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de conflictos económicos, territoriales e interétnicos<br />
reforzados por el contexto de la Guerra<br />
Fría. La represión física y psicológica, la<br />
ruptura de lazos comunitarios y el asesinato o<br />
desaparición de millares de personas, produjeron<br />
la más grave de las tragedias ocurridas<br />
en este país. No hubo en América Latina una<br />
tragedia similar, por la profundidad de sus<br />
efectos y la complejidad de sus causas. El CAI<br />
constituyó una fractura de los vínculos profundos<br />
que atan la solidaridad y la confianza<br />
comunitarias.<br />
La Constitución de 1985 surgió como<br />
una esperanza y se convirtió en el instrumento<br />
de legalidad superior: se inspira en la<br />
soberanía popular, en la primacía de la persona<br />
humana frente al Estado y en un régimen<br />
basado en la legitimidad. Después de 1986,<br />
quedaron planteadas en Guatemala las condiciones<br />
de la transición a la paz, la democracia<br />
y el desarrollo. La Constitución resultó<br />
un pacto jurídico aceptable dadas las condiciones<br />
extraordinarias en que se produjo: un<br />
clima de violencia y guerra, desarticulación<br />
de las organizaciones civiles y políticas, aguda<br />
crisis por el estancamiento económico y<br />
desconcierto intelectual.<br />
La Constitución es un cuerpo de ley moderno<br />
en su dimensión técnica y conservador<br />
en su parte orgánica. Define un Estado libre,<br />
independiente y soberano, y un gobierno republicano,<br />
democrático y representativo. Lo<br />
nuevo es que el texto está atravesado por el espíritu<br />
de la filosofía de los derechos humanos<br />
y que reconoce la diversidad de la población.<br />
En el Artículo 66 se dice que «Guatemala está<br />
formada también por diversos grupos étnicos<br />
especialmente los de ascendencia maya y<br />
que el Estado reconoce, promueve y respeta<br />
sus formas de vida, costumbres, tradiciones<br />
y formas de organización social».<br />
No obstante, la nueva democracia guatemalteca<br />
se fue estructurando con votantes<br />
–más que ciudadanos– con recuerdos<br />
recientes de la represión. Después de tres<br />
décadas de enfrentamiento, un proyecto de<br />
sociedad que abordara las soluciones sobre<br />
la tierra, la diversidad étnica, la pobreza, el<br />
rol del ejército, las desigualdades, el Estado<br />
y otros aspectos, debió esperar poco más de<br />
una década.<br />
En 1991 se suscribió el Acuerdo Marco<br />
sobre Democratización para la búsqueda de<br />
la Paz por medios políticos, en donde se pacta<br />
desarrollar un proceso de negociaciones<br />
cuyo objetivo final era la «búsqueda de la Paz<br />
por medios políticos, el perfeccionamiento<br />
de la democracia funcional y participativa<br />
y acordar las bases del desarrollo y progreso<br />
del país para asegurar así la convivencia democrática<br />
y la consecución del bien común».<br />
Este acuerdo es el primero de una serie<br />
de siete acuerdos «sustantivos» y cinco<br />
«operativos». Los acuerdos reconocen como<br />
imprescindibles el respeto irrestricto de los<br />
derechos humanos, la subordinación de la<br />
función de las fuerzas armadas al poder civil,<br />
el reconocimiento y respeto a la identidad y<br />
derechos de los pueblos indígenas, el acceso<br />
y goce de todos los guatemaltecos a los beneficios<br />
de la producción nacional y recursos<br />
de la naturaleza –que deben basarse en principios<br />
de justicia social–, así como el efectivo<br />
reasentamiento de las poblaciones desarraigadas<br />
por el enfrentamiento armado interno.<br />
Estos principios iniciales sirvieron de marco<br />
para un proceso de poco más de cinco años,<br />
hasta la suscripción del Acuerdo de Paz Firme<br />
y Duradera, en diciembre de 1996.<br />
Casi 10 años después, en septiembre de<br />
2005, se decretó la Ley Marco, que le dio reconocimiento<br />
jurídico a los Acuerdos como<br />
«compromisos de Estado» y creó la institucionalidad<br />
para monitorear y promover su<br />
cumplimiento. En 2016, los Acuerdos de Paz<br />
cumplen veinte años experimentando la paradoja<br />
de que a medida que pasa el tiempo<br />
incrementan su vigencia, porque abordan<br />
problemas estructurales cuyas consecuencias<br />
se renuevan, resultado de nuevas dinámicas<br />
políticas y económicas.<br />
2.1. Estabilidad macroeconómica,<br />
pero...<br />
En paralelo al proceso democratizador, y con<br />
los efectos del periodo de mayor represión<br />
estatal aún recientes, se produjo la ruptura<br />
del modelo de sustitución de importaciones<br />
6 | Informe Nacional de Desarrollo Humano 2015/2016