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selvas tropicales

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Dado que ninguno de nosotros podía identificar las especies<br />

muestreadas en el campo, se decidió usar una<br />

nomenclatura basada en los nombres que nuestros<br />

ayudantes campesinos nos daban. Ellos se convirtieron<br />

en indispensables colegas botánicos pues captaron mejor<br />

que nosotros la lógica del método seguido basado<br />

en la edad y origen de los acahuales (sucesión secundaria).<br />

Si no fuera por su conocimiento, nunca hubiéramos<br />

podido hacer nada.<br />

¿Por qué? Porque yo me paraba en una selva, ¡y era<br />

el experto!: “Este árbol qué es, quién sabe; y este otro<br />

qué es, pues no se sabe. Y aquél, pues tampoco.” ¡Nada!<br />

Eran especies completamente nuevas para nosotros y<br />

quizá para la ciencia, sin estudios previos. ¿Qué hicimos?<br />

“Este árbol, ¿lo conocemos?” “No.” “Tú, Agapito<br />

(el guía local), ¿lo conoces?” “¡Sí, es el sombrerete!”<br />

“Ah, muy bien, apúntenlo, sombrerete. Bajen el ejemplar<br />

de herbario.”<br />

Lo veíamos, y a partir de ahí empezábamos a conocerlo.<br />

Después, cuando venía el proceso de identificación,<br />

resulta que el ‘sombrerete’ era la Terminalia amazonia.<br />

La cantidad de material para identificar era increíble.<br />

La decisión de usar los nombres comunes fue clave para<br />

poder avanzar y dar validez a los datos obtenidos. El único<br />

problema que se tuvo fue el de aquellas especies (una minoría)<br />

para las cuales los asistentes no tenían un nombre.<br />

Se decidió usar nombres ficticios temporales, para poder<br />

integrarlos al inventario de los cuadros.<br />

Terminalia amazonia<br />

más representativas y los acahuales derivados de la<br />

perturbación de estas comunidades. Al identificar los<br />

sitios de muestreo, levantábamos los inventarios en<br />

cuadros fijos, tanto para la vegetación madura como<br />

para los acahuales de diferentes edades. Se trabajaba,<br />

incluso, dentro de algunas parcelas agrícolas tradicionales,<br />

en donde también se encontraba el barbasco.<br />

Una vez identificada la región y los sitios de muestreo, las<br />

brigadas iniciaban su trabajo y se les dejaba en libertad de<br />

buscar otros sitios que consideraran interesantes, lo que<br />

incluía las sugerencias de los campesinos ayudantes.<br />

Colectábamos árbol por árbol, arbusto por arbusto.<br />

Había una cantidad enorme de especies, de las cuales<br />

no teníamos la menor idea de su nombre científico;<br />

buscábamos en la literatura y no existía información<br />

acerca de ellas, o había muy poca. Usábamos una obra<br />

muy famosa (con cinco volúmenes en inglés) como biblia<br />

de cabecera: Árboles y arbustos de México, de Paul<br />

C. Stanley. Pero no existían inventarios florísticos de<br />

las zonas muestreadas.<br />

Este trabajo se llevó a cabo durante varios años y brindó<br />

una enorme cantidad de información y múltiples<br />

ejemplares de herbario que respaldaban los datos numéricos<br />

de las especies encontradas en cada cuadro.<br />

Entre mis funciones estaba recibir y revisar los datos<br />

numéricos de cada cuadro muestreado e integrarlo al<br />

reporte de toda la región.<br />

Los ejemplares de herbario se usaban para hacer<br />

una primera identificación. En los primeros años<br />

esta fase era mínima, ya que los ejemplares en su<br />

mayoría eran estériles (sin flor o fruto), y con ello<br />

se hacía imposible su identificación botánica. La solución<br />

a este problema era llevar los ejemplares al<br />

Instituto de Biología, en donde el doctor Faustino<br />

Miranda lograba hacer la identificación botánica de<br />

prácticamente todas las plantas.<br />

De él, en esta etapa tuve la oportunidad de aprender<br />

el complicado proceso de identificar ejemplares estériles<br />

usando la memoria visual, algunos datos morfológicos<br />

y la comparación con ejemplares del Herbario<br />

Nacional. Aprendí que cada especie tenía hojas distintas<br />

y que los campesinos las usaban para identificar<br />

a las especies. Lo único que les faltaba era conocer el<br />

nombre científico.<br />

Fue un proceso que me permitió identificar especies<br />

únicamente con material vegetativo. Para cada cuadro<br />

que tuviera la especie Dioscorea composita (barbasco)<br />

se hacía un inventario, se pesaban los rizomas y con ello<br />

se tenía una primera aproximación de los ecosistemas en<br />

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