Welcome to California
Reportaje sobre el proyecto "Rad Cars With Surfboards"
Reportaje sobre el proyecto "Rad Cars With Surfboards"
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WELCOME TO CALIFORNIA<br />
Ilustraciones Kevin Butler<br />
124 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016<br />
Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 125
Volkswagen Beetle ‘60 & Greg Noll<br />
Holden EK ‘62 & 10’ G&S<br />
126 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016 Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 127
Jeep ‘62 & 8’0 Dyer Brand SeaBee<br />
Chevy Silverado ‘75 & Camp Vibes<br />
128 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016 Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 129
What The 1<br />
Ford Van Jay Nelson ‘88 & 2 Reynolds Surfboards<br />
130 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016 Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 131
132 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016 Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 133
What The 2<br />
What The 3<br />
134 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016 Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 135
International ‘68 & 9’6 Sealegged Log<br />
La imagen es inconfundible y, aunque la hayamos<br />
vis<strong>to</strong> cien<strong>to</strong>s de veces en documentales y revistas,<br />
sigue teniendo un halo de misticismo que nos atrae de<br />
manera irrefrenable. Se trata de la combinación perfecta de un<br />
coche y de una tabla de surf colocada en su techo o sobresaliendo<br />
peligrosamente del maletero. Lo más curioso es que resulta<br />
imposible centrar la atención en un solo elemen<strong>to</strong>, pues<strong>to</strong> que<br />
la suma de ambos es lo que convierte esta viñeta en un icono<br />
de la contracultura. “Se trata de un símbolo relacionado con<br />
las cosas buenas de la vida porque indica que estás cerca del<br />
océano, que te diriges a la playa y que practicarás surf”, comenta<br />
el ilustrador Kevin Butler. “No dibujo es<strong>to</strong>s Rad Cars por dinero,<br />
y si alguna vez empezara a hacerlo, en<strong>to</strong>nces creo que dejarían<br />
de gustarme tan<strong>to</strong> como ahora”. No en vano, estas creaciones<br />
surgieron como vía de escape de su trabajo y pasaron a ser un<br />
fenómeno gracias a las redes sociales y al apoyo de marcas de<br />
moda alternativa. Pero lo mejor será remontarnos a los inicios<br />
de esta his<strong>to</strong>ria para descubrir cómo la pasión por las olas y<br />
los rotuladores ha cambiado la vida de este profesional de la<br />
publicidad afincado en Los Ángeles.<br />
Todo empezó en los años 80 en Santa Cruz, un pequeño<br />
pueblo de la costa californiana. En aquella época marcada por<br />
el éxi<strong>to</strong> de la MTV, Kevin Butler disfrutaba de la libertad del<br />
océano, jugaba en plena naturaleza y, sobre <strong>to</strong>do, se crió bajo la<br />
influencia de su padre, que ganaba un sobresueldo arreglando<br />
coches antiguos para coleccionistas en un taller improvisado<br />
en el garaje de su casa. “Creía que lo ayudaba, pero sólo me<br />
entrometía en su trabajo porque miraba debajo de los capós<br />
como si supiera qué hacer y la verdad es que no tenía ni idea”,<br />
nos explica con una sonrisa. “Nunca me interesé por la parte<br />
mecánica, aunque me encantaba la vertiente estética, como<br />
la pintura, los interiores y las ruedas”. La atención hacia esos<br />
detalles y la búsqueda de la belleza también lo acercaban a<br />
su abuelo, un vendedor de piezas de au<strong>to</strong>móviles de segunda<br />
mano que ocupaba su tiempo libre pintando al óleo en el jardín.<br />
Evidentemente, no tuvo demasiado éxi<strong>to</strong> con sus cuadros de<br />
paisajes, pero aquel hobby le demostró a su nie<strong>to</strong> que la mayor<br />
satisfacción consiste en hacer las cosas que uno desea sin esperar<br />
nada a cambio. “Incluso me contó que un pariente lejano<br />
era un artista llamado Philippe Leippe y que se encargaba de<br />
dar los últimos re<strong>to</strong>ques a las obras de Michelangelo”, afirma<br />
en <strong>to</strong>no divertido. “Sea cier<strong>to</strong> o no, la manera de hacer las cosas<br />
de mi abuelo fue una gran inspiración durante mi juventud”.<br />
Aquel panorama tan idílico empezó a cambiar cuando Kevin<br />
Butler llegó a la adolescencia y sus intereses dieron un giro<br />
acorde con los tiempos de rebeldía que se vivían en <strong>California</strong>.<br />
La fascinación por los coches destartalados de su padre pasó a<br />
un segundo plano, mientras el surf se alzaba como un estilo de<br />
vida que quería experimentar hasta las últimas consecuencias.<br />
Poco imaginaba que su pasión por las olas lo acercaría <strong>to</strong>davía<br />
más a las tradiciones familiares y que eso marcaría por comple<strong>to</strong><br />
su vida personal. “Un día cogí prestadas las herramientas de mi<br />
padre y me instalé en un rincón del garaje para fabricar tablas<br />
de surf”, recuerda desde su estudio. “Un longboard es mucho<br />
más simple que un mo<strong>to</strong>r de combustión, así que tuve bastante<br />
éxi<strong>to</strong> entre mis amigos gracias a esa faceta profesional”. Aquella<br />
afición le aportaba unos ingresos extras y también suponía<br />
un re<strong>to</strong> artístico a la hora de decorar las tablas con gráficos<br />
surrealistas. Por este motivo, <strong>to</strong>mó la decisión de matricularse<br />
en la universidad de San Francisco con la idea de especializarse<br />
en Bellas Artes y Publicidad. Dos caras de la misma moneda<br />
que mezclaban sus aspiraciones creativas con una mentalidad<br />
comercial muy arraigada al sueño americano. No obstante, la<br />
realidad en las aulas fue bien distinta. “Las escuelas de arte no<br />
te enseñan a sobrevivir como artista, aunque te dan la libertad<br />
suficiente para que descubras las cosas por tu cuenta”, comenta<br />
el dibujante. “La falta de estructura te obliga a crear tus propias<br />
normas y es lo más parecido a hundirte o nadar… Algunas personas<br />
logran prosperar y creo que yo fui una de ellas”.<br />
Con un brillante porvenir en el horizonte, Kevin Butler<br />
entró a trabajar en diversas agencias de publicidad y, con el<br />
paso de los años, se convirtió en direc<strong>to</strong>r creativo de Facebook<br />
y de TBWA\Chiat\Day. Sin embargo, no tardó en darse cuenta<br />
de que esa posición poco tenía que ver con la creatividad que<br />
tan<strong>to</strong> anhelaba, a pesar de que la palabra estuviera implícita en<br />
el título profesional. En<strong>to</strong>nces, la mayor parte de su jornada laboral<br />
se centraba en reuniones interminables y empezó a sentir<br />
la necesidad de recuperar su añorada faceta artística. “No me<br />
malinterpretes, <strong>to</strong>davía puedo ser creativo en mi trabajo, pero<br />
el objetivo final es saber comunicar algo de manera correcta”,<br />
aclara con voz seria. “Por el contrario, tener la capacidad de<br />
dibujar me inspira y me ayuda a que la gente entienda mejor<br />
lo que es<strong>to</strong>y pensando”. El placer por la diversión que había<br />
heredado de su abuelo reaparecía varias décadas después y<br />
se revelaba como la mejor alternativa en un mundo marcado<br />
por la tecnología y los balances económicos. Así fue como se<br />
aventuró a dibujar a lápiz sus famosos coches con tablas de surf,<br />
siempre a partir de fo<strong>to</strong>s que él mismo hacía en el parking de la<br />
playa, de imágenes que algún amigo le mandaba por mail o de<br />
los viejos recuerdos en el garaje de su padre. Después trazaba<br />
los con<strong>to</strong>rnos con un rotulador negro, escaneaba la ilustración<br />
con el ordenador y la coloreaba digitalmente antes de subirla a<br />
su web. “La nostalgia es muy poderosa y, por este motivo, hay<br />
tanta mi<strong>to</strong>logía asociada a los coches antiguos”, afirma Kevin<br />
Butler. “Cada uno de nosotros siente algo especial al ver una<br />
vieja furgoneta Volkswagen en la carretera, pero muy pocos<br />
sienten algo si se cruzan con un Toyota Prius”.<br />
En un giro caprichoso del destino, cuando alcanzó el centenar<br />
de ilustraciones (incluyendo su Volvo Wagon de 1982)<br />
le surgió la oportunidad de mostrarlas en una galería jun<strong>to</strong> a<br />
obras de otras leyendas del surf como Herbie Fletcher y Dane<br />
Peterson. En<strong>to</strong>nces empezó a funcionar el boca a boca y llegaron<br />
las primeras propuestas para colaborar con marcas de moda,<br />
aunque solamente se sintió atraído por la llamada de los dueños<br />
de Herschel Supply. La conexión fue inmediata y en 2014 lanzaron<br />
una colección de complemen<strong>to</strong>s con sus creaciones a modo<br />
de collage. Dos años después, Kevin Butler ha pasado a ganarse<br />
la vida como creativo freelance, persigue olas a diario, continúa<br />
dibujando coches vintage <strong>to</strong>das las mañanas e incluso se atreve<br />
a imaginar modelos ficticios bajo el nombre de The What The’s<br />
para una exposición veraniega. “Se trata de versiones estilo<br />
Frankenstein hechas a partir de componentes de au<strong>to</strong>móviles<br />
reales”, explica en <strong>to</strong>no desenfadado. “Estas ilustraciones me<br />
aportan la libertad creativa que no me permite mi trabajo y<br />
en ocasiones especiales también hago obras pintadas a mano,<br />
aunque son más grandes e implican mucha más dedicación”.<br />
- DAVID MOREAU<br />
136 esquire • Julio-agos<strong>to</strong> 2016<br />
Julio-agos<strong>to</strong> 2016 • esquire 137