27.09.2017 Views

Balance energetico ciudades Metodo

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 1<br />

<strong>Balance</strong> energético atmosférico en<br />

<strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para<br />

México<br />

Reporte final<br />

2016<br />

Dr. O. Rafael García Cueto<br />

Dr. Néstor Santillán Soto<br />

L.C.A José Ernesto López<br />

Velázquez


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 2<br />

DIRECTORIO<br />

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo<br />

Antonio Molpeceres<br />

Coordinador Residente del Sistema de las Naciones Unidas y<br />

Representante Residente<br />

Katyna Argueta<br />

Directora de país<br />

Gerardo Arroyo O`Grady<br />

Director del Programa de Desarrollo Sustentable<br />

Alejandro Ismael Monterroso Rivas<br />

Coordinador de la Plataforma de Colaboración sobre cambio<br />

climático y crecimiento verde entre Canadá y México<br />

Francisco Hernández Estens<br />

Gerente del Programa de Desarrollo Sustentable<br />

Itzel Nayeli Jiménez García<br />

Administradora de la Plataforma de Colaboración sobre cambio<br />

climático y crecimiento verde entre Canadá y México<br />

Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático<br />

María Amparo Martínez Arroyo<br />

Directora General<br />

Ana Cecilia Conde Álvarez<br />

Coordinadora General de Adaptación al Cambio Climático<br />

Jorge López Blanco<br />

Director de Gestión de Riesgos y Adaptación<br />

Daniel Iura González Terrazas<br />

Director de Manejo de Cuencas y Adaptación<br />

Margarita Caso Chávez<br />

Directora de Vulnerabilidad y Adaptación Ecológica<br />

Derechos Reservados © 2016<br />

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)<br />

Montes Urales 440, Colonia Lomas de Chapultepec, Delegación Miguel Hidalgo, CP.11000, Ciudad de México.<br />

Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC)<br />

Periférico Sur 5000, Colonia Insurgentes Cuicuilco, Delegación Coyoacán, CP. 04530, Ciudad de México<br />

Todos los derechos están reservados. Ni esta publicación ni partes de ella pueden ser reproducidas, almacenadas mediante<br />

cualquier sistema o transmitidas, en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, de<br />

fotocopiado, de grabado o de otro tipo, sin el permiso previo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y<br />

el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.<br />

Producción editorial: Elsa Barreda<br />

Diseño: sonideas<br />

Se sugiere citar como:<br />

PNUD-INECC. 2016. <strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México. Informe Final<br />

(Reporte final). Autor y responsable técnico: Onofre Rafael García Cueto. Seguimiento técnico por INECC:<br />

Maryam Nava. Elaborado en el marco del proyecto #86487 “Plataforma de Colaboración sobre Cambio Climático<br />

y Crecimiento Verde entre Canadá y México”, Coordinador: Alejandro Monterroso Rivas. Instituto Nacional de<br />

Ecología y Cambio Climático y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Ciudad de México. 78p.<br />

Colaboradores: Dr. O. Rafael García Cueto, Dr. Néstor Santillán Soto y L.C.A José Ernesto López Velázquez<br />

Esta publicación fue desarrollada en el marco del proyecto #86487 “Plataforma de Colaboración sobre Cambio Climático y<br />

Crecimiento Verde entre Canadá y México”. El análisis y las conclusiones aquí expresadas no reflejan necesariamente las opiniones<br />

del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de su Junta Ejecutiva, de sus Estados Miembros, o del Instituto Nacional de<br />

Ecología y Cambio Climático.<br />

AGRADECIMIENTO: Al Gobierno de Canadá a través de Environment Canada por el apoyo financiero recibido para el desarrollo<br />

de la Plataforma de Colaboración sobre Cambio Climático y Crecimiento Verde entre Canadá y México, durante 2014-2017. Así<br />

mismo, al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático por el apoyo prestado para el buen desarrollo de la Plataforma.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 3<br />

Contenido<br />

LISTA DE FIGURAS 4<br />

LISTA DE CUADROS 5<br />

INTRODUCCIÓN 6<br />

MÉTODO DE TRABAJO 8<br />

INTRODUCCIÓN AL BALANCE ENERGETICO ATMOSFÉRICO 9<br />

CICLOS E IMPORTANCIA DEL BEA 13<br />

FORMULACIÓN DEL BALANCE ENERGÉTICO ATMOSFÉRICO 14<br />

MÉTODOS DE ESTIMACIÓN DE BALANCE ENERGÉTICO ATMOSFÉRICO 16<br />

MÉTODO DE COVARIANZA TURBULENTA 17<br />

MÉTODO DE RAZÓN DE BOWEN 21<br />

ESTUDIOS DE BALANCE DE ENERGÍA ATMOSFÉRICO EN CIUDADES 24<br />

ESTUDIOS DE BALANCE DE ENERGÍA EN CIUDADES TROPICALES 27<br />

ESTUDIOS DE BALANCE DE ENERGÍA EN CIUDADES DE LATITUDES MEDIAS 44<br />

PROPUESTA METODOLÓGICA PRELIMINAR PARA EVALUACIÓN DEL BEA EN<br />

CIUDADES DE MÉXICO 66<br />

REFERENCIAS 71


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 4<br />

Índice de Figuras<br />

FIGURA 1 ESTRUCTURAS IDEALIZADAS DE CAPA LÍMITE EN UNA CIUDAD (ADAPTADA DE OKE, 1982) .............. 10<br />

FIGURA 2: DESCRIPCIÓN ESQUEMÁTICA DE LOS FLUJOS INVOLUCRADOS EN LOS BALANCES DE ENERGÍA EN<br />

ÁREAS URBANAS (ADAPTADA DE OKE, 1987A), DONDE Q* ES LA RADIACIÓN NETA, QH EL FLUJO DE<br />

CALOR SENSIBLE, QE EL FLUJO DE CALOR LATENTE, QS EL ALMACENAMIENTO DE CALOR ................... 12<br />

FIGURA 3: ÁREAS FUENTE DE LOS SENSORES DE COVARIANZA TURBULENTA (QH, QE), RADIÓMETRO NETO<br />

(Q*), CALOR DEL SUELO (QG), Y ALMACENAMIENTO DE CALOR EN EL SUELO ( QS). ............................... 20<br />

FIGURA 4 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA EN 15 DÍAS DESPEJADOS DEL 3 DE FEBRERO AL 31 DE MARZO DE 1985<br />

EN EL SITIO DE TACUBAYA DE LA CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO. TOMADA DE TEJEDA-MARTÍNEZ Y<br />

JÁUREGUI, 2005. .......................................................................................................................................................... 33<br />

FIGURA 5 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA EL 3 DE DICIEMBRE DE 1993 EN EL SITIO DEL PALACIO DE MINERÍA<br />

DE LA CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO. TOMADA DE TEJEDA-MARTÍNEZ Y JÁUREGUI, 2005. ..................... 33<br />

FIGURA 6 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA EL 1 DE JULIO DE 1995 EN EL SITIO DE UNAM (RESERVA SUBURBANA<br />

CON VEGETACIÓN) DE LA CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO (DÍA PARCIALMENTE NUBLADO). TOMADA DE<br />

TEJEDA-MARTÍNEZ Y JÁUREGUI, 2005. .................................................................................................................. 34<br />

FIGURA 7 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 10 AL 23 DE JUNIO DE 1990 EN UN PREPARATORIA NO. 7 DE LA<br />

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO. TOMADA DE TEJEDA-MARTÍNEZ Y JÁUREGUI, 2005. .................................. 34<br />

FIGURA 8 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 18 AL 22 DE MARZO DE 2001 EN EL SITIO DEL INSTITUTO DE<br />

INGENIERÍA DE LA UABC DE LA CIUDAD DE MEXICALI, MÉXICO. TOMADA DE GARCÍA-CUETO ET AL.,<br />

2003. .............................................................................................................................................................................. 35<br />

FIGURA 9 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 10 AL 23 DE JULIO DE 2001 EN UN SITIO SUBURBANO DE TUCSON,<br />

AZ, EE. UU. TOMADA DE GRIMMOND Y OKE, 1995. ......................................................................................... 36<br />

FIGURA 10 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 8 AL 20 DE FEBRERO DE 2003 EN UN SITIO URBANO<br />

RESIDENCIAL DE LA CIUDAD DE OUAGADOUGOU, BURKINA FASO. TOMADA DE OFFERLE ET AL., 2005.<br />

........................................................................................................................................................................................ 36<br />

FIGURA 11 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 13 DE MAYO AL 21 DE JUNIO DE 1990 EN UN SITIO SUBURBANO<br />

DE LA CIUDAD DE MIAMI, FL, EE. UU. TOMADA DE NEWTON ET AL., 2007. ................................................ 37<br />

FIGURA 12 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 10 AL 19 DE JUNIO DE 2001 EN NÉGUEV, ISRAEL. TOMADA DE<br />

PEARLMUTTER ET AL., 2005. ..................................................................................................................................... 37<br />

FIGURA 13 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 1 AL 7 DE ABRIL DE 2003 EN UN SITIO URBANO COMERCIAL-<br />

RESIDENCIAL DE LA CIUDAD DE PUEBLA, MÉXICO. TOMADA DE MOLINA, 2013. ........................................ 38<br />

FIGURA 14 PROMEDIOS ESTACIONALES DE BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA ENTRE LOS AÑOS 2011-2013 EN UN<br />

SITIO SUBURBANO DE LA PHOENIX, AZ, EE. UU. TOMADA DE CHOW ET AL., 2012. ................................... 39<br />

FIGURA 15 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 20 AL 28 DE AGOSTO DE 1991 EN UN SITIO SUBURBANO DE LA<br />

CIUDAD DE SACRAMENTO, CA, EE. UU. TOMADA DE GRIMMOND Y OKE, 1999. ........................................ 50<br />

FIGURA 16 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 1 AL 31 DE JULIO DE 1992 EN UN SITIO SUBURBANO DE LA<br />

CIUDAD DE CHICAGO, IL, EE. UU. TOMADO DE GRIMMOND ET AL., 1995. .................................................. 50<br />

FIGURA 17 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 4 DE JULIO AL 11 DE AGOSTO DE 1993 EN UN SITIO SUBURBANO<br />

DE LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES, CA, EE. UU. TOMADO DE GRIMMOND ET AL., 1995. ............................ 51<br />

FIGURA 18 BEA EN LA BAJA ATMÓSFERA DEL 6 AL 13 DE JULIO DE 1989 EN UN SITIO SUBURBANO DE LA<br />

CIUDAD DE VANCOUVER, BC, CANADÁ. TOMADO DE ROTH Y OKE, 1994. ................................................... 51<br />

FIGURA 19 ENSAMBLE DE BEA PARA (A) 5 DÍAS DE VERANO DE 1997, Y (B) 4 DÍAS DE INVIERNO DE 1996 EN<br />

UN SITIO SUBURBANO DE LA CIUDAD DE CHRISTCHURCH, NUEVA ZELANDA. TOMADO DE SPRONKEN-<br />

SMITH, 2002. ................................................................................................................................................................ 52<br />

FIGURA 20 ENSAMBLE DE BEA PARA DÍAS SOLEADOS EN JULIO Y DICIEMBRE DE 2001 EN UN SITIO URBANO<br />

DE LA CIUDAD DE TOKIO, JAPÓN. TOMADO DE MORIWAKI Y KANDA, 2004. ............................................... 53<br />

FIGURA 21 ENSAMBLE MENSUAL DE BEA DE LOS AÑOS 2001 (IZQUIERDA) Y 2002 (DERECHA) EN UN SITIO<br />

URBANO DE LA CIUDAD DE LODZ, POLONIA. TOMADO DE OFFERLE ET AL., 2006A. .................................. 54<br />

FIGURA 22 ENSAMBLE DE BEA DEL 16, 19-21 DE JUNIO DEL 2001 EN UN SITIO SUBURBANO DE LA CIUDAD DE<br />

BARCELONA, ESPAÑA. TOMADO DE GARCÍA MORENO ET AL., 2012. ............................................................. 55<br />

FIGURA 23 ENSAMBLE DE BEA DEL 4 AL 11 DE JULIO DEL 2001 EN UN SITIO URBANO DE LA CIUDAD DE<br />

MARSELLA, FRANCIA. TOMADO DE ROBERTS ET AL., 2006. ............................................................................... 56<br />

FIGURA 24 : ENSAMBLE DE BEA DE 3 LUGARES URBANOS (U1-U3), UN SUBURBANO (S1) Y DOS RURALES (R1 Y<br />

R2) DEL 10 DE JUNIO AL 10 DE JULIO DE 2002 EN LA CIUDAD DE BASEL, SUIZA. TOMADO DE CHRISTEN<br />

Y VOOGT, 2004. ........................................................................................................................................................... 57


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 5<br />

FIGURA 25 ENSAMBLE DE BEA DE 3 LUGARES CON TRES DISTINTOS GRADOS DE URBANIZACIÓN (HIGH,<br />

MEDIUM AND LOW), Y UN RURAL EN EL MES DE MARZO DE 2004 EN LA CIUDAD DE MELBOURNE,<br />

AUSTRALIA. TOMADO DE COUTTS ET AL., 2007. .................................................................................................. 58<br />

FIGURA 26 ENSAMBLE DE BEA EN UN DÍA CLARO DEL MES DE AGOSTO DE 2004 EN LA CIUDAD DE KANSAS<br />

CITY, MISSOURI, EE. UU. SE PRESENTA TAMBIÉN LA RAZÓN DE BOWEN ( ). TOMADO DE BALOGUN ET<br />

AL., 2009. ...................................................................................................................................................................... 59<br />

FIGURA 27 ENSAMBLE MEDIO DE VARIACIONES DIURNAS DEL BEA PARA CONDICIONES DE DÍAS CLAROS EN<br />

LAS CUATRO ESTACIONES DE ABRIL DE 2006 A MARZO DE 2007 EN KANTO, JAPÓN. ADAPTADA DE<br />

KAWAI Y KANDA, 2010. ............................................................................................................................................. 60<br />

FIGURA 28 CARACTERÍSTICAS DE LA VARIACIÓN HORARIA-DIARIA DE LAS COMPONENTES DEL BEA (FLUJOS<br />

EN W/M2) DE JUNIO DE 2009 A JULIO DE 2010, A UNA ALTURA DE 140 M EN LA CIUDAD DE BEIJING,<br />

CHINA, EN LAS CUATRO ESTACIONES DEL AÑO. ADAPTADO DE MIAO ET AL., 2012. ................................... 61<br />

FIGURA 29 EJEMPLO DE CLASIFICACIÓN DE USO DEL SUELO (ARRIBA) Y FOTOGRAFÍAS AÉREAS (ABAJO) PARA<br />

LUGARES DE MEDIDAS DE FLUJOS DE ENERGÍA EN ESSEN, ALEMANIA. PARA EL ANÁLISIS SUPERFICIAL SE<br />

ELIGIÓ UN RADIO DE 1 KM. TOMADO DE WEBER Y KORDOWSY (2010). ........................................................ 70<br />

Índice de Cuadros<br />

CUADRO 1 RESUMEN DE ESTUDIOS DE BALANCE DE ENERGÍA EN CIUDADES TROPICALES (SUBTROPICALES).<br />

QH ES DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR SENSIBLE, QE DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR LATENTE, ΔQS<br />

DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR ALMACENADO. CT: TÉCNICA DE MEDICIÓN DE COVARIANZA TURBULEN<br />

........................................................................................................................................................................................ 27<br />

CUADRO 2 INSTRUMENTACIÓN, COMPAÑÍA MANUFACTURERA Y ALTURA DE POSICIONAMIENTO DE LOS<br />

INSTRUMENTOS EN LAS CAMPAÑAS DE MEDICIÓN DE BALANCE DE ENERGÍA ATMOSFÉRICO EN LAS<br />

CIUDADES (SUB)TROPICALES. FABRICANTE: CS-CAMPBELL SCIENTIFIC; K&Z-KIPPEN AND ZONNEN. .. 30<br />

CUADRO 3 USO DEL SUELO/COBERTURA DEL SUELO Y FLUJOS DE ENERGÍA, NORMALIZADOS POR Q*, PARA<br />

LAS CIUDADES (SUB)TROPICALES. ............................................................................................................................ 41<br />

CUADRO 4 RESUMEN DE ESTUDIOS DE BALANCE DE ENERGÍA EN CIUDADES DE LATITUDES MEDIAS. QH ES<br />

DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR SENSIBLE, QE DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR LATENTE, ΔQS<br />

DENSIDAD DE FLUJO DE CALOR ALMACENADO. CT: TÉCNICA DE MEDICIÓN DE COVARIANZA<br />

TURBULENTA. .............................................................................................................................................................. 44<br />

CUADRO 5 INSTRUMENTACIÓN, COMPAÑÍA MANUFACTURERA Y ALTURA DE POSICIONAMIENTO DE LOS<br />

INSTRUMENTOS EN LAS CAMPAÑAS DE MEDICIÓN DE BALANCE DE ENERGÍA ATMOSFÉRICO EN LAS<br />

CIUDADES DE LATITUDES MEDIAS. FABRICANTE: CS-CAMPBELL SCIENTIFIC, K&Z-KIPPEN & ZONNEN<br />

........................................................................................................................................................................................ 47<br />

CUADRO 6 USO DEL SUELO/COBERTURA DEL SUELO Y FLUJOS DE ENERGÍA, NORMALIZADOS POR Q*, PARA<br />

LAS CIUDADES DE LATITUDES MEDIAS. .................................................................................................................. 62<br />

CUADRO 7 INSTRUMENTACIÓN BÁSICA PARA REALIZAR BALANCE DE ENERGÍA ATMOSFÉRICO SUPERFICIAL<br />

MEDIANTE EL SISTEMA DE COVARIANZA TURBULENTA (EN TORRE METEOROLÓGICA). ............................. 66<br />

CUADRO 8 INFORMACIÓN BÁSICA QUE DEBE CONTENER EL SITIO DE MEDICIÓN Y SUS ALREDEDORES (EN 1 KM<br />

DE RADIO, APROXIMADAMENTE). LOS PARÁMETROS Z0, L Y ΣV/U* SON VALORES MEDIOS DERIVADOS<br />

DE LAS MEDIDAS DEL ANEMÓMETRO SÓNICO; LAS DOS ÚLTIMAS SE NECESITAN PARA EL CÁLCULO ........ 69


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 6<br />

INTRODUCCIÓN<br />

En este primer informe parcial (1a) se reportan los resultados obtenidos de acuerdo al<br />

programa de trabajo entregado a la Plataforma del Programa de las Naciones Unidas para<br />

el Desarrollo (PNUD), y al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC),<br />

con fecha del once de mayo de 2016.<br />

Los objetivos propuestos en ese programa de trabajo, y que se están entregando en este<br />

primer reporte parcial son los siguientes:<br />

1. Revisión bibliográfica de balances energéticos en la baja atmósfera (BEA) en<br />

<strong>ciudades</strong>.<br />

2. Organización en carpeta digital de archivos (artículos de investigación, reportes<br />

técnicos, etc.) obtenidos anteriormente.<br />

3. Breve reseña de variables, método y resultados de evaluación de BEA en <strong>ciudades</strong>.<br />

4. Propuesta de método e instrumentación para evaluar BEA en <strong>ciudades</strong> de México,<br />

y su presentación a la Plataforma de PNUD y al INECC para obtener comentarios<br />

y acuerdos.<br />

De acuerdo a esos objetivos, las metas a alcanzar son las que se enlistan a continuación:<br />

1. Recopilar y seleccionar bibliografía que sobre el tema de BEA, particularmente<br />

enfocado a <strong>ciudades</strong>, se haya realizado en el plano internacional y nacional.<br />

2. Reporte digital de revisión bibliográfica de BEA en diferentes <strong>ciudades</strong> del mundo,<br />

enfocado a metodologías, instrumentación, variables, principales resultados y<br />

comparación de resultados entre <strong>ciudades</strong>.<br />

3. Propuesta metodológica preliminar para evaluar BEA en <strong>ciudades</strong> de México.<br />

Por lo que puede observarse a partir de los objetivos y metas planteadas, en este reporte se<br />

plantea documentar, a partir de una amplia revisión bibliográfica, estudios que sobre el<br />

balance de energía en la baja atmósfera (BEA) se hayan realizado en <strong>ciudades</strong> alrededor<br />

del mundo. La orientación que se hace de tal revisión va encaminada a describir los<br />

métodos, instrumentación y principales resultados de las componentes del balance de


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 7<br />

energía de cada ciudad analizada, y la relación que guardan estos resultados con la<br />

cobertura y uso del suelo; esta relación bidireccional permitirá explicar la causalidad de los<br />

resultados encontrados, al mismo tiempo que se logrará avanzar en la propuesta del<br />

esquema metodológico de balances energéticos en <strong>ciudades</strong> de México, que es el objetivo<br />

principal de la consultoría.<br />

Así, este reporte intenta de manera sucinta, proponer al PNUD e INECC, a partir de una<br />

amplia selección de estudios de BEA, un esquema que muestre el método(s) e<br />

instrumentación, para realizar lo propio en <strong>ciudades</strong> de México.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 8<br />

MÉTODO DE TRABAJO<br />

Para alcanzar los objetivos enunciados en el capítulo I se hará lo conducente a la realización<br />

de un marco teórico que sustente, de manera preliminar, la propuesta del esquema<br />

metodológico del BEA en <strong>ciudades</strong> de México. Así, las etapas de trabajo se documentarán<br />

bajo las siguientes acciones:<br />

1. Se realizará una revisión bibliográfica, tanto en medios impresos, como<br />

electrónicos, de artículos de investigación, tesis, reportes técnicos, etc., enfocados<br />

a <strong>ciudades</strong> del mundo, de balances energéticos que se hayan realizado en la baja<br />

atmósfera (capa límite).<br />

2. Se listará instrumentación, tiempo de experimentación, variables, metodología y<br />

resultados de estudios revisados.<br />

3. Se identificará método y variables comunes en estudios de BE en <strong>ciudades</strong> del<br />

mundo.<br />

4. Se contrastarán resultados de componentes del BEA y se discutirá su asociación<br />

con usos del suelo.<br />

5. Se propondrá preliminarmente un esquema metodológico para la evaluación de<br />

BEA en <strong>ciudades</strong> de México.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 9<br />

INTRODUCCIÓN AL BALANCE<br />

ENERGETICO ATMOSFÉRICO<br />

El balance de energía en la baja atmósfera (BEA), dirigido a <strong>ciudades</strong>, es un tema<br />

relativamente reciente en la evolución de la climatología física, y su propósito es el de<br />

explicar en función de los ciclos de energía y agua, parámetros meteorológicos básicos<br />

como la temperatura del aire y la humedad, que son medidas indirectas de esos ciclos<br />

fundamentales en el sistema climático. El estudio de estos ciclos involucra los procesos por<br />

los que la energía y la masa son transferidos, convertidos y almacenados. Dado que la<br />

atmósfera se caracteriza por fenómenos cuyas escalas espaciales y temporales cubren un<br />

rango muy amplio se debe mencionar que para propósitos de esta consultoría, estas escalas<br />

están limitadas a extensiones horizontales que están en la categoría de micro (10 -2 a 10 -3<br />

m) a escala local (10 2 a 5 x 10 3 m), mientras que en la extensión vertical se restringe a una<br />

zona conocida como capa límite, entendiéndose ésta como el espesor de aire al que afecta<br />

la interacción con la superficie, o como bien la describe Arya (1988): “una capa límite se<br />

define como la capa de un fluido (líquido o gas) en la vecindad inmediata de una superficie<br />

material, en el que toma lugar un significativo intercambio de momentum, calor, o masa<br />

entre la superficie y el fluido”.<br />

Así, la capa límite atmosférica se forma como consecuencia de las interacciones entre la<br />

atmósfera y la superficie subyacente (suelo o agua) sobre escalas de tiempo de unas horas<br />

a alrededor de un día. Esta capa se caracteriza por movimientos turbulentos generados por<br />

la rugosidad de la superficie y la diferencia térmica entre la superficie y la capa de aire<br />

sobreyacente.<br />

La altura de la capa límite varía en un rango muy amplio, pero suponiendo que los patrones<br />

de viento y la nubosidad no están enlazados a sistemas sinópticos, sino únicamente a características<br />

superficiales o al ciclo de calentamiento diario, Oke (1987) menciona: “la<br />

altura de la capa límite (es decir, el espesor de la capa, relacionada con influencias de la<br />

superficie del suelo) no es constante con el tiempo, depende de la intensidad de la mezcla<br />

generada en la superficie. Durante el día, cuando la superficie terrestre se calienta por la


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 10<br />

acción solar, hay una transferencia de calor hacia la atmósfera más fría. Esta vigorosa<br />

mezcla térmica (convección), permite al espesor de la capa límite extenderse verticalmente<br />

de 1 a 2 km. Inversamente, en la noche, cuando la superficie se enfría más rápidamente que<br />

la atmósfera, hay una transferencia de calor hacia abajo. Esto tiende a suprimir la mezcla,<br />

y el espesor de la capa límite se puede contraer a menos de 100 m”.<br />

En la figura 1 se presentan las subcapas en las que se divide la capa límite planetaria en un<br />

área urbana y alrededores rurales. En ella se aprecia que esta capa llega hasta donde las<br />

perturbaciones del terreno alcanzan a afectar al flujo aéreo. La rugosidad del terreno (por<br />

árboles, edificios, etc.) generan a su vez otra capa frontera, la capa límite superficial. Los<br />

objetos que dan origen a la capa límite superficial con su altura promedio definen al dosel<br />

de rugosidad.<br />

Figura 1 Estructuras idealizadas de capa límite en una ciudad (Adaptada de Oke, 1982)


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 11<br />

En los ambientes urbanos se genera una capa intermedia entre la capa límite superficial y<br />

la capa límite planetaria, la capa límite urbana, mientras que en el ámbito rural, es la capa<br />

límite rural, que es de menor altura que la que se genera en el ámbito urbano. Se observa<br />

también que la ciudad le transfiere al aire ciertas propiedades (partículas contaminantes,<br />

calor sensible, etc.), que viajan en forma de pluma viento abajo.<br />

Algo fundamental a la noción de escala es la distinción entre la capa de dosel urbano, y la<br />

capa límite urbana. Esta distinción, originalmente se aplicó a las islas urbanas de calor<br />

(Oke, 1976). En la capa de dosel urbano (aproximadamente del suelo al nivel del techo de<br />

las construcciones), los procesos de flujo de aire y de intercambio de energía están<br />

controlados por características y procesos de microescala, específicos del lugar; esta capa,<br />

dice Oke, op. cit. (1987), es más claramente delineada en áreas de alta densidad de<br />

construcción, y puede ser discontinua, o estar ausente en áreas suburbanas con menor<br />

densidad de desarrollo. La capa límite urbana, por arriba del nivel de los techos, en<br />

contraste, es aquella parte de la capa límite planetaria cuyas características son afectadas<br />

por la presencia de la superficie urbana (o sus zonas de uso del suelo) y es un fenómeno de<br />

escala local a mesoescala, controlada por procesos que operan a escalas temporales y<br />

espaciales más grandes.<br />

Por lo mencionado se observa que el concepto de escala es esencial para entender el modo<br />

en que los elementos de la superficie urbana interactúan con las capas atmosféricas<br />

adyacentes; por tanto, la definición de esta superficie, donde la partición de energía toma<br />

lugar, es uno de los problemas fundamentales de estudios de balance de energía en áreas<br />

urbanas. Un edificio individual, por ejemplo, se compone de techo y paredes, cuya<br />

exposición a la radiación solar, intercambio de radiación de onda larga y ventilación, varía<br />

en el tiempo (por ejemplo Arnfield, 1984, 2000; Paterson y Apelt, 1989; Verseghy y<br />

Munro, 1989a, 1989b). Las superficies horizontales a nivel de suelo son un mosaico de<br />

elementos, tal como los jardines y campos de césped, zonas pavimentadas y lotes baldíos,<br />

con contrastantes propiedades radiativas, térmicas, de humedad y aerodinámicas. Estos<br />

diferentes elementos de superficie poseen diversos balances energéticos que generan<br />

contrastes en las características superficiales (por ejemplo, la temperatura de la "piel" de<br />

superficie), y dan lugar a interacciones mutuas de intercambio radiativo y advección de


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 12<br />

pequeña escala. Estas unidades morfológicas fundamentales pueden ser agregadas<br />

jerárquicamente. Sin embargo, el tamaño, forma, composición y ordenamiento de los<br />

elementos del dosel urbano hace difícil definir y asignar valores térmicos, geométricos, y<br />

otras características de la superficie urbana (Schmid et al., 1991), o aún encontrar un datum<br />

superficial para propósitos meteorológicos (Oke, 1988). Así que un conflicto básico en los<br />

estudios de balance energético es el de saber qué capas se desea monitorear, ya que cada<br />

espesor tiene su propia importancia, por lo que no hay una sola respuesta.<br />

Respecto al BEA, la partición de los flujos energéticos, tratada en la siguiente sección, está<br />

regida por la naturaleza de la superficie urbana y las habilidades relativas del suelo y la<br />

atmósfera para transportar calor. La distribución particular conseguida por una superficie<br />

es probablemente el más importante determinante de su microclima. En la figura 2 se<br />

ilustran las componentes del balance energético que dan lugar al clima urbano, y que da<br />

una idea de que la cuantificación de los diversos flujos es una tarea complicada por la<br />

geometría urbana y los diferentes usos del suelo en pequeñas distancias, que dan lugar a<br />

una amplia gama de microclimas.<br />

Figura 2: Descripción esquemática de los flujos involucrados en los balances de energía en áreas urbanas (adaptada de Oke, 1987a), donde Q* es<br />

la radiación neta, Qh el flujo de calor sensible, Qe el flujo de calor latente, Qs el almacenamiento de calor


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 13<br />

Por todo lo anteriormente expuesto, se puede inferir que el balance energético atmosférico,<br />

que depende en gran medida de la cobertura superficial, y la partición de los flujos de<br />

energía en diferentes superficies, debe ocasionar diferentes distribuciones térmicas,<br />

hígricas y de transporte de momento mecánico, por lo que la modificación en usos del<br />

suelo, ocasionada por la urbanización, impactará también esas distribuciones. Estas<br />

modificaciones, a su vez, afectan el confort, la salud y la productividad de los habitantes<br />

urbanos, por lo que cuantificar en qué medida se ven modificados los balances energéticos<br />

es indispensable para una mejor planeación urbanística.<br />

Ciclos e importancia del BEA<br />

Como ya se mencionó, existen dos ciclos fundamentales de importancia, cuyo estudio<br />

constituye las bases de la moderna climatología física. Estos son los ciclos de energía solar<br />

(calor) e hidrológicos (masa), los que mediante procesos de intercambio y balances, están<br />

enlazados a elementos climatológicos como la temperatura, humedad y viento en la capa<br />

límite atmosférica. Si se considera que una gran parte de la población vive en las áreas<br />

urbanas, y que cada vez habrá más gente habitando en ellas con la consecuente<br />

modificación en la cobertura del suelo, es obvia la necesidad de estudiar con detalle los<br />

diferentes flujos implicados y la relación existente entre esos factores.<br />

Una de las diferencias en los ambientes urbanos y rurales es su clima, y como elemento<br />

modificador principal, la temperatura, que ha sido mencionada en muchos estudios<br />

(Landsberg, 1981; Oke, 1982; Jáuregui, 1997); estas diferencias climáticas parecen ser<br />

causadas principalmente por la modificación de la superficie terrestre, al alterar algunas<br />

propiedades radiativas como admitancia térmica, emisividad y el albedo, y de manera<br />

secundaria por la liberación de energía artificialmente generada en las <strong>ciudades</strong>.<br />

De acuerdo con lo mencionado, y apelando a la ley de la conservación de la energía, la<br />

diferencia fundamental entre los climas urbanos y los rurales, parece encontrarse en el<br />

balance energético atmosférico superficial, por lo que varios investigadores se han abocado<br />

a estudiarlo (Oke et al. 1992; Grimmond y Oke, 1995; Tejeda y Jáuregui, 2005); y es que<br />

como menciona Oke op. cit., (1987a): “el conocimiento del balance de energía superficial<br />

se considera fundamental para entender la meteorología de la capa límite y la climatología


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 14<br />

de cualquier lugar. En conjunción con el viento sinóptico proveen las fuerzas rectoras<br />

energéticas para los flujos verticales de calor, masa y momentum”<br />

Es decir, si se quiere realizar una verdadera climatología física, se deben orientar los<br />

esfuerzos a cuantificar esos flujos energéticos, ya que la distribución de los elementos<br />

climáticos son finalmente el resultado de tales balances, que una vez entendidos, explican<br />

procesos tan importantes como el desarrollo de la isla de calor urbano, vientos locales,<br />

estabilidad atmosférica, e indirectamente la distribución de contaminantes.<br />

Formulación del <strong>Balance</strong> Energético Atmosférico<br />

El balance energético en el sistema suelo/atmósfera en una superficie ideal 1 , se formula de<br />

acuerdo con la primera ley de la termodinámica (conservación de la energía), con la que es<br />

posible identificar los cuatro tipos de flujos energéticos más importantes: la radiación neta<br />

(Q*); el flujo de calor sensible (QH); el flujo de calor latente (QE); y el flujo neto de calor<br />

en el suelo (QG). Este balance de energía superficial se puede escribir como:<br />

Q* = QH + QE+ QG (1)<br />

En la ecuación 1, Q* es el resultado de la diferencia entre la radiación solar global (QS) y<br />

la radiación reflejada y emitida por la superficie (QR), por lo que: Q*= QS - QR; el flujo de<br />

calor sensible, QH, se refiere al intercambio turbulento de calor entre la superficie y la<br />

atmósfera, originado por la diferencia térmica entre los dos medios; el flujo de calor latente,<br />

QE, ó flujo de vapor de agua, es el intercambio turbulento de calor, por procesos<br />

evapotranspirativos (o de condensación) entre la superficie y la atmósfera; y QG, es el flujo<br />

de calor al suelo o medio subsuperficial. La exacta partición del exceso o déficit radiativo<br />

(entre QH, QE y QG) está regida por la naturaleza de la superficie y las habilidades relativas<br />

del suelo y la atmósfera para transportar calor (Oke, op. cit., 1987a). Es así que las<br />

propiedades físicas del suelo, tales como la admitancia térmica y la capacidad calorífica,<br />

son probablemente las más importantes para la definición del clima local.<br />

1 La superficie ideal considerada aquí es relativamente lisa, horizontalmente homogénea, extensa y opaca a la radiación<br />

(Arya, 1988)


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 15<br />

La convención de signos empleada en la ecuación 1 indica que la radiación neta (Q*) es<br />

positiva cuando hay una ganancia y negativa cuando sea una pérdida. Los flujos noradiativos<br />

dirigidos fuera de la superficie son positivos y, por tanto, los términos en el lado<br />

derecho de la ecuación son positivos cuando representan pérdidas de calor de la superficie<br />

y negativos cuando son ganancias. Cuando ambos lados son positivos, la ecuación describe<br />

cómo el exceso radiativo disponible es repartido hacia los sumideros de energía del sustrato<br />

y atmosférico, situación que es usual durante el día. Cuando ambos lados son negativos, la<br />

ecuación establece cómo el déficit radiativo superficial es repartido entre la ganancia de<br />

calor de las fuentes disponibles del sustrato y atmosféricas, y ésta es la situación nocturna<br />

normal.<br />

Como en la realidad la superficie terrestre muestra heterogeneidades (Arya, op. cit., 1988)<br />

a pequeña escala (como árboles, casas), a mesoescala (diferencias urbano-rurales), a gran<br />

escala (montañas), y también puede ser parcialmente transparente a la radiación (en agua<br />

o cultivos), es más apropiado considerar el balance de energía en un volumen (o capa<br />

finita), donde la energía puede ser almacenada o liberada. Surge entonces el término ΔS,<br />

que es el cambio en el almacenamiento de energía por unidad de tiempo, y que se incorpora<br />

a la ecuación ideal 2:<br />

Q* = QH + QE+ QG + ΔS (2)<br />

El término ΔS resulta de la divergencia o convergencia de flujo de calor sensible y latente<br />

dentro de esta columna de aire, así como de la energía almacenada en la biomasa.<br />

Pero si la superficie en donde se está haciendo el balance energético no es horizontalmente<br />

homogénea (al considerar elementos rugosos, temperaturas superficiales, humedades), o si<br />

el flujo de viento pasa de un tipo de superficie (por ejemplo, suelo seco y desnudo) a otra<br />

climáticamente diferente (cobertura vegetal húmeda), en una distancia relativamente corta<br />

(es decir, el fetch es insuficiente 2 ), la advección horizontal de energía (ΔQA), puede llegar<br />

a ser una componente importante y tiene que ser tomada en cuenta:<br />

Q* = QH + QE+ QG + ΔS + ΔQA (3)<br />

2 El fetch se refiere a una distancia viento arriba con características de superficie uniformes.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 16<br />

Finalmente, en las atmósferas urbanas se deben considerar otros ingresos a la ecuación del<br />

balance energía, que se refieren a la radiación terrestre que es absorbida por la capa de<br />

smog, más el calor de origen antropogénico (QF; Tejeda, 1996), por lo que la ecuación<br />

resultante es:<br />

ó<br />

Q* + QF = QH + QE + QG + ΔS + ΔQA (4)<br />

Q* + QF = QH + QE+ ΔQS + ΔQA (donde ΔQS = QG + ΔS)<br />

Se ha observado que cada término en la ecuación 4 es diferente dependiendo del área en<br />

estudio. Se puede mencionar entre los primeros estudios en zonas urbanas el de Landsberg,<br />

op. cit., 1981, en el que se comparan las áreas urbanas con las áreas rurales; este estudio se<br />

realizó en Columbia, Maryland, y se observó que la componente QE, en el área rural, en el<br />

período diurno, era grande, comparada al valor del área urbana, que mostró tener valores<br />

muy pequeños; también se observaron fuertes contrastes con el calor almacenado, ΔS, y<br />

por tanto, en la temperatura superficial.<br />

Métodos de Estimación de <strong>Balance</strong> Energético<br />

Atmosférico<br />

Desde principios de los años ochenta del siglo XX, se han realizado progresos en los<br />

métodos e instrumentación, que han hecho posible determinar, de manera individual, los<br />

flujos de calor sensible y calor latente. Antes de esta cuantificación, era necesario<br />

determinar una de las partes del balance de energía (p.e., el flujo de calor latente), como el<br />

residual de los otros. Para la evaluación de los flujos verticales de calor sensible y latente,<br />

existen dos principales aproximaciones: método de covarianza turbulenta y métodos de<br />

perfil (aproximación aerodinámica) y método de balance de razón de Bowen. El sistema<br />

experimental ideal para covarianza turbulenta mide todas las variables directamente, con<br />

precisión y en el mismo punto, usando pequeños sensores con respuesta rápida, y de forma<br />

optimizada para evitar distorsión del flujo. En las siguientes secciones se describen los<br />

métodos para evaluación de flujos verticales de calor.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 17<br />

Método de Covarianza Turbulenta<br />

Una rápida respuesta en las mediciones de variables de estado, como temperatura (T) y<br />

presión de vapor (e), medidas varias veces con una resolución de 20 veces o más en un<br />

segundo, generan series de tiempo que pueden ser analizadas estadísticamente, sin<br />

embargo, primero se tienen que corregir las series de datos antes de aplicar el método de<br />

covarianza turbulenta. El anemómetro sónico tiene esa capacidad para medir cambios en<br />

las componentes del viento (u, v, w), que acoplado a termopares (para medir T) y a un<br />

higrómetro de krypton (para medir e) se pueden evaluar los términos QH y QE.<br />

Debe aclararse que mientras el sistema de la razón de Bowen puede monitorear aún con<br />

lluvia ligera (la lluvia fuerte o el granizo podrían dañar a los sensores de temperatura), el<br />

anemómetro sónico y el higrómetro de krypton son más susceptibles a la precipitación, aun<br />

no siendo intensa.<br />

Algunas veces los datos presentan valores muy grandes o muy pequeños, los cuales no se<br />

asocian con eventos meteorológicos, sino que más bien se vinculan a errores en los<br />

instrumentos, como pueden ser por ejemplo, choques de insectos en los sensores o fallas<br />

en el voltaje de la fuente de alimentación. Esos valores irregulares se deben eliminar y<br />

reemplazar por información aceptable, mediante un procedimiento conocido como<br />

“acondicionar los datos”, que consiste en aplicar lo siguiente:<br />

1) suprimir la tendencia irregular;<br />

2) quitar los datos erróneos (valores muy grandes o muy pequeños) y;<br />

3) realizar un filtrado y de suavización (al inicio y al final del período erróneo).<br />

Finalmente, al tener una serie “limpia” de errores, se puede aplicar el método de<br />

correlación turbulenta (Stull, 1989).<br />

El primer paso para aplicar el método de correlación turbulenta, consiste en calcular los<br />

valores de las perturbaciones en los datos. Por ejemplo, si tenemos una serie de tiempo de<br />

valores de temperatura potencial (θ), se puede substraer la temperatura media potencial<br />

para cada dato y así obtener las perturbaciones en la serie de tiempo:<br />

[θ’(t), θ’(t+Δt), θ’(t+2Δt), θ’(t+3Δt), ...]


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 18<br />

De manera similar, se encuentra una serie de tiempo de las perturbaciones de la velocidad<br />

en la vertical:<br />

[w’(t), w’(t+Δt), w’(t+2Δt), w’(t+3Δt),...]<br />

Si se multiplican los valores de θ’ y w’ se produce una serie de tiempo de θ’w’:<br />

[w’ θ’(t), w’ θ’(t+Δt), w’ θ’(t+2Δt), w’ θ’(t+3Δt),...]<br />

El promedio de esta serie, w ' ' , es la definición del flujo cinemático turbulento de calor en<br />

la vertical, que explica el intercambio de energía en la superficie (y la generación de<br />

turbulencia térmica).<br />

Una vez que se calculan las series de tiempo de ’, q’, u’, v’, w’, a partir del conjunto de<br />

datos, se puede llevar a cabo una multiplicación y promediado de cantidades, para obtener<br />

flujos [ u 'w'<br />

, w 'q'<br />

, w ' ' ], varianzas [<br />

2<br />

w ' ,<br />

2<br />

q ' ,<br />

2<br />

u ' ,<br />

<br />

2<br />

'<br />

], energía cinética turbulenta<br />

2<br />

[TKE=0.5*( u ' + v '<br />

2 + w '<br />

2<br />

2<br />

), flujos de varianza [ w 'q'<br />

2<br />

, w '' , ' 2 3<br />

u w'<br />

, w ' ], y flujos de<br />

2 2 2<br />

energía [ w' e =0.5* w'<br />

u<br />

' v'<br />

w'<br />

].<br />

Una ventaja de este método consiste en que es simple y directo, y los flujos pueden ser<br />

calculados a cualquier altura o sitio, en donde la serie de tiempo original es medida. Una<br />

desventaja consiste en lo caro que son los sensores utilizados para obtener una rápida<br />

respuesta en las mediciones, ya que, si la respuesta de los sensores es muy lenta, los valores<br />

de los flujos resultan ser incorrectos.<br />

La forma en que el suelo cede calor sensible (QH) a la atmósfera o calor latente de<br />

evaporación (QE) es a través de pequeños remolinos verticales, es decir, turbulencia, de<br />

aquí se obtiene la relación que existe entre flujo de calor sensible QH, y flujos cinemáticos<br />

w ' ' , con las siguientes relaciones (Brook, 1978):<br />

Q<br />

H<br />

<br />

w'<br />

C T '<br />

(6)<br />

P<br />

Por otro lado, los valores de calor específico para el aire, Cp, varía con la humedad,<br />

aproximadamente como:


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 19<br />

<br />

Cp Cpd<br />

1 0. 84q<br />

<br />

(7)<br />

Combinando las ecuaciones 6 y 7 y despreciando los términos de orden superior:<br />

Q<br />

H<br />

<br />

C w'<br />

T'<br />

0.84T w'<br />

q'<br />

(8)<br />

pd<br />

El último término de la ecuación 8 puede causar un cambio de alrededor de un 10% en la<br />

estimación del flujo de calor sensible que, si únicamente se usara el calor específico para<br />

aire seco. La correspondiente expresión para el flujo de calor latente es (Reihl et al., 1978):<br />

Q<br />

E<br />

L<br />

w'q'<br />

(9)<br />

v<br />

<br />

Áreas Fuente de los Sensores de Covarianza Turbulenta<br />

Con frecuencia se ha observado que al medir cada una de las componentes del balance<br />

energético atmosférico, dicho balance no cierra; en otras palabras, que la suma de los flujos<br />

de energía que entran a un sistema no es igual a la suma de los flujos que salen, más lo que<br />

se almacenan (Tejeda op. cit., 1996). Esta es una razón muy importante para analizar si los<br />

instrumentos de medición están colocados de tal manera que el área que monitorean es<br />

similar para cada una de las variables del balance (fig. 3).


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 20<br />

Figura 3: Áreas fuente de los sensores de covarianza turbulenta (QH, QE), radiómetro neto (Q*), calor del suelo (QG), y almacenamiento de<br />

calor en el suelo ( QS).<br />

Algunas de las razones para que no cierre el balance de energía superficial según Oncley<br />

et al., (2002) son: errores en las mediciones, diferentes escalas de medición y áreas fuente<br />

de los flujos, divergencias de flujo, tanto horizontales como verticales, almacenamiento de<br />

energía, especialmente arriba de las medidas de flujo de suelo, condiciones de estado no<br />

estables y terreno heterogéneo.<br />

Para verificar la representatividad espacial de las mediciones, y explicar la fracción de error<br />

inducida por las diferencias entre áreas fuente 3 de los sensores de covarianza turbulenta, es<br />

necesario caracterizar las áreas de influencia para esos instrumentos, de acuerdo a los<br />

métodos propuestos, por ejemplo, por Nava (2003) para el radiómetro neto, y el de Schmid<br />

(1997) para el anemómetro sónico y el higrómetro de krypton; esta caracterización puede<br />

identificar, o al menos puede auxiliar a identificar el posible origen de error en la medición<br />

del balance energético atmosférico.<br />

3 las áreas fuente o áreas de influencia (en inglés source area) se componen del conjunto de elementos que son<br />

muestreados por las estaciones micrometeorológicas. Las dimensiones del área fuente dependen de la altura del<br />

sensor, la aspereza superficial y la dirección del viento.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 21<br />

Método de Razón de Bowen<br />

En ambientes sin contribución de calor antropogénico (QF) se cumple la ecuación del<br />

balance energético:<br />

Q* = QH + QE + QG (10)<br />

En donde, como ya se describió, QH es la disipación turbulenta de calor sensible de la<br />

superficie hacia la atmósfera; QE, la ganancia o pérdida de calor por condensación o<br />

evaporación; y QG, el flujo de calor almacenado en el suelo. Si se tiene una contribución<br />

energética importante de origen antropogénico se tendrá que agregar al primer término de<br />

la ecuación 10.<br />

El flujo de calor sensible QH, es la energía utilizada para calentar el aire, y se puede estimar<br />

a partir de la siguiente ecuación:<br />

Dónde:<br />

Q<br />

H<br />

dT<br />

KH<br />

vCp<br />

(11)<br />

dz<br />

Cp es el calor específico del aire a presión constante, se puede asumir un valor promedio<br />

con Cp=1.0035 kJ*Kg -1 °C -1 .<br />

<br />

v es la densidad del vapor de humedad.<br />

KH es el coeficiente de transferencia turbulenta, que depende de la velocidad del viento en<br />

la horizontal, la rugosidad aerodinámica de la superficie, la altura de medición y la<br />

estabilidad atmosférica vertical.<br />

Tanto <br />

v como Cp son constantes.<br />

La ecuación anterior puede discretizarse considerando dos mediciones en dos<br />

puntos e introduciendo el concepto de resistencia:<br />

Q<br />

H<br />

<br />

a<br />

<br />

vC<br />

p<br />

Tc<br />

Ta<br />

(12)<br />

r<br />

Donde Ta es la temperatura del aire, Tc es la temperatura en la superficie de intercambio y<br />

ra es la resistencia aerodinámica o resistencia al flujo de calor en la capa límite airesuperficie<br />

entre ambas alturas.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 22<br />

Por otro lado, el flujo de calor latente QE nos permite estimar la transferencia de energía<br />

calorífica en la forma de calor latente, con la siguiente ecuación:<br />

Q<br />

E<br />

dq<br />

K<br />

wv<br />

(13)<br />

dz<br />

Kw es el coeficiente atmosférico de transferencia de vapor de agua, v<br />

es la densidad del<br />

vapor húmedo, y q, la humedad específica.<br />

La ecuación de balance puede ser simplificada si se introduce la siguiente relación:<br />

Q<br />

Q<br />

H<br />

<br />

(14)<br />

E<br />

Esta es la llamada razón de Bowen (), la que a su vez se puede conocer si se miden la<br />

temperatura ambiente y la presión de vapor a dos alturas (Sargeant y Tanner, 1967; Tanner,<br />

1988). Como puede verse, la relación de Bowen es la relación de los flujos de calores<br />

sensible y latente.<br />

Sustituyendo aproximaciones para el flujo de calor sensible y latente (evapotranspirativo),<br />

y asumiendo que KH = KW, ya que la energía de transferencia es una función de la densidad<br />

del aire para ambos términos. Si se expresa la humedad específica (q) en función de la<br />

presión de vapor (ea) se obtiene la expresión para la relación de Bowen:<br />

Q<br />

Q<br />

H v p<br />

h<br />

p<br />

p a<br />

1 2<br />

<br />

<br />

(15)<br />

e<br />

K C<br />

K<br />

w<br />

<br />

v<br />

v<br />

dT<br />

dz<br />

dq<br />

dz<br />

Donde P es la presión (hPa),<br />

C<br />

v<br />

T<br />

q<br />

v es el calor latente de evaporación (MJ/kg)<br />

<br />

C P T<br />

e<br />

v<br />

a<br />

T<br />

e<br />

CP, es el calor específico del aire a presión constante (MJ/kg ºK)<br />

a<br />

T T<br />

e e<br />

se refiere a la razón del peso molecular del agua/peso molecular del aire seco<br />

T1,2 es la temperatura del aire (ºC) en los niveles 1 y 2<br />

e1,2 es la presión de vapor (hPa) en los niveles 1 y 2<br />

KH y KW son los coeficientes de intercambio turbulento de QH y QE respectivamente<br />

La relación de Bowen se puede estimar usando la siguiente expresión, teniendo dos<br />

mediciones de la temperatura y presión de vapor a dos alturas diferentes:<br />

1<br />

2


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 23<br />

<br />

<br />

T T<br />

e e<br />

1<br />

2<br />

<br />

<br />

1 2<br />

<br />

(16)<br />

Los subíndices indican que las temperaturas (T) y las presiones de vapor (e) son medidos<br />

a dos alturas diferentes (por ejemplo, a 1.0 m y 2.0 m sobre la superficie). De esta manera,<br />

los flujos de calor sensible y evaporativo pueden ser derivados si la energía disponible (QH)<br />

puede ser medida. Existen sistemas de adquisición automática de datos para estimar<br />

directamente , que consisten en determinar la temperatura del aire y la presión de vapor a<br />

dos alturas distintas.<br />

Si se tienen mediciones de Q* (con el radiómetro neto, que consiste en dos sensores de<br />

radiación dispuesto, horizontalmente, uno mirando al cielo y el otro mirando al suelo) y<br />

QG (mediante placas sensoras que midan los flujos de calor en el suelo), se pueden despejar<br />

las incógnitas QH y QE y así tener todas las componentes de la ecuación 1.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 24<br />

ESTUDIOS DE BALANCE DE<br />

ENERGÍA ATMOSFÉRICO EN<br />

CIUDADES<br />

En este capítulo se presentan estudios de balances de energía realizados al interior de<br />

<strong>ciudades</strong>, orientados de manera particular a la capa de dosel urbano. El enfoque es muy<br />

básico, fundamentado en las ecuaciones 1 o 2, comentadas en párrafos anteriores. La idea<br />

fundamental es presentar en forma esquemática, secuencialmente ordenada en el tiempo,<br />

las diversas investigaciones que se han realizado alrededor de <strong>ciudades</strong> del mundo, en el<br />

que mediante, ya sea el método de covarianza turbulenta, o método de razón de Bowen, se<br />

han medido algunas componentes del balance energético, mientras que algunas otras<br />

componentes se han estimado o parametrizado a partir de algunas relaciones propuestas.<br />

En la medida de lo posible se incluyen la cobertura del suelo o uso el suelo alrededor del<br />

lugar de medición, lo que permitirá realizar la discusión en torno al papel que juegan estos<br />

materiales en la partición de flujos de energía.<br />

Aunque las campañas, aquí documentadas, que miden el balance de energía, son muy<br />

localizadas, y de ninguna manera representan a las <strong>ciudades</strong> completas y sus alrededores,<br />

estas campañas sirven para monitorear algunas partes del mosaico que constituyen la<br />

ciudad, principalmente para entender el impacto del crecimiento urbano y la modificación<br />

en el uso del suelo sobre el clima. Este es el primer paso necesario para la modelación del<br />

balance de energía atmosférico (Ross y Oke, 1988), o de otros elementos del clima urbano,<br />

como: a) la intensidad de la isla de calor urbano, que ha sido simulada por muchos autores,<br />

siendo los primeros, Myrup (1969), Johnson et al., (1991) y Oke et al. (1991), basados en<br />

datos de balance de energía; b) para modelar la circulación de vientos locales urbanos,<br />

p.e., Sievers y Zdunkowski (1986) y Kerschgens y Kraus (1990) que reconocen que es<br />

necesario estimar flujos de calor y de agua; c) otros autores como Richiardone y Brusaca<br />

(1989) usan el calor sensible turbulento (su variación diurna y la diferencia entre puntos<br />

urbanos y rurales) para lograr lo anterior, además de la estabilidad atmosférica vertical y<br />

el tamaño de la ciudad. Para la ciudad de México, Jazcilevich et al. (2000), mencionado<br />

por Tejeda y Jáuregui (2005) usaron parámetros de la ecuación de balance de energía para


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 25<br />

generar la evolución histórica de temperatura del aire en la capa de dosel en términos de la<br />

evolución de la expansión urbana y la planificación de la parte oriental de la ciudad.<br />

Como se mencionó anteriormente, los estudios aquí referidos se orientan a la capa límite<br />

urbana, principalmente a la capa de dosel urbana, en algunos puntos de varias <strong>ciudades</strong> del<br />

mundo. Para realizar estudios de balance de energía o de estabilidad atmosférica, se debe<br />

de monitorear el espesor de las capas que se desea analizar. No existe una sola respuesta<br />

porque cada capa, o sub-capa, es de importancia intrínseca en el conocimiento de los<br />

procesos físicos de la atmósfera. Por ejemplo, la capa superficial puede ser bastante<br />

profunda como para visualizar la difusión de contaminantes en la atmósfera local, pero la<br />

dispersión de polvo del desierto o cenizas de una erupción volcánica va más allá de la capa<br />

límite planetaria.<br />

Los instrumentos de medición constituyen otra fuente de restricción. Medir el balance de<br />

energía es factible con imágenes de satélite, pero para detalles es mejor hacer mediciones<br />

directas de las componentes del balance de energía. Si se dispone de suficientes sensores<br />

como para hacer mediciones de flujos de energía verticales y horizontales, es posible<br />

cuantificar el balance en cañones urbanos; el primer trabajo relacionado con este tema fue<br />

el de Núñez y Oke (1977), que usó instrumentos conectados a graficadoras de tinta, para<br />

mediciones en un cañón urbano en una calle que tenía 7.5 m de ancho, limitado por<br />

edificios de 5 m de alto; se utilizaron 16 radiómetros (para medir radiación solar y<br />

terrestre), 1 lisímetro, 7 radiómetros netos (para medir radiación neta), y 8 termómetros.<br />

Además, cuantificaron el papel que desempeñan los materiales y la orientación de las<br />

paredes, la cobertura superficial de la calle (en este caso hierba corta), y el ancho y altura<br />

del cañón urbano. Estudios como el anterior son muy completos, pero además complejos,<br />

por lo que no han proliferado, sin embargo, establecieron la base para la formulación<br />

teórica del problema. Algunas campañas de medición, realizadas en Israel a fines del siglo<br />

XX, y principios del siglo XXI, han medido perfiles verticales de viento, temperatura y<br />

radiación, dentro y arriba de cañones urbanos (Pearlmutter et al. 1999), y en Suiza,<br />

mediante el Experimento de Capa Límite Urbana de Basel (BUBBLE, por sus siglas en<br />

inglés) ha habido también una serie de mediciones muy importantes (Rotach, 2005;<br />

Christen et al., 2003, Roth et al., 2003).


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 26<br />

La utilización de sensores remotos ha posibilitado hacer estudios de balance energético<br />

superficial, con lo que se ha logrado estimar algunos flujos energéticos a gran escala (Iino<br />

y Hoyano, 1996; Yang, 2000), pero las variaciones en usos del suelo, por ejemplo, en el<br />

área urbana de San Luis, Missouri (Ching, 1985), ha demostrado que las medidas del flujo<br />

de calor sensible pueden ser sustancialmente diferentes a las obtenidas en mediciones<br />

puntuales hasta en un factor de 2 a 6, mientras que Schmid, op. cit., 1991, observó<br />

variaciones en QH de ±40% en distancias de 100 a 1000 m.<br />

Solamente cuando se aplican a regiones homogéneas (agrícolas o con vegetación nativa)<br />

se producen estimaciones razonables de las densidades de flujo de calor sensible y calor<br />

latente en la capa superficial, para casos en que no hay advección (Xinmei et al., 1993).<br />

Los comentarios anteriores implican que estas técnicas no es posible usarlas en cortas<br />

distancias de una ciudad por la diversidad de usos del suelo, por lo que la medición de las<br />

componentes del balance in situ es más apropiada para evaluar los flujos energéticos en el<br />

sistema suelo-atmósfera. Además, las mediciones puntuales son útiles para calibraciones<br />

de mediciones con sensores remotos, ya sea de vuelos en avión o imágenes de satélite.<br />

Para el estudio del balance energético, en esta revisión se ha utilizado el enfoque propuesto<br />

por Oke, op. cit. (1988), en el que los flujos se han evaluado en un volumen imaginario<br />

(véase figura 2), en el que el límite superior se ha puesto arriba del nivel del techo, y su<br />

base en un espesor del suelo donde los intercambios de energía son muy pequeños, o<br />

realmente no significativos en la escala de tiempo de consideración, lo que nos restringe a<br />

la capa de dosel urbano. Este punto de vista tiene la ventaja de poder evaluar cada uno de<br />

los flujos energéticos, a excepción del flujo de calor del suelo, que como veremos más<br />

adelante generalmente se estima como el residual de los otros flujos.<br />

Así que, brevemente, en esta revisión la evaluación del balance energético suelo-atmósfera<br />

se ha realizado en el tope del dosel urbano, es decir, de unos 10 a 20 metros sobre la azotea<br />

de los edificios, o en alturas aún mayores, a excepción de campañas de mediciones<br />

documentadas en algunas áreas rurales y áreas con vegetación, donde se monitorea la capa<br />

límite rural.<br />

Se describen en secciones independientes los estudios de balance de energía atmosférico<br />

para <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales y para <strong>ciudades</strong> de latitudes medias, partiendo del hecho de


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 27<br />

que los cambios en el uso del suelo, la vegetación y la morfología superficial son diferentes<br />

y de que, por tanto, los procesos que conducen a la partición de energía no son iguales.<br />

Estudios de <strong>Balance</strong> de Energía en Ciudades Tropicales<br />

El primer trabajo realizado en torno a este tema fue el desarrollado por Oke et al. (1992)<br />

basado en mediciones realizadas para la ciudad de México en 1985. De esa fecha hasta hoy<br />

se han publicado alrededor de catorce estudios, tanto en lenguaje inglés como en español<br />

(Tabla 1). No solamente se citan estudios publicados en revistas con factores de impacto,<br />

sino también los conseguidos en reportes técnicos y tesis.<br />

Cuadro 1 Resumen de estudios de balance de energía en <strong>ciudades</strong> tropicales (subtropicales). QH es densidad de flujo de calor sensible, QE<br />

densidad de flujo de calor latente, ΔQS densidad de flujo de calor almacenado. CT: técnica de medición de Covarianza Turbulen<br />

Ciudad, País<br />

Ciudad de<br />

México,<br />

México<br />

Tucson,<br />

Arizona,<br />

EE. UU.<br />

Ciudad de<br />

México,<br />

México<br />

Ciudad de<br />

México,<br />

México<br />

Miami,<br />

Florida,<br />

EE. UU.<br />

Latitud/Longitud<br />

/<br />

Altitud (msnm)<br />

19°25’ N<br />

99°10’ W<br />

2250<br />

32°07’ N<br />

110°56’ W<br />

776<br />

19°25’ N<br />

99°10’ W<br />

2250<br />

19°25’ N<br />

99°10’ W<br />

2250<br />

25°44’ N<br />

80°22’ W<br />

2<br />

Periodo medición<br />

(días medidos)<br />

3/Febrero al<br />

31/Marzo/1985<br />

(56)<br />

10-23/Junio/1990<br />

(13)<br />

1-7/Diciembre/<br />

1993<br />

(7)<br />

16-19/Mayo,<br />

28/Junio al<br />

3/Julio/1995<br />

(10)<br />

13/Mayo al<br />

21/Junio/1995<br />

Referencia<br />

Oke et al.,<br />

1992<br />

[68]<br />

Grimmond y<br />

Oke, 1995<br />

[26]<br />

Oke et al.,<br />

1999<br />

[69]<br />

Barradas et<br />

al., 1999<br />

[6]<br />

Grimmond y<br />

Oke, 1999;<br />

Comentarios<br />

Temporada: cálido seco.<br />

Sitio: Tacubaya.<br />

Método: CT<br />

Q H medido; ΔQ S calculado<br />

como residual; Q E<br />

parametrizado.<br />

Temporada: cálido con<br />

lluvias de verano.<br />

Sitio: Residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E parametrizados.<br />

ΔQ S calculado como<br />

residual.<br />

Temporada: período frío<br />

seco.<br />

Sitio: Palacio de Minería.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E parametrizados.<br />

ΔQ S calculado como<br />

residual.<br />

Temporada: fin del período<br />

seco e inicio del período<br />

húmedo.<br />

Sitio: UNAM (suburbano con<br />

vegetación).<br />

Método: Razón de Bowen.<br />

Temporada: período cálido y<br />

húmedo.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 28<br />

Ciudad de<br />

México,<br />

México<br />

Mexicali,<br />

México<br />

Néguev,<br />

Israel<br />

Ouagadougo<br />

u, Burkina<br />

Faso, Sahel<br />

Puebla,<br />

México<br />

Ciudad de<br />

México,<br />

México<br />

Cairo, Egipto<br />

19°25’ N<br />

99°10’ W<br />

2250<br />

32°37’ N<br />

115°26’ W<br />

5<br />

30º 50’ 00” N<br />

34º 40’ 00” E<br />

475<br />

12°22’ N<br />

1°31’ W<br />

300<br />

19°03’ N<br />

98°12’ W<br />

2160<br />

19º 24’ 00” N<br />

99º 10’ 00” W<br />

2240<br />

30º 01’ 33” N<br />

31º 12’ 27” E<br />

22<br />

(40) Newton et al.,<br />

2007<br />

1-14/Diciembre/<br />

1998<br />

(14)<br />

18-22/Marzo/<br />

2001<br />

(5)<br />

10-19/Julio/2001<br />

(10)<br />

Febrero/2002 a<br />

Enero/2003<br />

(360)<br />

1-7/Abril/2003<br />

(8)<br />

17-30/Marzo/<br />

2006<br />

(14)<br />

20/Noviembre/<br />

2007 a<br />

20/Febrero/2008<br />

(93)<br />

[28], [55]<br />

Tejeda-<br />

Martínez y<br />

Jáuregui,<br />

2005<br />

[91]<br />

García-Cueto<br />

et al., 2003<br />

[20]<br />

Pearlmutter et<br />

al., 2005<br />

[73]<br />

Offerle et al.,<br />

2005<br />

[58]<br />

Molina, 2013<br />

[50]<br />

Velasco et al.,<br />

2011<br />

[94]<br />

Frey et al.,<br />

2011<br />

[18]<br />

Sitio: complejo residencial<br />

de 1 nivel.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Período frío seco.<br />

Sitio: Escuela Preparatoria<br />

No. 7<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada de primavera.<br />

Sitio: zona educativa,<br />

residencial y comercial<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: periodo de<br />

verano; clima cálido, árido y<br />

seco.<br />

Sitio: Mediciones in situ en<br />

un modelo físico a escala,<br />

construido en el exterior para<br />

simular las condiciones de<br />

interacción urbana con la<br />

atmósfera.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: periodo seco.<br />

Sitio: Distrito Central de<br />

Negocios, periferia urbana y<br />

residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos.<br />

ΔQ S se calculó por modelado.<br />

Temporada: período seco<br />

cálido<br />

Sitio: Residencial, comercial.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: Periodo cálido.<br />

Sitio: zona comercial urbana,<br />

residencial y comercial de la<br />

ciudad de México; en azotea<br />

de un edificio.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: Periodo de<br />

invierno. Región de clima<br />

árido.<br />

Sitio: 3 sitios representativos<br />

de la región (urbano,


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 29<br />

Phoenix-<br />

Arizona,<br />

EE. UU.<br />

Sao Paulo,<br />

Brasil<br />

33º 26’ 00” N<br />

112º 04’ 00” W<br />

331<br />

22º 07’ 47” S<br />

51º 24’ 31” W<br />

425<br />

Diciembre 2011-<br />

Febrero 2012;<br />

Mayo-Agosto,<br />

2012<br />

(214)<br />

11/Junio a<br />

31/Octubre/2012<br />

(143)<br />

Chow et al.,<br />

2012<br />

[12]<br />

Barboza y<br />

Machado,<br />

2015<br />

[7]<br />

suburbano agrícola y<br />

suburbano desierto). En el<br />

urbano, sobre el techo de un<br />

edificio céntrico.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos<br />

Temporada:<br />

Tres<br />

temporadas, típicas del clima<br />

local (invierno, pre-monzón<br />

y monzón).<br />

Sitio: ciudad de clima cálido<br />

y árido dentro de un sitio<br />

residencial suburbano.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: verano con<br />

clima seco<br />

Sitio: realiza mediciones en 6<br />

sitios urbanos y suburbanos<br />

de la región oeste de Sao<br />

Paolo.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

De la tabla 1 se observa que el 50% de los estudios realizados en <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales<br />

se han hecho en <strong>ciudades</strong> de México, y más del 70% de ellos en la ciudad de México;<br />

solamente dos de ellos, el de Mexicali y el de Puebla, fuera de esa gran urbe. Destaca<br />

también el hecho de que solo un estudio, de esos 14 mencionados en la tabla 3, se ha<br />

realizado en el Polo sur, específicamente en Sao Paulo, Brasil; para el continente africano<br />

se han realizado dos estudios, el primero de ellos en Ouagadougou, Burkina Faso, y el<br />

segundo en El Cairo, Egipto. En el continente asiático se ha realizado el estudio de BEA<br />

para la ciudad de Néguev, Israel. Las <strong>ciudades</strong> de Tucson, Miami y Phoenix figuran entre<br />

las <strong>ciudades</strong> sureñas de Estados Unidos que también han realizado estudios de BEA.<br />

Tal y como se aprecia de la tabla 1, la temporada, y oportunidad, en la que se realizaron las<br />

mediciones fue diferente para cada ciudad, al igual que el uso del suelo y tiempo en días<br />

de cada campaña de medición. A excepción del experimento realizado por Barradas, et al.,<br />

1999, en que utilizó el método de razón de Bowen, en todas las demás <strong>ciudades</strong> se utilizó<br />

el método de covarianza turbulenta. En lo que respecta a los flujos de calor, en la mayoría


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 30<br />

de los experimentos, se midió Q*, QH y QE, y se estimó como residual a ΔQS. Vale la pena<br />

comentar que QE se parametrizó solamente en el estudio de Oke et al., (1992).<br />

En la tabla 2 se presenta la instrumentación utilizada, e información complementaria, tal<br />

como la compañía manufacturera y la altura a la que estuvieron posicionados los<br />

instrumentos durante las campañas de medición realizadas.<br />

Cuadro 2 Instrumentación, compañía manufacturera y altura de posicionamiento de los instrumentos en las campañas de medición de balance de<br />

energía atmosférico en las <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales. Fabricante: CS-Campbell Scientific; K&Z-Kippen and Zonnen.<br />

Ciudad, País (año y mes<br />

de experimento)<br />

[referencia]<br />

Ciudad de México, México<br />

(1985, Feb-Marzo)<br />

[68]<br />

Instrumentación<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Radiómetro neto (S1net)<br />

Fabricante<br />

Altura<br />

de<br />

Instrum<br />

entos<br />

(m)<br />

CS<br />

Swissteco 28<br />

Tucson, AZ, EE. UU.<br />

(1990, Jun.)<br />

[26]<br />

Ciudad de México, México<br />

(1993, Dic.)<br />

[69]<br />

Ciudad de México, México<br />

(1995, May-Jul.)<br />

[6]<br />

Miami, Florida, EE. UU.<br />

(1995, May.-Jun.)<br />

[28;55]<br />

Ciudad de México, México<br />

(1998, Dic.)<br />

[91]<br />

Mexicali, México<br />

(2011, Marzo)<br />

[20]<br />

Negev, Israel<br />

(2001, Jul.)<br />

[73]<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto(S1net)<br />

• Sensor de humedad y temperatura (MP100H)<br />

• Anemómetro y veleta (Met-One 012A;024A)<br />

• Radiómetro neto (S1net)<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Sensor de temperatura IR (Everest 4000L)<br />

• Radiómetro neto (REBS Q6)<br />

• Placas de flujo de calor en suelo (HFT-1)<br />

• Sensor de punto de rocio (DEW-10)<br />

• Anemómetro y veleta (03001 RM)<br />

• Adquisitor de datos (21X)<br />

• Pirgeómetro (PIR Eppley)<br />

• Radiómetro neto (REBS Q6)<br />

• Anemómetro sónico (Windmaster-3D)<br />

• Anemómetro (---)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Sensor de humedad y temperatura (HMP 35C)<br />

• Radiómetro neto (REBS Q7-1)<br />

• Anemómetro sónico (--- )<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Adquisitor de datos (21X)<br />

• Radiómetro neto (REBS Q*7-1)<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (REBS Q7-1)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

• Anemómetro sónico 3D (---)<br />

CS<br />

CS<br />

Swissteco<br />

Rotronics<br />

Met One Instruments<br />

Swissteco<br />

CS<br />

EnviroTherm<br />

CS<br />

CS<br />

General Eastern, Usa<br />

RM Young<br />

CS<br />

Eplab<br />

CS<br />

Gill Instruments<br />

RM Young<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

K&Z<br />

MeTech USA-1<br />

25.6<br />

28<br />

2.25<br />

10<br />

18<br />

19<br />

0.7 - 1.4<br />

*escala


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 31<br />

Ouagadougou, Burkina Faso,<br />

Sahel<br />

(Feb. 2002-Ene.,2003)<br />

[58]<br />

Puebla, México<br />

(2003, Abr.)<br />

[50]<br />

Ciudad de México, México<br />

(2006, Marz)<br />

[94]<br />

Cairo, Egipto<br />

(Nov.,2007-Feb., 2008)<br />

[18]<br />

Phoenix- Arizona, EE. UU.<br />

(Dic., 2011-Agt.,2012)<br />

[12]<br />

Sao Paolo, Brasil<br />

(2012, Jun.-Oct)<br />

[7]<br />

*CS-Campbell Scientific, K&Z-Kipp & Zonnen<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500) CS-Li Cor<br />

• Piranómetro (LI-200SA)<br />

Licor<br />

• Radiómetro neto (Q7.1)<br />

CS<br />

• Termopares IR (IRTC OS36)<br />

Omega<br />

• Sensor de temperatura IR (Raytek CI y TC)<br />

Raytek<br />

• Anemómetro sónico (81000)<br />

RM Young.<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

CS<br />

• Sensor de humedad y temperatura (MP100H) Rotronics<br />

• Radiómetro neto (Q7.1)<br />

• Anemómetro sónico (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Adquisitor de datos (21X)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (OP.2 IRGA)<br />

• Anemómetro sónico (SAT I3K)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

• Anemómetro sónico 3D (CSAT3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Piranómetro (CM22)<br />

• Pirgeómetro (CG4)<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Termohigrómetro (HMP4SAC)<br />

• Radiómetro neto (NR01)<br />

• Radiómetro neto (NR-Lite 2)<br />

• Termohigrómetro (HC2S3)<br />

• Adquisitor de datos (CR3000)<br />

• Pirgeómetro (PG4)<br />

• Anemómetro sónico 3D (CSAT3)<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

K&Z<br />

AppliedTechnologie<br />

Inc<br />

ADC BioScientific<br />

K&Z<br />

CS<br />

Li Cor<br />

K&Z<br />

K&Z<br />

CS<br />

Li Cor<br />

Vaisala<br />

Hukseflux<br />

K&Z<br />

CS<br />

CS<br />

K&Z<br />

CS<br />

18<br />

21<br />

42<br />

27<br />

22<br />

3<br />

En la mayoría de los casos, los sitios en los que se han realizado mediciones son<br />

predominantemente residenciales con casas de uno a dos pisos y algo de vegetación<br />

alrededor de los edificios. Una excepción es el centro de la ciudad de México,<br />

específicamente en el Palacio de Minería. Ningún estudio toma en cuenta la contribución<br />

antropogénica de calor (por automóviles, aire acondicionado, etc.), y buena parte de las<br />

observaciones se han realizado en el período seco, con cielo mayormente despejado,<br />

excepto en los casos de Miami y Tucson que se realizaron a principios del período húmedo,<br />

en el caso de la primera ciudad, y cuando el monzón está en su apogeo, en el caso de la<br />

segunda ciudad.<br />

Para tener una idea de la repartición de energía neta, se presenta un ensamble (promedio<br />

horario) de los flujos del balance de energía para algunas <strong>ciudades</strong> tropicales. Al no tener


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 32<br />

acceso a la base de datos se ha recurrido al copy-paste (copiado-pegado) a partir de los<br />

estudios originales de distintos autores; lo anterior tiene dos limitaciones: 1) la calidad de<br />

la figura(s) difiere considerablemente, y 2) no todos los artículos consultados tienen este<br />

ensamble de flujos. La segunda limitación, no así la primera, fue subsanada al presentar en<br />

una tabla un promedio de los flujos normalizados por la radiación neta.<br />

Comparando los flujos de energía para los cinco lugares de la ciudad de México en los que<br />

se han realizado mediciones, se puede observar qué tanto de la partición de energía depende<br />

de las características del lugar. En el caso de Tacubaya se midió una considerable cantidad<br />

de flujo de calor latente, ya que este sitio se localiza en un área cuyo de uso de suelo es<br />

residencial, comercial e industrial con algo de vegetación (fig. 4); en un área densamente<br />

construida, como es el Palacio de Minería, con muy poca vegetación, el flujo de calor<br />

almacenado está por encima del flujo de calor sensible, como resultado de una alta inercia<br />

térmica, provocado por los alrededores del lugar (fig. 5). En el caso del sitio suburbano con<br />

vegetación (UNAM), el flujo de calor latente domina al flujo de calor sensible, mientras<br />

que el almacenamiento de calor no es importante (fig. 6). La Escuela Preparatoria No. 7,<br />

ubicada en un área urbana de alta densidad, con edificios de tres a cuatro pisos, con suelo<br />

pavimentado en un 90%, y casi sin vegetación, presenta un flujo de calor diario, similar al<br />

Palacio de Minería, no solamente porque ambas campañas fueron realizadas en un mes frío<br />

seco (diciembre), sino porque las áreas de influencia de los sensores están carentes de<br />

vegetación (fig. 7); el flujo de energía para evaporación no fue mayor al 20%, mientras que<br />

el valor nocturno del calor almacenado en la superficie es sobresaliente.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 33<br />

Figura 4 BEA en la baja atmósfera en 15 días despejados del 3 de febrero al 31 de marzo de 1985 en el sitio de Tacubaya de la ciudad de<br />

México, México. Tomada de Tejeda-Martínez y Jáuregui, 2005.<br />

Figura 5 BEA en la baja atmósfera el 3 de diciembre de 1993 en el sitio del Palacio de Minería de la ciudad de México, México. Tomada de<br />

Tejeda-Martínez y Jáuregui, 2005.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 34<br />

Figura 6 BEA en la baja atmósfera el 1 de julio de 1995 en el sitio de UNAM (reserva suburbana con vegetación) de la ciudad de México,<br />

México (día parcialmente nublado). Tomada de Tejeda-Martínez y Jáuregui, 2005.<br />

Figura 7 BEA en la baja atmósfera del 10 al 23 de junio de 1990 en un Preparatoria No. 7 de la ciudad de México, México. Tomada de<br />

Tejeda-Martínez y Jáuregui, 2005.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 35<br />

En las dos <strong>ciudades</strong> con clima árido seco, Mexicali y Tucson, tal y como se esperaba, el<br />

flujo de calor sensible, QH, muestra magnitudes grandes durante el período diurno (figuras<br />

8 y 9). El hecho de que haya una proporción mayor de vegetación, y tal vez riego para<br />

mantener el verdor de las especies arbóreas y césped, causa valores relativamente grandes<br />

de calor latente, QE, hasta las primeras horas de la tarde en Tacubaya en la ciudad de<br />

México, lo que reduce la cantidad de energía disponible para almacenamiento, comparado<br />

con, por ejemplo, para la ciudad de Mexicali.<br />

Figura 8 BEA en la baja atmósfera del 18 al 22 de marzo de 2001 en el sitio del Instituto de Ingeniería de la UABC de la ciudad de<br />

Mexicali, México. Tomada de García-Cueto et al., 2003.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 36<br />

Figura 9 BEA en la baja atmósfera del 10 al 23 de julio de 2001 en un sitio suburbano de Tucson, AZ, EE. UU. Tomada de Grimmond y<br />

Oke, 1995.<br />

En cuanto a la ciudad de Ouagadougou, Burkina Faso (fig. 10), los flujos de energía<br />

importantes son el de calor sensible y el calor almacenado; debido a la cobertura de árboles,<br />

aproximadamente un 10% de la superficie activa, el flujo de calor latente es significativo<br />

por lo que no puede ignorarse.<br />

Figura 10 BEA en la baja atmósfera del 8 al 20 de febrero de 2003 en un sitio urbano residencial de la ciudad de Ouagadougou, Burkina<br />

Faso. Tomada de Offerle et al., 2005.<br />

En la ciudad de Miami el balance de energía (fig. 11), como veremos posteriormente, es<br />

similar al de climas templados; el flujo dominante de calor es el sensible, que alcanza un


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 37<br />

valor máximo entre las 12 y las 14 horas, y a pesar de ser un lugar tropical húmedo, el flujo<br />

de calor latente es más pequeño de lo que podría esperarse, tal vez por la reducida<br />

evaporación que es provocada por el déficit de presión de vapor.<br />

Figura 11 BEA en la baja atmósfera del 13 de mayo al 21 de junio de 1990 en un sitio suburbano de la ciudad de Miami, FL, EE. UU.<br />

Tomada de Newton et al., 2007.<br />

Para el caso de Néguev, Israel, debido a sus condiciones consistentemente áridas el flujo<br />

de calor latente (QE) es ignorado; QS y QH presentan valores parecidos con un desfase<br />

diurno, lo que es particularmente parecido con la ciudad de Mexicali, México (fig. 12).<br />

Figura 12 BEA en la baja atmósfera del 10 al 19 de junio de 2001 en Néguev, Israel. Tomada de Pearlmutter et al., 2005.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 38<br />

Para la ciudad de Puebla, México, prevalecen los flujos de calor sensible y el<br />

almacenamiento de calor en el suelo, con los valores más pequeños para el flujo de calor<br />

latente (fig. 13).<br />

Figura 13 BEA en la baja atmósfera del 1 al 7 de abril de 2003 en un sitio urbano comercial-residencial de la ciudad de Puebla, México.<br />

Tomada de Molina, 2013.<br />

Para la ciudad de Phoenix, AZ, todos los flujos muestran distintas variaciones estacionales<br />

con las magnitudes más grandes en los meses de verano (pre-monzón y monzón, fig. 14).<br />

La mayor parte de la energía diurna se reparte en QS, seguida de QH y QE. Se observa un<br />

cambio de fase, mucho después del mediodía cuando QH > QS, comparando el invierno<br />

vs verano, lo que es indicativo de condiciones turbulentas más grandes durante el verano.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 39<br />

Figura 14 Promedios estacionales de BEA en la baja atmósfera entre los años 2011-2013 en un sitio suburbano de la Phoenix, AZ, EE.<br />

UU. Tomada de Chow et al., 2012.<br />

En todas las estaciones se observa que QH es negativo en las noches, lo que es indicador<br />

de condiciones neutras/estables en ese período. Dadas las características áridas del sitio se<br />

tienen bajos valores de QE, que se incrementan ligeramente durante los meses de verano,<br />

sobre todo en el período del monzón. Cuando se compara con otros lugares secos (Roth,<br />

2007) los datos de QE son relativamente altos, a pesar de la superficie árida y bajas<br />

condiciones de humedad del suelo. Este resultado sugiere un fuerte efecto de oasis urbano<br />

a escala local, debido probablemente a la evapotranspiración integrada de micro-escala<br />

desde los jardines con césped y especies de árboles no nativas.<br />

En todas las figuras mostradas de las diferentes <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales se muestra un<br />

patrón de histéresis entre Q* y QH, con un QH realzado por la tarde, respecto al que se<br />

presenta por la mañana. Es claro que QE varía ampliamente en función de la disponibilidad<br />

de humedad en la superficie, que a su vez depende de la vegetación y de la irrigación para<br />

mantener las áreas verdes.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 40<br />

En la tabla 3 se documentan los resultados de los flujos de energía en la baja atmósfera en<br />

las <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales, normalizados por la radiación neta (Q*), así como, para cada<br />

sitio de medición de cada ciudad estudiada, información sobre uso y cobertura del suelo,<br />

alrededor del lugar de medición. La razón de usar flujos normalizados es para eliminar el<br />

efecto de las diferencias en la radiación neta y con lo anterior realizar una comparación de<br />

los demás flujos energéticos.<br />

De manera general se observa que para la ciudad densamente urbanizada de México, y<br />

<strong>ciudades</strong> ubicadas en zonas áridas, Mexicali y Tucson, prácticamente carentes de<br />

vegetación, la razón de QH/Q* es mayor, comparada con QE/Q*, que se refleja en valores<br />

grandes de razón de Bowen (última columna de la tabla 3). Aunque esta relación parece<br />

clara, no hay una relación lineal entre el área construida, la morfología urbana y el potencial<br />

de calentamiento directo del aire. Parece probable que, mientras que en general QH/Q* se<br />

incrementa con la fracción de la superficie cubierta por superficies construidas o<br />

impermeables, cualesquier relación está modulada por la disponibilidad de agua, y por<br />

tanto el cociente de QE/Q*, y la eficiencia de almacenamiento en el suelo, lo que tiene que<br />

ver con la razón de QS/Q*.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 41<br />

Cuadro 3 Uso del suelo/cobertura del suelo y flujos de energía, normalizados por Q*, para las <strong>ciudades</strong> (sub)tropicales.<br />

Ciudad, País (año y mes)<br />

[Referencia]<br />

(Uso de suelo/Cobertura de suelo)<br />

Ciudad de México, México<br />

(1985, Feb-Marzo)<br />

[68]<br />

Urbano. Área mixta de zonas residenciales,<br />

comerciales e industriales; rodeado de<br />

edificios de 5m de altura en promedio;<br />

cobertura de suelo con áreas verdes 23%,<br />

pavimento 16%, techos de edificios 23%, y<br />

cañones urbanos 38%.<br />

Tucson, AZ, EE. UU.<br />

(1990, Jun.)<br />

[26]<br />

Suburbano. Residencias de un solo nivel,<br />

paisaje seco, vegetación da bajo uso de<br />

agua. Construcciones 20.7%, pavimentos<br />

37.0, lotes baldíos 17.5%, árboles y arbustos<br />

12%, pastos sin irrigación 12.9%.<br />

Ciudad de México, México<br />

(1993, Dic.)<br />

[69]<br />

Oficinas gubernamentales, museos, iglesias,<br />

oficinas de correos, educativa y comercial.<br />

Edificios piedra o concreto con techos de<br />

concreto, brea, lámina y tejas. Calles de<br />

concreto, asfaltadas, superficies con<br />

azulejos, adoquín y losas.<br />

Ciudad de México, México<br />

(1995, May-Jul.)<br />

[6]<br />

Mediciones realizadas en una zona urbana<br />

rodeada de vegetación. La cobertura de<br />

suelo del sitio, se compone de campos<br />

deportivos, jardines, caminos y áreas de<br />

piedra volcánica y asfalto, así como<br />

edificios de 2-8 m. de altura en promedio.<br />

Miami, Florida, EE. UU.<br />

(1995, May.-Jun.)<br />

[28; 55]<br />

Suburbano residencial. Suburbano con<br />

residencias de un solo nivel, con jardines,<br />

árboles en las calles y patios cubiertos de<br />

césped.<br />

Razón de Flujos de Energía<br />

QH/Q* QE/Q* ΔQS/Q* β= QH/ QE<br />

0.34 0.30 0.36 1.12<br />

0.52 0.25 0.23 2.08<br />

0.38 0.04 0.58 9.9<br />

Temporada<br />

seca: 0.69<br />

Temporada<br />

húmeda: 0.27<br />

0.07<br />

0.03<br />

0.25<br />

0.70<br />

1.92<br />

0.04<br />

0.42 0.27 --- 1.55


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 42<br />

Ciudad de México, México<br />

(1998, Dic.)<br />

[91]<br />

Sitio urbano, cerca del centro de la ciudad y<br />

rodeado principalmente de edificios<br />

comerciales y áreas residenciales; con<br />

aproximadamente un 90% de áreas<br />

pavimentadas y escasa vegetación en la<br />

cobertura del suelo.<br />

Mexicali, México<br />

(2001, Marzo)<br />

[20]<br />

Mediciones realizadas en un área rural y otra<br />

suburbana. El área suburbana fue un campus<br />

universitario, rodeado de vegetación y<br />

campos deportivos, edificios, zonas<br />

residenciales y amplias calles de asfalto y<br />

concreto.<br />

0.51 0.005 0.48 3.89<br />

0.56 0.11 0.33 2.0<br />

Negev, Israel<br />

(2001, Jul.)<br />

[73]<br />

Un modelo construido a escala en un área<br />

17x20m, intenta simular las condiciones<br />

superficiales de una zona urbana idealizada<br />

sin vegetación y con pavimento de concreto<br />

y suelo natural. El experimento se realizó en<br />

2 escalas diferentes de obstáculos (0.2 y<br />

0.4m).<br />

(Modelo-0.2)<br />

0.75<br />

(Modelo-0.4)<br />

0.71<br />

---<br />

---<br />

0.25<br />

0.29<br />

---<br />

---<br />

Ouagadougou, Burkina Faso, Sahel<br />

(Feb. 2002-Ene.,2003)<br />

[58]<br />

Negocios, residencial tradicional,<br />

residencial moderno de varios pisos de<br />

altura. Edificios altos de concreto y acero de<br />

refuerzo, asfalto, adoquín, residencias de<br />

concreto, techos de lámina corrugada.<br />

Puebla, México<br />

(2003, Abr.)<br />

[50]<br />

Sitio urbano, cercano al centro histórico con<br />

edificios coloniales, cuya altura fluctúa<br />

alrededor de los 5 m. Principal material de<br />

construcción es de piedra y ladrillo.<br />

0.41 0.11 0.47 3.7<br />

0.18 0.005 0.74 32.45<br />

Ciudad de México, México<br />

(2006, Marzo)<br />

Días fríos:<br />

0.37<br />

0.13<br />

0.13<br />

0.60<br />

0.50<br />

3.48<br />

2.91


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 43<br />

[94]<br />

Realizado en una zona urbana, residencial,<br />

comercial y cercana al centro de la ciudad.<br />

El sitio de estudio es clasificado como<br />

“compact housing” y se ubica sobre una<br />

orografía mayormente llana y homogénea<br />

en materiales, densidad y altura de<br />

construcciones. Las coberturas<br />

predominantes son: suelo residencial<br />

comercial (57%), vegetación (6%),<br />

caminos, calles y suelos impermeables<br />

(37%)<br />

Cairo, Egipto<br />

(Nov.,2007-Feb., 2008)<br />

[18]<br />

Se analizan las mediciones de flujo y<br />

transporte de energía en 3 sitios<br />

característicos de la región (urbano,<br />

suburbano agrícola y suburbano desértico).<br />

En el sitio urbano (Campus de la<br />

Universidad de Cairo), predominan<br />

edificios altos, tráfico de autos y caminos y<br />

calles pavimentadas; a los alrededores<br />

existen algunas áreas verdes y parques con<br />

campos botánicos.<br />

Días cálidos:<br />

0.38<br />

Q H 48.5<br />

W/m 2<br />

Q* 158<br />

W/m 2 Q E 19.4<br />

W/m 2<br />

Q* 158<br />

W/m 2 ---<br />

---<br />

1.9<br />

Phoenix- Arizona, EE. UU.<br />

(Dic., 2011-Agt.,2012)<br />

[12]<br />

Con mediciones in situ dentro de un amplia<br />

área residencial suburbana de Phoenix, se<br />

definieron alrededor de la torre de<br />

monitoreo, coberturas de suelo de: edificios<br />

(26%), caminos y asfalto (20%), árboles y<br />

pasto (14%) y suelo sin cubierta de<br />

pavimento (36%)<br />

Q H 0-200 Q E 40-60<br />

W/m 2 W/m 2<br />

Q* 400 Q* 400<br />

W/m 2 W/m 2<br />

ΔQ S Q H 0-200<br />

250 W/m 2 W/m 2<br />

Q* 400 Q E 40-60<br />

W/m 2 W/m 2<br />

Sao Paolo, Brasil<br />

(2012, Jun.-Oct)<br />

[7]<br />

Con mediciones realizadas en seis<br />

localidades del suroeste de Sao Paolo, con<br />

diferentes características de suelo (urbanas,<br />

suburbanas y rurales). Algunos de los tipos<br />

de cobertura de suelo dominantes, fueron:<br />

áreas verdes, coberturas verdes con pocos<br />

árboles, pavimento con área de árboles,<br />

cobertura irregular de árboles y superficies<br />

mixtas.<br />

--- --- --- 0.3 -0.7


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 44<br />

Estudios de <strong>Balance</strong> de Energía en Ciudades de<br />

Latitudes Medias<br />

Comparado con los estudios de balance de energía en <strong>ciudades</strong> de latitudes (sub)tropicales,<br />

los realizados en <strong>ciudades</strong> de latitudes medias dan un total de 19, es decir, son superados<br />

solamente por cinco estudios; una diferencia importante es que en el caso de <strong>ciudades</strong><br />

(sub)tropicales, como se mencionó, el 50% de los estudios se han realizado para distintos<br />

sitios de la ciudad de México, mientras que para las latitudes medias todos los estudios se<br />

han realizado para distintas <strong>ciudades</strong>, tanto de América (principalmente Canadá y Estados<br />

Unidos), como de Europa y Asia. En la tabla 4 se presenta un resumen de esos estudios. Se<br />

observa que en todas las campañas de mediciones se utilizó el método de covarianza<br />

turbulenta para medir las densidades de flujos de calor sensible y calor latente. La densidad<br />

de flujo de calor almacenado, en todos los casos, fue estimada como un residual de los<br />

otros flujos (incluyendo, por supuesto, la medición directa de la radiación neta).<br />

Cuadro 4 Resumen de estudios de balance de energía en <strong>ciudades</strong> de latitudes medias. QH es densidad de flujo de calor sensible, QE densidad de<br />

flujo de calor latente, ΔQS densidad de flujo de calor almacenado. CT: técnica de medición de Covarianza Turbulenta.<br />

Ciudad, País<br />

Sacramento,<br />

CA, EE. UU.<br />

Chicago, IL,<br />

EE. UU.<br />

Vancouver<br />

BC, Canadá<br />

Los Ángeles<br />

CA, EE. UU.<br />

Latitud/Longitud/<br />

Altitud (msnm)<br />

38°39’ N<br />

121°30’ W<br />

9<br />

41°57’ N<br />

87°48’ W<br />

181<br />

49°15’ N<br />

123°18’ W<br />

82<br />

34°08’ N<br />

118°03’ W<br />

71<br />

Periodo de medición<br />

(días medidos)<br />

20-28/Agosto/1991<br />

(8)<br />

1-31/Julio/1992<br />

(31)<br />

6-13/Julio/1989<br />

24/Julio al<br />

17/ Septiembre/1992<br />

(55)<br />

4/Julio al<br />

11/Agosto/ 1993<br />

(38)<br />

Referencia(s)<br />

Grimmond et al.,<br />

1993<br />

Grimmond y Oke,<br />

1995<br />

[25;26]<br />

Grimmond et al.,<br />

1994<br />

[24]<br />

Roth y Oke, 1994<br />

Grimmond y Oke,<br />

1999<br />

[79; 28]<br />

Grimmond y Oke,<br />

1995<br />

[26]<br />

Comentarios<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: Residencia.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: Residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: Residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: Residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 45<br />

Arcadia, Los<br />

Ángeles, CA,<br />

EE. UU.<br />

San Gabriel,<br />

Los Ángeles,<br />

CA, EE. UU.<br />

Edimburgo,<br />

Escocia<br />

34°7′ N<br />

118°2′ W<br />

147<br />

34°09′ N<br />

118°10′ W<br />

128<br />

55º 57’ 17” N<br />

03º 10’ 52” W<br />

102<br />

8-26/Julio/1994<br />

(18)<br />

8-26/Julio/1994<br />

(18)<br />

28 /Octubre al<br />

30/Noviembre/2000<br />

(34)<br />

Grimmond et al.,<br />

1996<br />

[27]<br />

Grimmond et al.,<br />

1996<br />

[27]<br />

Nemitz et al.,<br />

2002<br />

[54]<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: verano.<br />

Sitio: residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: durante otoño, en una<br />

ciudad de clima marítimo<br />

moderado.<br />

Sitio: parte más alta de una torre de<br />

piedra, situada en el punto más alto<br />

de la zona.<br />

Método: CT.<br />

Q*, QH y QE medidos.<br />

Christchurch,<br />

Nueva<br />

Zelanda<br />

Tokyo, Japón<br />

Lódz, Polonia<br />

Barcelona,<br />

España<br />

Marsella,<br />

Francia<br />

Basel, Suiza<br />

43° 33' S<br />

172° 47' E<br />

920<br />

35° 34' N<br />

139° 41' E<br />

40<br />

51°46’ N<br />

19°27’ E<br />

180-235<br />

41º 22’ 57” N<br />

2º 10’ 37” E<br />

250-500<br />

43º 29’ 00” N<br />

5º 38’ 00” E<br />

13<br />

47° 00' N<br />

8° 00' E<br />

510<br />

29/Enero al<br />

18/Febrero/1996<br />

16/Julio al 9/Agosto/<br />

1997<br />

(45)<br />

1/Mayo/2001 al<br />

30/Abril/2002<br />

(365)<br />

1/Junio al<br />

30/ Septiembre/2001<br />

(120)<br />

16 y 19-21/Junio/<br />

2001<br />

(4)<br />

4-11/Julio/2001<br />

(7)<br />

10/Junio al<br />

10/Julio/2002<br />

(30)<br />

Spronken-Smith,<br />

2002<br />

[87]<br />

Moriwaki y Kanda,<br />

2004<br />

[51]<br />

Offerle et al., 2006a<br />

[59]<br />

García et al., (2012)<br />

[19]<br />

Roberts et al., 2006<br />

[76]<br />

Christen y Vogt,<br />

2004<br />

[14]<br />

Temporada: Verano e Invierno.<br />

Sitio: Zona comercial y<br />

residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada de Verano e Invierno.<br />

Sitio: Residencial.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada de verano e invierno.<br />

Sitio: Residencia.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S=n.a.<br />

Temporada: durante verano.<br />

Clima templado del Mediterráneo<br />

Sitio: mediciones en una ciudad<br />

costera del Mediterráneo con alta<br />

densidad urbana.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: clima cálido y seco,<br />

durante el verano.<br />

Sitio: centro de la ciudad, en una<br />

azotea de un edificio; zona de alta<br />

densidad urbana.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: Se incluye un periodo<br />

anual con un enfoque en el verano.<br />

Sitio: centro de la ciudad,<br />

suburbano, rural.<br />

Método: CT.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 46<br />

Melbourne,<br />

Australia<br />

Greenwood,<br />

Kansas City,<br />

Missouri,<br />

EE. UU.<br />

Helsinki,<br />

Finlandia<br />

Ciudad Kanto,<br />

Japón<br />

Londres,<br />

Reino Unido<br />

Beijing, China<br />

37º 49’ 00” S<br />

144º 53’ 00” E<br />

10<br />

38°51’ N<br />

94°20’ W<br />

231<br />

66º 20’ 00” N<br />

24º 96’ 00” E<br />

26<br />

39º 04’ 00” N<br />

139º 07’ 00” E<br />

14<br />

51º 30’ 00” N<br />

07º 00’ 00” W<br />

20<br />

39º 58’ 00” N<br />

116º 42’ 00” E<br />

50<br />

1/Agosto/2003 al<br />

31/Julio/2004<br />

(365)<br />

1-17/Agosto/2004<br />

(17)<br />

1/Diciembre/2005 al<br />

31/Agosto/2006<br />

(270)<br />

1/Abril/2006 al<br />

31/Marzo/2007<br />

(365)<br />

Octubre 2008 a<br />

Marzo 2012<br />

(3.5 años)<br />

1/Julio/2009 al<br />

30/Junio/2010<br />

(365)<br />

Coutts et al., 2007<br />

[15]<br />

Balogun et al., 2009<br />

[5]<br />

Vesala et al., 2008<br />

[97]<br />

Kawai y Kanda, 2010<br />

[38]<br />

Kotthaus y<br />

Grimmond, 2014<br />

[40]<br />

Miao et al., 2012<br />

[49]<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: aproximadamente un<br />

año de mediciones.<br />

Sitio: 3 lugares con alta, media y<br />

baja densidad urbana; un sitio<br />

rural.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: verano con 17 días de<br />

mediciones.<br />

Sitio: residencial con vegetación.<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S calculado<br />

como residual.<br />

Temporada: invierno, primavera y<br />

verano<br />

Sitio: torre de mediciones en zonas<br />

con superficies urbanas<br />

heterogéneas y presencia de<br />

vegetación a los alrededores de la<br />

ciudad.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H, Q E y flujo C0 2 medidos<br />

Temporada: un año de mediciones.<br />

Sitio: mediciones de balance de<br />

energía en la ciudad, utilizando el<br />

modelo COSMOS, el cual consiste<br />

en una ciudad diseñada a escala, e<br />

idealizada sin actividad humana,<br />

ni vegetación y homogénea en la<br />

geometría urbana.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: mediciones de más de<br />

3 años en un clima templado y<br />

lluvioso marino.<br />

Sitio: 2 torres de medición<br />

cercanas entre si (azoteas de<br />

edificios), localizados en una zona<br />

de alta densidad urbana.<br />

Método: CT.<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual<br />

Q F modelado.<br />

Temporada: Clima cálido y<br />

húmedo. Veranos cálidos y<br />

lluviosos; inviernos fríos y secos.<br />

Sitio: mediciones realizadas en<br />

una torre de 325m de altura en el<br />

centro de la ciudad; se comparan<br />

mediciones a 3 distintos niveles.<br />

Método: CT.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 47<br />

Oberhausen,<br />

Alemania<br />

51° 28' N<br />

6° 52' E<br />

47<br />

15/Agosto/2010 al<br />

15/Abril/2011<br />

(270)<br />

Goldbach y Kuttler ,<br />

2013<br />

[21]<br />

Q*, Q H y Q E medidos; ΔQ S<br />

calculado como residual.<br />

Temporada: se considera el<br />

análisis de 9 meses.<br />

Sitio: Hospital<br />

Método: CT.<br />

Q H y Q E medidos; ΔQ S no<br />

considerado.<br />

En la tabla 5 se presenta la instrumentación utilizada, e información complementaria, tal<br />

como la compañía manufacturera y la altura a la que estuvieron posicionados los<br />

instrumentos durante las campañas de medición realizadas.<br />

Cuadro 5 Instrumentación, compañía manufacturera y altura de posicionamiento de los instrumentos en las campañas de medición de balance de<br />

energía atmosférico en las <strong>ciudades</strong> de latitudes medias. Fabricante: CS-Campbell Scientific, K&Z-Kippen & Zonnen<br />

Ciudad, País (año y mes<br />

de experimento)<br />

[Referencia]<br />

Sacramento, CA, EE. UU.<br />

(1991, Agt.)<br />

[25; 26]<br />

Chicago, IL, EE. UU.<br />

(1992, Jul.)<br />

[24]<br />

Instrumentación<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (S1net)<br />

• Probeta temperatura/humedad relativa (CSI 207)<br />

• Anemómetro (RM Young)<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (S1net)<br />

• Sensor de humedad y temperaturas (HMP 35C)<br />

• Radiómetro neto (Q6)<br />

• Anemómetro (RM Young)<br />

Fabricante<br />

CS<br />

CS<br />

Swissteco<br />

CS<br />

RM Young<br />

CS<br />

CS<br />

Swissteco<br />

CS<br />

REBS<br />

RM Young<br />

Altura<br />

de<br />

Instrum<br />

entos<br />

(m)<br />

29<br />

18<br />

Vancouver BC, Canadá<br />

(1992, Jul.-Sept.)<br />

[79; 28]<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (S1net)<br />

CS<br />

CS<br />

Swissteco<br />

30<br />

Los Angeles CA, EE. UU.<br />

(1993, Jul.-Agt.)<br />

[26]<br />

Arcadia, Los Ángeles, CA,<br />

EE. UU.<br />

(1994, Jul.)<br />

[27]<br />

San Gabriel, Los Ángeles,<br />

EE. UU.<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (Q6)<br />

• Sensor de humedad y temperaturas (HMP 35C)<br />

• Anemómetro (RM Young)<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (Q6)<br />

• Piranómetro (LI-200SA)<br />

• Sensor de humedad y temperaturas (HMP35C)<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

CS<br />

CS<br />

REBS<br />

CS<br />

RM Young<br />

CS<br />

CS<br />

REBS<br />

Li Cor<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

30.5<br />

32.5<br />

18


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 48<br />

(1994, Jul.)<br />

[27]<br />

Edimburgo, Escocia<br />

(Oct- Nov. 2000)<br />

[54]<br />

Christchurch, Nueva Zealanda<br />

(Ene.-Feb.,1996)<br />

(Jul.-Agt.,1997)<br />

[87]<br />

Tokyo, Japón<br />

(May.,2001-Abr.,2002)<br />

[51]<br />

• Radiómetro neto (Q6)<br />

• Piranómetro (LI-200SA)<br />

• Probeta temperatura/humedad relativa (CSI 207)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-6262)<br />

• Anemómetro sónico (Asymmetric R1012)<br />

• Radiómetro neto (Q7.1)<br />

• Anemómetro sónico y termopares (CA27)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Sensor de humedad y temperaturas (HMP 35C)<br />

• Anemómetro (A101ML)<br />

• Anemómetro sónico (usonic-3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Piranómetro (MS-42)<br />

• Pirgeómetro (MS-202)<br />

REBS<br />

Li Cor<br />

CS<br />

Li Cor<br />

Gill Instruments<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

Vector<br />

Instruments<br />

METEK<br />

Li Cor<br />

Eko<br />

Instruments<br />

Eko Instruments<br />

65<br />

*del<br />

nivel de<br />

calle<br />

21<br />

29<br />

Lódz, Polonia.<br />

(Jun.-Sept., 2001)<br />

[59]<br />

Barcelona, España<br />

(2001, Jun.)<br />

[19]<br />

Marsella, Francia<br />

(2001, Jul.)<br />

[76]<br />

Basel, Suiza<br />

(Jun., 2001-Jul., 2001)<br />

[14]<br />

• Anemómetro sónico 3-D (---)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

• Sensor de humedad y temperatura (MP100H)<br />

• Anemómetro y veleta (---)<br />

• Piranómetro (---)<br />

• Radiómetro neto (---)<br />

• Anemómetro sónico 3 D (---)<br />

• Higrómetro de krypton (---)<br />

• Anemómetro sónico (81000)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

• Termómetro IR (400A)<br />

• Escanner IR (SC 500)<br />

• Dispositivos de temperatura y humedad (HOBO<br />

logger)<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Anemómetro sónico (usonic-3)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

Applied<br />

Technologies<br />

CS<br />

K&Z<br />

Rotronic<br />

RM Young<br />

Li Cor<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

RM Young<br />

Li Cor<br />

K&Z<br />

Iverest<br />

InterScience<br />

System<br />

ThermanCam<br />

Onset Computer<br />

Corp<br />

CS<br />

CS<br />

METEK<br />

K&Z<br />

37<br />

41 ±4<br />

34 y 44<br />

31.7<br />

Melbourne, Australia<br />

(Agt., 2003-Jul., 2004)<br />

[15]<br />

Greenwood, Kansas City,<br />

EE. UU.<br />

(2004, Agt.)<br />

• Anemómetro sónico 3D (CSAT3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Adquisitor de datos (CR23X)<br />

• Termohigrómetro (HMP45C)<br />

• Radiómetro neto (G7.1)<br />

• Albedómetro (CM7B)<br />

• Pirgeómetro (CG4;CG2)<br />

• Anemómetro y veleta (WindSentry)<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Higrómetro de krypton (KH20)<br />

• Radiómetro neto (Q7.1)<br />

CS<br />

Li Cor<br />

CS<br />

CS<br />

Radiation&Ener<br />

gySystem InC<br />

K&Z<br />

K&Z<br />

RM Young CO<br />

CS<br />

CS<br />

CS<br />

40-38<br />

33


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 49<br />

[5] • Sensor de humedad y temperaturas (HMP35C)<br />

• Anemómetro y veleta (RM 03101-L)<br />

• Piranómetro (SP-Lite-L)<br />

Helsinki, Finlandia<br />

(Dic., 2005-Agt., 2006)<br />

[97]<br />

• Estación meteorológica (Milos 520)<br />

• Anemómetro sónico (USA-1)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

CS<br />

RM Young<br />

K&Z<br />

Vaisala<br />

McTekGrabH<br />

Li Cor<br />

31<br />

Ciudad Kanto, Japón<br />

(Abr., 2006-Marz., 2007)<br />

[38]<br />

Londres, Reino Unido<br />

(Oct., 2008-Marz. 2012)<br />

[40]<br />

• Radiómetro neto (MR40)<br />

• Anemómetro sónico 3D (DA 600)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Radiómetro neto (CNR1;CNR4)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Estación meteorológica (WXT510,520)<br />

• Pluviómetro (ARG100)<br />

• Cielómetro (CL31)<br />

Eko Instruments<br />

Co<br />

Kaijo, Inc<br />

Li Cor<br />

K&Z<br />

Li Cor<br />

CS<br />

Vaisala<br />

CS<br />

Vaisala<br />

3<br />

*escala<br />

49 y 39<br />

Beijing, China<br />

(Jul., 2009-Jun., 2010)<br />

[49]<br />

• Anemómetro sónico (CSAT3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Radiómetro neto (CNR1)<br />

CS<br />

Li Cor<br />

K&Z<br />

140<br />

Oberhausen, Alemania<br />

(Agt., 2010-Abr., 2011)<br />

[21]<br />

• Anemómetro sónico (usonic-3)<br />

• Analizador de gas IR H2O/CO2 (LI-7500)<br />

• Radiómetro neto (CNR4)<br />

Metek<br />

Li Cor<br />

K&Z<br />

32<br />

Para los casos de <strong>ciudades</strong> de latitudes medias, al igual que para <strong>ciudades</strong> tropicales, se<br />

presenta un ensamble de los flujos del balance de energía. También, al no tener acceso a la<br />

base de datos se ha recurrido al copy-paste (copiado-pegado) a partir de los estudios<br />

originales de los distintos autores; como se comentó, lo anterior tiene dos limitaciones: 1)<br />

la calidad de las figuras difieren una de otra, y 2) no todos los artículos tienen este ensamble<br />

de flujos. La segunda limitación, no así la primera, fue subsanada al presentar un promedio<br />

de los flujos normalizados.<br />

En Sacramento, fig. 15, QH y QS tienen un comportamiento similar hasta media mañana;<br />

después QH permanece con valores mayores y QS empieza su tendencia descendente<br />

bastante rápido. Para las 14 horas QE llega a ser más grande que QS, y a las 17 horas más<br />

grande que QH. En Chicago (fig. 16), el flujo de calor latente es el flujo más grande, excepto<br />

por un par de horas a media mañana en que QS es el máximo. El flujo de calor sensible<br />

(QH) sigue de manera muy estrecha al flujo de calor sensible (QE) a lo largo del día. En Los<br />

Ángeles (fig. 17) QS es el flujo diurno predominante, hasta aproximadamente las 14 horas


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 50<br />

cuando decrece al mismo tamaño que QH por un par de horas y entonces se vuelve más<br />

pequeño. En las tres <strong>ciudades</strong> (Tucson, Chicago y Los Ángeles) QS es el primer flujo de<br />

salida que alcanza un máximo, y a partir de ahí invierte su dirección por la tarde. El flujo<br />

de calor latente (QE), para esas <strong>ciudades</strong>, permanece positivo después de que Q* se vuelve<br />

negativo por la tarde, mientras que QH se vuelve negativo al mismo tiempo que Q* (como<br />

fue visto posteriormente por Roth y Oke en Vancouver en 1994). Sin embargo, el<br />

comportamiento que ellos observaron para QH, al finalizar la tarde fue diferente del<br />

observado por Grimmond y Oke (1995). En su estudio QH permaneció positivo por unas<br />

pocas horas después de que Q* se volvió negativo.<br />

Figura 15 BEA en la baja atmósfera del 20 al 28 de agosto de 1991 en un sitio suburbano de la ciudad de Sacramento, CA, EE. UU.<br />

Tomada de Grimmond y Oke, 1999.<br />

Figura 16 BEA en la baja atmósfera del 1 al 31 de julio de 1992 en un sitio suburbano de la ciudad de Chicago, IL, EE. UU. Tomado de<br />

Grimmond et al., 1995.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 51<br />

Figura 17 BEA en la baja atmósfera del 4 de julio al 11 de agosto de 1993 en un sitio suburbano de la ciudad de Los Ángeles, CA, EE.<br />

UU. Tomado de Grimmond et al., 1995.<br />

En el caso de la ciudad de Vancouver (fig. 18), QH es el flujo diurno más importante,<br />

comparado con QS y QE. Se observa que QS es mayor que QE hasta después de media<br />

mañana, situación que se invierte después de esa hora.<br />

Figura 18 BEA en la baja atmósfera del 6 al 13 de julio de 1989 en un sitio suburbano de la ciudad de Vancouver, BC, Canadá. Tomado de<br />

Roth y Oke, 1994.<br />

Para la ciudad de Christchurch, NZ (fig. 19), durante los días de campaña de medición en<br />

el verano, QH fue el flujo de calor dominante, seguido por QS y QE. Sin embargo, durante


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 52<br />

el día QS se aproxima en magnitud a QH. La evaporación es baja porque las áreas fuente<br />

del flujo turbulento están principalmente centradas en el área comercial y de<br />

estacionamiento, que tienen pocas áreas verdes. En la campaña de invierno, las áreas fuente<br />

de los flujos son principalmente residenciales y el pequeño exceso diario de Q* es dividido<br />

mayormente en QS, con algo de QE y un pequeño QH que puede estar dirigido hacia o<br />

fuera de la superficie dependiendo principalmente de las condiciones sinópticas (Spronken-<br />

Smith, 2002).<br />

Figura 19 Ensamble de BEA para (a) 5 días de verano de 1997, y (b) 4 días de invierno de 1996 en un sitio suburbano de la ciudad de<br />

Christchurch, Nueva Zelanda. Tomado de Spronken-Smith, 2002.<br />

Para la ciudad de Tokio, Japón (fig. 20) se observa como los flujos de energía cambian<br />

estacionalmente, correspondientemente con la radiación neta (Rn=Q*). Al mediodía en el<br />

mes de Julio, los valores de Rn, H (flujo de calor sensible) y LE (flujo de calor latente) son


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 53<br />

de alrededor de 700, 300 y 200 W/m 2 , respectivamente, sin embargo, el flujo de calor del<br />

suelo (G), en el día, es más o menos igual para verano (julio) e invierno (diciembre),<br />

probablemente influido más por el flujo de radiación normal incidente que por el flujo de<br />

radiación dirigido hacia la superficie terrestre por área unitaria horizontal.<br />

Figura 20 Ensamble de BEA para días soleados en julio y diciembre de 2001 en un sitio urbano de la ciudad de Tokio, Japón. Tomado de<br />

Moriwaki y Kanda, 2004.<br />

En la figura 21 se presenta el ensamble de flujos promedio horarios para los distintos meses<br />

de mediciones en Lodz, Polonia, realizados en los años 2001 y 2002. Este conjunto de<br />

datos, el mayor encontrado hasta ahora, permite observar los cambios temporales en la<br />

partición del balance de energía sobre un amplio rango de condiciones estacionales y<br />

sinópticas, y el papel del almacenamiento de calor y flujos antropogénicos en el balance de<br />

energía. La partición de la radiación neta en flujos turbulentos es consistente en los dos


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 54<br />

años, con las mayores diferencias ocasionadas por las diferencias en precipitación, lo cual<br />

sucede en el período de julio a septiembre, que son atribuibles a una mayor radiación neta<br />

y menor cantidad de lluvia en el 2002. Los ciclos diurnos mensuales de los flujos<br />

turbulentos en los dos años son similares, y el flujo de calor latente explica<br />

aproximadamente un 40% de la transferencia turbulenta de calor en una base anual (Offerle<br />

et al., 2006a, 2006b).<br />

Figura 21 Ensamble mensual de BEA de los años 2001 (izquierda) y 2002 (derecha) en un sitio urbano de la ciudad de Lodz, Polonia. Tomado<br />

de Offerle et al., 2006a.<br />

Para la ciudad de Barcelona, España, se consideraron los flujos promedio del período de<br />

medidas para dar el ensamble presentado en la figura 22. El período diurno se caracteriza<br />

por valores altos que alcanzan su máximo, en el caso de Q*, en alrededor de 640 W/m 2 . El


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 55<br />

flujo de QS es el sumidero más grande de energía, alcanzando un pico alrededor de las<br />

12:00 pm, y permaneciendo con valores grandes por la tarde, mientras que el flujo de calor<br />

convectivo (QH) alcanza una meseta alrededor del mediodía, permaneciendo así hasta las<br />

16:00 h, y permaneciendo positivo bien entrada la tarde. El flujo de calor latente es pequeño<br />

en todas las horas del día.<br />

Figura 22 Ensamble de BEA del 16, 19-21 de junio del 2001 en un sitio suburbano de la ciudad de Barcelona, España. Tomado de García<br />

Moreno et al., 2012.<br />

Para el caso de la ciudad de Marsella, Francia (Roberts et al., 2006), se observa de la figura<br />

23 el ensamble de flujos de energía obtenidos como promedios horarios de una semana de<br />

verano (julio) para todas las condiciones de cielo y viento de esos días. El clima cálido y<br />

seco y la escasez de vegetación local en el distrito urbano de mediciones causan que el<br />

flujo de calor evaporativo (QE) sea el flujo más pequeño en el día, y prácticamente sea cero<br />

en la noche. El flujo de calor convectivo (QH) es el flujo dominante durante el día,<br />

cuantificando a casi el 70% de la entrada de energía (Q*+QF). Como ha sido bien<br />

documentado para otros lugares densamente construidos (Oke, 1988; Offerle et al., 2005)<br />

QH permanece positivo en la noche), esto es producto de la liberación del calor almacenado<br />

del tejido urbano, y está relacionado a la ventilación de calor sensible desde la capa límite<br />

urbana.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 56<br />

Figura 23 Ensamble de BEA del 4 al 11 de julio del 2001 en un sitio urbano de la ciudad de Marsella, Francia. Tomado de Roberts et al.,<br />

2006.<br />

La figura 24 muestra el ensamble de flujos de los diferentes lugares de medición, urbanos<br />

y rurales, en Basel, Suiza, en un mes de verano del año 2002, en el que se han incluido<br />

todas las condiciones del tiempo, desde días claros a completamente cubiertos y días<br />

lluviosos. Durante el día, la magnitud de QE en el centro de la ciudad es alrededor del 20%,<br />

y conforme las áreas verdes se incrementan este flujo llega a ser más importante; así, en el<br />

lugar suburbano QE es 30% de Q*, y alrededor del 60% en los lugares rurales. El reducido<br />

valor de QE en los lugares urbanos es balanceado por magnitudes crecientes de QH y QS.<br />

Los valores diurnos de QH son típicamente del doble en la ciudad que en los alrededores<br />

rurales. La magnitud de QH es característicamente alrededor del 50% de Q* en el centro de<br />

la ciudad, 40% de Q* en el lugar suburbano, e inferior de 30% de Q* sobre superficies<br />

rurales. En contraste a las superficies rurales, donde QH se dirige a la superficie toda la<br />

noche (superior a 20 W/m 2 ), ambas densidades de flujo turbulento permanecen negativos<br />

en la ciudad en promedio, es decir, la energía es transportada fuera de la superficie. En<br />

contraste a las estaciones de la ciudad, el QH nocturno en el lugar suburbano es positivo.<br />

Los valores de QS son de dos a tres veces superiores en el centro de la ciudad que en los<br />

lugares rurales, y muestra una pronunciada histéresis temporal en todos los lugares; los


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 57<br />

valores máximos se alcanzan 1 a 2 horas antes de que la intensidad máxima de Q* sea<br />

alcanzada.<br />

Figura 24 : Ensamble de BEA de 3 lugares urbanos (U1-U3), un suburbano (S1) y dos rurales (R1 y R2) del 10 de junio al 10 de julio de<br />

2002 en la ciudad de Basel, Suiza. Tomado de Christen y Voogt, 2004.<br />

En la figura 25 se presenta el ensamble de BEA en la ciudad de Melbourne, Australia, para<br />

tres diferentes grados de urbanización, durante el mes de marzo de 2004 (Coutts et al.,<br />

2007). Se puede mencionar que en general hubo una variación diaria en la magnitud de los<br />

flujos y la hora en que se dieron los valores máximos de los flujos, causada por variaciones<br />

en las áreas fuente, condiciones sinópticas y disponibilidad de agua, asociada con eventos<br />

de precipitación o irrigación. Al promediar sobre largas escalas temporales, se observan<br />

tendencias generales en la partición de flujos y emergen las diferencias entre las áreas<br />

urbanas analizadas. Las contribuciones de los flujos promediadas sobre largos períodos<br />

llegan a ser crecientemente dominadas por las direcciones prevalentes del viento. Se<br />

observa que, a diferencia de los lugares urbanizados, el sitio rural presenta más flujo<br />

evaporativo (QE).


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 58<br />

Figura 25 Ensamble de BEA de 3 lugares con tres distintos grados de urbanización (high, medium and low), y un rural en el mes de marzo de<br />

2004 en la ciudad de Melbourne, Australia. Tomado de Coutts et al., 2007.<br />

La partición de flujos para la ciudad de Kansas City, Missouri, es presentada en la figura<br />

26. Durante el día, la partición de energía está dominada por el transporte convectivo de<br />

calor latente (QE), seguido por el almacenamiento de calor (QS), y la fracción más<br />

pequeña se usa en calentamiento sensible del aire (QH). La fase de los flujos es diferente,<br />

con QS alcanzando su valor pico 1-2 horas después del mediodía, mientras que QE y QH<br />

en las últimas horas tarde. La pérdida de radiación neta en la noche es casi totalmente<br />

igualada por la liberación de calor almacenado en el tejido suburbano, mientras que QE es<br />

pequeño pero positivo en la noche. Este patrón de balance diurno es similar al observado<br />

en lugares suburbanos de Norte-América (Grimmond et al. 1994; Grimmond y Oke 1995,<br />

1999; Newton et al. 2007).


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 59<br />

Figura 26 Ensamble de BEA en un día claro del mes de agosto de 2004 en la ciudad de Kansas City, Missouri, EE. UU. Se presenta<br />

también la razón de Bowen ( ). Tomado de Balogun et al., 2009.<br />

En la figura 27 se presenta el ensamble de BEA en las cuatro estaciones del año usando la<br />

información obtenida del Modelo Integral de Escala en Exteriores (COSMO, por sus siglas<br />

en inglés), que es una ciudad ideal en miniatura, carente de vegetación, sin actividad<br />

humana y ninguna heterogeneidad en su geometría superficial. El lugar experimental de<br />

COSMO se localiza en el lado norte de la ciudad de Kanto, Japón, y los datos se colectaron<br />

durante un año, de abril de 2006 a marzo de 2007 (Kawai y Kanda, 2010). Como se observa<br />

de la figura 27, en el día, el BEA urbano a menudo se caracteriza por un gran<br />

almacenamiento de calor, y QS llega a ser superior a los flujos turbulentos en áreas<br />

altamente urbanizadas con poca vegetación. Tal tendencia es clara en COSMO: la radiación<br />

neta (Q*) se divide predominantemente en QS en todas las estaciones del año. El valor<br />

máximo de QS fue aproximadamente el doble de la del flujo de calor sensible (QH). La<br />

magnitud del flujo de calor latente QE fue la más pequeña de todas las componentes<br />

consideradas, pero no es despreciable, lo que sugiere que la evaporación urbana es liberada<br />

no solamente por la vegetación y/o suelo permeable, sino también por el material de<br />

concreto. Lo anterior debería ser indicador de que valores de evaporación iguales a cero<br />

desde la superficie urbana no deberían ser automáticamente asumidas en las<br />

parametrizaciones de estas superficies. En la estación lluviosa (es decir, en verano) los<br />

valores de QE fueron más grandes comparados con otras estaciones. En la estación más


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 60<br />

seca (es decir, invierno) los valores de QE fueron generalmente diferente de cero y<br />

alcanzaron un máximo de 30-40 W/m 2 .<br />

Figura 27 Ensamble medio de variaciones diurnas del BEA para condiciones de días claros en las cuatro estaciones de abril de 2006 a marzo de<br />

2007 en Kanto, Japón. Adaptada de Kawai y Kanda, 2010.<br />

En la figura 28 se presenta el ensamble estacional de BEA para la ciudad de Beijing, China,<br />

en el período de julio de 2009 a junio de 2010 (Miao et al., 2012). Se presentan los<br />

resultados obtenidos a una altura de 140 m como un ejemplo, pero en la referencia citada<br />

también se presentan resultados a alturas de 47 m y 280 m. En el día, la radiación neta en<br />

todas las estaciones del año, fue dirigida principalmente a almacenamiento de calor (QS),<br />

el cual fue alrededor del doble del calor sensible (QH). QE y QH tuvieron valores similares<br />

en el verano; sin embargo, QH tuvo un valor ligeramente menor en el otoño, y


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 61<br />

significativamente más pequeño en la primavera y el invierno (que QE). Por la noche, el<br />

flujo de calor sensible estuvo cercano a cero, mientras que el flujo de calor latente fue<br />

siempre superior a cero en todas las estaciones. Miao et al., (2012) mencionan que se puede<br />

asumir que el calor latente nocturno es liberado por las actividades humanas.<br />

Figura 28 Características de la variación horaria-diaria de las componentes del BEA (flujos en W/m2) de junio de 2009 a julio de 2010, a<br />

una altura de 140 m en la ciudad de Beijing, China, en las cuatro estaciones del año. Adaptado de Miao et al., 2012.<br />

En la tabla 6 se documentan los resultados de los flujos de energía en la baja atmósfera en<br />

las <strong>ciudades</strong> de latitudes medias, normalizados por la radiación neta (Q*), así como, para<br />

cada sitio de medición de cada ciudad estudiada, información sobre uso y cobertura del<br />

suelo, alrededor del lugar de medición. La razón de usar flujos normalizados es para<br />

eliminar el efecto de las diferencias en la radiación neta lo que permite realizar una<br />

comparación de los demás flujos energéticos. No se realiza una discusión detallada pero el<br />

comentario general es que a mayor superficie construida y menor vegetación, la razón de<br />

QH/Q* es mayor comparada con QE/Q*, y viceversa, lo que es corroborado con el valor de<br />

la razón de Bowen (última columna de la tabla 6). La razón de QS/Q* es mayor para sitios<br />

con una mayor densificación urbana, por ejemplo, centro urbano de Barcelona con 0.56, y<br />

el menor para un lugar suburbano como Vancouver, con 0.17.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 62<br />

Cuadro 6 Uso del suelo/cobertura del suelo y flujos de energía, normalizados por Q*, para las <strong>ciudades</strong> de latitudes medias.<br />

Ciudad, País (año y mes) [Referencia]<br />

(Uso de suelo/Cobertura de suelo)<br />

Sacramento, CA, EE. UU<br />

(1991, Agt.)<br />

[25;26]<br />

Suburbano. Predominan casas de un nivel con<br />

vegetación. Construcciones 39.2%, pavimentos<br />

18.6%, lotes baldíos 1%, árboles y arbustos<br />

17.2%, pastos sin irrigación 20.9%.<br />

Chicago, IL, EE. UU.<br />

(1992, Jul.)<br />

[24]<br />

Suburbano. Predominan casas de un nivel con<br />

vegetación. Construcciones 33.3%, pavimentos<br />

22.5%, lotes baldíos 0.4%, árboles y arbustos<br />

9.4%, pastos 34.3%.<br />

Vancouver BC, Canadá<br />

(1992, Jul.-Sept.)<br />

[79;28]<br />

Suburbano. Residencias de 1 y 2 niveles,<br />

espacios verdes 13%, techos 11%, pavimentos<br />

11%, paredes o cañones 33%.<br />

Los Angeles CA, EE. UU.<br />

(1993, Jul.-Agt.)<br />

[26]<br />

Suburbano. Residencias de dos niveles,<br />

vegetación exuberante. Construcciones 25.4%,<br />

pavimentos 33.8%, lotes baldíos 2.6%, árboles y<br />

arbustos 18.5%, pastos sin irrigación 17.7%.<br />

Arcadia, Los Ángeles, CA, EE. UU.<br />

(1994, Jul.)<br />

[27]<br />

Urbano. Construcciones 24%, pavimentos 19%,<br />

arboles 29%, césped 23%, cuerpos de agua 2%.<br />

San Gabriel, Los Ángeles, EE. UU.<br />

(1994, Jul.)<br />

[27]<br />

Urbano. Construcciones 28%, pavimentos 34%,<br />

arboles 9%, césped 24%, cuerpos de agua 2%.<br />

Razón de Flujos de Energía<br />

Q H/Q* Q E/Q* ΔQ S/Q* β= QH/ QE<br />

0.41 0.33 0.26 1.26<br />

0.87 0.38 0.30 ---<br />

0.62 0.22 0.17 2.87<br />

0.39 0.31 0.30 1.24<br />

0.22 0.39 0.39 1.80<br />

0.18 0.44 0.39 2.43<br />

Edimburgo, Escocia<br />

(Oct- Nov. 2000)<br />

[54]<br />

Realizado en el sitio más alto de una zona urbana<br />

del centro de Edimburgo con 450,000<br />

habitantes y una cobertura predominante de<br />

QH 11.6<br />

W/m 2<br />

Q* -32.4<br />

W/m 2 QE 46.3<br />

W/m 2<br />

Q* -32.4<br />

W/m 2 ---<br />

---<br />

0.3


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 63<br />

caminos, edificios, zonas residenciales y parques<br />

(áreas verdes con bosque).<br />

Christchurch, Nueva Zelanda<br />

(Ene.-Feb.,1996)<br />

(Jul.-Agt.,1997)<br />

[87]<br />

Suburbano. Calles arboladas, residencias de 1 y<br />

2 niveles, pavimentos, parques, espacios verdes.<br />

Verano: 0.46<br />

Invierno: 0.16<br />

0.22<br />

0.10<br />

---<br />

---<br />

0.28<br />

2.11<br />

Tokyo, Japón<br />

(May.,2001-Abr.,2002)<br />

[51]<br />

Urbano residencial. Edificios, pavimentos,<br />

concretos, vegetación, parques de recreación.<br />

Julio: 0.49<br />

Febrero: 0.16<br />

0.28<br />

0.07<br />

---<br />

---<br />

1.77<br />

5.81<br />

Lódz, Polonia.<br />

(Jun.-Sept., 2001)<br />

[59]<br />

Urbano. Edificios de 3 a 5 niveles y pavimentos<br />

dominan la superficie, cañones urbanos<br />

extensos, poca vegetación en las calles.<br />

Barcelona, España<br />

(2001, Jun.)<br />

[19]<br />

Centro urbano. Gran heterogeneidad en la<br />

morfología urbana. Ciudad costera del<br />

Mediterráneo, se conforma principalmente de las<br />

coberturas de suelo: calles y caminos (10%),<br />

parques (10%) y edificios (80%).<br />

Marsella, Francia<br />

(2001, Jul.)<br />

[76]<br />

Realizado en el centro de la ciudad en una zona<br />

de alta densidad urbana con construcciones altas<br />

y cercanía al mar Mediterráneo. Las coberturas<br />

promedio de suelo fueron: edificios y muros<br />

(49%), azoteas y techos (30%), suelos<br />

impermeables (13%) y vegetación (8%)<br />

Basel, Suiza<br />

(Jun., 2001-Jul., 2001)<br />

[14]<br />

Aproximadamente 130 km 2 , que incluye 30 km 2<br />

densamente urbanizados, 80 km 2 suburbanizados,<br />

20 km 2 de áreas industriales<br />

Residencias de varios pisos, con patios grandes.<br />

0.52 0.47 --- 1.09<br />

0.34 0.09 0.56 7.1<br />

0.77 0.16 0.19 4.6<br />

0.48 0.18 0.38 2.62


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 64<br />

Residencial, comercial de uno o varios pisos,<br />

techos de concreto, teja y lámina corrugada.<br />

Melbourne, Australia<br />

(Agt., 2003-Jul., 2004)<br />

[15]<br />

Sitio de alta densidad urbana (3 estaciones de<br />

medición) y sitios rurales (1 estación de<br />

medición). Para determinar las características de<br />

la superficie y cobertura promedio, se utilizaron<br />

fotografías aéreas y satelitales. Las coberturas de<br />

suelo promedio en la zona urbana fueron:<br />

edificios y construcciones (40-45%), caminos y<br />

calles (5-10%) y vegetación (20-25%).<br />

QH 100-250<br />

W/m 2<br />

Q* 200-500<br />

W/m 2 QE 50-150<br />

W/m 2<br />

Q* 200-<br />

500 W/m 2 ΔQS 50-<br />

150 W/m 2<br />

Q* 200-<br />

500 W/m 2 QH 100-<br />

250W/m 2<br />

QE 50-150<br />

W/m 2<br />

Greenwood, Kansas City, EE. UU.<br />

(2004, Agt.)<br />

[5]<br />

Suburbano residencial con extensas áreas<br />

verdes. Residencial suburbana, grandes espacios<br />

con vegetación, pocos pavimentos y<br />

estacionamientos, 58% de vegetación<br />

permeable, 12% pavimentos, 29% de<br />

construcciones.<br />

0.21 0.46 0.27 0.48<br />

Helsinki, Finlandia<br />

(Dic., 2005-Agt., 2006)<br />

[97]<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

---<br />

Invierno: 10<br />

Primavera: 5<br />

Verano: 5<br />

Área heterogénea conformada por edificios altos<br />

(14%), bosque de niebla y vegetación de poco<br />

altura (46%), estacionamientos, techos y<br />

caminos pavimentados (40%), alrededor de un<br />

radio de 250 m de la estación de mediciones.<br />

Ciudad Kanto, Japón<br />

(Abr., 2006-Marz., 2007)<br />

[38]<br />

Modelo a escala, construido en un área abierta<br />

para simular una cubierta de concreto y edificios<br />

(100%) sin vegetación y con homogeneidad en<br />

la geometría urbana.<br />

Verano: 0.31<br />

Invierno: 0.25<br />

0.16<br />

0.11<br />

0.53<br />

0.63<br />

1.90<br />

2.29<br />

Londres, Reino Unido<br />

(Oct., 2008-Marz. 2012)<br />

[40]<br />

Realizado en una zona de alta densidad urbana<br />

en el centro de Londres con 275,000 habitantes<br />

y una cobertura predominante de caminos<br />

(40%), edificios (40%, agua (15%) y vegetación<br />

(5%)<br />

QH 100-250<br />

W/m 2<br />

Q* 150-450<br />

W/m 2 QE 20-70<br />

W/m 2<br />

Q* 150-<br />

450 W/m 2 ΔQS 50-<br />

100 W/m 2<br />

Q* 150-<br />

450 W/m 2 6-20


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 65<br />

Beijing, China<br />

(Jul., 2009-Jun., 2010)<br />

[49]<br />

El sitio de estudio se ubica al centro de la ciudad<br />

y con instrumentos montados en una torre (325<br />

m, 280 m, 140 m), está rodeado de un área de<br />

edificios y construcciones con una geometría<br />

urbana heterogénea (70%), suelo y caminos<br />

(20%) y vegetación (10%).<br />

Verano: 0.22<br />

Invierno: 0.28<br />

0.27<br />

0.07<br />

0.51<br />

0.66<br />

0.82<br />

4.16<br />

Oberhausen, Alemania<br />

(Agt., 2010-Abr., 2011)<br />

[21]<br />

Comercio, industria, vialidades, áreas verdes.<br />

Edificios, pavimentos, banquetas, superficies<br />

industriales.<br />

0.38-1.21 0.22-0.37 --- 1.41-6.95


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 66<br />

PROPUESTA METODOLÓGICA<br />

PRELIMINAR PARA EVALUACIÓN<br />

DEL BEA EN CIUDADES DE MÉXICO<br />

En función de los estudios revisados, tanto en <strong>ciudades</strong> tropicales, como en <strong>ciudades</strong> de<br />

latitudes medias, el método que se propone para evaluar el balance de energía atmosférico<br />

en <strong>ciudades</strong> de México, es el referido aquí como el de covarianza turbulenta, básicamente<br />

por la razón de que los flujos turbulentos de calor sensible y calor latente son medidos<br />

directamente; la radiación neta se propone medirla con un sensor que cumpla principios de<br />

calidad y precisión, de los cuales existen muchos en el mercado. Por la problemática<br />

involucrada en medir el flujo de calor del suelo, en este esquema propuesto se propone<br />

evaluarlo como el residual de los flujos anteriores.<br />

Se puede utilizar un sistema de adquisición de datos como el CR5000 de Campbell<br />

Scientific Inc. (CSI) para almacenar, al menos, cada media hora la información<br />

monitoreada.<br />

Un bosquejo básico de la cantidad física a medir y el instrumento de medición es el que se<br />

presenta en la tabla 7.<br />

Cuadro 7 Instrumentación básica para realizar balance de energía atmosférico superficial mediante el sistema de covarianza turbulenta (en torre<br />

meteorológica).<br />

Cantidad física Instrumento Modelo Frecuencia (Hz)<br />

Velocidad<br />

tridimensional<br />

Anemómetro<br />

sónico<br />

CSAT3 (CSI) 10<br />

del viento y temperatura<br />

tridimensional<br />

virtual (para<br />

determinar<br />

Q H)<br />

Densidad de vapor de<br />

Higrómetro de Kriptón o<br />

KH20 o LI-<br />

10<br />

agua/CO 2 ( para determinar<br />

Analizador de gas<br />

7500 (CSI)<br />

Q E y CO 2)<br />

infrarrojo


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 67<br />

Radiación de onda corta y<br />

Radiómetro Neto<br />

CNR1 (Kipp &<br />

1/min<br />

larga,<br />

Zonen)<br />

ascendente/descendente<br />

(para determinar Q*)<br />

La ecuación de balance de energía superficial, ya presentada anteriormente es:<br />

Q* + QF = QH + QE + QS + QA<br />

En esta ecuación, solo para recordar de qué se trata cada término, se repite aquí. De<br />

izquierda a derecha: Q* radiación neta, QF calor antropogénico, QH calor sensible, QE calor<br />

latente, QS calor almacenado, y QA calor advectivo. El valor de QF se puede obtener<br />

mediante una investigación de consumo de energía, o la utilización de modelos de energía<br />

en edificios y transporte. Sin embargo, debido a la carencia de información precisa, hasta<br />

la fecha, en la mayoría de <strong>ciudades</strong> mexicanas, se aconseja omitir el cálculo de este flujo<br />

de calor ya que su contribución al balance parece ser pequeña (de acuerdo a los resultados<br />

encontrados principalmente, para algunas <strong>ciudades</strong> de latitudes medias). También,<br />

omitiendo QA, el almacenamiento de calor (QS) se obtiene como residual de los otros<br />

flujos medidos (Q*, QH y QE), que es el modelo que con regularidad han usado los<br />

diferentes líderes en el campo de la climatología urbana.<br />

El sistema de covarianza turbulenta tiene sus limitaciones, no puede calcular<br />

apropiadamente los flujos cuando llueve, por lo que los días de precipitación deben ser<br />

omitidos. Para asegurar control de calidad de los datos medidos, se deben al menos realizar<br />

los tres pasos siguientes: corregir por fluctuaciones de densidad de vapor de agua, convertir<br />

la temperatura virtual sónica y eliminar la tendencia lineal de los datos.<br />

También hay que realizar un cuidadoso análisis de valores extremos y estadísticos básicos<br />

(media, varianza) con el propósito de que la información registrada esté en un rango físico<br />

razonable (umbral), y mantener un nivel aceptablemente pequeño de incertidumbre de<br />

datos observados.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 68<br />

Se puede utilizar el software TK2 (Mauder y Foken, 2004) para aplicar todas las<br />

correcciones necesarias y pruebas de calidad de los datos. Algunos de los procesos que<br />

implementa son los siguientes:<br />

a) Elimina valores que no son posibles, electrónicamente y meteorológicamente<br />

b) Detecta picos, de acuerdo a Vickers y Mahrt (1997), basado en Hojstrup (1993)<br />

c) Determina tiempo de retraso entre las lecturas del higrómetro y el anemómetro<br />

sónico usando análisis de correlación cruzada<br />

d) Corrige viento cruzado de acuerdo a Liu et al., (2001)<br />

e) Transforma coordenadas mediante el método de ajuste (Wilczak et al., 2001)<br />

f) Realiza correcciones espectrales de acuerdo a Moore (1986), usando los modelos<br />

espectrales de Kaimal (1972) y Hojstrup (1981)<br />

g) Convierte flujo de flotación a flujo de calor sensible de acuerdo a Schotanus (1983)<br />

h) Corrige el flujo de calor latente por fluctuaciones de densidad y por flujo vertical<br />

medio de masa (Webb et al., 1980)<br />

i) Realiza iteración por pasos a causa de interdependencia de información<br />

j) Controla la calidad aplicando pruebas para condiciones de estado estable y<br />

turbulencia bien desarrollada (Foken y Wichura, 1996; Foken et al., 2004)<br />

Respecto a las mediciones, ya una vez elegido el sitio a estudiar, se deben realizar en la<br />

capa inercial (o capa de flujo constante), que es aquella parte de la capa límite que está<br />

libre de efectos de fricción causados por la superficie rugosa del suelo. Cada sitio urbano<br />

elegido es diferente y representa todo un reto decidir su puesta en operación, debido a la<br />

complejidad y heterogeneidad de ambientes urbanos.<br />

De principal importancia es la elección cuidadosa del lugar de estudio, y por tanto del sitio<br />

de medición; una especial consideración se debe dar a la altura de ubicación de los<br />

instrumentos, como ya se ha mencionado, y procedimientos apropiados de muestreo<br />

temporal. Los sensores de covarianza turbulenta deben estar expuestos como los sensores<br />

de viento, por arriba de la capa rugosa superficial, pero debajo de la capa límite interna de<br />

la zona climática urbana de interés. Aquí el objetivo es asegurar que todas las medidas se<br />

hagan en alturas representativas de la escala local, y por tanto evitar las influencias de las<br />

anomalías de superficie a escala muy pequeña (a micro escala).


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 69<br />

Se debe realizar una caracterización muy completa del sitio de medición y sus alrededores<br />

(los llamados metadatos), ya que esto va a determinar la relación que existe entre la<br />

partición de flujos de energía y usos del suelo. De tal suerte, se deben evaluar usos del<br />

suelo dominantes alrededor del lugar de medición (residencial, comercial, industrial, etc.).<br />

Características de la morfología superficial (rugosidad, altura de edificios, ancho de las<br />

calles, materiales, etc.) que rodea al sitio de medición deben ser evaluadas mediante<br />

investigaciones de campo y representadas preferentemente en un Sistema de Información<br />

Geográfica. En la tabla 8 se presenta un listado muy básico de la información que debe<br />

contener el sitio de medición y sus alrededores (en un radio aproximado de 1 km).<br />

Cuadro 8 Información básica que debe contener el sitio de medición y sus alrededores (en 1 km de radio, aproximadamente). Los parámetros z0,<br />

L y σv/u* son valores medios derivados de las medidas del anemómetro sónico; las dos últimas se necesitan para el cálculo<br />

Parámetro<br />

Información contenida<br />

Coordenadas geográficas<br />

Latitud (°), Longitud (°), Altura (msnm)<br />

Zona Climática Local Clasificación de Stewart y Oke (2012)<br />

Clasificación de uso del suelo Residencial, comercial, educativo, espacios<br />

baldíos, con vegetación, etc.<br />

Altura de instalación de instrumentos Z (m)<br />

Altura media de construcciones Z H (m)<br />

Longitud de rugosidad aerodinámica Z 0 (m)<br />

Ancho de las calles<br />

W (m)<br />

Altura de desplazamiento<br />

d (m)<br />

Relación de aspecto de cañón urbano Z H/W<br />

Fracción construida (edificios, otras Asfalto, pavimento, etc. (m 2 , %)<br />

superficies impermeables)<br />

Fracción de vegetación Césped, árboles, arbustos, etc., (m 2 , %)<br />

Material de techos<br />

Madera, losa de concreto, etc.<br />

Material de paredes<br />

Block, ladrillo, etc.<br />

Densidad de área construida<br />

Área construida/Área total<br />

Longitud de Obhukov<br />

L (m)<br />

Intensidad de turbulencia lateral σ v/u*


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 70<br />

En la figura 29 se muestra un ejemplo de la clasificación de usos del suelo mediante<br />

fotografías aéreas realizada la ciudad de Essen, Alemania. Análisis análogos deben<br />

realizarse para las <strong>ciudades</strong> mexicanas en las que se pretenda realizar BEA.<br />

Figura 29 Ejemplo de clasificación de uso del suelo (arriba) y fotografías aéreas (abajo) para lugares de medidas de flujos de energía en Essen,<br />

Alemania. Para el análisis superficial se eligió un radio de 1 km. Tomado de Weber y Kordowsy (2010).<br />

La identificación de las características superficiales de la huella impresa (footprint), o área<br />

fuente, tienen el mayor impacto en los intercambios de energía entre la baja atmósfera y<br />

esas características, por lo que es necesario su conocimiento. La estimación de las áreas<br />

fuente de los flujos turbulentos (análisis de huella impresa), se puede realizar usando el<br />

modelo FSAM de Schmid (1997) con el propósito de conocer las contribuciones de flujos<br />

turbulentos por cada sector de viento a barlovento del sitio de medición.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 71<br />

Para caracterizar la meteorología local, inmediata al sitio de medición de donde se ha<br />

ubicado los instrumentos de balance de energía superficial atmosférico, es necesario medir<br />

las componentes de los flujos de radiación solar, y de onda larga, entrante y saliente, ya<br />

que colectivamente proveen información muy útil del balance, e información<br />

meteorológica básica como velocidad y dirección del viento, temperatura del aire, humedad<br />

relativa, presión atmosférica y precipitación pluvial.<br />

Un último comentario a añadir en esta propuesta de esquema preliminar de evaluación de<br />

BEA en <strong>ciudades</strong> de México es que, para la ciudad de México y ciudad de Mexicali, cuyo<br />

compromiso de esta consultoría es presentar resultados de ese BEA, no se realizarán<br />

campañas de monitoreo de flujos de energía, por la inversión no disponible, tanto de<br />

recurso económico como de tiempo para realizarlas, sino que, a partir de campañas ya<br />

realizadas se discutirá el papel de ese balance con los usos del suelo y su morfología, lo<br />

que permitirá construir escenarios del futuro climático en función de la urbanización de<br />

esas <strong>ciudades</strong>.<br />

En el reporte 2b, titulado “Modelación de <strong>Balance</strong> Energético Atmosférico en Ciudades”,<br />

se presenta una relatoría de modelos de balance utilizados en las zonas urbanas para la<br />

estimación de flujos de energía. Al final del mismo se propone utilizar uno de esos modelos<br />

para realizar una estimación y un análisis comparativo de distintos flujos de energía para<br />

la ciudad de Mexicali, cuya base de datos se encuentra disponible para su uso.<br />

REFERENCIAS<br />

1. Arnfield AJ., 1984. Simulating radiative energy budgets within the urban canopy<br />

layer. Modeling and Simulation 15: 227–233.<br />

2. Arnfield AJ., 2000. A simple model of urban canyon energy budget and its<br />

validation. Physical Geography 21: 305–326.<br />

3. Arnfield AJ., 2003. Two decades of urban climate research: A review of turbulence,<br />

exchanges of energy and water, and the urban heat island. Int. Journal of<br />

Climatology 23: 1-26.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 72<br />

4. Arya SP., 1988. Introduction to micrometeorology. Academic Press Inc., San<br />

Diego, CA, 307 pp.<br />

5. Balogun AA, Adegoke JO, Vezhapparambu S, Mauder M, McFadden JP, Gallo K.,<br />

2009. Surface energy balance measurements above an exurban residential<br />

neighbourhood of Kansas City, Missouri. Boundary-Layer Meteorology 133(3):<br />

299–321.<br />

6. Barradas, V, Tejeda A and Jáuregui E., 1999. Energy balance measurements in a<br />

suburban vegetated area in Mexico City. Atmospheric Environment 33, pp. 4109-<br />

4113.<br />

7. Barboza EC and Machado AJ., 2015. Bowen Ratio in Western São Paulo State,<br />

Brazil. Population, 207(95,144), 7-628.<br />

8. Brook RR., 1978. The influence of water vapor fluctuations on turbulent fluxes.<br />

Boundary-Layer Meteorology, 15, 481-487.<br />

9. Brown MJ., 2000. Urban parameterizations for mesoscale meteorological models. In<br />

Z. Boybeyi (ed.), Mesoscale Atmospheric Dispersion, Computational Mechanics.<br />

10. Cleugh HA and Oke TR., 1986. Suburban-rural energy balance comparisons in<br />

summer for Vancouver, B.C. Boundary-Layer Meteorology 36: 351-369.<br />

11. Ching JKS., 1985. Urban-scale variations of turbulence parameters and ¯uxes.<br />

Boundary-Layer Meteorology 33: 335-361.<br />

12. Chow WT, Volo TJ, Vivoni ER, Jenerette D, and Ruddell BL., 2012. Observations<br />

of the urban land surface energy balance in a Phoenix, AZ, residential suburb.<br />

In AGU Fall Meeting Abstracts (Vol. 1, p. 0529).<br />

13. Christen A, Bernhofer C, Parlow E, Rotach MW, and Vogt R., 2003. Partitioning<br />

of turbulent fluxes over different urban surfaces. Fifth International Conference on<br />

Urban Climate, September 1-5 2003, Lodz, Poland. Paper O.10.4, 4p.<br />

14. Christen A and Vogt R., 2004. Energy and radiation balance of a central European<br />

city. International Journal of Climatology, 24, pp. 1395-1421.<br />

15. Coutts AM, Beringer J and Tapper NJ., 2007. Impact of Increasing Urban Density<br />

on Local Climate: Spatial and Temporal Variations in the Surface Energy <strong>Balance</strong><br />

in Melbourne, Australia. Journal of Applied Meteorology and Climatology 46: 477-<br />

493.<br />

16. Foken T and Wichura B., 1996. Tools for quality assessment of surface-based flux<br />

measurements. Agric Forest Meteorol 78: 83–105.<br />

17. Foken T, Göckede M, Mauder M, Mahrt L, Amiro BD, Munger JW., 2004. Postfield<br />

data quality control. In: Lee X, Massman WJ, Law BE (eds) Handbook of<br />

micrometeorology. A guide for surface flux measurements. Dordrecht: Kluwer, pp<br />

181–208.<br />

18. Frey CM, Parlow E, Vogt R, Harhash M, Wahab MMA., 2011. Flux measurements<br />

in Cairo. Part 1: in situ measurements and their applicability for comparison with<br />

satellite data. International Journal of Climatology 31(2): 218–231.<br />

19. García MCM, Ostos EJ, and Martínez AT., (2012). Measurements of surfaceatmosphere<br />

energy balance components in central Barcelona (Spain) during<br />

summer. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (60), 7-18.<br />

20. Garcia-Cueto R, Jauregui E, Tejeda A., 2003. Urban/rural energy balance<br />

observations in a desert city in northern Mexico. In Proceedings Fifth International


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 73<br />

Conference on Urban Climate, ICUC-5, Lodz, Poland, 1–5 September 2003,<br />

(Proceedings CDROM).<br />

21. Goldbach A. and Kuttler W., 2013. Quantification of turbulent heat fluxes for<br />

adaptation strategies within urban planning. International Journal of Climatology<br />

33,143-159.<br />

22. Grimmond CSB, Cleugh HA, and Oke TR., 1991: An objective urban heat storage<br />

model and its comparison with other schemes. Atmos. Environ., 25B, 311–326.<br />

23. Grimmond CSB., 1992. The suburban balance energy: Methodological<br />

considerations and results for a mid-latitude West Coast city under winter and<br />

spring conditions. International Journal of Climatology, 12, 481-497.<br />

24. Grimmond CSB, Souch R and Heisler G., 1994. Local scale energy and water<br />

echanges in a Chicago neigborhood. usda Forest Service Gen. Tech. Rep. NE-186,<br />

Chapter 4.<br />

25. Grimmond CSB, Oke TR, Cleugh HA., 1993. The role of “rural” in comparisons<br />

of observed suburban-rural flux differences. Proccedings of the Yokohama<br />

Symposium, Publ. No. 212, 165-174.<br />

26. Grimmond CSB and Oke TR., 1995. Comparison of heat fluxes from summertime<br />

observations in the suburbs of four North American cities. Journal of Applied<br />

Meteorology, 34, 873-889.<br />

27. Grimmond CSB, Souch C, Hubble MD., 1996. Influence of tree cover on<br />

summertime surface energy balance fluxes, San Gabriel Valley, Los Angeles.<br />

Climate Research, 6, 45-57.<br />

28. Grimmond CSB and Oke TR, 1999. Heat Storage in Urban Areas: Local-Scale<br />

Observations and Evaluation of a Simple Model. Journal of Applied Meteorology<br />

38, 922-940.<br />

29. Grimmond CSB, Salmond JA, Oke TR, Offerle B, and Lemonsu A., 2004: Flux<br />

and turbulence measurements at a densely built-up site in Marseille: Heat, mass<br />

(water, carbon dioxide) and momentum. J. Geophys. Res., 109, D24101,<br />

doi:10.1029/2004JD004936.<br />

30. Højstrup J., 1981. A simple model for the adjustment of velocity spectra in unstable<br />

conditions downstream of an abrupt change in roughness and heat flux. Bound-<br />

Layer Meteor, pp 341–356.<br />

31. Højstrup J., 1993 A statistical data screening procedure. Meas Sci Technol 4: 153–<br />

157.<br />

32. Iino A and Hoyano A., 1996. Development of a method to predict the heat island<br />

potential using remote sensing and GIS data. Energy and Building 23: 199-205.<br />

33. Jauregui E., 1997. Heat island development in Mexico City. Atmospheric<br />

Environment 31: 3821–3831.<br />

34. Jazcilevich A, Fuentes V, Jáuregui E, and Luna E., 2000. Simulated urban climate<br />

response to historical land use modification in the basin of México. Clim.Change<br />

44, 515-536.<br />

35. Johnson GT, Oke TR, Lyons TJ, Steyn DG, Watson ID, and Voogt JA., 1991.<br />

Simulation of surface urban heat islands under ‘ideal’ conditions at night: theory<br />

and tests against field data. Boundary-Layer Met. 56, 275-294.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 74<br />

36. Kaimal, JC,Wyngaard JC, Izumi Y., 1972. Spectral characteristics of surface layer<br />

turbulence. Quart J Roy Meteor Soc 98: 563–589.<br />

37. Kalanda BD, Oke TR, and Spittlehouse DL., 1980. Suburban energy balance<br />

estimates for Vancouver, B.C., using the Bowen Ratio-Energy <strong>Balance</strong> approach.<br />

J. Apl. Meteor. 19, 791-802.<br />

38. Kawai T and Kanda M., 2010: Urban energy balance obtained from the<br />

Comprehensive Outdoor Scale Model Experiment. Part II: Comparisons with field<br />

data using an improved energy partition. J. Appl. Meteor. Climatol., 49, 1360–1376.<br />

39. Kerschgens MJ and Kraus H., 1990. On the energetics of the urban canopy layer.<br />

Atmos Environ. 24, 321-328.<br />

40. Kotthaus S and Grimmond CSB., 2014. Energy exchange in a dense urban<br />

environment–Part I: Temporal variability of long-term observations in central<br />

London. Urban Climate, 10, 261-280.<br />

41. Kłysik K., 1996. Spatial and seasonal distribution of anthropogentic heat emissions<br />

in Łodz, Poland. Atmospheric Environment 30(20): 3397–3404.<br />

42. Landsberg HE., 1981. The urban climate. Academic Press Inc., New York, EUA,<br />

68-69 pp.<br />

43. Lee S.-H and Park S.-U., 2008. A vegetated urban canopy model for meteorological<br />

and environmental modelling, Bound.-Layer Meteorol., 126, 73–102.<br />

44. Lemonsu A, Grimmond CSB, and Masson V., 2004. Modelling the surface energy<br />

balance of an old Mediterranean city core. J. Appl. Meteor., 43, 312–327.<br />

45. Liu H, Peters G, Foken T., 2001. New equations for sonic temperature variance and<br />

buoyancy heat flux with an omnidirectional sonic anemometer. Bound-Layer<br />

Meteor 100: 459–468.<br />

46. Masson, V, Grimmond CSB, and Oke TR., 2002. Evaluation of the Town Energy<br />

<strong>Balance</strong> (TEB) scheme with direct measurements from dry districts in two cities. J.<br />

Appl. Meteor., 41, 1011–1026.<br />

47. Mauder M, Foken T (2004) Documentation and instruction manual of the eddy<br />

covariance software package TK2. Arbeitsergebnisse, Universit€at Bayreuth, Abt.<br />

Mikrometeorologie, 26, 44 pp (Print, ISSN 1614–8916; Internet, ISSN 1614–<br />

8926).<br />

48. Mauder M, Jegede OO, Okogbue EC, Wimmer F, and Foken T., 2007. Surface<br />

energy balance measurements at a tropical site in West Africa during the transition<br />

from dry to wet season. Theoretical Applied and Climatology 89: 171-183.<br />

49. Miao S., Dou J, Chen F, Li J, and Li A., 2012. Analysis of observations on the<br />

urban surface energy balance in Beijing. Science China Earth Sciences, 55(11),<br />

1881-1890.<br />

50. Molina-Prior S. (2013). Mediciones y estimaciones de balance energético en el<br />

sistema superficie/atmósfera de la ciudad de Puebla, (Tesis de Licenciatura).<br />

Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver.<br />

51. Moriwaki A and Kanda M., 2004. Seasonal and Diurnal Fluxes of Radiation, Heat,<br />

Water Vapor, and Carbon Dioxide over a Suburban Area. Journal of Applied<br />

Meteorology, 43, 1700-1710.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 75<br />

52. Myrup OL., 1969. A numerical model of urban heat island. Journal of Applied<br />

Meteorology 8: 908-918.<br />

53. Nava LGY., 2003. Sobre la caracterización de las áreas fuente en el balance<br />

energético atmosférico. Tesis de Licenciatura en Ciencias Atmosféricas, Fac.<br />

Instrumentación Electrónica, UV. 95 pp.<br />

54. Nemitz E, Hargreaves KJ, McDonald AG, Dorsey JR, Fowler D., 2002.<br />

Micrometeorological measurements of the urban heat budget and CO2 emissions<br />

on a city scale. Environmental Science & Technology 36(14): 3139–3146.<br />

55. Newton T, Oke TR, Grimmond CSB, Roth M., 2007. The suburban energy balance<br />

in Miami, Florida. Geografiska Annaler: Series A: Physical Geography 89 (4):<br />

331–347.<br />

56. Núñez M and Oke TR., 1977. The energy balance of an urban canyon. Journal of<br />

Applied Meteorology 16: 11-19.<br />

57. Offerle B, Grimmond CSB, and Fortuniak K, 2005: Heat storage and anthropogenic<br />

heat flux in relation to the energy balance of a central European city centre. Int. J.<br />

Climatol., 25, 1405–1419.<br />

58. Offerle B, Jonsson P, Eliasson I, Grimmond CSB., 2005. Urban modification of the<br />

surface energy balance in the West African Sahel: Ouagadougou, Burkina Faso.<br />

Journal of Climate 18: 3983–3995.<br />

59. Offerle B, Grimmond CSB, Fortuniak K, Kłysik K, Oke TR., 2006a. Temporal<br />

variations in heat fluxes over a central European city centre. Theoretical and<br />

Applied Climatology 84(1–3): 103–115.<br />

60. Offerle B, Grimmond CSB, Fortuniak K, Pawlak W., 2006b. Intraurban differences<br />

of surface energy fluxes in a central European city. Journal of Applied Meteorology<br />

and Climatology 45(1): 125–136.<br />

61. Oke TR., 1976. The distinction between canopy and boundary-layer heat islands.<br />

Atmosphere 14: 268-277.<br />

62. Oke TR., 1982. The energetic basis of the urban heat island. Quart. J. Royal<br />

Meteorol. Soc., pp. 1-24.<br />

63. Oke TR, and McCaughey JH., 1983. Suburban-rural energy balance comparisons<br />

for Vancouver BC: An extreme case? Boundary Layer Meteorology, 26: 337-354.<br />

64. Oke TR., 1987a. Boundary layer climates. Routledge, 435 pp.<br />

65. Oke TR, and Cleugh HA., 1987: Urban heat storage derived as energy balance<br />

residuals. Bound. -Layer Meteor., 39, 233–245.<br />

66. Oke TR., 1988. The urban energy balance. Progress in Physical Geography 12:<br />

471–508.<br />

67. Oke TR, Johnson GT, Steyn DG, and Watson ID., 1991. Simulation of surface<br />

urban heat islands under ‘ideal’ conditions at night: diagnosis of causation.<br />

Boundary-Layer Met. 56, 339-358.<br />

68. Oke TR, Zeuner G, and Jáuregui E., 1992. The surface energy balance in Mexico<br />

City. Atmospheric Environment 26B, 4, pp. 433-444.<br />

69. Oke TR, Spronken-Smith RA, Jáuregui E, and Grimmond CSB., 1999. The energy<br />

balance of central Mexico City during the dry season. Atmospheric Environment<br />

33: 3919-3930.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 76<br />

70. Oncley SP, Foken Th, Vogt R, Bernhofer C, Kohsiek W, Liu H, Pitacco A, Grantz<br />

D, and Ribeiro L., 2002. The Energy <strong>Balance</strong> Experiment EBEX-2000. 25 th<br />

Agricultural and Forest Meteorology, Norfolk, VA. Paper 1.1<br />

71. Paterson DA, Apelt CJ., 1989. Simulation of wind flow around three-dimensional<br />

buildings. Building and Environment 24: 39–50.<br />

72. Pearlmutter D, Bitan A and Berliner P., 1999. Microclimate analysis of ‘‘compact’’<br />

urban canyons in an arid zone. Atmos. Envir. 33, 4143-4150.<br />

73. Pearlmutter D, Berliner P, and Shaviv E., 2005: Evaluation of urban surface energy<br />

fluxes using an open-air scale model. J. Appl. Meteor., 44, 532–545.<br />

74. Reihl H, Greenhut G., and Bean BR, 1978. Energy transfer in the tropical subcloud<br />

layer measured with DC-6 aircraft during GATE. Tellus, 30, 524-536.<br />

75. Richiardone R. and Brusasca G., 1989. Numerical experiments on urban heat island<br />

intensity. Q. J.R. Meteorol. Soc. 115, 983-995.<br />

76. Roberts SM, Oke TR, Grimmond CSB, and Voogt JA, 2006. Comparison of Four<br />

Methods to Estimate Urban Heat Storage. Journal of Applied Meteorology and<br />

Climatology 45: 1766-1781.<br />

77. Rotach MW, Vogt R, Bernhofer C, Batchvarova E, Christen A, Clappier A,<br />

Feddersen B, Gryning S-E, Mayer H, Mitev V, Oke TR, Parlow E, Richner H, Roth<br />

M, Roulet Y-A, Ruffieux D, Salmond J, Schatzmann M, Voogt JA., 2005.<br />

BUBBLE – an urban boundary layer project. Theoretical and Applied Climatology<br />

81(3–4): 231–261, DOI: 10.1007/s00704-004-0117-9.<br />

78. Ross AL and Oke TR., 1988. Tests of three urban energy balance models.<br />

Boundary-Layer Met. 44, 73-96.<br />

79. Roth M and Oke, TR., 1994. Comparison of medelled and measured heat storage<br />

in suburban terrain. Beitr. Phys. Atmosph., 67 (2), 149-156.<br />

80. Roth M, Salmond J, Satyanarayana ANV, Christen A, Vogt R and. Oke TR., 2003.<br />

Turbulence characteristics, similarity and CO2 (co)spectra over an urban canyon.<br />

Fifth International Conference on Urban Climate, September 1-5 2003, Lodz,<br />

Poland. Paper O.10.1, 3 p.<br />

81. Roth M., (2007) “Review of urban climate research in (sub)tropical regions”<br />

International Journal of Climatology 31:1859- 1873.<br />

82. Sargeant DH and Tanner CB., 1967. A simple psychrometric aparatus for Bowen<br />

Ratio determinations.J. Appl. Met. 6: 414-418.<br />

83. Schotanus P, Nieuwstadt FTM, DeBruin HAR, 1983. Temperature measurement<br />

with a sonic anemometer and its application to heat and moisture fluctuations.<br />

Bound-Layer Meteor 26: 81–93.<br />

84. Schmid HP, Cleugh HA, Grimmond CSB and Oke TR., 1991. Spatial variability of<br />

energy fluxes in suburban terrain. Boundary Layer Meteorology 54: 249-276.<br />

85. Schmid HP., 1994. Source areas for scalars and scalar fluxes. Boundary-Layer<br />

Meteorology 67(3): 293–318.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 77<br />

86. Schmid HP., 1997. Experimental design for flux measurements: matching the scale<br />

of the observations to the scale of the flux. Agricultural and Forest Meteorology,<br />

87: 179-200.<br />

87. Spronken-Smith RA., 2002. Comparison of summer- and winter-time suburban<br />

energy fluxes in Christchurch, New Zealand. International Journal of Climatology,<br />

22, 979-992.<br />

88. Sievers U and Zdunkowski G., 1986. A microscale urban climate model. Beitr.<br />

Phys.Atmosph. 59, 3-40.<br />

89. Stull RB, 1989. An Introduction to Boundary Layer Meteorology. Kluwer<br />

Academic Pub., p. 666.<br />

90. Tejeda MA., 1996. Sobre mediciones y parametrizaciones del balance energético<br />

y la estabilidad atmosférica en la ciudad de México. Tesis doctor en geografía. Fac.<br />

de Filosofía y Letras UNAM, 76pp.<br />

91. Tejeda, MA and Jáuregui E., 2005. Surface energy balance measurements in the<br />

Mexico City region: A review. Atmósfera 18: 1-23 pp.<br />

92. Taha H., 1999: Modifying a mesoscale meteorological model to better incorporate<br />

urban heat storage: A bulk-parameterization approach. J. Appl. Meteor., 38, 466–<br />

473.<br />

93. Tanner BD., 1988. Use requirements for Bowen Ratio and eddy correlation<br />

determination for evapotranspiration. Proc. of the 1988 Speciality Conf. of the<br />

irrigation and drainage division, Am. Soc. of Civil Engineers. 11p.<br />

94. Velasco E, Pressley S, Grivicke R, Allwine E, Molina LT, Lamb B. 2011. Energy<br />

balance in urban Mexico City: observation and parameterization during the<br />

MILAGRO/MCMA-2006 field campaign. Theoretical and Applied Climatology<br />

103(3–4): 501–517.<br />

95. Verseghy DL, Munro DS., 1989a. Sensitivity studies on the calculation of the<br />

radiation balance of urban surfaces: I. Shortwave radiation. Boundary-Layer<br />

Meteorology 46: 309–331.<br />

96. Verseghy DL, Munro DS., 1989b. Sensitivity studies on the calculation of the<br />

radiation balance of urban surfaces: II. Longwave radiation. Boundary-Layer<br />

Meteorology 48: 1–18.<br />

97. Vesala T, Järvi L, Launiainen S, Sogachev A, Rannik Ü, Mammarella I, and<br />

Nikinmaa E., 2008. Surface–atmosphere interactions over complex urban terrain in<br />

Helsinki, Finland. Tellus B, 60(2), 188-199.<br />

98. Vickers D and Mahrt L., 1997. Quality control and flux sampling problems for<br />

tower and aircraft data. J Atmos Oceanic Technol 14: 512–526.<br />

99. Webb EK, Pearman GI, Leuning R., 1980 Correction of the flux measurements for<br />

density effects due to heat and water vapour transfer. Quart J Roy Meteor Soc 106:<br />

85–100.<br />

100. Weber S and Kordowsy K., 2010. Comparison of atmospheric turbulence<br />

characteristics and turbulent fluxes for two urban sites in Essen, Germany. Theor<br />

Appl Climatol 102: 61-74.<br />

101. Wilczak JM, Oncley SP, Stage SA., 2001. Sonic anemometer tilt correction<br />

algorithms. Bound-Layer Meteor 99: 127–150.<br />

102. Xinmei H, Lyons TJ, Smith RCG, Hacker JM and Schwerdtfeger, 1993.<br />

Estimation of surface energy balance from radiant surface temperature and NOAA


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 78<br />

AVHRR sensor reflectances over agricultural and native vegetation. Journal of<br />

Applied Meteorology 32: 1441-1449.<br />

103. Yang L, 2000. Integration of a numerical model and remotely sensed data to study<br />

urban/rural land surface climate processes. Computers and Geosciences 26: 451-<br />

468.<br />

104. Yoshida A, Tominaga K and Watatani S., 1990-91. Field measurement on energy<br />

balance of an urban canyon in the summer season. Energy and Buildings 15-16: 1-<br />

10.


<strong>Balance</strong> energético atmosférico en <strong>ciudades</strong>: Propuesta metodológica para México 79

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!