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El teatro<br />
de Elena Garro:<br />
Ave Fénix de los<br />
ingenios<br />
La obra de Elena Garro sigue<br />
ganando lectores, sobre todo<br />
en las nuevas generaciones. A<br />
continuación publicamos el texto de<br />
presentación de su Teatro completo<br />
( ) en la Guadalajara 2016<br />
por el editor responsable, la edición<br />
más cuidada hasta ahora, motivo<br />
de orgullo para esta casa.<br />
álvaro álvarez delgado<br />
La noche del 19 de julio de 1957,<br />
al correrse el telón del teatro El<br />
Caballito, en la ahora Ciudad de<br />
México, el público asistente al<br />
cuarto programa del grupo Poesía<br />
en Voz Alta ve una mesa con<br />
tres personajes sentados alrededor:<br />
don Fernando de las Siete y Cinco, Titina y<br />
Polito, todos vestidos de negro. Sólo don Fernando<br />
come, mientras Titina y Polito se dedican a mirar<br />
sus respectivos platos. “Las siete y siete y apenas<br />
han servido la sopa de poros. Sopa de poros: lunes.<br />
Lunes y mis mancuernillas checoeslovacas no<br />
aparecen”, dice de pronto don Fernando, a lo que<br />
Titina contesta: “Sí, hay alguien que hace aparecer<br />
y desaparecer las cosas. ¿Verdad, Polito?”, y el<br />
niño responde: “Sí, mamá. Las mancuernillas son<br />
como los lunes, que aparecen y desaparecen”. Con<br />
este cuadro de “Andarse por las ramas” Elena Garro<br />
irrumpe en la escena teatral de México.<br />
Por eso, cuando la Universidad Veracruzana<br />
publica su primer libro, Un hogar sólido, el 29 de<br />
noviembre de 1958, en la injustamente olvidada<br />
Colección Ficción (creada y dirigida por Sergio<br />
Galindo), ya había toda una historia detrás de ese<br />
libro color verde con una calavera negra en la portada<br />
y 149 páginas, seis piezas teatrales y cuatro<br />
ilustraciones de Juan Soriano. Esa historia no era<br />
sino el principio de una trayectoria cuya relevancia<br />
y trascendencia quedan afortunadamente en el<br />
porvenir.<br />
El legado teatral de Elena Garro está constituido<br />
por 16 piezas teatrales. Doce en un acto y cuatro<br />
en tres actos, que son las que presentamos esta<br />
noche en el Teatro completo de Elena Garro, como<br />
resultado del afortunado encuentro de varias personas,<br />
a quienes me gustaría externar mi particular<br />
agradecimiento: Víctor Manuel Pazarín, Juan<br />
Carlos Flores, Marcela Magdaleno, Jesús Garro,<br />
Raquel Steinmann, Adriana Romero, Eduardo<br />
Matías y Teresa Ramírez. Gracias a la labor de todos<br />
ellos tenemos la que, hasta ahora, es la mejor<br />
y más completa edición del teatro de Elena Garro.<br />
Para comprender la importancia de este hecho es<br />
necesario explicar un poco la historia.<br />
Debido quizás a la celeridad con que Elena Garro<br />
escribió sus seis primeras piezas publicadas,<br />
la edición de 1958 de Un hogar sólido tal vez sea<br />
la más cuidada de todas las que se habían presentado<br />
hasta ahora. A partir de su aparición y hasta<br />
el año 2005, cuando se publica Parada San Ángel,<br />
la mayor parte del teatro garriano se había ido publicando<br />
esporádicamente en La Palabra y el Hombre,<br />
en la revista Tramoya (ambas de la Editorial<br />
de la Universidad Veracruzana, lo más cercano a<br />
un hogar sólido para la obra de Elena Garro), en<br />
la Revista de la Universidad de México, en la Revista<br />
Mexicana de Literatura… o en publicaciones<br />
más discretas y modestas, cuya localización fue<br />
una verdadera odisea, la revista Coatl y la Revista<br />
de la Escuela de Arte Teatral, donde se publicaron<br />
las primeras versiones, nada más y nada menos<br />
que de Felipe Ángeles y de La dama boba… por no<br />
hablar de algunas antologías donde se incluyeron<br />
algunas piezas… y aquí comienzan los problemas<br />
de edición.<br />
En 1983 la Editorial de la Universidad Veracruzana<br />
publicó la segunda edición de Un hogar sólido<br />
sin indicar que era una nueva edición en la que se<br />
agregaban seis piezas a la de 1958, y sin explicar<br />
por qué se incluían unas y se excluían otras, como<br />
La señora en su balcón (publicada originalmente<br />
en La Palabra y el Hombre) y Felipe Ángeles, que<br />
ya había sido editada por la unam en 1978 (Parada<br />
San Ángel y Sócrates y los gatos no habían sido<br />
dadas a conocer en ese momento)… y esta edición<br />
de 1983, en la que se basaron las posteriores, tenía<br />
varias erratas y variantes que ponían los pelos de<br />
punta. El duende de las erratas, no aquel enigmático<br />
personaje de gorro rojo del cuento de La semana<br />
de colores, se lució haciendo de las suyas. En<br />
seguida menciono algunos ejemplos, sólo algunos…<br />
En la primera edición de Un hogar sólido, ante<br />
la inminente llegada de “alguien” a la cripta, Gertrudis<br />
manifiesta extrañeza por la falta de un hueso:<br />
“¡Pero mamá, no seas injusta! ¡Es el fémur de<br />
Clemente!”, expresión que en 1983 cambia a “¡Pero<br />
mamá, no seas injusta! ¡Es el futuro de Clemente!”<br />
En La dama boba el presidente municipal de Coapa<br />
dice que en ese lugar no son “mañosos”, palabra<br />
que en 1983 es transformada en “mafiosos”. Algunas<br />
palabras características del interés de Elena<br />
Garro por el habla popular son modificadas por<br />
un afán hiper corrector… Además, las ilustraciones<br />
de Juan Soriano fueron cambiadas de lugar…<br />
Tan mala fortuna habían tenido las ediciones del<br />
teatro de Garro que incluso la de Felipe Ángeles<br />
por la unam hace que los testigos en el juicio se<br />
escondan detrás de las “lámparas”, no detrás de<br />
las “mamparas”, como dice el texto originalmente<br />
publicado en Coatl. Todos los errores de este tipo<br />
son enmendados en la presente edición mediante<br />
el cotejo de cada una de las obras con todas sus<br />
ediciones anteriores en revistas y en libros…<br />
Dos de los primeros lectores críticos de la obra<br />
de Elena Garro lograron condensar e incluso vislumbrar<br />
los parajes donde habría de situarse toda<br />
la producción de nuestra escritora. Hablo de Juan<br />
García Ponce 1 y de Emma Susana Speratti Piñero 2<br />
(la académica argentina a quien tanto le deben las<br />
letras latinoamericanas). García Ponce aprecia en<br />
la naciente obra de Garro el enfrentamiento de la<br />
razón y la poesía, de la alegría y el sentimentalismo,<br />
de la amabilidad y la amargura, y destaca la<br />
necesidad de aprender a creer en los imposibles.<br />
Ve en el teatro de Elena Garro una gran preocupación<br />
por poner en letras su visión de la inestabili-<br />
dad de la realidad, la falta de un sentido definido<br />
de las cosas, la fascinación por el tiempo y nuestra<br />
relación con él, y subraya la soledad como el punto<br />
central de su propuesta dramatúrgica. Por su par-<br />
te, Susana Speratti Piñero ve la aparición de Un<br />
hogar sólido como un milagro que puede ocurrir<br />
muy de vez en cuando y ve en ella la continuación<br />
de una tradición que va desde Valle-Inclán hasta<br />
el teatro breve de Federico García Lorca, pasando<br />
por Apollinaire y Ionesco, el teatro clásico griego,<br />
las narraciones orales del folclor europeo, el teatro<br />
del Siglo de Oro español… todo ello para enmarcar<br />
lo que considera la preocupación central del teatro<br />
de Elena Garro: “mostrar que tras la realidad de<br />
todos los días —o mejor, en ella misma— hay otra<br />
realidad infinitamente más rica”.<br />
Las letras de Elena Garro llamaron la atención<br />
desde un principio del público gustoso del teatro, de<br />
los lectores de suplementos culturales y de quienes<br />
gustan de las obras que hacen pensar, que incomodan<br />
por su sinceridad y valentía, que interesan por<br />
la calidad de su manufactura y que hechizan por la<br />
poesía que palpita o, mejor dicho, titila en ellas como<br />
un puñado de estrellas en la noche de los tiempos.<br />
“Algo” tiene la escritura de Elena Garro que no pasa<br />
fácilmente desapercibida. Tiene las propiedades del<br />
licor: embriaga en una primera lectura y destila sus<br />
aromas a través del tiempo. Largamente opacada<br />
por diversos asuntos que tienen que ver con todo,<br />
menos con la literatura, la obra de Elena Garro,<br />
como si de un Ave Fénix de los ingenios se tratara,<br />
comienza a resurgir ante los lectores de las nuevas<br />
generaciones, a quienes el único consejo que se les<br />
puede dar es acercarse a este universo sin prejuicios<br />
y con la visión de la inocencia. Ciertamente, la<br />
escritura de Garro no es sencilla pero una vez que<br />
se le entiende aparece como un claro en el bosque,<br />
una fuente de libertad y poesía. •<br />
1 Juan García Ponce: “Poesía en voz alta”, Revista de la Universidad<br />
de México, vol. XI, núm. 12, agosto de 1957, pp. 29, 30 y 32.<br />
2 Emma Susana Speratti Piñero, “El teatro breve de Elena<br />
Garro”, Revista de la Facultad de Humanidades [uaslp], tomo II,<br />
núms. 3-4, julio-diciembre de 1960, pp. 333-341.<br />
8 la gaceta archivo fce<br />
enero de 2017