strong> el objeivo o el micrófono, ese otro lado que se escapa a<br />

nuestros ojos. Bien es cierto que des<strong>con</strong>ocemos el grado mediáico<br />

que ha alcanzado este caso. Es decir, donde acaba la verdad<br />

y comienza la leyenda. Hay fuentes de internet que apuntan que<br />

todas las historias que orbitan sobre esta aldea son fabulaciones<br />

y apenas merecen tanto eco. Aunque sí es cierto que en los pueblos<br />

cercanos viven a día de hoy personas que pasaron su infancia<br />

en La Cornudilla y recuerdan los famosos ruidos y murmuraciones<br />

de preocupación de los que por aquel entonces eran sus mayores.<br />

Pero sí hay errores en la historia oficial, y es que en ocasiones<br />

la información que hay en internet se basa en otra información<br />

errónea, que a su vez se basa en otra información, y así sucesivamente,<br />

hasta crear una verdad oficial. Y eso mismo ha ocurrido<br />

<strong>con</strong> la que se <strong>con</strong>oce como la casa del ruido. Centenares de blogs<br />

y páginas de internet aseguran que esta es la única casa de la<br />

aldea que se maniene en pie. Pero esto no es cierto. La famosa<br />

casa del ruido la podemos en<strong>con</strong>trar algo apartada del núcleo de<br />

casas de la aldea. Sin embargo, la falta de información e invesigación<br />

de campo ha <strong>con</strong>seguido tergiversar la verdad.<br />

Debido a que dicha aldea se encuentra dentro de mi<br />

provincia, he tenido el lujo de adentrarme entre sus ruinas en innumerables<br />

ocasiones. Mis primeras andanzas, más que como<br />

invesigador, como curioso, fue allá por el 2006. Guardo un grato<br />

recuerdo de aquellas pequeñas exploraciones, poniendo la grabadora<br />

aquí y allá, como un verdadero profano de la materia.<br />

Aunque bueno, a pesar de los años, todos los invesigadores seguimos<br />

des<strong>con</strong>ociendo más cosas del misterio de las que hemos<br />

aprendido. Aunque los haya que se crean expertos en la materia.<br />

<strong>El</strong> enclave no lo abordé como invesigador hasta pasado un<br />

iempo, pues este fue el primer emplazamiento que invesigué<br />

dentro de mi anterior grupo de invesigación, el ya exinto GEIPPs<br />

(Grupo Especializado en Invesigaciones Paranormales y Psicofónicas).<br />

Una primera invesigación un tanto primeriza, donde no<br />

profundizamos lo suficiente. Sesión de psicofonías aquí, psicofonías<br />

allá, unas cuantas fotos y poco más. Los resultados, modestos<br />

pero existentes. Nuestras grabadoras captaron unas cuantas<br />

voces, suiles y sin gran relevancia. Más o menos, unos meses<br />

después, más asentados como grupo y <strong>con</strong> diversas invesigaciones<br />

en nuestro haber, volvimos a las ruinas de la vieja Cornudilla.<br />

Solo que en esta ocasión sí profundizamos más, obteniendo gran<br />

canidad de resultados. Debido a que tres de los miembros del<br />

grupo eran lo suficiente <strong>con</strong>ocedores de la prácica de la ouija (si<br />

se puede llegar a ser <strong>con</strong>ocedor de este mal llamado juego) y bajo<br />

el amparo de la única casa en pie, estos tres compañero decidieron<br />

iniciar una sesión <strong>con</strong> la tabla. La tabla ouija no es un método<br />

cienífico, todo lo <strong>con</strong>trario, podríamos catalogarlo en el ámbito<br />

esotérico, pero si de algo estamos seguros es que se establece<br />

comunicación, pues el puntero o máster se mueve, formando palabras<br />

<strong>con</strong> senido. Aunque no siempre es así. Aquella noche el<br />

puntero se movió, no en una sesión, sino en las dos que se realizó.<br />

Durante la primera sesión, se estableció comunicación <strong>con</strong><br />

una supuesta enidad que, lejos de ayudar a desvelar datos, intentó<br />

<strong>con</strong>fundir más <strong>con</strong> respuestas extrañas e incoherentes.<br />

Poca información facilitó, más que su nombre era ‘Oceo’. Todas<br />

las demás respuestas fueron de poca importancia o <strong>con</strong>fusas. Sin<br />

embargo, sí podemos destacar algo de esta sesión. Y es que durante<br />

toda la acividad mantuvimos una grabadora captando todo<br />

lo que ocurría en la sala. Al finalizar la sesión ouija, decidimos realizar<br />

un rebobinado rápido para comprobar, aleatoriamente, si<br />

había algún registro psicofónico. Para nuestra sorpresa, hallamos<br />

una importante psicofonía. Tras la pregunta “¿No quieres <strong>con</strong>tarnos<br />

nada?” que realizaba uno de los presentes a la enidad de la<br />

ouija, de forma casi desgarradora, una voz de lo que parece una<br />

mujer anciana emerge <strong>con</strong> una claridad y potencia destacable,<br />

diciendo: “Te susurré”

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