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1934, donde una extraña voz procedente del interior de un hornillo,<br />
voz que se atribuyó a un duende, interactuaba hasta <strong>con</strong> la<br />
mismísima policía, mofándose de ellos y amenazando de muerte<br />
a todos los presentes. En este caso, no había hornilla de donde<br />
emergiesen las voces, sino que parecían proceder de todos los<br />
rin<strong>con</strong>es. Y tampoco exisió, que sepamos, ninguna interacción<br />
<strong>con</strong> las susodichas. Pero había algo claro, y es que las voces estaban<br />
ahí, y todo vecino parecía escucharlas.<br />
<strong>El</strong> terror era notable y no se hablaba de otra cosa. Pero<br />
nuevamente, volvió a ocurrir lo inesperado. Y es que los fenómenos<br />
cesaron. De la misma forma repenina que aparecieron, se<br />
esfumaron, como si nunca hubiese ocurrido nada. Pero si bien<br />
los vecinos volvieron a la normalidad, no ocurrió lo mismo en una<br />
de las casas. Y es que aquí, lejos de desaparecer el fenómeno, se<br />
acrecentó. Esta casa se encuentra algo más apartada del núcleo<br />
de viviendas de La Cornudilla, y a día de hoy se <strong>con</strong>oce como ‘la<br />
casa del ruido’. En la actualidad, esta casa está en completo estado<br />
ruinoso y apenas quedan un par de paredes en pie. Pero volviendo<br />
de nuevo a los hechos, y como iba diciendo, en este lugar<br />
el fenómeno persisió, agravándose de tal forma que se dice que<br />
los animales de compañía y el ganado se senían incómodos,<br />
dando síntomas de nerviosismo y miedo, como si fuesen <strong>con</strong>scientes<br />
de que algo des<strong>con</strong>ocido y extraño, que no era de este<br />
mundo, se había instalado en la casa. Los moradores también<br />
eran plenamente <strong>con</strong>scientes de que algo extraño estaba ocurriendo.<br />
Del pozo procedían voces y lamentos desgarradores,<br />
fuertes golpes se dejaban oír, los cuales retumbaban en la vivienda,<br />
así como sonidos que se asemejaban al arrastre de cadenas.<br />
En el interior de la casa, y ante la mirada atónita de la familia,<br />
los platos y demás mobiliario de cocina saltaba de las repisas para<br />
acabar haciendose añicos <strong>con</strong>tra el suelo. La gravedad del asunto<br />
fue tal que la familia tenía auténico pavor y se negaba a pernoctar<br />
en la casa, de forma que muchas noches, o bien por el miedo<br />
o por los insoportables golpes, tenían que sacar los colchones al<br />
exterior y dormir a la intemperie.<br />
<strong>El</strong> iempo fue pasando, y los fenómenos no se apaciguaron.<br />
Por lo que sabemos, la familia abandonó la casa y se mudó<br />
a uno de los pueblos cercanos. Según todas las fuentes, decidieron<br />
marcharse debido al miedo y lo insoportable de los fenómenos.<br />
Eso es algo que no podemos corroborar, pues nos ceñimos<br />
a la información recopilada en la web y no a tesimonios de primera<br />
mano. La cuesión es que, <strong>con</strong> la casa abandonada, la gente<br />
del pueblo llegaba a realizar apuestas para ver quién era el valiente<br />
que se atrevía a pasar una noche en la casa del ruido. Los<br />
osados que aceptaban la apuesta no llegaban a pasar más de<br />
unas pocas horas entre sus paredes, y acababan por salir a<strong>con</strong>gojados<br />
de la morada, apabullados por tanta fenomenología.<br />
Primeras invesigaciones en el<br />
lugar: Ouija y psicofonías.<br />
En la úlima década, La aldea de La Cornudilla se ha <strong>con</strong>verido<br />
en otra especie de Ochate, ganando notoriedad y aumentando<br />
el número de visitantes interesados en el misterio e<br />
invesigadores de lo paranormal. No importa el decadente estado<br />
del lugar, el objeivo siempre suele ser el mismo, poner una grabadora<br />
y sacar cuatro fotos, <strong>con</strong> la esperanza de captar, o bien<br />
<strong>con</strong> el objeivo o el micrófono, ese otro lado que se escapa a<br />
nuestros ojos. Bien es cierto que des<strong>con</strong>ocemos el grado mediáico<br />
que ha alcanzado este caso. Es decir, donde acaba la verdad<br />
y comienza la leyenda. Hay fuentes de internet que apuntan que<br />
todas las historias que orbitan sobre esta aldea son fabulaciones<br />
y apenas merecen tanto eco. Aunque sí es cierto que en los pueblos<br />
cercanos viven a día de hoy personas que pasaron su infancia<br />
en La Cornudilla y recuerdan los famosos ruidos y murmuraciones<br />
de preocupación de los que por aquel entonces eran sus mayores.<br />
Pero sí hay errores en la historia oficial, y es que en ocasiones<br />
la información que hay en internet se basa en otra información<br />
errónea, que a su vez se basa en otra información, y así sucesivamente,<br />
hasta crear una verdad oficial. Y eso mismo ha ocurrido<br />
<strong>con</strong> la que se <strong>con</strong>oce como la casa del ruido. Centenares de blogs<br />
y páginas de internet aseguran que esta es la única casa de la<br />
aldea que se maniene en pie. Pero esto no es cierto. La famosa<br />
casa del ruido la podemos en<strong>con</strong>trar algo apartada del núcleo de<br />
casas de la aldea. Sin embargo, la falta de información e invesigación<br />
de campo ha <strong>con</strong>seguido tergiversar la verdad.<br />
Debido a que dicha aldea se encuentra dentro de mi<br />
provincia, he tenido el lujo de adentrarme entre sus ruinas en innumerables<br />
ocasiones. Mis primeras andanzas, más que como<br />
invesigador, como curioso, fue allá por el 2006. Guardo un grato<br />
recuerdo de aquellas pequeñas exploraciones, poniendo la grabadora<br />
aquí y allá, como un verdadero profano de la materia.<br />
Aunque bueno, a pesar de los años, todos los invesigadores seguimos<br />
des<strong>con</strong>ociendo más cosas del misterio de las que hemos<br />
aprendido. Aunque los haya que se crean expertos en la materia.<br />
<strong>El</strong> enclave no lo abordé como invesigador hasta pasado un<br />
iempo, pues este fue el primer emplazamiento que invesigué<br />
dentro de mi anterior grupo de invesigación, el ya exinto GEIPPs<br />
(Grupo Especializado en Invesigaciones Paranormales y Psicofónicas).<br />
Una primera invesigación un tanto primeriza, donde no<br />
profundizamos lo suficiente. Sesión de psicofonías aquí, psicofonías<br />
allá, unas cuantas fotos y poco más. Los resultados, modestos<br />
pero existentes. Nuestras grabadoras captaron unas cuantas<br />
voces, suiles y sin gran relevancia. Más o menos, unos meses<br />
después, más asentados como grupo y <strong>con</strong> diversas invesigaciones<br />
en nuestro haber, volvimos a las ruinas de la vieja Cornudilla.<br />
Solo que en esta ocasión sí profundizamos más, obteniendo gran<br />
canidad de resultados. Debido a que tres de los miembros del<br />
grupo eran lo suficiente <strong>con</strong>ocedores de la prácica de la ouija (si<br />
se puede llegar a ser <strong>con</strong>ocedor de este mal llamado juego) y bajo<br />
el amparo de la única casa en pie, estos tres compañero decidieron<br />
iniciar una sesión <strong>con</strong> la tabla. La tabla ouija no es un método<br />
cienífico, todo lo <strong>con</strong>trario, podríamos catalogarlo en el ámbito<br />
esotérico, pero si de algo estamos seguros es que se establece<br />
comunicación, pues el puntero o máster se mueve, formando palabras<br />
<strong>con</strong> senido. Aunque no siempre es así. Aquella noche el<br />
puntero se movió, no en una sesión, sino en las dos que se realizó.<br />
Durante la primera sesión, se estableció comunicación <strong>con</strong><br />
una supuesta enidad que, lejos de ayudar a desvelar datos, intentó<br />
<strong>con</strong>fundir más <strong>con</strong> respuestas extrañas e incoherentes.<br />
Poca información facilitó, más que su nombre era ‘Oceo’. Todas<br />
las demás respuestas fueron de poca importancia o <strong>con</strong>fusas. Sin<br />
embargo, sí podemos destacar algo de esta sesión. Y es que durante<br />
toda la acividad mantuvimos una grabadora captando todo<br />
lo que ocurría en la sala. Al finalizar la sesión ouija, decidimos realizar<br />
un rebobinado rápido para comprobar, aleatoriamente, si<br />
había algún registro psicofónico. Para nuestra sorpresa, hallamos<br />
una importante psicofonía. Tras la pregunta “¿No quieres <strong>con</strong>tarnos<br />
nada?” que realizaba uno de los presentes a la enidad de la<br />
ouija, de forma casi desgarradora, una voz de lo que parece una<br />
mujer anciana emerge <strong>con</strong> una claridad y potencia destacable,<br />
diciendo: “Te susurré”