selvas tropicales
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Visité la Rectoría de la UNAM con la intención de preguntar<br />
sobre la carrera de biología y me indicaron que<br />
debía dirigirme a las instalaciones que la Facultad de<br />
Ciencias tenía en la avenida Ribera de San Cosme, que<br />
era el lugar en donde se encontraban las oficinas del<br />
Departamento de Biología.<br />
Al llegar allí, esperé solo unos minutos y me condujeron<br />
con el doctor Manuel Ruiz Oronoz, que en ese tiempo<br />
era secretario de la Facultad de Ciencias y jefe del<br />
Departamento de Biología.<br />
“Pásele joven”, me dijo de inmediato y empezamos a<br />
platicar. Sin ninguna prisa, sacó su cigarrito y me explicó<br />
detalladamente el plan de estudios de la carrera y<br />
también sus posibilidades de especialización.<br />
Le pregunté si era verdad que había puestos asegurados<br />
en Petróleos Mexicanos para los egresados y soltó<br />
la risa. Me dijo que eso no era cierto, pero que sí habían<br />
dado puestos de trabajo a algunos biólogos que se dedicaban<br />
al estudio de microorganismos fósiles en rocas<br />
para ayudar a identificar posibles yacimientos.<br />
Finalmente, me dio una copia del plan de estudios, que<br />
leí con interés. Encontré en él una serie de materias que<br />
me parecieron muy interesantes, como la de Raíces de<br />
Lenguas Indígenas, que fue una de las que más me impresionó.<br />
La conversación con el profesor Ruiz Oronoz<br />
y la lectura de esos documentos me permitieron definirme<br />
por estudiar la carrera de biología.<br />
El doctor Ruiz me había informado que los cursos se<br />
impartían en la calle de Ezequiel Montes, a pocos pasos<br />
del Monumento a la Revolución. Ese mismo día fui<br />
a conocer el sitio. Para mi sorpresa, se trataba de una<br />
casona muy vieja y en malas condiciones, que había<br />
sido adaptada para tener pequeños salones de clase y<br />
laboratorios. Me enteré de que, dado el escaso número<br />
de alumnos, las instalaciones eran suficientes. Debo<br />
confesar que el lugar me pareció muy poco atractivo;<br />
sin embargo, no cambié de opinión y decidí optar por<br />
esa carrera.<br />
Doctores Manuel Ruiz Oronoz y Faustino Miranda.<br />
Esta decisión fue importantísima en mi vida. Ya en<br />
casa, cuando dije a mis padres que no iba a ser médico<br />
sino biólogo, fue como si les hubiera echado un balde<br />
de agua helada. Sobre todo a mi madre, quien tenía la<br />
ilusión de contar con un hijo médico. Su mayor preocupación<br />
era en qué iba yo a trabajar.<br />
Ante mi ignorancia de posibles trabajos, no hubo más<br />
remedio que decirle: “en PEMEX”. Con el tiempo fueron<br />
aceptándolo muy bien. Mi padre indagó por su<br />
cuenta, encontrando buenas referencias sobre la carrera.<br />
Recibí todo el apoyo en mi casa y comencé a<br />
estudiar biología.<br />
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