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VientoenVelaDic06_Revisitada2017

Hace poco más de diez años, un grupo conformado por estudiantes de las facultades de filosofía y letras, psicología y artes plásticas de la UNAM, editábamos de forma autogestiva la revista trimestral de literatura y gráfica, Viento en vela. En el marco del noventa aniversario del nacimiento de Juan Rulfo, el sexto número de nuestra publicación estuvo dedicado a la obra del escritor de Sayula. La edición abordó distintos temas en torno al creador de Pedro Páramo, incluido el conflicto que derivó en que la fundación retirara el nombre del autor de un premio nacional de literatura para registrarlo como marca. Este año decidimos revisitar aquella edición de Viento en Vela de 2016 y pudimos comprobar su vigencia y actualidad. El número incluye textos de Antonio Alatorre, Emmanuel Carballo y Beatriz Espejo, entre otros, así como entrevistas a Alí Chumacero, Huberto Batis y Anamari Gomís, todos cruciales para entender distintos aspectos del creador de El llano en llamas. Sin ninguna intención de reclamar la originalidad de la postura, reivindicamos el trabajo de un grupo de estudiantes universitarios que, tras un pleito entre particulares, se dedicaron a investigar y documentar los pormenores del contexto de la creación de la obra de Rulfo, lo que ahora constituye una de las líneas críticas más relevantes sobre el autor. Queremos agradecer a Rafael López Castro, Alejandra Guerrero, Irasema Fernández, Vanessa López y Mariano López por sus importantes contribuciones en esta reedición.

Hace poco más de diez años, un grupo conformado por estudiantes de las facultades de filosofía y letras, psicología y artes plásticas de la UNAM, editábamos de forma autogestiva la revista trimestral de literatura y gráfica, Viento en vela.

En el marco del noventa aniversario del nacimiento de Juan Rulfo, el sexto número de nuestra publicación estuvo dedicado a la obra del escritor de Sayula. La edición abordó distintos temas en torno al creador de Pedro Páramo, incluido el conflicto que derivó en que la fundación retirara el nombre del autor de un premio nacional de literatura para registrarlo como marca.

Este año decidimos revisitar aquella edición de Viento en Vela de 2016 y pudimos comprobar su vigencia y actualidad. El número incluye textos de Antonio Alatorre, Emmanuel Carballo y Beatriz Espejo, entre otros, así como entrevistas a Alí Chumacero, Huberto Batis y Anamari Gomís, todos cruciales para entender distintos aspectos del creador de El llano en llamas.

Sin ninguna intención de reclamar la originalidad de la postura, reivindicamos el trabajo de un grupo de estudiantes universitarios que, tras un pleito entre particulares, se dedicaron a investigar y documentar los pormenores del contexto de la creación de la obra de Rulfo, lo que ahora constituye una de las líneas críticas más relevantes sobre el autor.

Queremos agradecer a Rafael López Castro, Alejandra Guerrero, Irasema Fernández, Vanessa López y Mariano López por sus importantes contribuciones en esta reedición.

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EL PREMIO DE LA<br />

DISCORDIA<br />

Pável Granados<br />

Juan Rulfo es el gran narrador mexicano del siglo xx.<br />

Es algo que se dice, casi de manera unánime. Muchos<br />

ven en su breve obra la culminación de varios procesos<br />

narrativos de la literatura mexicana, al grado de que<br />

Pedro Páramo y El llano en llamas han llegado a tomarse<br />

como dotadoras de sentido para obras anteriores (la<br />

narrativa de la Revolución, la novela cristera). Luego de<br />

la construcción de un discurso canónico a su alrededor, la<br />

obra rulfiana ha excedido los límites de la creación literaria<br />

propiamente mexicana hasta mostrar su influencia en<br />

los mejores escritores de nuestra lengua. La novelística<br />

hispanoamericana de hoy tiene una huella rulfiana<br />

indeleble: la confusión de los planos de realidad, el<br />

complejo entramado de voces, la restauración del tiempo<br />

mítico a partir de la desestructuración del tiempo, los<br />

murmullos que cimbran lejanamente el terreno telúrico<br />

de la lengua. Dos de las novelas más importantes de la<br />

narrativa contemporánea, Cien años de soledad y La virgen de<br />

los sicarios, no podrían existir sin el antecedente de Rulfo.<br />

Carlos Monsiváis, por su parte, ha logrado formular<br />

un discurso que prácticamente incluye todos los aspectos<br />

de nuestra cultura (experiencias, conquistas y gozos<br />

intelectuales del México contemporáneo): ha creado<br />

un sistema literario y formado una red de referentes<br />

culturales que contribuyen, como pocos discursos a definir<br />

el panorama social (político, cultural) de nuestro país.<br />

Polifónica (en el sentido de que confluyen las voces de los<br />

distintos actores sociales), la obra de Monsiváis devuelve<br />

los discursos como un espejo: la clase política, por<br />

ejemplo, ve con terror la obra de un cronista que no hace<br />

más que mostrarles su propio reflejo.<br />

Relacionar las obras de estos dos escritores es un<br />

gran acierto del jurado que integró el Premio Juan<br />

Rulfo otorgado en el marco de la fil de Guadalajara. La<br />

categoría de Rulfo y la calidad de los escritores premiados<br />

dieron prestigio al premio desde su instauración; un<br />

reconocimiento que tuvo como primera intención<br />

cimentar la obra de escritores de gran calidad, aunque no<br />

consagrados.<br />

Los recientes hechos (la polémica protagonizada por<br />

los herederos del autor y los patrocinadores del Premio,<br />

luego de las declaraciones hechas por Tomás Segovia)<br />

obligan a tomar una postura con respecto a este galardón,<br />

una postura a la que los actores intelectuales no deberían<br />

rehuir, ya que se trata de hechos que atañen<br />

a la conformación del poder intelectual. Por un lado,<br />

la posición de Rulfo en el medio cultural es la que define la<br />

dirección del Premio: su oposición al poder hegemónico de<br />

la cultura durante sexenios (por ejemplo, su enfrentamiento<br />

contra Octavio Paz, como documentan los escritores<br />

entrevistados en esta publicación) y la marginación contra<br />

la que luchó la calidad de su obra narrativa. La familia<br />

del escritor, por otra parte, ha esgrimido un argumento<br />

insoslayable que formulo aquí como una serie de preguntas<br />

para las que no tengo respuestas seguras: ¿se debe premiar<br />

a escritores que integraron un grupo opuesto a Rulfo?<br />

¿Se debe premiar a los escritores que simpatizaron con<br />

este autor? ¿Un jurado, en última instancia, premia sólo<br />

“lo literario”? Quienes piensan que se deben omitir las<br />

posiciones políticas para considerar este problema —la<br />

manipulación por omisión— no juzgan dentro de este<br />

orbe: están fuera de la discusión. Pero esta polémica a la<br />

que entraron por propia voluntad los familiares del autor,<br />

tal vez se vuelva contra ellos porque conduce al tema de la<br />

posesión. ¿Quiénes son los dueños de un autor? (No de sus<br />

derechos patrimoniales, sino de él, del creador de la obra).<br />

¿Se puede tomar a Juan Rulfo como patrimonio de mafias<br />

culturales? ¿No debería ser éste el tema a tratar?<br />

El prestigio de Rulfo se ha convertido en un elemento<br />

de concentración de poder a su alrededor. Muy distinto<br />

a poseer los derechos autorales de Rulfo es cosificarlo<br />

—mercantilizarlo— y esgrimir el poder de la verdad frente<br />

a los críticos que intentan comer del fruto del conocimiento<br />

literario: “Fuera del Paraíso Terrenal de nuestro<br />

Infierno particular, de Comala”. Porque la construcción<br />

de un discurso verdadero a modo es el fin último de<br />

esta manipulación llevada a cabo por sus herederosusufructuadores.<br />

Juan Rulfo es de sus seguidores. Las influencias y el<br />

placer de su obra se ganan por el trabajo de sus lectores: no<br />

debe ser propiedad única ni adquirir el dudoso puesto de ser<br />

ostentado como una marca registrada.<br />

El Premio Juan Rulfo no está fuera de las consideraciones<br />

políticas (porque la “marginalidad” no es una definición<br />

literaria): el acto de otorgarlo debe considerar honestamente<br />

los lineamientos del reconocimiento literario a escritores<br />

de bajo perfil.<br />

En este sentido, Carlos Monsiváis encarna un discurso<br />

marginado por el poder intelectual: el del periodismo<br />

literario. Representa una tradición que no ha tenido<br />

la visibilidad necesaria, el periodismo y la crónica: Lizardi,<br />

Prieto, Altamirano, Gutiérrez Nájera. ¡Imposible no ver hoy,<br />

por ejemplo, la obra periodística de Salvador Novo como<br />

uno de los monumentos de nuestra tradición literaria!<br />

Los únicos dueños legítimos de Rulfo son sus lectores,<br />

para los que se publicó esta novela en 1955. Somos los<br />

lectores, los que no queremos ser expulsados de Comala una<br />

vez que Disneyland establezca su sucursal sobre los restos de<br />

Pedro Páramo.

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